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Guía para ligarse a un heterosexual por aleii

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Cuando solía hablar con un compañero acerca del chico nuevo que me gustaba, haciendo hincapié en la dolorosa realidad de que este era hetero, él solía repetir que la única diferencia entre un heterosexual y un homosexual, es un cartón de cerveza.


Y aunque entre mis planes no estaba el abusar de un chico desmayado debido a una gran ingesta de alcohol, al menos me quedaba la ilusión de que siempre había formas más creativas y menos criminales de conquistarlo.


Incluso antes de poder decir con total soltura la palabra homosexual, yo ya solía fantasear con mis amigos más cercanos y me sentía completamente enamorado de los amigos de mis hermanos mayores.


En secundaria, mi primer amor de verdad se encontraba en el equipo de americano. No entendía, como es que había llegado a enamorarme de alguien al que le encantaban las mujeres, es decir los coños, traducción: había demasiada distancia entre nosotros dos.


En el fondo, sabía que en algún momento encontraría a mi Romeo y entonces sería completamente feliz. Pero hasta ese momento, debía diversificar y encontrar opciones para alcanzar mi amor; aunque este fuera heterosexual.


Así que debía hallar el modo de atraparlo; engañarlo de tal modo que creyera que yo lo era todo en su vida y que no había más. Superando exitosamente a todos esos coños entrometidos.


Entre las cosas que NO se debían hacer en mi corta guía para ligarse heterosexuales se encontraban: las suplicas, la prostitución y las violaciones (esto siempre era una mala idea).


Ponerse de rodillas y suplicar no era atractivo (dependiendo de la ocasión), la prostitución era realmente cara y la violación, repito, es un delito.


Así que mis consejos se concentraban en ocho sencillos pasos hasta alcanzar el objetivo y lograr quitarle los pantalones a ese heterosexual que te volvía loco.


Paso #1- Noche de chicos.


El plan consistía en hacer una “noche de chicos”, invitar al hombre en cuestión y a un par de amigos heterosexuales, claro, ninguno más guapo que tú ya que el punto es impresionar y que al final de la noche nadie intente robártelo. Las actividades deben incluir ver películas, beber mucha cerveza, tu cama y el punto clave que es invitar a todos después de las 10 u 11 de la noche; con ese pretexto aumentan las posibilidades de que él tenga que quedarse a dormir.


Y, por mucho que insistan tus amigas en querer ir, no las invites.


 


 


1.-Noche de chicos


Era guapo, endemoniadamente guapo, pero ¿Por qué siempre debía enamorarme del incorrecto?


Aquella noche que nos presentaron, fue pura y simple casualidad. Él, iba en compañía de su novia, una hermosa chica de cabello castaño. Él, un obsceno chico, de desordenado cabello rubio, ojos azules y semblante lascivo.


¡Era la lujuria en persona!


Yo, un pobre terrestre, con recién cumplidos los 20 años, no me quedo otra más que mirar.


Mirarlo largamente a la distancia, con el claro entendimiento de que aquel hombre jamás podría ser mío.


El tiempo paso, y yo volví a la normalidad. Incluso tuve un par de affaires con unos chicos de un antro y me olvide del hombre que podía ser el amor de mi vida.


Pero el destino solía ser realmente cruel, así que un tarde de verano, saliendo de mis prácticas, me lo tope, de pura “casualidad”. Él iba saliendo de una tienda. Por un momento, pensé que aquella jugada de la vida no iba a pasar de aquello, que él no podría reconocerme y ya.


Pero no ¡oh, no señores!, aquel hermoso chico me reconoció ¡sí!, incluso se detuvo, sonriendo y moviendo eróticamente su cabello, se acercó y saludo.


-Eres el de la fiesta ¿no?, este… ¿Rodrigo?


Por unos instantes me quede mirándolo, sin articular palabra alguna. Pasados un par de minutos, él, Mauricio, puso cara de “¿A este que le pasa?” y cuando estaba por alejarse, seguramente diciéndose a) quizás era el tipo incorrecto o b) este seguro tiene retraso, por fin pude reaccionar.


Sonreí, e intente mover mi cabello de la misma forma que él.


-Ahhh, sí, soy Rodrigo, lo siento es que no te había reconocido-mentí


Mauricio suspiro, pasando ambas manos por entre su cabello


-¡Chico, sí que tardaste!, por un momento me hiciste creer que me había equivocado.


-Lo sé, pude ver tu expresión


-Y dime ¿Qué haces aquí? ¿Vives cerca?


-No, mis prácticas quedan cerca de este lugar ¿y tú?


-Vivo a unas calles, pero pase por un café-y señalo el termo dorado que llevaba entre las manos-no puedo vivir sin él


-¿Sin el termo?-bromeé


Mauricio comenzó a reír y a mí no me quedo más que quedarme embelesado, mirándolo.


-Sí, bueno, esto es de mi ex –comentó-pero se me hizo un hábito llevarlo


-¿¡Ex!?-pregunté con demasiado interés, sin ya poder fingir un tono más adecuado a la situación, como uno triste o uno que le hacía entender que comprendía a la perfección su dolor.


-Sí, colega, como dije es de mi ex –afirmó- la verdad ya estoy cansado de las mujeres ¿tú no?


Asentí


-Pero bueno, basta de hablar de eso, mejor cuéntame ¿Qué Santiago piensa hacer otra fiesta?


Note como mis ojo se iluminaban ¿Cómo se me había olvidado?


-Ah, sí, algo escuche de eso


-¡Vaya que si ese hombre hace buenas fiestas!-exclamó entusiasmado-entonces supongo que te volveré a ver ahí


Me encogí de hombros


-Supongo


-Bueno, será una noche de pura testosterona ¿no?, parece ser que también termino con su novia y no tiene muchas ganas de invitar chicas, así va a estar algo flojo el ambiente pero supongo que por una noche no está mal


Sonreí


-Nada mal


-Rodrigo, fue un placer volver a verte-dijo, tendiéndome la mano-nos veremos en una semana colega


-Ahí nos vemos


En aquel apretón de manos, podía ver una pequeña fisura en aquel chico, una pequeña probabilidad de terminar liado con él y no morir en el intento.


Eso, además de la aspereza de su piel y la fuerza con la que estrechaba.


Suspire, pensando en todas las posibles oportunidades de ser estrujado por aquellas manos.


Vaya posibilidades.


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