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Pwal (HunHan) por byeongari_me

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La noche en Haití es cálida, húmeda, pero a veces muy fría, helada y gélida. Ahí se encontraba Lu Han. Pero en él residía una pequeña chispa de ese 'algo', algo que alegraba, algo que hacía sonreír a cualquiera. Él dentro de sí mismo, había algo que provocaba en sus labiales se dibujaran con dulzura una sonrisa de oreja a oreja.


-Por aquí está bien... No... ¡Mejor más allá!-. Dijo haciendo constantes venias disculpándose por su propia torpeza al elegir los lugares equivocados para los muebles, pero al contrario de todo lo pronosticado, con esa radiante sonrisa, LuHan seguía regalándola a los hombres de uniforme azul que se encontraban en su mismo piso ayudándole en la mudanza. No para ellos precisamente, si no lo que ellos hacían, lo que significaba para él y lo que significaría para su novio, o al menos así lo creía.


-¿Está seguro de lo que hace?-. Dijo el casero del piso de aquel lugar, preguntando al joven de la sonrisa tan infantil para su edad.


-¿Le parece precipitado?... Sí, creo que sí-. Lu Han dejó salir un suspiro observando cómo lentamente colocaban los muebles en la habitación. -Soy un idiota enamorado-. Mencionó sin vergüenza de qué los demás pensarían de él.


En la mente de Lu Han transcurrían demasiados pensamientos, mientras sus manos estaban ocupadas limpiando y ayudando con los muebles, sus pensamientos lo llevaban a ver el rostro de su amado Se Hun, dibujando una sonrisa y creando a la vez un suspiro.


-¿Eh?... -. Paró de hacer lo que hacía sorprendido de sí mismo por aquel suspiro.


¿Qué era lo que le pasaba?. Hasta ahora en su corazón solo podía guardar amor para su novio. Pero no podía encontrar motivo para aquel suspiro.


Ya era de mañana.


Era 'el gran día' para Lu Han. La mañana era preciosa, el sol irradiaba leves rayos de sol que al simple toque transmitían un ligero calor suave y cálido para el cuerpo. Los pájaros trinaban de una manera especial, como si supieran aquel plan del joven. El día dónde Lu Han le propondría a Se Hun vivir juntos en aquel lugar.


Sin esperar más, su corazón saltaba de alegría al pensar en la reacción del amor de su vida. Frases como: «¿Qué dirá? », « Ya quiero ver su rostro de emoción», recorrían su mente. Tomó su celular y comenzó a escribir un mensaje para Se Hun:


-'Amor, ¿cómo estás?, ¿has comido?. Adivina, te tengo una sorpresa.


Hannie'-. Con su típica sonrisa emocionada se lo envió, aún ignorando cualquier cosa que respondería. De todas formas, él estaba decidido a hacer cualquier cosa por el bien de su relación.


¿Cuánto tiempo había pasado?, ¿10 minutos?, ¿20?, ¿30?, ¿40?. No, más de una hora. El mayor se movía constantemente en su cama, dando vueltas, giros, hasta saltos en la espera de la respuesta de su amado. Enredándose a sí mismo en las sábanas, observó su dorado, brillante aunque algo antiguo reloj en la muñeca de su brazo izquierdo. La hora primera hora de las clases de Se Hun habían acabado hace veinte minutos. Lu Han dio un ligero suspiro de preocupación, aunque tal vez era algo demasiado repentino, abrió su celular nuevamente pero al contrario de enviar un mensaje, directamente le llamó.


'Tac, tac, tac', golpeaba constantemente en el velador café antiguo tallado a mano, que se encontraba al lado de la cama, esperando la respuesta a su llamada. -¿Estará ocupado?-. Terminó la llamada sin haber podido oír aquella voz que le causaba una especie de corriente eléctrica en su corazón.


Pasaron así los segundos, los minutos, las horas. Llamada tras llamada, finalmente Se Hun respondió el móvil.


-Se Hun, ¿estás bien?, ¿dónde estás?, ¿por qué no me respondiste?-. Dijo Lu Han preocupado. Aunque sonara un poco hostigante, algo en él presentía algo malo.


-Ah... Hola, estoy saliendo de la Universidad-. Respondió Se Hun con una voz gangosa, desganada y agitada, como si hubiera perdido muchas fuerzas. Mencionó las últimas palabras dejando salir un suspiro muy largo.


-¿Sí?, entonces voy para allá, no te muevas de ahí-. Lu Han tomó sus abrigo, abrió la puerta y salió corriendo del lugar.


Mientras corría a toda velocidad pensaba en lo ocurrido, había algo en él que no le cuadraba, ¿la respiración agitada?, ¿la voz gangosa?. Sus pensamientos se terminaron ahogando cuando se dio cuenta que había llegado. Miró la puesta de la Universidad, buscando con su mirada al surcoreano.


- 'Llamamos a los muertos, ellos responden, llamamos a los vivos, no responden', ¿qué es?...-. Una mujer haitiana hablaba en idioma típico y más originario de Haití, caminando junto a su pequeño hijo, entreteniéndose con la adivinanza. Aunque la voz de la mujer era calmada y con alegría, las palabras de la 'adivinanza' eran algo escalofriante y producían cierto temor, al menos para una persona que no era naciente de Haití. Lu Han miró a aquella mujer, algo intrigado por aquella adivinanza, cuando una mano de pronto se puso en su hombro.


-Estoy aquí-. Dijo Se Hun sin haber cambió en su tonalidad de la voz gangosa.


Lu Han observó a su novio, más flaco de lo acostumbrado, la palidez de su rostro no era normal; pero aún así con las fuerzas que le quedaban, empujó un poco al menor, desequilibrándolo por un momento con un fuerte abrazo como si no lo hubiera visto en años. El tiempo corría mientras estaba en los brazos de Se Hun. Lu Han como siempre, con una cálida sonrisa condujo al menor a aquella sorpresa la cual tenía planeada.


-¡Amor!, mira aquí viviremos los dos-. Lu Han mencionó al abrir la puerta para su novio, quien para al contrario, para sorpresa suya ni siquiera le regaló una mirada cariñosa o de agradecimiento. Sencillamente abría todas las puertas buscando algo.


-Se Hun...-. Continuó hablando Lu Han, al ver como su novio se acostaba en la cama del dormitorio, sin dejar salir ninguna palabra de sus pálidos labiales.


Lu Han sencillamente, fue caminando tras su novio, acostándose a su lado. Acomodando sus delicados cabellos castaños, acariciando sus mejillas, bajó suavemente su mano a los labios del menor, tocándolos, sintiendo como su temperatura era fría, como si una ventisca helada hubiera pasado sobre ellos dejándolos completamente secos. Acercó un poco sus propios labiales a los secos del contrario y humedeciéndolos con un beso, con la tristeza del pensamiento 'lo estoy perdiendo' alcanzó a hablar antes de caer en un profundo sueño.


-Te amo-.


« 'Llamamos a los muertos, ellos responden, llamamos a los vivos, no responden' ».


Lu Han se despertó de un salto, levantándose de la cama, tras aquellas palabras que estaban rondando su mente aún de dormido.


-¿Se Hun?... -. Miró el lecho donde habían dormido ambos, el cual sin incluir a Lu Han, se encontraba vacío.


Lu Han sintió un cosquilleo vino desde su cintura hasta su cuello, algo que no sabía si identificar como 'miedo', pero nada cambiaba el hecho de que la situación no era la misma de antes, no era normal. No solo pensaba así porque había sido la primera vez de que su novio se había ido sin avisar o por la falta de emoción por la 'sorpresa', o de que había dejado olvidado el móvil en el velador, tantas cosa que le invadían en pensamiento, pero no era ello lo que lo acaparaba completamente su mente, si no el simple hecho de recordar la sensación de los labios de su novio.


Tan fríos como los de un muerto.


« 'Llamamos a los muertos, ellos responden, llamamos a los vivos, no responden' ».


Nuevamente una extraña sensación en él, un escalofrió recorrió su todo su cuerpo, recordando esa frase, como el día anterior salió en una búsqueda apresurada de su amor.


¿Tal vez en su Universidad?, ¿la plaza central?, ¿su antiguo departamento?, ¿la tienda de ropa?. El mayor buscó en todos los lugares posibles sin resultado alguno. Todo tipo de ideas se cruzaban por su mente, a punto de darse por vencido quiso ir a pedir ayuda en la policía, pero no lo logró ya que él bien sabía que para declarar a una persona desaparecida se necesitaban mínimo 48 horas de la ausencia de la víctima. Aunque tal vez era muy paranoico de su parte, pero algo de él le decía que no estaba bien.


Finalmente, como un rayo de luz, vio a su amado no tan distante de él. Corriendo hacia él con todas sus fuerzas gritó su nombre; pero aquel hombre con forma tan parecida a su novio no hizo el más mínimo caso, dejándolo atrás, siguiendo a un hombre de mediana edad quien con sus ojos fríos se dio la vuelta para mirar a aquella persona que había gritado 'Se Hun'.


Lu Han se paralizó, puesto que al ver a ese hombre un largo adormecimiento recorrió en el, pero nada hubiera sido eso, si no ver que la persona de alado también se había dado a vuelta. Efectivamente se trataba de su amado Se Hun, pero su aspecto era totalmente distinto. Tenía un aspecto deplorable, un cuerpo técnicamente cadavérico, se movía con movimientos torpes, pero lo que penetró los ojos de Lu Han, fue aquella mirada, no era la misma mirada llena de cariño de antes, si no que era una mirada sumergida en un gran abismo vacío.


Con más fuerza que antes, aunque ni él mismo sabía de dónde las sacó. Lu Han corrió directamente a donde estaban ellos; pero algo pasó. Una manta obscura cubrió su vista y sintió como una mano le cubría la boca, dejándolo inconsciente a merced del que le haya hecho eso.


La inconsciencia del sueño provocado, aún en él, seguía aquella frase:


« 'Llamamos a los muertos, ellos responden, llamamos a los vivos, no responden' ».


-¿Dónde estoy? -. Dijo Lu Han despertando del sueño, recordando, observando a todos lados, desconfiado de lo más mínimo.


-Eres bienvenido... A la casa del Bocor-. Hizo una ligera venia dejando salir una sonrisa. -Soy el sirviente principal. ¿Lu Han?, ¿no me equivoco verdad? , Te he estado observando...


Bueno, a ti no... Espero no te moleste, observaba a tu amigo Se Hun-. Ignorando la presencia del contrario se rió en frente de él.


-¿Qué sabe de Se Hun y de mi?... ¿Dónde estoy?, ¿por qué estoy aquí?-.


- 'Llamamos a los muertos, ellos responden, llamamos a los vivos, no responden' , ¿se te hace familiar?. Esa es una adivinanza infantil, típica de aquí... ¿Sabe la respuesta?-. Indicó el sirviente.


-¿Qué sabe de Se Hun y de mi? -. Volvió a repetir Lu Han.


-Está bien... Está bien... Lo sé porque mi amo me lo digo. No sé mucho, lo que sé es la verdadera respuesta a la adivinanza-. Le sonrió fríamente.


-¿Dónde lo tienen? , ¿por qué él está así?-. Dijo molesto ante los gestos del contrario.


-'Zombie'... Esa es la respuesta, tal vez te parezca algo tonto, pero esa es la respuesta que buscas, la de la adivinanza o bien... Qué le pasa a tu amigo. ¿Entiendes?-.


-¿Qué? -. Lu Han se levantó de su lugar buscando la salida. -Ahora terminé hablando con un loco-.


-Los zombies son tan reales como tu nariz-. Dijo en tono bromista. -¿No lo crees?, ¿de dónde eres?. Los zombies no son como esos que dramatizan en las películas. Los verdaderos son pobres hombres a los cuales se les destroza el cerebro poco a poco mediante veneno. Aquellos, los verdaderos, son los que están en un estado de trance, en medio de la vida y la muerte. Vivos o muertos, no se puede definir, son los 'esclavos del dolor', del Bocor que los convierte-.


-...-. Algo extraño en Lu Han que hacía que oyera las palabras de aquel hombre, ¿el amor? O tal vez, ¿la desesperación por volver a tener a su amado? Nadie lo sabía.


『 Rin 』


 


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