Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sólo llámame Shintarou por mary chan21

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tardé un poco en actualizar, pero espero que les guste lo que traje nwn

acabé dividiendo esto en dos, el próximo será en el parque de diversionas y se viene la fiesta

abajo hay más notas!

Apenas habían llegado al encuentro de básquet y Takao ya tenía más que claro que él sería el ganador. Apenas llegó, fue directo donde Aomine y Kagami, y tras un saludo rápido (y soportar un par de brusquedades contra su lastimada persona, que casi le hicieron reconsiderar no dejar consentirse por su Shin-chan) empezó a provocar a las fieras:

—…y es por eso que la última junta no fue un desempate ni nada~

—P-Pero… ¡yo le gané! —vociferó Taiga, evidentemente ofendido por que Takao no reconociera su victoria. Tsk, increíble que sólo por acabar estrellado contra el suelo no supieran decir que ganó muy genialmente… ok, quizá no lo último, pero venció al imbécil de Ahomine, que era lo que contaba.

— ¿Según quién? Casi nadie estaba mirando, Dai-chan ni le dio importancia y yo, la única persona que lanzó tan maravilloso pase —justo al medio de ambos, para ver quién rayos la agarraba primero— y que te vio encestar, digo que eso no basta para desempatar~ Además, no le ganaste: fue un empate —Ok, esto último era mentira. Pero de seguro ninguno de esos cabeza de hamburguesa recordaba bien un partido de hace al menos tres sábados, teniendo en cuenta que casi a diario jugaban.

— ¡¿Qué?! No, esto es inaceptable, ¡juraba que fue el desempate y nadie me dijo nada! —Pobre Kagami, víctima del malintencionado Kazunari. Por lo visto, bastaba apenas unas cuentas bravatas estúpidas para que ni se diera cuenta de que poco importaba ese juego teniendo en cuenta que le habían seguido muchos más, y que ya ni tenía relevancia porque volvieron a estar desiguales. Y –suerte para Takao- Aomine era tan despistado que tampoco tenía idea de ello. Doble de suerte para escorpio, porque ni Momoi ni nadie que llevase la cuenta de sus one-for-one estaba allí cerca.

Hasta oha-asa estaba de su parte.

—Pues ya ves, Tai-chan~ Esta vez tienes otra oportunidad

—No sé, Kuroko ya ni quiere saber de nuestros uno contra uno…

—Sí, Tetsu y Satsuki andan insoportables con que debemos tener algo más que esas citas y no sé qué —se quejó rodando los ojos el peliazul, completamente ajeno a la gran cantidad de posibilidades de actuar que le abría a Kazunari con esa respuesta. Ni cuánto le costaba contener su sonrisa por ello.

— ¡Pero no tienen por qué preocuparse! Yo les ayudo, si me dejan unirme a ustedes ahora para la división de a tres — ¿Estaría mal aprovecharse de que con los puros sentimientos de Kise para propiciar su inconsecuencia? Quizá, pero ese rubio (por lo que podía divisar desde este extremo de la cancha) ya casi convencía a todos de que se jugara de a cuatro pero sin sorteo, sino con quien quisieran… Y como nadie quería escuchar su llanterío con lo de su Kurokocchi de nuevo…

El poder de persuasión de Ryou-chan es deprimente, observó, ligeramente entretenido a su pesar, y no tiene idea de cuánto me ayuda con esto…

— ¡Claro! Ahora es mi turno de ganar —contestó Kagami por ambos, con una de sus típicas sonrisas enérgicas.

Eran pocos los que habían asistido a esta hora. Aparte de la Kiseki no sedai, Kuroko, Kagami, Himuro, Imayoshi, Teppei, Hanamiya, Miyaji-senpai, Kasamatsu, Sakurai, Mibuchi y él mismo, nadie más. Y sí, no eran pocos, pero básicamente ningún equipo completo. Creía poder llevar a cabo su plan incluso con ellos, era sólo que le inquietaba cierta mirada que venía desde la allí… Una que le daba escalofríos. Y no, no era la de Akashi- que también-, sino que la de su aterrador compañero de equipo y sus ojos libidinosos. Bueno, la de él y la de Imayoshi, porque por alguna X razón sentía que ese sujeto también lo sabía todo. Y ¿por qué no? La de Hanamiya también, porque ya tenía más que suficiente de dolor por un largo tiempo, muchas gracias.

Siendo sinceros, estaba aterrado. Akashi de por sí era un impedimento peligroso en su plan, y sumarle tantos factores de riesgo a este sería un desastre…

—Takao… Takao, no me ignores cuando te hablo nanodayo

— ¿Eh? — Desconcentrado por las inesperadas turbulencias sociales, parpadeó confundido al notar al peliverde a su lado. Vio que más allá el dúo idiota ya había iniciado su duelo, y que Kise ya asfixiaba con un abrazo a un Kuroko más o menos azulado. Momoi conversaba con los de su equipo, exceptuando a Imayoshi, quien aunque le hablaba seguía mirando en su dirección con una sonrisa inquietante. Tan perturbadora como las otras tres que tampoco se le apartaban, como sospechando cosas de él. Malditos psíquicos. — Lo siento, Shin-chan, ¿qué pasa?

—Lo logré. Le dije a Akashi que invitara a Hayama, y lo logré nanodayo

— ¿Hm? ¿Qué cosa? —alzó una ceja, sintiendo cierta incomodidad extenderse por su vientre.

—Somos 17. Uno no juega, o en el mejor de los casos de turna. Pero tu caso no es el mejor nanodayo, así que…

Mierda. Mieeeeerrda. Maldito Shintarou. Iba a castrarlo con las tijeras que Akashi le había quitado a él, claro que sí. Y de paso le arruinaría las cuerdas vocales, para que no pudiese volver a provocarle erecciones con su voz. Y mejor lo cortaba entero, porque en serio le gustaba todo de él, pero ahora se le había adelantado y jodido todo su improvisado plan… ¡Y tenía el descaro de verse tan relajado mientras se lo contaba! Como si hubiese hecho su buena acción del día, como si con “salvarle” del desgarrador dolor de un partido fuese a compensar todas las situaciones anteriores en que le cautivaba, le hacía enfadarse, y demás.

Esta se las iba a pagar. Habría que volver a improvisar, pero se vengaría.

—Shin-chan… ¡¿cómo pudiste?! —Oh, iba a disfrutar esto. De seguro incluso sin su vista de halcón sabría que la pandilla de chismosos se había girado ya hacia ellos nada más escuchar su dramático berrinche. Quizá los que no le conocían tanto acabarían por catalogarle como el enano chillón, pero poco importaban ahora, cuando la prioridad era fastidiar a Midorima y conseguir el apoyo de las masas del cotilleo. — N-No… ¡jamás lo esperé de ti! ¡Tú, que dices ser mi mejor amigo!

—Yo nunca he dicho tal cosa nanodayo, además, sólo…

— ¡Nada! ¿Cómo puedes apartarme así, y en mi cumpleaños además? —jadeó, fingiendo una incredulidad que segundos antes sí habría sido sincera.

— ¿Qué ocurre, Kazunari? —indagó suavemente Akashi, todavía con la mirada calma aunque viéndose un poco interesado. Y Takao rogó, rogó a todos los dioses y a oha-asa que su yo absoluto y adivino no presintieran la realidad detrás de su ridícula actuación.

— ¡Shin-chan no quiere dejarme jugar! —anunció, sorprendiendo a todos en general.  Y es que, en esta clase de situaciones lo mejor era decir la verdad –o parte de ella, la conveniente. Al principio quiso ganarse un lugar con el dúo cabeza de básquet porque eran más simples y fáciles de persuadir, pero ahora que incluso su juego estaba en riesgo más valía ganarse al que pudiera. Total, su adorado escolta y su vergüenza encantadora ni podrían revelar sus nobles motivos, duh~— Y-Yo… tenía mucha ilusión de jugar con ustedes, y Shin-chan no quiere dejarme jugar…

—Eso es ridículo —soltó de inmediato Aomine, frunciendo el ceño de una manera espectacular— Es su cumpleaños y lo organizamos por él, Midorima, no seas aguafiestas

—Aomine tiene razón. Me decepcionas, Shintarou —Por lo visto las personalidades de Seijurou no acababan de estar sincronizadas ni en todo su esplendor, pero al menos compartían una opinión coherente –y errada- : Midorima era ridículo.

—Midorima-kun a veces puede ser muy poco razonable e ilógico. Y digo eso ignorando su actitud con los horóscopos

— ¡No le hagas caso, Takaocchi! Él no decide si juegas o no —Como siempre, el bueno e ingenuo de Kise estaba de su lado. Y todos en realidad, por las caras indignadas que traían.

—N-No es que no tenga motivos —Ah, casi le daba pena ver a Shin-chan así, conteniendo su angustia e impotencia para dar explicaciones— Los hay pero… son personales nanodayo. Deberían de hacerme caso y encerrar  a Bakao en su cuarto o algo así-

— ¿Te estás escuchando, Midorima? —Interrumpió incrédulo Kagami— Ni aunque tu horóscopo ese te lo diga tendrías por qué hacerle tonterías a Takao en su día –tal vez el resto del tiempo, pero no hoy, hombre

—… gracias por el apoyo, Tai-chan —musitó frunciendo los labios Takao.

—De nada. El punto es que hay que hacer que disfrute, ¿verdad? —Insistió algo aturdido el pelirrojo, como abogado defensor principiante— Si no quieres jugar con él dilo, igual iba a ser de nuestro equipo, ¿verdad, Ahomine?

—Uh…sí, claro —asintió este, rascándose la cabeza por la confusión. Se le hacía raro que Midorima se contuviera con revelar las grandes razones capaces de arruinar el cumpleaños de alguien. — Son equipos de cuatro, ¿no? Tetsu, únete a nosotros

— ¿Q-Qué? Pero si Bakao va a jugar, yo…

— ¿Tú? —le instó a continuar Kazunari, cruzado de brazos burlonamente. Era bastante lindo ver el rostro desencajado de Shintarou, su desconcierto ante la actitud desafiante que mostraba. Y es que, no planeaba mostrar su colaboración habitual con Shin-chan hoy, obvio que no: tal vez no lo pareciera, tal vez nunca su luz se enteraría del bochorno que le causó todo lo de ayer, pero si conocía apenas mínimamente lo que se decía sobre el rencor de un escorpio entonces debería de entender de que no le perdonaría –quién sabe- jamás por la vergüenza de ayer. Takao estaba decidido: no le permitiría volver a hacerle pasar vergüenzas. Daba igual si su cadera reclamaba en contra de esta absurda venganza,  si el peliverde se enojaba todavía más con él, al menos por hoy no iba a seguirle el juego en nada. Era su día.

—Yo…nada importante nanodayo —murmuró derrotado. Y Takao quizá nunca sabría que Shintarou no iba a comentar nada de las razones de por qué no jugaba o por qué él se oponía… Todo lo que Midorima había querido decir antes se limitaba a “Pero si Bakao va a jugar, yo… quiero ser su compañero de equipo”.

Ese fue el primer gran regalo que Kazunari se perdió esa tarde.

***

Si Takao era un tramposo o no, Midorima bien podía afirmarlo: el muy descarado, pese a haberle prometido esa misma mañana que olvidaría la piscina, había guardado en su mochila dos bañadores (uno para sí mismo, otro para su amargado y aguafiestas Shin-chan) y para colmo acabó yendo de todos modos. Oh, casi obligándole a acompañarle, para más desgracia.

— ¡Shin-chan! ¡Deja las cosas por aquí, quiero estar cerca de los toboganes! —…Bueno, en realidad lo único que hizo Kazunari fue avisarle como si nada que se iría a la piscina con el equipo. Pero evidentemente el solo hecho de decirlo era suficiente para que él fuera, por estar así de preocupado. Es decir, para tomar responsabilidad por lo de anoche, y evitar catastróficas situaciones como que Takao se desmayara, lo llevaran al hospital y tras una revisión descubrieran lo que ocurrió el día anterior…

Oh, no podía permitirlo. Sólo por eso tenía que usar este llamativo (y estúpidamente corto) bañador naranja que le trajo el pelinegro. Y por ende soportar las burlas de los demás.

— ¡Pft! Parece que en serio le gusta parecer zanahoria todos los días del año —comentaba disimuladamente Aomine al oído de su pareja, teniendo incluso el descaro de señalarlo. Y claro que el idiota de Kagami tampoco se esforzaba por guardar apariencias con esa sonrisa.

Púdranse lejos de aquí, pensó con desagrado Midorima, maldiciendo tanto a esos imbéciles como a su catastrófico y atrae-calamidades color de cabello. Ni el peliazul ni el as de seirin tenían por qué estar aquí, considerando que sólo Shutoku vendría, pero el malintencionado de Takao les permitió acompañarlos. Y que conste, si Shintarou no dijo nada para evitarlo fue sólo porque esos cabeza de hamburguesa cargaron a Takao parte del camino (mientras menos caminara, mejor según él).

—Chicos, no molesten a Shin-chan~ No es culpa suya parecer un tubérculo avinagrado —lo “defendió” el base, aunque sin poder evitar resoplidos divertidos  mientras hablaba, haciéndole fruncir el ceño. Más de lo que ya estaba.

—No, es tu culpa nanodayo —replicó, con las ganas de amarrarlo y amordazarlo en crescendo. Si quería nadar, que fuese atado, y que se ahogase de paso, para que así  él no tuviera que volver a cuidar de ningún idiota en el futuro. — Pudiste avisar que acabaríamos viniendo, para traer mi traje de baño al menos

O para secuestrarte de una vez por todas, y  evitar que vinieras, añadió sombríamente para sí.

—Toda la culpa no la tendrá Takao, hombre —Ootsubo le palmeó la espalda, más para retenerlo que para tranquilizarle, y con una sonrisa cansada le ayudó a organizar las cosas en el sitio que quería el base, quien ya estaba con Aomine y Kagami a la orilla de la piscina. Junto a ellos, Miyaji tomaba un batido de piña y Kimura preparaba pistolas de agua…

La palabra piñas era peligrosa (daba igual que no fuese la fruta entera, incluso batida debía ser aterradora en manos de Miyaji) y la presencia de las pistolas ya pronosticaba intranquilidad para el futuro, así que Midorima se alegraba de contar –al menos- con alguien sensato como Ootsubo, quien al parecer ya sospechaba de su actitud y de la de Kazunari. Ojalá le ayudase a controlarlos por cualquier locura.

— ¡Yo voy arriba, yo arriba!

— ¡¿Huh?! Me niego a cargarte, grandísimo imb-

— ¡Urusai, Ahomine!

…Ok, las únicas locuras que quería frenar eran las de su sombra. No iba a perder el tiempo intentando nada con el dúo cabeza de baloncesto. ¿A él qué le importaba si Kagami se partía la cabeza por subir a los hombros de Aomine con tal de jugar una estúpida batalla de agua? Qué pena, que oha-asa guarde a tan buenos rivales.

— ¡Miyaji-san, súbeme también!

—Tch sólo por esta vez, ¿entendiste? ¡Vamos a ganarles a estos idiotas!

Oha-asa, ¿no se supone que estoy en segundo lugar?, contuvo un quejido y las ganas de golpearse contra el suelo. Debía cumplir su palabra, proteger a Takao. Pero el desconsiderado halconcito se lo estaba poniendo demasiado difícil, si pretendía empezar una batalla de agua sobre los hombros de Miyaji. Es más, ¿cómo podía sentarse sobre estos,  si debía dolerle tanto? Ah… si Midorima fuese su novio, le prohibiría terminantemente hacer cosas tan peligrosas… oh, pero como disfrutó hacerle algo más-o-menos-como-novios, ahora debía asumir su responsabilidad y salvarlo, aun si lo traía a rastras y llorando.

Sin detenerse a pensarlo más, con un suspiro abandonó a Ootsubo y fue hasta ellos, y tras un carraspeo consiguió interrumpir la diversión y el típico duelo de miradas.

—Takao, baja inmediatamente nanodayo —exigió con su tono más firme y malhumorado, cruzado de brazos además.

—No quiero~

— ¡Takao! ¡Teníamos un trato para…!

Ni siquiera había acabado de hablar cuando las pistolas de Kazunari y de Taiga dispararon directo a su rostro. Derribaron sus gafas, le hicieron tragar agua… ah, no, la paciencia de Midorima no llegaba a tanto.

—Hm… Midorima, ¿estás bien? —Parecía ser que en medio de todos los demás Kimura era quien más rápido sintió el peligro. Sonreía tenso, y por las dudas se aferraba más a la pistola que aún no utilizaba. Presentía que tendría que usarla por defensa propia en cualquier momento. O no, y huir hacia seres más razonables y confiables, como su capitán.

—Por supuesto nanodayo. Es sólo que no deja de sorprenderme lo infantiles que pueden ser —explicó con tono sosegado, mientras limpiaba distraído los cristales con el borde del bañador y después se los acomodaba de nuevo. — Takao, parece que ni creciendo puedes madurar como tu edad lo exige

—Madurar es para frutas —replicó Miyaji, a quien se le había antojado defender al base de la nada, con toda la sabiduría que le brindaron durante toda su vida las piñas. — Déjalo divertirse, Midorima, ¿qué daño hace?

Dejándome de lado con respecto al daño físico, psicológico y por poco financiero, daña a su trasero. No puede ser que con diecisiete tenga que cuidarte literalmente el culo.

—Takao necesita madurar más que cualquiera aquí presente nanodayo. Bueno, no más que algunos —se corrigió solemne, lanzando una gélida mirada a la pareja problema. — pero lo suficiente como para estar incordiando ahora mismo. Así que sé pacífico y baja de una vez, ¿entendido?

— ¿Qué? Claro que no, Shin-chan —resopló indignado— Ya te lo dije, ¡no voy a renunciar a nada en mi cumpleaños! —declaró, en una ridícula pose triunfadora allí en lo alto.

—Con que esas tenemos nanodayo…—murmuró para sí, malas vibras ya comenzando a liberarse. Enfadado, completamente defraudado de la irresponsabilidad de su compañero, le arrebató de un tirón el arma a Kimura y apuntó. — Bájate de una vez, Takao. Hoy no estoy para tus juegos.

El moreno tragó audiblemente por los nervios, mas no por estos apartó sus ojos de los verdes que tenía enfrente, ahora mirándole desde más abajo que lo habitual. Este podría parecer el típico enfrentamiento diario que tenían, pero nada distaba más de ello en este instante, y ambos lo sabían. Kazunari quería darlo todo en este segundo round. Y lo mejor es que se sentía capaz de hacerlo, ahora que ni tenía que correr con sus propias piernas, casi hechas polvo después del encuentro de básquet. Y además, se sentía genial mirar desde arriba a Shin-chan, en serio~

—Miyaji-san, ¡ataca!

— ¿Q-Qué...?

Lamentablemente, Shintarou esperaba un duelo limpio –o no tan limpio, por la condición de su sombra- pero el base no quiso darle nada parecido: prácticamente escudado detrás de la cabeza del rubio, disparaba directo a su corazón –es decir, hacia su pecho, ni que fuera una batalla de verdad. — Takao, ¡pelea como hombre! —le regañó, sin atreverse a dispararle por temor de darle a su senpai en su lugar. Porque maldición ¿quién quería darle a alguien tan aterrador como Miyaji conociendo varios tipos de consecuencias? … Y eso que él ni le tenía miedo, que conste. Él sólo era alguien razonable y cuidadoso, y no veía el punto de provocar a una bestia.

—Peleo como hombre herido, Shin-chan —devolvió, haciéndolo palidecer y apretar los labios. Claro, esto era justicia. Justicia tomada por la mano de un hombre –de un escorpio rencoroso y lleno de ansias de venganza por no poder luchar como quería.

El resto les observó con evidente confusión, excepto Kiyoshi, más concentrado en adoptar una pose defensiva con Takao encima que preocupándose por incomprensibles secretitos luz-sombra.

—Pues entonces… te derrotaré como un verdadero hombre justo nanodayo —declaró, apuntándole e intentando con todas sus fuerzas no pensar en la lluvia de piñas que le llegaría si fallaba el tiro. Kazunari utilizaba un brazo para aferrarse al rubio por debajo del cuello, y mantenía las piernas firmemente rodeando su cintura; no caería fácil. Para colmo, se apretaba contra el cuerpo del otro, y apenas asomaba su cabeza por sobre la de Miyaji. Darle no sería para nada sencillo, pero…— Mis tiros nunca fallan, Kazunari

Dicho esto, disparó. Y lo siguiente que supo Takao, es que había caído hacia atrás y el agua por mucho le rebasaba el cuello.

— ¡Takao!

Aturdido, el pelinegro trató de sacar un brazo por encima, para aferrarse a algo, a lo que sea, pero otro cuerpo cayó encima dándole un codazo directo a las costillas, probablemente el bruto de Miyaji. El cloro de la piscina lastimaba sus ojos, y el férreo agarre del mayor para que lo sacara no eran de gran ayuda, pero de alguna forma –con el dolor de sus caderas- tuvo que hacer otro esfuerzo y levantarse con Kiyoshi a cuestas, aferrado a su cintura en un abrazo cuasi-asesino. Tosió confundido, mirando incrédulo a su Shin-chan… ¿cómo rayos consiguió derribarlos con un mísero chorro de agua?

—Takao, ¿estás bien? —Kagami estaba ya a su lado, tirando de Miyaji para que lo soltara.

— ¡Cuidado con la pelota a la próxima, maldición! —protestó Aomine un poco más allá, y brindándole la respuesta de paso: unos chicos –los que ahora regañaba el peliazul- fueron los responsables de que él y su senpai cayeran, por una bola perdida. En cambio, Shin-chan…

—Kazunari, ¿estás bien?

…Shin-chan parecía no tener ganas ni de ocultar su preocupación. Ahora que Kagami y Miyaji se habían unido a Daiki para intimidar a los pobres muchachos despistados, él era el único que podía deleitarse con tantas cosas a la vez: sus ojos llenos de inquietud, sus manos sin vendas sujetando su brazo, y hasta que lo llamara por el nombre… ah, la caída había valido la pena. Estaba todo mojado y Shin-chan había ganado indirectamente por su caída pero ¿realmente esto era una derrota? Takao no podía sentirlo así, quería seguir disfrutando de esto pese a la vergüenza que vivía desde ayer…

Quizá perder contra Shin-chan no era tan malo…no había perdido en todo con este duelo. Seguía siendo una magnífica y bochornosa tarde… pero…

Aunque me guste mucho, la próxima no será tu victoria, Shin-chan.

Notas finales:

Ok, confieso que gran parte de esto tenía que ver con cuánto quería una escena de pistolas de agua(?) estilo Free! y con instintos ocultos como Aoharu x kikanju (así se escribía?  bueh)

quería acabarlo todo al tercer capítulo, pero en medio de tanto exámen no me dio Dx así que queda más para la próxima

espero que les haya gustado, hasta el siguiente capítulo! >w< recuerden que pueden dejar sugerencias


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).