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For your love. por Furanshisu

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Notas del fanfic:

Espero y les guste. Adentro se encontraran un lemon y unos momentos algos típicos. Pasen y lean. 

Notas del capitulo:

Bueno, perdón la tardanza pero me costó hacer esto y no aumentarlo más jajajaja. Alessacx espero y te guste, aquí está tu oneshot pedido, espero y sigas leyendo el próximo cap. de Mírame, tú eres lo que busco. Nos vemos. 

Esta historia fue hecha con prisa y en un solo día (como siempre xD) por lo que disculpen as fallas ortográficas. 

Las risas se escuchaban por toda la mansión mientras se escuchaban los cuchillos que golpeaba suavemente con los platos cuando cortaban la cena de esa noche. La comida constaba de Hígado de ganso al vino tinto con unas suaves especias a los alrededores y un aromático y delicioso vino añejo.

La amena conversación que mantenían sus tíos con su padre eran tan irreal, confusa y aborrecida para él, siempre se habia preguntado porque en las reuniones se comportaban amablemente entre sí cuando en otros momentos decían cada insulto hacia el otro. Su semblante distante se mantenía en su rostro, a pesar de que sus primos buscaban realizar una conversación, que hipócritas. Todos y cada uno que estaba sentado en disfrutando de los manjares puestas en la mesa eran hipócritas, hasta él mismo. Su labio inferior fue atrapado entre sus dientes, una mordida que reprimía gritarles en sus caras que dejaran de ser tan intolerables y ridículos.

- Mi hijo, fue asignado como presidente por su buen rendimiento, es una bendición ¿verdad Dai?- preguntó una señora de cabellos rojizos recogidos en una alzada cebolla adornada por lo brillos de brillantes de una tiara, sus ojos verdes relucían con una clara declaración de “mi hijo es mejor Masaomi”, era muy obvia la indirecta que le mandaba su tía a su padre. El mencionado desvió su atención a su hijo menor.

- Claro Hana, como todos nuestros hijos- contestó el educado y amoroso de su tío.  Sus ojos azules volvieron a posarse en su tarea de limpiar las mejillas sucias de su hijo, que suerte de sus primos por tener un padre así. Dai Hatchan era un hombre bueno a diferencia de  Hana Hatchan.- ¿Cómo te ha ido Seijūrō?

La pregunta lo descolo por un momento de su añoranzas, ya habia olvidado el motivo por lo que habia preferido a estar en esa cena a estar entre los brazos de la persona que más ama en este mundo, apretó suavemente la servilleta que reposaba entre sus piernas, al parecer alguien de su familia si se habia preocupado porque no habia llegado a probar ningún bocado desde que la cena fue puesta en la mesa.

- Yo…- La voz de Tanaka, el mayordomo principal, interrumpió su discurso bien preparado y ensayado.

- Mi señor, un joven acaba de llegar pidiendo hablar con usted- informo el viejo mayordomo. Masaomi frunció las cejas ante la atrevida interrupción de la cena familia y antes de que diera la orden de no mandar al diablo a quien sea que estuviera afuera, una silueta apareció enfrente de ellos, alguien que el reconocía muy bien.

- Taiga- Se levantó inmediatamente desde que aprecio perfectamente aquella mirada decidida a decirle a su padre de la relación que ambos llevaban. No era el momento y además… ¡él se lo tenía que decir no Taiga! Aunque la evidente preocupación del mayor por lo que pudiera pasar era tan adorable.

- Buenas noches, señores.- saludó Kagami. Su padre y su tía tenían claras señas de enojos, los estirados de los primos del menor miraban con desprecio al mayor, su tío observaba atentamente la mirada que Taiga le dedicaba a su sobrino y bueno, Akashi habia suavizado la mirada. Todos sus miedos se habían esfumados, Taiga era lo que habia buscado para ser feliz. Era su todo.

- ¿Lo conoces, hijo?- preguntó Masaomi.

- Claro, padre.- respondió caminando hasta estar al lado derecho del mayor. Entrelazo sus manos ante la desconcertada mirada de todos.- Él es Taiga Kagami, el hombre que amo.

La confesión produjo el silencio que rápidamente fue cortado por el grito asqueado de su tía. Masomi y Dai se levantaron rápidamente, el primero conteniendo su rabia y el segundo para evitar que su cuñado  hiciera cualquier cosa que en un futuro podría arrepentirse y sobre todo, para que no dañara a su único sobrino.

- ¡¿De qué hablas Seijūrō?!- exigió el señor de la familia Akashi, haciendo que el mencionara se encogiera un poco ante la fuerte voz de su padre recordando muchas memorias de su niñez, entonces el apretón en su mano izquierda, donde mantenía sus dedos entrelazadas con los del mayor, hizo que volviera a la realidad.

- Lo que escuchaste, padre- respondió el heterocromático.

- Señor Akashi- habló Taiga llamándose la atención de todos. Si la mirada retadora de Masaomi, la mirada asqueada de Hana y las miradas de reprobación de los primos de Akashi intimidaron a Taiga, en ningún momento no mostro ninguna señal.- Deseo que me permita salir formalmente con su hijo- pidió. Su voz era tan decidida y varonil que un suspiro estaba siendo reprimiendo por salir en los labios de Akashi, le extasiaba ver en esa faceta al mayor.- Amo a su hijo.

- ¡Ja! ¿En verdad creyeron que venir aquí en pedirme salir con mi único hijo, te diría “claro, sean felices”? ¡Claro que no muchacho estúpido! ¡Eso es asqueroso, dos hombres no puedes amarse!-gritó Masaomi golpeando la mesa con su mano hecha puño.

- ¡Aberración!- expresó Hana, abanicándose por la impresión. Tenía que ser hermana de Masaomi.- ¡Un Akashi nunca debería pasar por estas vergüenzas!

- Habló enserio, amo a su hijo y deseo estar con é…- la frase fue cortada agresivamente por el golpe a puño seco de Masaomi en la mejilla del mayor tirándolo al suelo con el labio partido.

- ¡sáquenlo de mi casa, guardias!- gritó el mayor haciendo que los vigilantes de la seguridad de la mansión llegaron agarrando sin cuidado a Kagami para intentar sacarlo de ahí mientras el menor de edad intentaba quitar a esos hombres para llegar al lado de su novio. Akashi intento acercarse al mayor, por mala suerte su padre rápidamente lo cogió de la mano impidiéndole en ir por su ayuda.

- ¡Taiga, Taiga!- gritó forcejeando del agarre de su padre- ¡Yo lo amo!- el grito resonó seguido por una cachetada. El menor de los Akashi retrocedió con los ojos abierto desmesuradamente, sus manos subieron temblorosas a sus mejillas para desplomarse en el suelo con un silencioso llanto.

- ¡No volverás a verlo!- la promesa cruel de su padre hizo que su mirada acuosa se ocultara de las miradas de burlas de sus primos quienes reían suavemente. “¿ese era por el cual me preocupaba tanto en destacar?” “Soy mejor que él, que patético” “Que asco, que vergüenza para la familia” los susurros infames de su familia hacían que sus ganas de llorar aumentara al igual que su enojo aumentaba al escuchar como su padre insultaba a la persona más buena que pudiera existir en este maldito mundo, un ángel en el infierno que solamente se habia dedicado a demostrarle y de abrirle los ojos que en esta vida no todo es el poder y el dinero. - ¡Shiro!- el llamado insistente de Masaomi a su guardaespaldas provoco que el menor aprovechara la distracción para levantarse y correr hacia la puerta con la intensión de irse lejos de ahí aunque ese día no era el mejor de todos y desafortunadamente Shiro habia aparecido más rápido de lo pronosticado reteniéndolo por la cintura para  cargarlo a su hombro sin cuidado.- Llévalo a su cuarto y enciérralo.- ordenó.

- ¡No me hagas esto padre!- rogó Seijūrō olvidándose de su orgullo, solo deseaba ir con la persona que amaba.

- ¡Esto tú mismo te lo has provocado!- le respondió sin piedad.- ¡Llévatelo, shiro!

- ¡Te odio, siempre te he odiado!- confesó con el rencor asomándose en sus ojos y por un momento, uno muy pequeño y efímero, la mirada de Masaomi se descolo con dolor mientras veía como su hijo que iba pataleando con ferocidad y sin ningún síntoma de arrepentirse y rendirse en el hombro izquierda de su guardián hasta que ambas figuras se perdieron entre los pasillo.

OoO

Los insistentes golpeteos del único hijo de la familia Akashi en su puerta causaba dolor entre los sirviente más allegados del joven, ante los ojos de ellos todo lo que habia hecho el señor era innecesario. De hecho, si no fuera por Caroline, la nana del joven Seijūrō, el joven que habia llegado esa noche estuviera enterrado a mil metros, muerto a golpes.

- gracias señora pero creo que es suficiente- susurró Taiga con sus manos aferrándose fuertemente en sus rodillas para evitar hacer una estupidez, se supone que él no debe seguir entre la mansión. Los suaves ojos de color café de la vieja nodriza hicieron que la desesperación de Taiga disminuyera un poco, debía pensar claro y no abrumado por problemas que solo ocasionaría consecuencia que probablemente afectaran más a Akashi que a él.

- ¿Qué piensas hacer joven?- preguntó en un perfecto inglés, dándole a entender al más joven en ese pequeño, limpio y humilde cuarto que la viaja Nana era o fue estadounidense. Taiga agacho la mirada agarrándose la cabeza aturdida por su desesperación, y por los golpes y gritos que se escuchaban de Seijūrō.

- Ha como están las cosas, solo me viene el pensamiento de huir –una risa amarga salió de sus labios- eso es imposible, no tengo nada que ofrecerle a Akashi.

-Nada es imposible- interrumpió duramente el mayordomo principal que se encontraba aun lado de Caroline.

- Si eso es lo único para su felicidad, yo les apoyare y ayudare.- informó. La atención de aquellos cansados ojos almendrados se posaron en una pintura de una hermosa mujer de cabellos rojizos cargando a un bulto que daba a entender que era un recién nacido. La vieja señora pareció haber leído la mente de Taiga cuando confesó la razón de porque los ayudaría - La señora Shiori hubiera hecho lo mismo, ella solo desea la felicidad de su hijo y si esa felicidad eres tú, con gusto te ayudare.

- Gracias…- susurró con una sonrisa contenta y esa sonrisa fue suficiente para que la segunda madre del jovencito de la mansión despabilara cualquier duda, sin duda el joven que tenía enfrente de ella era una buena persona que cuidaría con su vida a su niño si es que fuera necesario.

- El señor no lo sabe pero la señora Shiori, le dejo una fortuna como para pagar los lujos del señor Masaomi y su hermana juntos en esta vida y en otras más.- confesó levantándose de su asiento para caminar encorvada hasta una pequeña caja fuerte.- No solo eso, dejo varias propiedades para su hijo, nadie sabe de todo esto por lo que pueden irse a vivir en alguna de esas propiedades.- manifestó, la puerta de la caja fue abierta viendo varios papeles y dinero adentro.- Pásame aquella maleta, jovencito- susurro que sonó más a una orden. Taiga por inercia se levantó agarrando rápidamente la maleta que señalaba los envejecidos ojos de la señora y se la entregó. Las temblorosas manos de la mayor guardó todo en la maleta cerrándola bien y se la entregó al joven pelirrojo.- Ese dinero les ayudara a escapar y cuando lleguen pueden sacar más dinero en la cuenta que se encuentra anotada en el papel rosa que va dentro- informó.- Ahora, debemos sacar a mi niño.

OoO

- ¡Ah, no soporto ese ruido!- se quejó la señora Hana.

- Iré a revisar mi señora, a ver si el señorita entra en razón- propuso Tanaka mientras hacia una reverencia antes de subir las escaleras e ir al cuarto del menor que se encontraba al final del pasillo doblando a la derecha. La inconfundible puerta con suaves esculturas de rozas en la puerta barnizada era la única que se encontraba por ese pasillo, observo en los alrededores y abrió rápidamente la puerta con la llave que le habia dado su esposa, es decir, Caroline.- Señorito Seijūrō.- susurró con tristeza al ver a lado de la puerta y con una imagen deplorable al menor cuando siempre habia mostrado una presencia pulcra, como si nada pudiera tocarlo y superarlo. Para que se pusiera así por un jovencito significaba que eso era mor verdadero. En el amor no importa el género mientras ambas partes se respeten y den todo por el bien del otro. Los hinchados ojos del menor se alzaron a la mirada cansada del hombre adulto.- Levántense, tenemos que irnos, el joven Kagami está esperándolo.- manifestó. Akashi se levantó rápidamente ante la mención de su amante, de su único amor.

- ¿Dónde está él? ¿De qué hablas Tanaka? ¿Está bien Taiga?- preguntó desesperado.

- No es tiempo para preguntas, él se encuentra con mi esposa esperándolo señorito. Listo para escapar con usted al fin del universo si es que fuera necesario para hacerlo feliz y estar junto a usted.- susurró el mayor limpiándole las lágrimas de los ojos del muchacho que lo conoció y quiso desde que estaba en la panza de la señora Akashi.- Debe ser fuerte, su madre siempre le decía que debe luchar por su felicidad.- recito las palabras de la madre de Akashi, haciéndole recordar que debía ser fuerte, por Taiga y por la felicidad de ambos.

- Tienes razón.-  Rápidamente guardo lo más esencial en una pequeña bolsa a excepción de cosas que pudiera llegar a tener un chip de rastreo como su celular.- vámonos.

Siguió al mayor por los pasillos que ni él sabía que existían en su mansión y mucho menos tenía idea de aquel pasadizo que le llevaba a la habitación de su Nana, la cual donde se encontraba su Taiga esperándolo con una sonrisa idiota por la felicidad de poder verlo otra vez y sentirlo entre sus brazos.

OoO

Por las escaleras bajaba Tanaka para llegar a donde se encontraba la hermana del señor Masaomi al lado de su esposo mientras el señor de la mansión se encontraba hablando en una llamada de trabajo.

- ¡Hasta que dejo de molestar esa vergüenza!- expresó Hana obteniendo una mirada de reproche de su esposo la cual claramente ignoro.

- Me alegro que se sienta cómoda, señora- murmuró Tanaka haciendo una reverencia.- Si me disculpan me marcho.

OoO

Los labios de Seijūrō se encontraban siendo devorados por los desesperados labios del mayor, se besaban una y otra vez. Todo aquello era como una maldita y absurda broma. Los brazos fuertes de Taiga apretaban la cintura del menor con vigor, como si eso le diera la seguridad de que nunca apartarían al menor de su lado.  La señora Caroline les habia dado un momento de privacidad y realmente no la desaprovecharían. El cuerpo del heterocromático fue empujado con Taiga encima a la cama de la habitación, los besos no cesaban y las caricias no faltaron en aparecer.

Cuando los labios de Seijūrō se encontraba hinchados tentadoramente y con aquel encantador color rojizo por los besos que le habia dado, Kagami se separó observando mejor las facciones del menor. Su mano izquierda acaricio suavemente la mejilla fría y con rastros de lo que fueron lagrimas antes de secarse.

- Lloraste.- manifestó preocupado. Akashi desvió la mirada.

- Claro que no.- mintió y una suave mordida en su cuello hizo soltar un jadeo.

- Odio que me mientas Seijūrō.-recordó molesto Taiga.- Naciste para ser feliz, no para llorar, perdóname…

- Calla.- demandó con un beso en los labios,  silencio cualquier otra palabra que pudiera salir de los labios contrarios. – No te derrumbes que tú eres mi pilar y sin tu fortaleza ahorita me encontraría golpeando desesperadamente esa puerta. No hay que arrepentirnos por gritar nuestro amor, porque si esta situación es necesaria para ser feliz a tu lado lejos de mi padre, entonces, estoy feliz… Te amo demasiado.

- Yo te amo más- contestó de una forma juguetona mientras su mano se colaba por la camisa del menor.- Como deseó tenerte como se debe Akashi…- gimió excitado por la confesión. Unos toques en la puerta hicieron que detuvieran cualquier idea loca y levantarse apenados mientras una seria Caroline entraba, mirando a la imagen de ambos jóvenes y luego a la cama desordenada. Las mejillas de ambos se tiñeron fuertemente de un carmesí por la vergüenza.

- Es hora que se preparen.

OoO

Los guardias rondaban por los alrededores con la mirada muy atenta en los alrededores y con armas en manos, tenían mandatos de si veían a un sospechoso le dispararan sin importar quién era.

- Buenas noches, muchachos- saludó una voz atrás de la espadas de todos los vigilantes.

- Buenas noches señora Caroline- saludaron todos al unísono y luego se fijaron en las tazas que llevaba a duras penas la nodriza del señorito de la casa.

- Pensé que tendrían frío, les he traído unas tazas de chocolates y les he preparado un rico guisado por si gustan pasar a la cocina- propuso al ver la mirada de todos en las tazas de chocolate que llevaba la mujer. Todos los guardias se dieron una mirada de duda, no podían dejar su puesto y por otro lado, el chocolate y la comida de la señora ama de llaves era ya muy bien conocido y no querían perderse tan celestial sabor.- ¿Y bien?- preguntó. Al final gano la tentación y con un asentimiento de cabeza todos se adentraron a la cocina sin ser conscientes de dos personas que se escabullían entre las sombras.

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OoO 2 años después OoO

Los orbes carmesí de Kagami Taiga se maravillaba en ver el esplendoroso arcoíris que habia aparecido después de una suave lluvia mientras el viento viento danzaba entre los arboles haciendo que varias hojas se unieran a su jovial danza. Las nubes ya habían despejado el cielo haciendo que el ardiente sol saliera iluminando el roció que se encontraba en el césped y en los árboles, todo era muy brillante. Muy hermoso. Una suave mano hizo que su atención volviera a su acompañante, y sin poder evitarlo un sonrojo intenso invadió sus mejillas. Akashi Seijūrō, su novio, se encontraba a su lado con esa sonrisa que solo él tiene la fortuna de conocer y ver. Los hermosos ojos bicolores del menor brillaban con  alegría y eso hacía que su corazón latiera, amaba ver a su pequeño contento. La felicidad de Akashi era su felicidad. Nunca en su vida se habia imaginado poder llegar a tener algo con el líder de la generación de milagro.

Una bendición.

Sus manos acepto la delicada caricia devolviéndole un suave apretón mientras sus dedos busco entrelazarse con los dedos contarios.

- Te amo.

- Yo también, Taiga.

Ambas bocas no pudieron evitar buscarse, con ese beso se sellaba un para siempre y se confesaba todo los sentimientos hermosos que no tenían modo de expresarlo con palabras si no con actos. El viento siguió soplando moviendo juguetonamente sus cabellos y vestimentas mientras era testigo, al igual que su hermano el sol y sus hijos los árboles, del amor que ambos humanos se profesaban con la mirada y terminaba por manifestarse en las bocas de ambos que se movían en una sincronizado y apasionado beso. Se separaron jadeantes y sonrojados al ya no poder proseguir por la falta del necesitado aire en los pulmones de ambos.

- Prométeme que siempre estaremos juntos- pidió el menor, mientras pegaba su rostro en el fornido pecho de su amante.

- Akashi.- le llamó Taiga mientras se encorvaba un poco para poder abrazar la delgada cintura del menor mientras su rostro se escondía entre el pómulo derecho del cuerpo contrario.- No necesitas que me prometas un para siempre porque estoy seguro que nuestro amor es para toda la eternidad, de eso me encargare yo. – sus manos agarraron suavemente las mejillas contrarias, se incorporó e hizo que Akashi alzara la vista. Ambas miradas se miraron perdiéndose en los ojos contrarios.- Grábatelo, eres la luz de mis mañana, eres mi todo.

Un sonrojo inundo en el rostro del más pequeño, se aferró con sus manos en la camisa de los BEATLES que usaba Taiga, sus estaturas eran muy diferentes complicándole en poder obtener un beso, se acercó al pelirrojo deseando poder ser más alto para obtener un beso sin muchas complicaciones. Al final no le quedo más opción de ponerse de puntitas mientras sus labios buscaron a los otros. Un simple roce ocasiono que el mayor soltara un suspiro y rápidamente sus manos cobraran vida alzando atrevidamente de los glúteos al menor para tener un mejor acceso de los pequeños y adictos labios del menor. La diferencia de ambos es considerable, pero les parece perfecto.

La mano izquierda del más alto estrujo sin pudor la nalga derecha que estaba a su alcance, un suave jadeo escapó de los labios contrarios que rápidamente se perdió entre el adicto juego donde los protagonistas eran las lenguas de ambos.

- Vamos adentro de la casa, mi lindo esposo.- gruño contra el oído contrario provocándole un escalofrió al contrario producto de la excitación y sin esperar respuesta se adentraron en su humilde morada. Apenas y la puerta se cerró, comenzaron al ataque los besos; entre tropezones y risas juguetonas fueron quitándose de la vestimenta de ambos haciendo que cuando entrara en la habitación principal, ambos estuvieran solamente en bóxer.

Los suaves besos aumentaban de velocidad mientras las caricias cruzaban la línea de “inocencia”. Estaban en un frenesí caliente que no había forma de regresar, deseaban más que nada eso. Ya no habia forma de ocultar su amor.

El mayor fue recostando en la cama al menor entre suaves besos y versos susurradas en el oído contrario, sus grandes manos se deleitaban y emocionaban por el cuerpo que se encontraba abajo suyo de la misma forma por la que se emocionan las manos de un pianista al tocar una pieza y es que así se sentía, como un artista que habia sido bendito por poder llegar a estar cerca de su musa, por el cual seguía viviendo.

- Ahh.

El suave jadeo de los labios contrarios hizo que se propagara por todo su cuerpo un delirante escalofrió, la excitación y el amor estaban a flor de piel. Esos sentimientos que sentía por el más bajo era más de lo que su cuerpo podía soportar, aun le sorprendía por mantenerse a raya cada vez que lo veía y es que cada vez que lo observaba o lo tenía cerca era como si su cuerpo quemara y solo su salvador fuera tocar esa piel cremosa y esos labios sabor cereza. La mejor miel que en el mundo pueda existir eran los besos que recibía del pelirrojo menor. Una suave mordida se sintió en debajo de su mentón seguido por el sonido más celestial para los oídos de Taiga.

- Taiga- gimió Seijūrō.

Con eso todo se acabó, su control se habia destrozado solo con la mención de su nombre. Ya era suficiente, ya no importaba nada, él le haría tener el mejor orgasmo de su vida al pequeño diablillo que se encontraba mordiendo su cuello mientras suaves besos se propagaban en él. Sin permiso alguno se deshizo de la última prenda que los cubría, terminando desnudos enfrente de sus miradas deseosa por el otro.

- Esta noche someteré a tu amor, dejare mi cuerpo a tus caprichos.- la voz sensual del heterocromático mientras su dulce aliento chocaba con la piel del rostro del mayor fue un delirio emocional para la cordura del mayor. Ahora todo lo que pensaba el cuerpo y la mente del pelirrojo mayor era hacer sudar ese cuerpo y darle el mejor sexo en su vida. Y es que…

El menor sí que sabía cómo manipularlo.

Taiga levanto quedando arrodillado enfrente del cuerpo desnudo de su esposo, el color rojizo de sus iris se encontraban siendo opacados por el negro de sus pupilas dándole una imagen atemorizante, la imagen de un depredador dispuesto a comerse a su víctima y que el menor supiera que el significado de los ojos dilatados del mayor era una promesa de hacerlo gemir hasta que sus cuerdas bocales ya no pueda más y eso solo ocasionaba una emoción. La velocidad del primer movimiento desconcertó un poco la mente del antiguo hombre apellidado Akashi, paso de estar con la espalda encima del colchón a estar con el rostro enterrado entre las almohadas de la cama mientras su cintura era levantada por la mano izquierda del mayor haciendo que su retaguardia estuviera levantada. Su rostro se pintó en un rojo por la vergüenza de la posición.

- Voltéame- mandó el menor. Un ataque a su glúteo derecho fue la respuesta del contrario sacándole un gemido involuntario, sus manos se aferraron a las sabanas verde esmeralda de la cama mientras trataba de retener cualquier oscuro deseo de ser sometido a la fuerza por el mayor. Su mayor secreto pervertido se estaba haciendo realidad. Ah, como deseaba sentir esa dominación en su persona como solo Taiga podía mostrarle, solo él podía excitarlo tan delirantemente a la hora de las actividades sexuales.- Taiga- regaño que fue ignorado por el nombrado.

- Silencie, bebé.- sentenció con voz grave Taiga.- O este delicioso trasero tuyo pagara las consecuencias.- Una caricia sobre la carne rojiza por el golpe hizo que el menor se mordiera el labio inferior para no gemir.

- Voltéame- ordenó el menor ignorando le amenaza del mayor, grave error. Inmediatamente otra nalgada se presentó en la otra nalga sacándole a la fuerza un lloriqueo de deseo al menor mientras una sonrisa se dibujaba en los labios del más alto mientras envolvía en cada mano a un glúteo que se comenzaba a poner rojizo por el frio y las antiguas nalgadas. Seijūrō Taiga, no tardo en sentir el cuerpo contrario sobre el suyo, la sensación de piel con piel  tocándose hizo estremecerlo y una suave mordida en su omoplato derecho hizo arquearse sacando un sonoro gemido y rápidamente la respiración del menor se empezó a irregular.

- Nene, eres hermoso.- alagó Kagami bajando sus manos por las piernas del menor, separándolas para hacer estar lo más cerca posible, tocando y apretando fuertemente esa carne que era toda suya. Porque Seijūrō le pertenecía. Con malicia empujo su cadera haciendo que su virilidad golpeara con el trasero del más bajo disimulando embestidas y enloqueciendo al menor, quien con un repetido apretón en la piel de sus piernas se corrió sobre la cama.- Oh, ¿tan lapidó mi emperador? Pensé que aguantarías más.- susurró con burla. El rostro del menor estaba totalmente rojo por la vergüenza mientras sus ojos se cristalizaban y antes que soltara alguna maldición Taiga lo volteo y con un rápido movimiento los finos labios del menor fueron atrapados en un ardiente beso.- Te amo- confesó entre el beso. El cuerpo del menor se relajó mientras se dejaba envolver por aquella confesión y las dulces caricias que repartían en cada parte de su cuerpo, no tardo mucho para que su pene volviera a levantarse.

Las manos grandes y robustas del mayor atraparon al miembro que comenzaba a soltar pre-semen comenzando con una caricia ya experimentada por el glande. Seijūrō habia enrollado sus brazos alrededor del cuello del de enfrente mientras correspondía a los besos, sus manos acariciaban la ancha espalda del mayor cuando el toqueteo descarado por todo su falo, hicieron agitarse, a cada caricia provocaba un hormigueo en su vientre y como el niño consentido que siempre ha sido comenzó a mover sus caderas buscando más placer. Sus labios hinchados y rojizos se separaron para sollozar en bajo mientras las puntas de sus pies tocaban las sabanas de la cama, estaba ardiendo le encantaba. Cuando vio la distracción perfecta del mayor invirtió papeles a duras penas, quedando sentado encima de la cintura del mayor sintiendo aquel gran pedazo de tronco cerca de sus nalgas provocando que su emotividad creciera y con una sonrisa ladina se volteó hasta quedar a gatas enfrente del miembro erecto que pedía atención. Sus labios se humedecieron y con un toque tímido contrario al que le hubiera gustado iniciar, acaricio suavemente el falo para luego acercarlo a sus labios lamiéndolo desde la cabeza hasta la base siendo motivado por lo gemidos del mayor.  Una lamida en una de sus piernas hizo exaltarse por la impresión.

- Ya es suficiente- jaló suavemente la mano del menor para terminar acomodándolo sentado sobre su cadera.- ven, hermoso- dijo atrayéndolo hasta sus labios fundiéndose en un beso donde más de un sabor se encontraba pero del cual predominaba aquel sabor a frutos tropicales proveniente solamente de los labios del menor. Se levantó con esfuerzo mientras cargaba al menor con el propósito de no separarse de aquel beso, porque nunca dejaría que Akashi se fuera de su lado aun cuando este dejara de amarlo, nunca lo dejaría porque sin él moriría. Observo las largas pestañas rojizas de Akashi al tener los ojos cerrados dejándose llevar por el beso, su mano derecha se encargaba de sostener fuertemente el delicado cuerpo que se encontraba restregándose a él sin pudor alguno mientras su piel era acariciada por las suaves y delicadas manos del menor. Con su mano libre busco entre unos cajones del buro cerca de ellos para encontrar una botella de vidrio con un líquido rosa y al tener lo que necesitaba para el acto final, se acercó a la cama acostándose de nuevo con él encima del más delgado. Con una suave y provocativa mordida en el labio inferior contrario se separó un poco sin llegar a alargar las distancias de ambos cuerpos perlados.

- Abre tus hermosa piernas para mi nene- pidió repartiendo besos por el níveo pecho del heterocromático que rápidamente obedeció abriendo sus piernas exhibiéndose solamente para él.- Que afortunado soy de tenerte- confesó proporcionándole un sonoro beso en la frente contraria.- Se enderezo sosteniendo una pierna para posarla sobre su hombro mientras su mano libre era humedecido con ayuda del líquido que resultaba ser un lubricante de regalo en navidad por su hermano, aún recuerda el sonrojo adquirido al abrir el regalo del azabache, Himuro sí que sabía cómo avergonzar a un hombre con solo una botella de lubricante. Rejo un poco del líquido aromático sobre el orificio donde muy pronto estaría dentro de él, con una rápida mirada al menor metió el primer dedo provocando cierta inquietud en el otro hombre, el segundo dedo fue introducido causándole cierta incomodidad en el menor al no llegar a acostumbrarse todavía de ese procedimiento. Taiga le dio un pico de beso antes de comenzar a mover en círculos sus dedos, separando la carne del orificio, rodando sus dedos o dándole forma de tijeras para agrandarlo y no lastimar mucho a su amante y con un beso en la mejilla derecha de Seijūrō introdujo el tercer y último dedo para seguir con los movimientos ya conocidos por ambos.

El pelirrojo jadeó separando lo más que podía sus piernas mientras su respiración era más erradica al imaginarse cuando su amado entrara por fin. Cuando los dedos del mayor dejaron de jugar con el pequeño orificio abrió los parpados que en algún momento de placer se habia cerrado para encontrar observando al mayor comiéndoselo con la mirada, alzo su mano derecha hacia el otro siendo rápidamente atrapada por la mano izquierda del mayor comenzando entrelazar sus dedos antes de que viera como el miembro erecto de su amante era llevado ansioso a esa parte de su anatomía que se ocultaba receloso entre sus glúteos y con un mudo a consentimiento que se asomó en sus ojos bicolores, Taiga comenzó penetrar la punta suavemente para terminar entrándose completo en una sola estocada. Su gemido fue fuerte mientras las lágrimas retenidas comenzaron a bajar por el dolor del que nunca terminaría de acostumbrarse por muchas veces que hiciera el amor aunque ya sabía el siguiente paso, después de todo, después del dolor venia el placer.

El mayor cerro los ojos abruptamente al sentir como las paredes adentro del cuerpo de su esposo lo apretaban, extasiado por aquella adicta sensación de ser envuelto por el menor tuvo la tentación de moverse, no obstante, él no era así y al final termino ganando el amor y el bienestar del menor a la lujuria. Olvido el agarre en la pierna que reposaba todavía en su hombro para acariciar el miembro de un adolorido Akashi y con suaves besos por el cuello, el abdomen, los hombros, las mejillas, la frente y en los labios fue disminuyendo el dolor para transformarlo en placer.  

Las caderas del menor siendo movidas en busca de más era la señal que Taiga no desaprovecho moviéndose suavemente haciendo que las embestidas dieran inicio. Jadeos, besos, gemidos y el sonido de la cama moviéndose eran los únicos sonidos en aquella casa lejana a una hora del pueblo más cercano.

- Ahhh más… ¡Taiga más!- ordenó sonando con esa voz más a un ruego.

Sea orden o petición, Taiga comenzó a moverse más rápido mientras ambos no podían dejar de retener gemidos que acompasaban el sofocante aire de sexo en la habitación. Era un milagro que la cama siguiera intacta por tan incontrolables movimientos agresivos. Ambas bocas se besaban como si ese momento fuera el último en sus vidas, sus manos acariciaban lo que tuviera al alcance. Sus labios cuando no se encontraban fundiéndose entre sí en los besos se encontraban besando mientras sus lenguas jugueteaba con la piel del contrario, saboreando todo como si de un dulce mangar se tratara.

- Te amo- confesó Taiga entre tartamudeo mientras embestía una y otra vez. Un grito encantador a los oídos del mayor le dio a entender que habia encontrado lo que habia estado buscando.  Saco completamente su pene de la entrada para meterlo de una sola estocada con el propósito de tocar aquel punto dulce que hacia gemir sin reparo al otro. Una y otra vez embestía mientras Akashi perdía todo pensamiento cuerdo y comenzaba a gemir el nombre del mayor cada vez más alto mientras sus caderas cobraban vida moviéndose cada vez más rápido. Los ruegos y exigencias por el menor para que aumentara el ritmo no se hicieron esperar y Taiga como todo buen samaritano cumplió cada cosa que le decía el menor y así continuaron un buen momento, el menor derritiéndose y siendo envueltos por la lujuria y el placer entre los brazos del mayor quien no dejaba de embestirlo en aumento de velocidad a cada segundo que pasaba. Era su propio poema donde cada verso era narrado en cada caricia. Promesas que él e encargaría en cumplirlas porque, como él lo habia confesado, Akashi Seijūrō era lo único que necesitaba para poder seguir existiendo día tras día. Su razón a vivir.

- ¡Te amo!- gritó Akashi terminando por eyacular entre ambos vientres provocando estremecimiento por todo su cuerpo causando una aprensión en el miembro del mayor con sus paredes anales.  Los brazos del mayor ciñeron la cintura de Akashi proporcionando una última oscilación antes de correrse dentro. La calidez en sus entrañas causaron en Akashi un éxtasis, todo habia sido perfecto.- ¿Sexo de celebración?- preguntó jovial y contento. Totalmente satisfecho.- ¿No te arrepientes de estar conmigo a pesar que fuimos rechazados por los que considerabas amigos?- preguntó tímido, esa preocupación habia estado carcomiéndole toda la semana al saber el rechazo que habían tenido Kuroko y Daiki sobre la relación de ambos.

- Sexo de celebración- respondía Taiga acomodando su rostro en el pecho contrario  mientras que Akashi lo rodeaba con sus piernas y comenzaba a acariciarle los mechones de su cabeza.- No, soy feliz contigo y no estamos solos, mis padres nos apoyan aunque creo que el viejo te quiere más que a mí- soltó una sonora risa- dime ¿Eres feliz a mi lado?- preguntó dándole un leve besó al hombro enrojecido del menor.

- Claro, ¿Cómo no estarlo?  - respondió con una leve sonrisa. Quiero besarlo, pensó Taiga al ver esa hermosa sonrisa que solo él tenía el derecho de verla y es que si Akashi era muy calculador y celosos, él correspondía con la misma intensidad. Como deseaba monopolizar todo el tiempo de su amante solo para él.- Nuestra familia crecerá mi amado esposo.

Beso los labios hinchado de su pelirrojo quien hace no mucho habia dejado de tener el apellido de “Akashi” para llevar con orgullo el apellido Kagami. menor para terminar acomodándose preparándose en dormir con su esposo entre sus brazos mientras ambos se abrazaban.

Él podría ser el ángel que lo saco de la soledad para el menor pero la verdad era que Akashi era el único que lo habia salvado. Porque sin Akashi Seijūrō, él no sería nada y sin su amor nada sería lo mismo, nada sería jodidamente perfecto.

No muy lejos de ahí, en la mesita de noche aun lado de ambos reposaba una nota del jurado donde se apreciaba en grandes letras “aprobado”, muy pronto podrían traer a un niño para que iluminara su casa y agrandara más la felicidad de ambos. Muy prontos adoptarían convirtiéndose en padres y con el inmenso amor que se profesaban ambos, no podían pedir más. Sus vidas comenzaban a ser cada día mejor pero sabían que aún faltaban mucho porque vivir adelantemente. Los prejuicios no tardarían en golpearlos de nuevo y por muy difícil que fueran, su amor triunfaría.

Esto es el amor. Es nuestro único tesoro. Con él nada puede faltarnos. Es la alegría de estar juntos,  la tristeza de estar separados, es una vida dentro de otra vida que es más que la misma vida.”

- Naguib Mahfuz.

Fin.

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¡Comenten!

Alessacx perdón la tardanza y espero te haya gustado, la hice con mucho cariño.  Nos vemos. 


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