Empiezo a elegir la ropa con la que saldré dentro de una hora y media aproximadamente. Mi sudadera, mi camisa de leñador atada a mi cintura, jean, y mis típicas converse. El estilo urbano que siempre me ha caracterizado jamás le dio señales a mi familia_sobre todo a mi mamá que es con la que vivo_ sobre mis preferencias sexuales, ni mi comportamiento tan diferente de una típica señorita heterosexual. O eso es lo que yo creo desde mi punto de vista.
Un chorro de agua tibia empieza a cubrir mi curvilíneo cuerpo dotado de senos muy pronunciados y un trasero de envidia. Mi jabón con olor a rosas empieza a emanar su deliciosa fragancia por todo mi baño, que se combina con el vapor.
Me miro frente a mi espejo impregnado a la pared de mi baño, está empañado. Con mi dedo índice empiezo a dibujar letras: Quizá.
Ya pasó aproximadamente una hora, aún me queda tiempo para poder alistarme. Sujeto mi cabello con una toalla pequeña y con la otra mas grande empiezo a secar las gotas que aun cuelgan de mi cuerpo. Desconecto mi iphone de mi notebook. Con el cuerpo completamente desnudo me echo a mi cama y enciendo mi TV, coloco mi programo favorito: Investigation Discovery. Los casos de criminalística siempre me han llamado la atención.
Descuidadamente mi vista llega a parar a mi triangulo de las bermudas. Muerdo mi labio inferior. Mi mano, tan traviesa, sin pensarlo dos veces se dirige a esa zona tan delicada y sensible a le vez, antes ensalivo mis dedos. Empiezo a dar pequeños masajes circulares a mi clítoris. Ese movimiento se vuelve cada vez más desenfrenado, apresurado, fuerte e intenso. El hinchazón en mi vagina se hace notar casi al instante, junto con el fluido que lo empiezo a sentir entre mis dedos, esto hace que me excite cada vez más. Gimo. Gimo. Gimo a todo pulmón. Empiezo a sentir adrenalina pura recorrer todo mi ser. Una corriente eléctrica pasa por toda mi columna vertebral, esto hace que me quiebre de placer, botando mi cabeza hacia atrás y dando mi último gemido ahogado en el interior de mi garganta. Hago inhalaciones profundas para poder tranquilizar mi respiración entrecortada. Llevo mis dedos empapados de fluido a mi boca. Los lamo con un frenesí incontrolable. Mi lengua pasa por cada milímetro de los dedos que desempeñaron una labor muy importante en su dueña. Supongo que esto debe sentirse mucho mejor si tienes a alguien en mente, alguien que te guste.
Supongo que esta labor efectuada será motivo para volver a entrar a la ducha.
Me dirijo a donde se encuentra mi IPhone. Lo prendo. ¡Joder! ¡Me quedan quince minutos! ¿Cómo se puedo pasar el tiempo tan rápido? Justo en la pantalla aparece una llamada entrante de Michael. ¿Contesto? ¡AH! ¡JODER!
Dejo el celular a que siga sonando.
Rápidamente empiezo a colocarme mi pantalón dando pequeños saltos por todo mi cuarto para que ascienda a mi cuerpo.
¡Putas zapatillas! ¿¡Dónde están?! Me arrodillo para buscar por debajo de mi cama. ¡Ah, JODER! ¡Ahí están! Me las coloco sin atarme las hileras.
La sudadera…¡listo!
Camisa… en mi mano, ¡Listo!
Eh… No me olvido nada, no me olvido nada, no me olvido nada.
¡Llaves, mierda! Me dirijo a mi escritorio. Las veo justo detrás de la pantalla de mi computador. Me la meto en mi bolsillo trasero de mi jean.
IPhone, no creas que me olvidé de ti; gracias a Alá dejaste de sonar.
Creo que ya estoy.
Me dirijo a la puerta de mi departamento, le echo seguro y fugo.
Alzo la mano para parar el primer taxi que se me cruza.
_ Buenas tardes. Al mall, por favor.
_ De acuerdo, señorita, allá vamos.
_ Aló, mi_no pude terminar la frase, Michael ya me estaba regañando por mi ausencia en el lugar quedado._ ¿¡Donde carajos estás, mujer!? Ya estamos todos acá. _ Perdón. Ya estoy yendo para allá, espérenme un minuto, por favor. _ Ya, ya, bye.
Cuelga.
_¿Está apurada, señorita?_escucho decir al conductor del taxi.
_¿Eh? Sí, sí, pero usted no se apresure. Descuide. Es preferible perder un minuto en la vida, que la vida en un minuto_cito la frase con una sonrisa de lado.
_Claro, señorita, bien dicho.
De fondo escucho el Hit del mes. A cada paso que daba por la calle encontraba a gente escuchando la canción en su radio. Y las emisoras que no paraban de repetirla. Razón tiene de ser un Hit, maldición.
¡Mierda, no saque mi billetera! Ahora sí, ahora sí merezco ir a la horca, ¿Qué tengo en la cabeza? Llamaré a Michael.
_¡Michael!_chillo cuando recibe mi llamada entrante. _¿Qué pasa, mi vida? ¿Está todo bien?. _No_respondo sujetándome fuerte de mis cabellos ondulados y un tanto mojados. _¡Pero díme! ¿Qué pasa?_grita ofuscado. _Olvidé mi billetera. Cállate, no me digas nada. Me basta con el sermón que yo misma me di_dirijo mi mirada hacia la ventana del auto. _¿En qué piensas, mujer? O, mejor dicho, ¡En quién!. _¿Estás donde quedamos?. _No, mi amor. Ya estoy dentro del mall, viendo las películas en estreno; pero no te preocupes, le diré a Fer que te espere en la puerta con dinero ya que está bien aplastada en una banca, ¿Si? _¡Perfecto! Gracias gordis_cuelgo.
_Disculpe_me dirijo al chofer_, ¿Cuánto es?
_Seis soles, señorita.
_Muy bien, ¿Ya no falta nada, verdad? Cuando lleguemos, ¿Me puede esperar unos segundos? Verá...
_Se olvidó su billetera.
Cierto. Cuando hablaba con Michael, por un instante, olvidé la existencia de aquel hombre.
_Eso mismo_digo sonriendo por mi torpeza_. Llegando al mall una amiga me acercará el dinero.
_No se preocupe, señorita.
_Gracias.
Que buen hombre. Si mamá leyera ese pensamiento mío ya me hubiese lanzado su sermón titulado: No juzgues a las personas por solo aber intercambiado unas palabras. ¿Palabras sabias? No lo sé. Ese es mi gran defecto o, uno de los tantos. Soy muy confiada.
_Llegamos a su destino.
Vuelvo al mundo.
_Sí.
Lanzo una mirada panorámica a toda la entrada del mall intentando detectar a Fer_una de las esclavas_.
_¿Ve a su amiga?
_No_digo preocupada.
De la nada veo un punto fosforescente corriendo hacia mi dirección.
Es ella_pienso.
_Ahí viene_digo entusiasmada.
Bajo del auto.
_¡Llegue! ¡Llegue! ¡Llegue!_dice ella con la respiración entrecortada, eso me puso un poco nerviosa.
Me entrega un billete de diez.
_Aquí tiene, señor.
Veo que rebusca en una pequeña caja sencillo.
_Su vuelto, señorita.
_Gracias_me retiro.
Me doy la vuelta para saludar a Fer ya que no lo abia echo.
Al momento en que me incliné para posar un beso en su mejilla, ella voltea. Quedamos cara a cara, con nuestros labios pegados. Noté que Fer cerraba los ojos. Una lluvia de ideas cubrió mi mente. Tengo que detenerme.
Sentí que intentaba abrir mis labios con los suyos. Su respiración cálida con su aliento con aroma a fresas me haría desmayar cayendo en sus brazos en cualquier momento.
¡Autocontrol, Julieta! Ella es tu mejor amiga. Si das este paso la lastimarás.
Lentamente me fui separando de sus_tan delineados y comestibles_labios color carmesí. Admito que hubo días en mi vida en los que aluciné que la besaba, pero eso no significa nada, yo na la quiero como algo más que una amiga.
Vi que posó su vista en sus tacos. Sus orejas se pusieron rojas. Ciertamente, estaba avergonzada.
No lo pensé un segundo más y me lancé a abrazarla. Sé perfectamente lo que se siente que alguien rechace un beso tuyo.
En un hilo de voz la escuché pedir perdón. Al separarme del que parecería un abrazo interminable vi que lágrimas resbalaban por sus enrojecidas mejillas.
_Fer, no me hagas esto, por favor_la volví a abrazar_. Michael ya está eligiendo una película, mejor pasemos a dentro, ¿si? Luego hablaremos sobre esto.
Emprendimos camino.