Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Más allá de la verdad por Miraku

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola!

¡Perdón! Sé que debía actualizar la semana pasada, pero debido a que dejé en votación el nuevo capítulo, no me decidía. Por cierto ganaron los terroristas, Hoy será capítulo de ellos. Un agradecimiento a Nocheazul (Ceci) y a Silver por haber votado

NARRADOR: -Shinobu -Omniciente (tercera persona)

Me molesta cada vez ésta situación. Sí, ya llevo bastante tiempo en La Nada, aparentemente siendo “cuidado” por Miyagi, ¡ja! Si eso significa ni siquiera poder hablar conmigo, pues bueno: brujas y Obscuros, vengan por mí, apuesto que ustedes me divertirán mucho más que éste viejo que tengo por protector. Un viejo bastante apuesto, por cierto. Pero ésas ya son cosas aparte. Primero, te explico un poco mejor la situación para que comprendas mejor el porque me quejo tanto como ahora lo hago. Es más, me merezco quejarme más, y no más no lo hago porque respeto a los viejos. Bien, ¿recuerdas la vez que llegué aquí? Bueno si tú pensabas que me la pasaría increíble en éste paisaje mágico y que probablemente viva una futura historia de amor y nuevos sentimientos junto a Miyagi; ¡felicidades!, Estabas tan equivocado como yo. También me imaginé muchas cosas, que por supuesto no están sucediendo. La realidad es ésta: me la paso todo el puto día encerrado en el castillo de Miyagi, el cual aún hoy en día, me sigo perdiendo. Y lo peor, Miyagi, a pesar de estar bajo un (enorme) mismo techo, no habla conmigo y si habla conmigo es para regañarme: “Shinobu, no te subas ahí.”, “Shinobu, bájale a esa cosa llamada música.” (¿Qué demonios?, “Cosa llamada música” Entiendo que sea viejo, pero esto, esto, ya es exagerar, ni siquiera Ventos que es más anciano que Miyagi dice ése tipo de cosas) o también, “Shinobu bájate de encima” okey, lo admito, cuando estoy a punto del colapso del aburrimiento, me lanzó encima de Miyagi, pero, nada grave. Pero esto, ¡esto! No es nada, créeme, Miyagi actúa mucho peor que de lo que te acabo de mostrar. Imagínate, un día estaba bailando de forma muy extraña, mucho más de lo que acostumbro -llegué al colapso ese día- Miyagi me vio con un gesto de desaprobación tipo mi padre cuando se enoja. Traté de bajarle el enojo a Miyagi..., no funcionó. Es un viejo amargado hecho y derecho. ¿Y cómo terminó éste acontecimiento?, Fácil, me castigó, ironía~, tú nunca puedes faltar ¿cierto?
            Pero, ¿creerás que a pesar de todo por lo que hemos pasado, sigo sin encapricharme con él? Sí, no me pongo en actitud de adolescente que se siente incomprendido por la sociedad y que quiere mandar todo a la mierda. Pues no, a pesar de todos los corajes que le saco y que él me saca a mí (enserio, él logra hacerme enojar con su actitud de viejo), solo ha logrado que quiera pasar más tiempo con Miyagi. Por eso, me molesta demasiado que casi no me haga caso más que para regañarme, y si ésa es la única forma de que pueda tener contacto con él. Pues bien, a molestar se ha dicho. ¿Qué le molesta más a Miyagi?, Tengo tres buenas opciones: ¿Cuándo me visto “inapropiadamente”, bailar como loco o poner música a todo volumen? ¡Ya me decidí! ¡Las tres!  Ahora, si te preguntas ¿qué es eso de vestirse inapropiadamente? Básicamente cuando arreglo las ropas que me dio Miyagi, más a mi estilo. Así que, ¡manos a la obra!
            El pantalón que traigo puesto necesita un retoque, así que tomo unas como especie de tijeras, me quito la prenda y los recorto, dejándolos como unos shorts, aunque... creo que quedaron muy pequeños. Ñee, detalles. Saco una pintura para telas (irónicamente siempre llevo éste tipo de cosas en mi mochila) y mancho mi camisa blanca, la cual me arremango a tres cuartos y le hago un nudo en la parte inferior del lado derecho, dejando mi ombligo expuesto. Ahora, me alboroto mi cabello y listo. Saco mi bocina portátil, la cual gracias a Shira, la guardiana del sol (quién me visita cada semana), la puedo recargar y que siempre tenga batería todos mis aparatos. Prendo la bocina y la pongo a máximo volumen, al igual que mi teléfono. Ahora, ¿qué canción...? Creo que algo de Marina and the Diamonds, no vendrá mal. A Miyagi le molesta ésa música y a mí, me fascina. Salgo de mi habitación y bajo al centro del palacio y simplemente pongo en reproducir a la música y comienzo a bailar. Lo que me encanta de ésta cantante es que sus canciones dan ritmos movidos y a la vez que dan ganas de bailar un poco sensual. Justo como son las letras de sus canciones, divertidas, controversiales y con un toque de sensualidad. Nada mejor que eso para molestar al viejo de Miyagi. Y creo que ya me escuchó, así que, me haré como el que no sabe de su presencia y sigo moviéndome al ritmo de la música, dejándome ir por el sonido y que mi cuerpo reaccione por sí sólo. Pero, ¿sabes? Creo que esto del cortar mis pantalones a shorts fue mi mejor idea, cuando me agacho me regalan un toque de sensualidad.
            —¿Qué mierda intentas hacer, Shinobu? —y hablando del viejo, ya llegó el más amargado de la galaxia.
            —Oh vamos, Miyagi —contesté, mientras seguía bailando—. No te pongas así y baila conmigo, ¿a poco no se te antoja esto?
            Obviamente con esa pregunta me refiero en un doble sentido, ¿se habrá dado cuenta? Será mejor asegurarse. Me doy media vuelta para darle la espalda a Miyagi y la canción pasaba por una parte que llevaba un buen ritmo, y me agaché de forma sensual, ¿me veré cómo una vil perra? Probablemente, pero de verdad quiero llamar la atención de Miyagi, y ésta, es la única forma. ¡Ja! Hasta la canción me recuerda que actúo como una perra (pero que conste, actúo como una perra con mucho ritmo).
            —Sh-shinobu, por favor —el tono de Miyagi es débil, ¡ja! Está dudando.
            —¿Por favor, qué, Miyagi? —me encanta retarlo— Anda baila conmigo.
            Y comienzo a moverme un poquito menos provocativo pero sí aún con el ritmo de la canción y cantándola. Volteó un poco a ver a Miyagi, está parado donde mismo, con ese gesto serio de siempre, y cruzado de brazos. ¡Joder, Miyagi! Quiero que sonrías, ¿te es difícil? ¿Soy yo acaso quién te impide hacerlo? Desearía que no fuera así, y de serlo así, saberlo, para poder irme lejos de ti. Entonces, hasta ahora y por fin me doy cuenta.

Shinobu, estás enamorado.

El querer saber todo sobre Miyagi, que me haga caso a cada rato, conocerlo, insinuarme, esos vagos pensamientos de que él me besaba, que yo lo besaba, ambos con desenfrenada pasión, que posiblemente viviría una historia de amor con él. Mierda, es simplemente amor. Es como un rompecabezas, poco a poco va tomando forma, solo si pongo mis pensamientos y sentimientos en orden, me voy dando cuenta del resultado. Éste viejo amargado que tengo en frente que me gana por miles de años, es de quién me enamoré. ¿Desde cuándo me enamoré? Ni idea, pero realmente no me importa en lo absoluto, solo sé que me enamoré. Me detuve en seco, caminé hacia atrás despacio, sin darme cuenta de que ahí estaba mi mochila, con la cual me resbalé y caí de sentón sobre mi trasero.
            —¡Demonios, eso dolió! —me quejé.
            Y de pronto, escucho su risa, la risa de Miyagi. Veo hacia arriba, se empezó a reír de forma leve mientras se acercaba a mí. Siento como rápidamente mis mejillas toman el color rojo y me arden. Sólo Miyagi logra ponerme de ésta manera. Lo odio y lo adoro al mismo tiempo. Miyagi me extiende la mano para ayudarme a pararme, se la acepto y me pongo sobre mis dos pies, no sobre mi trasero, el cual me duele un poco. Pero ¡hey! Logré que sonriera y eso era lo único que buscaba. De todo esto, podría decir que ha sido éxito rotundo.
            —Ten más cuidado, Shinobu-chin —me dijo Miyagi.
            Algo he aprendido durante mi estancia aquí. Y es que, cuando Miyagi dice mi nombre sin ningún honorífico, es porque se enojó. Cuando me llama agregando el “-chin” al final, es porque todo está en orden, será mejor mantenerlo de esa forma. Me gusta más. Aunque, te diré algo, ésta es de las conversaciones con él más largas que he tenido hasta ahora. Yo creo que ya vas entendiendo cómo a veces me aburro, ¡nuestros intercambios verbales son tan extensos como la milésima de la milésima de un jodido milímetro!
            —Y se puede saber, ¿por qué estabas bailando y poniendo tu música, Shinobu-chin? —me preguntó Miyagi.
            —¿Enserio, no te das cuenta, Miyagi? ¡Creo que es más que obvio! —le respondí. No pienso darle vueltas al asunto, pero tampoco irme al grano y decirle así sin más: “Puse música y comencé a bailar para llamar tu atención, porque me enamoré de ti” No, eso sería incómodo y no le veo el caso. Es más divertido de ésta forma.
            —Pues, lamentablemente —comenzó Miyagi—, para mí no lo es. Y la verdad, es de mi mero desinterés. Sólo no la pongas tan fuerte y escúchala en tu habitación, para eso te di una, ¿no lo crees?
            —Miyagi...
            —Cierto, también. He de decirte que la forma en que le sacas provecho a la ropa que te doy es de lo menos aceptable.
            —¿Por qué lo dices?, ¿Me veo mal?
            —Eso es de lo menos. A lo que quiero llegar no es si tú imagen que tú prefieres sea de mi agrado o no, sino, que me es molesto ya que yo te proporciono la ropa, úsala como es debido sin alguna “mejoría” o “arreglo”. ¿Entendido?
            —¡Deja de hablar como un viejo! Es molesto.
            Miyagi no dijo nada más, solo me miró una última vez y se fue de donde me encuentro. Solo siento como mis piernas no pueden contra mi peso y caigo al suelo sobre ellas, mi garganta se cierra. Signos de que deseo llorar, pero no lo haré, no puedo ser tan patético. Suelto un muy pesado suspiro y desvío mi mirada a mi teléfono, todo éste tiempo la música siguió sonando. Puede que yo sí esté enamorado, pero Miyagi no lo está y parece que nuca lo estará. Además, en algún momento, cuando todo eso de El Ventor acabe, me iré. Para tal vez ya nunca más volver a ver a Miyagi. Realmente no me importa. No me importa nada, nada que no tenga que ver con Miyagi. ¿Desde cuándo él se volvió tan importante para mí? Demonios.
            ¿Cómo pude enamorarme de él? Me levanté y recogí mis cosas, ya no tengo ganas de hacer nada. Tomé todo, no sin antes deshacer el nudo de mi camisa blanca y arreglar un poco mi cabello para que volviera a su forma original, todo con un desánimo totalmente desconocido por mí, mi garganta está hecha un nudo y la verdad cuando llegue a mi habitación, no pienso salir de ella. Veo mi collar, el que me regaló Miyagi, está de color azul, uno muy oscuro. Y la verdad el color del éste collar me importa una mierda. Subo las escaleras, y me encierro justo como tenía planeado. Me dejo caer de espaldas en la gran cama, extiendo mis brazos a lo largo de ésta y veo hacia el techo. ¿Por qué mi relación con Miyagi tiene que ser de ésta forma? ¿Por qué no puede ser diferente? Claro que, algo que siempre me recordaba mi padre era: “Son situaciones que no están en nuestras manos” y creo que ya entiendo por qué: no puedo controlar los sentimientos de Miyagi, no es algo que esté en mis manos. El nudo dentro de mi garganta cada vez me asfixia más y más... Hasta que por fin rompo en llanto, tapo mi rostro con las palmas de mis manos, ahogando mis gemidos y sollozos. Me duele saber que esos ojos azules que se confunden con el negro me vean con tanta seriedad e indiferencia, ¿Miyagi que te molesta de mí? Dímelo por favor, quiero ser tu protegido, pero más que eso, deseo y anhelo ser tu amante. Me vuelves loco, tu presencia me rompe por completo. Hasta tu actitud me fascina, todo, absolutamente todo de ti me vuelve débil y me hace desearte con tanta pasión.
            —Miyagi...

—¿¡Eres un tonto o qué, Miyagi?! —era la voz de Ceci, su tono era de enojada.
            —No sé a qué te refieres —respondió indiferente Miyagi, desviando su mirada con la acusadora de Ceci.
            —No te hagas, Miyagi —comenzó Ceci—. Acabas de destrozar a Shinobu, todo por culpa de tu comportamiento, ¿crees qué le gusta a Shinobu el cómo lo tratas? Él es tu protegido, y por ende merece sentirse protegido, una protección cálida y confortable, una protección de confianza. Si para eso decidiste darle parte de la poca alma que te queda, para tratar mal a Shinobu; mejor hubiera sido que se quedara conmigo o con Shira, he visto que se lleva bien con ella.
            —¡Ni pensarlo! —exclamó enojado Miyagi. Por fin, encarando a la guardiana de la nieve.
            —¿Ahora sí quieres a Shinobu para ti sólo, no? Miyagi, si tanto quieres a Shinobu, protégelo como tal, cuídalo como tal. Con la misma pasión con la que peleas y luchas. Apasiónate por Shinobu.
            —Es eso... me aterra apasionarme por Shinobu y así, terminar por enamorarme. No quiero enamorarme de Shinobu..., temo de enamorarme de Shinobu.
            —Miyagi... oye, sé que aún estás afectado por lo que sucedió hace tiempo, pero sé algo perfectamente, Shinobu no es como ella, para nada. Lo puedo ver, Shinobu demuestra inocencia, ternura, compasión, cariño, pasión. Mientras que ella solo demostraba arrogancia, envidia y egocentrismo. Él sí se merece ser protegido con la pasión con la que la protegiste a ella. Él sí se merece ser amado con mucha más pasión que con la amaste a ella.
            —C-ceci...
            —Miyagi, te preguntaré algo, ¿estás enamorado de Shinobu?
            —U-uno no se puede enamorar a tan poco tiempo transcurrido.
            —¿Estás enamorado de Shinobu, sí o no? —Ceci comenzaba a perder la paciencia.
            Miyagi suspiró rendido, no había por qué mentirle a Ceci—Amo a Shinobu más de lo que te imaginas.
            —Eso era lo que quería escuchar, pero no sólo yo, él también debe de saberlo. Shinobu se debe dar cuenta de lo importante que es para ti. Shinobu y tú deben de apasionarse el uno por el otro —Ceci sonrió victoriosa—. Bueno, te dejo, debo ir con Ventos y Toby. Por cierto mañana. En El Olvido de Toby. Al punto noroeste del sol, haremos las berreras de luz y arreglar algunos asuntos de la daga fusión y tú debes estar allí. Suerte, Miyagi.
            Y sin nada más que decir, Ceci salió del oscuro castillo del guardián más temido, el guardián de la muerte. Tomo su fiel oso y salió de aquel Olvido, con la fe y esperanza en alto de que al menos unas de las tres relaciones que se tienen que forjar, tome mayor camino. Ceci sabe perfectamente la situación del Guardián Nowaki, Usami y Miyagi; También sabe de los protegidos de éstos: Hiroki, Misaki y Shinobu respectivamente. Y sabe que entre ellos algo va más allá de una relación guardián/humano. Se trataba del amor, algo mucho más complicado, hermoso y peligroso. Los humanos en La Nada son la mejor carnada de las brujas, Obscuros, Sin Nombre y El Ventor. Sus protectores deben de dar mucho por ellos, y ahora, Ceci se está dando cuenta (al igual que los mismo guardianes) que ellos son capaces de dar hasta su propia vida por sus protegidos.

Escuché un grito, pero realmente no quiero salir a ver qué sucede. Minutos después escuché gritar a Miyagi, ahí fue cuando me preocupé. Pero no iba a salir a ayudarlo, no por ahora. A pesar de lo duro que es él conmigo, puedo ver en sus ojos lo mucho que teme de algo, lo mucho que necesita que lo entiendan. Mi collar se volvió color magenta, nunca lo había visto así, ñee no ha de importar mucho...
            Miyagi quiero entenderte... “Yo igual quiero hacerlo, Shinobu-chin.” ¿Eh?, ¿M-miyagi, eres tú? ¿Qué haces en mis pensamientos? “Cuando traes contigo el alma de un guardián cerca de ti, éste puede ser capaz de comunicarse contigo mentalmente.” E-entonces, ¿sabes siempre todo lo que pienso? “No. Sólo puedo saber tus pensamientos cuando lo decida yo, y creí que era un buen momento para poder hablar contigo.” Vaya, ahora sí quieres hablar, Miyagi. “Shinobu-chin, perdón, no quería que sintieras rencor hacia mí. Pero hay algo que temo si decido acercarme más a ti.” ¿A qué te refieres?, ¿Por qué me tienes miedo? “No te tengo miedo a ti, sino a mis sentimientos. Ceci vino y me dio un muy buen sermón por haber actuado así contigo. Sólo así pude darme cuenta del daño que te hacía, y quiero disculparme por ello, Shinobu.” No, no, yo... yo también quiero disculparme, también me lo busqué. Me portaba mal porque... porque quería que me hicieras caso. Miyagi quiero conocerte y que tú me conozcas a mí. Quiero entenderte. “¿Cómo podrías entenderme cuándo ni yo mismo me entiendo?” Veré como me las arreglo. Miyagi, eres mucho más especial para mí de lo que tú piensas. “Y tú lo eres para mí.” M-miyagi... no, no, y-yo hablo de un cariño que es mucho más fuerte al afecto.
            Mi collar dejo de ser color magenta, para pasar a ser dorado. ¿Qué sucedió? Genial, cuando ya por fin estaba entablando una buena conversación con él, lo hecho a perder, confesándome. Siempre me lo han dicho: Shinobu eres muy directo y apresurado. Pero, mis sentimientos son verdaderos y puros, no habría por qué esconderle a Miyagi que lo amo. Y eso de que somos dos hombres, ¡ja! Por mí, eso se puede ir a la puta.
            La puerta se abre y Miyagi pasa a mi habitación, genial mis ojos y nariz están rojos por haber llorado, ¡por culpa de él! Nuestras miradas se encuentran y no evito sonrojarme (como si eso fuera posible).
            —Sé que suena loco —Miyagi sonrió levemente—, pero me gustaría oír con mis propios oídos tu respuesta y verte tu reacción frente a frente.
            —¿Decirme... qué?
            No puede ser.
            —Decirte que te amo.
            Mis ojos se abren con fuerza, no sé qué decir, ¡M-miyagi también me ama! Temía por eso acercarse a mí por sus sentimientos, solo no estaba seguro. Me levanto de golpe de la cama y me lanzo a los brazos de Miyagi, quiero abrazarlo, que él me abrace a mí. Lo amo demasiado que me moriría de felicidad. Veo hacia el rostro de Miyagi quién me sonríe de la forma más hermosa que he visto y por fin nuestra distancia se fue cerrando en un muy anhelado beso. Como deseaba probarlo, su piel chocando contra la mía, sus labios se mueven de una forma astuta y lenta sobre los míos, que intentan seguirle el paso, pero dudo. Nunca me había sentido de esta forma en un beso, pero eso sí, me encanta. Todo Miyagi me gusta. Paso mis brazos alrededor del cuello de mi amado, mientras él va deslizando las suyas a través de mi espalda hasta llegar a mi cintura para tomarla con un poco de fuerza y uniendo nuestros cuerpos más y más. Nos separamos para vernos a los ojos, y como si fuera un imán, vuelvo -ahora yo- a besarlo. Una de mis manos acaricia su varonil rostro, mientras Miyagi muerde de forma suave mi labio inferior, sin pudor alguno dejé salir un gemido de mi boca. Miyagi metió su lengua en mi boca, puedo sentir como la saliva ajena se mezcla con la mía, es delicioso, me siento caer pero sé que Miyagi me sostiene. Su legua juega con la mía, siento como se enrolla alrededor de la mía y la prueba a gusto propio. Si éste es el sabor de Miyagi, bien, me he vuelto adicto a él. Nos fuimos separando poco a poco, el aire me falta.
            —Creo que no es necesario que te dé una respuesta, pero —le empiezo a decir—, por si acaso: Yo también te amo, Miyagi, aunque seas un viejo amargado.
            Miyagi soltó una leve risa, la cual seguí y él me volvió a besar. He besado a muchos hombres tiempo atrás pero ninguno de esos besos pueden compararse con los que Miyagi me da. Me siento muy feliz, siento que ahora en adelante todo será diferente.
            Miyagi me sentó sobre la cama, mientras seguía besándome, sin necesidad de permiso, le dejé que volviera a atacar mi boca con su lengua. ¡Dios, me vuelve loco cuando me besa! Siento cómo me va a acostando mientras posa su cuerpo sobre el mío sin dejar todo su peso sobre, tomando como soporte sus rodillas, que están a cada costado de mi dorso. Miyagi abandona mis labios para ir bajando por mi cuello, repartiendo ligeros besos y mordidas fugaces:
            —Ahh, M-miyagi... —solté aquel gemido. ¡Joder, qué vergüenza! Jamás había gemido de ésa forma.
            —Me encanta tu voz, Shinobu-chin.
            Mis mejillas ardieron con fuerza. Miyagi se quitó de encima y se sentó a mi lado. Yo la verdad no estoy satisfecho así, por lo que me siento en su regazo sin recibir objeción alguna y me abrazo a su cuello besando sus mejillas. Miyagi sonríe me toma entre sus manos y me deposita un beso tierno y casto.
            —Oye...
            —¿Qué sucede, Shinobu?
            —¿Por qué temías enamorarte de mí?
            Miyagi suspiró, creo que no debí preguntar eso—Eso sucedió hace bastante tiempo, Shinobu —Miyagi suspiró—. Había bastante calma en La Nada, recién se había congelado EL Ventor. Un día tenía que hacer un juicio personalmente, un hombre había asesinado a una amante suya, pero se sentía culpable, tenía que ver qué hacer con su alma. Después de ello me dirigía de regreso a La Nada y en ello me encontré una mujer, se podría decir que el primer amor de mi vida. Ella estaba herida y la fui a ayudar, dijo que fue ataca por un grupo de extrañas mujeres, y por lo que me describió se trataban de brujas. Así que me la traje a La Nada y con el tiempo me enamoraba más y más de ella, siempre estaba conmigo. Llegué a creer que me entendía a la perfección, así que le di una parte de mi alma en un collar de Gaia, que es como el tuyo. Pero con el paso del tiempo, Ceci, principalmente, se quejaba de la actitud de aquella mujer, siempre argumentando que era muy engreída e hipócrita, porque conmigo no era como ella actuaba con los demás. Un día hubo un ataque de brujas y Obscuros en el Olvido de Ventos, eran bastantes así que fuimos a ayudarlo. Atacaron a mi amada, pensé que había muerto y me sentía destruido, pero no fue así. Ella era una bruja y su único objetivo era descubrir mis debilidades y robar una parte de mi alma. Se fue de allí y a mí, me dejó destruido, a quién creí amar con locura y pasión, sólo me estaba usando. Por eso Ceci se había preocupado de que yo te diera un collar Gaia, a esa mujer le di un quince por ciento de mi alma y a ti, te di un treinta por ciento, que es lo máximo que se puede dar en un collar Gaia. Solo me queda cincuenta y cinco por ciento, para un guardián es muy poco y peligroso.
            Abracé con fuerzas a Miyagi—: No te preocupes, prometo jamás ¡jamás! Alejarme de ti, yo no soy como ella, yo quiero estar a tu lado de verdad y amarte con toda mi vida. Miyagi, lograremos esto.
            —Sabía desde que te vi por primera vez, que eras diferente a cualquiera. Tal vez por eso decidí traerte conmigo.
            —Pero... cuando todo acabe, ¿qué pasará con nosotros?
            —Te dejaré escoger, irte con tu familia o quedarte conmigo. No tienes por qué decidir ya, pero recuerda: tienes toda la libertad de decidir y lo que decidas lo aceptaré feliz.
            —Creo que ya no habrá por qué esperar ésa respuesta. Me quedaré contigo, desde ahora y para siempre. Te amo y tú me amas, ¿no?
            Miyagi besó mi frente y sonrió, si ahora siempre podré verlo sonreír, no tengo nada más que pedir. Él es todo lo que pude haber deseado y más.
            Volvimos a unir nuestros labios con fiereza y amor combinados, en un ansioso beso. No creo que ya nada pueda separarme de Miyagi, tengo bien definidos mis sentimientos, lo amo, lo amo con todas mis fuerza y él me ama a mí. Ahora mi deber es que él se olvidé de su primer amor, no puedo pedirle ser lo púnico que ame pero tal vez si él que ame con más fuerza. Esos agrios recuerdos de la bruja que lo engañó pronto se deberán ir, porque ahora yo debo robar el sueño de Miyagi.

Lo que no sabían Shinobu y Miyagi es que por culpa de ellos mismos, su relación será como una montaña rusa, a veces bien, a veces mal, pero ante todo, el perdón deberá existir entre ellos.

CONTINUARA
*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*
Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado!

Nos vemos a la próxima, promteo ya volver a mi mismo ritmo de siempre, trataré lo más que pueda.

Espero sus rews, créanme, me animan mucho, mucho, en especial para este tipo de historias, me animan a seguir y por supuesto me inspiran. Espero cualquier cosa, ¡enserio!

Nos vemos y un gran saludo,

Los Quere Musho Miraku SAYO~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).