Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Más allá de la verdad por Miraku

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!!!!!!!!!!!

¿Quién ha decido volver cada sábado a continuar con el fi como se debe?
Pista: ¡YO! Sí, por fin, ya he vuelto y como se debe (y con muchos problemas para Hiroki, esto es dirigido para los que sufrieron con él ¬w¬)

 

Así que sí, ya volveré con este plan:

No me he recuperado del todo, aún ando con uno que otro problema (como de que mi papá me acusa de lesbiana sin razón alguna) pero ya continuaré como se debe la historia y muchas nuevas sorpresas se vienen. (¡lemmon confirmado para el capítulo 22!). Aun así, cada sábado o domingo vuelvo a subir cap y responderé los rews y en un futuro cercano volver´a como antes, respondo el lunes los rews y el martes publico.

¿Les parece bien? Porque a mí sí, eso de volver con todo y en especial con ganas de escribir como se debe me llena de dicha. Espero que me sigan apoyando como lo han hecho hasta ahora, porque el fic. es dedicado a ustedes, ustedes son mi razón de imaginar y plasmar ello en letras.

Ok basta de tanto sentimentalismo.

NARRADOR: -Omniciente (Tercera persona)

Sin más, a leer:

Usami tomó a Misaki y se dirigió a las cabañas de refugio y descanso que tenía Nowaki en caso de heridos. Fue mucho más que suerte el que Misaki se pueda recuperar sin complicaciones. El Guardián de la Noche debía entender eso; tenía que comprender que el haber dejado ir así como así a Misaki en busca de la rama nocturna lo hizo sin tomar precauciones; pero bueno, tampoco es toda su culpa, ni la de Misaki, ni de nadie. Simplemente no imaginaron ni esperaban que el Sin Nombre usara un truco tan simple como el hacerse pasar por el desterrado de Julia para lograr atrapar a Misaki. La leyenda era cierta, por ello Usami llegó a creerse por un momento que “Ijuuin” era un verdadero desterrado; los guardianes no tienen derecho a ver a sus desterrados y mucho menos desterrados de otros, ellos sólo se dejan ver en caso de una batalla que amerite más refuerzos. Después de los Guardianes, los desterrados son lo más fuerte y poderoso que existe sobre La Nada.
            Misaki estaba temblando de forma leve y en busca de más calor, cuando iban camino a las cabañas, el chico de bellos ojos cuales esmeraldas se refugió en el pecho de su protector. El Guardián de la Noche lo abrazó más fuerte, aún era demasiado doloroso ver así al chico, lleno de vendas, una que otra puntada, frágil y débil. Parecía que en cualquier momento se rompería. De por sí, él ya era demasiado delgado, su piel fácil de raspar, su aguante era muy poco cuando se refería a enfrentamientos físicos. Era doloroso saber que a pesar de todo eso, Misaki aguantó con la frente en alto todo lo que sucedió. Se humilló, se dejó torturar de una forma tan inhumana que daba pavor el recordar aquella imagen, casi era violado, y aun así, él pensó que todo pronto acabaría. ¿Tenía miedo? Claro que sí, pero el temer significa enfrentarse a uno mismo, o sea, nuestro peor enemigo. Era ahora el turno del protegido del Guardián de la Noche. Pero no estaría solo, para nada, lo tenía a él. Él no lo abandonaría, no lo hará más; él estaría apoyándolo, ahora sí lo cumpliría.
            Llegaron a las enormes cabañas, estaban tal y como la últimas vez que se usaron, intactas. Grandes y muy espaciosas, la madera robusta y fuerte, una ventilación muy rica y agradable. Las cabañas, sin duda alguna, eran perfectas para tomar el debido reposo, cosa que realmente necesita Misaki. Por lo que Usami se adentró al cuarto más grande y mejor ubicado del lugar para acostar a su niño. En una cama bastante cómoda y acogedora lo recostó con cariño y cuidando que no se rompiera un vendaje o abriera una herida. Usami abrió levemente la ventana que estaba justamente al lado del lecho para dejar que la suave brisa invernal refrescara el encerrado lugar, después la cerraría. La luz de la luna se coló para hacer compañía a la amistosa brisa en la ambientación del cuarto. Todo esto en un exquisito y muy pacífico silencio. Después, Usami prendió unas velas que estaban en una mesita de noche cerca de donde descansaba su niño; esa noche, como siempre, él se quedaría en vela, pero no vigilando la noche, no, esta vez dedicaría su atención únicamente a su bello y curioso niño de ojos verdes cuales esmeraldas.
            Aún podía recordar cuando lo conoció, él, tan pequeño y curioso, le provocó que naciera en el increíble y poderoso Guardián de la Noche el sentimiento de la ternura y esa sensación tan cálida y cómoda que te llenaba por completo, conocido como la felicidad. Ese chico se convirtió en el primer y último pensamiento para Usami, jamás salía de su mente. Sentía que no bastaba con solo haberle dado el collar Gaia III para que su nueva adoración estuviera protegida. Y, tal vez, sin darse cuenta, comenzó a velar mucho por él, a vigilarlo de más cerca, a cuidar la noche donde su niño estuviera, todo, con tal de estar cerca de él. El chico logró que Usami se interesara más por el mundo, le hizo darse cuenta de lo bello que puede ser el humano, especialmente cuando nos referimos a la ternura y curiosidad de los niños. Misaki demostraba tantas cosas que hizo comprender a su protector que siempre hay un propósito para apasionarte más por tu vida, para buscarle una chispa de felicidad; Misaki se convirtió en la felicidad de Usami; Misaki se convirtió en el primer y único amor de Usami, nunca podría olvidar aquella imagen de su chico sonriéndole, o dándole un abrazo, una caricia, un beso... Fueron tantos y tantos pequeños y rápidos gestos que fueron llenando el corazón de Usami con la más pura dicha de sentir la felicidad cimentada en un chico. Sólo con él bastó para que su frío y reservado comportamiento con sus compañeros se ablandara aunque sea un poco. Todo fue por un bello niño que sin miedo decidió meterse en la vida del imponente Guardián de la Noche. Y ahora, Usami no lo quería lejos, se convirtió en algo tan vital como el aire para respirar, no lo quería lejos, Misaki se convirtió en el eje principal de su inmortal vida. Misaki se volvió en el dueño del ser propio de Usami. Definitivamente y sin mucho esfuerzo, eso es en lo que se convirtió Misaki para su Usagi-san.
            Todo el tiempo el lugar se mantuvo en silencio, un silencio que fue de gran ayuda para los dos únicos presentes en el la enorme cabaña principal. Uno dormía buscando las fuerzas para despertar y otro pensaba y esperaba tener fuerzas para enfrentar lo que se avecinaba. El viento silencioso acompañaba el lugar, las luces de las velas iluminaban el muy lindo rostro de un chico de tan solo 17 años que conoció más allá de la verdad; un chico que ha decidido enfrentarse a lo que sea necesario para demostrar que, a pesar de todo, era mucho más fuerte por cómo lo tomaban. Ni un solo momento quiso pelear solo, intentó hacerlo para sí mismo pero quería tener una inspiración, y era, su protector. Dormía sobre una cómoda cama un chico de tan solo 17 años que se enamoró y no quería perder a esa persona que no lo hizo sentir incompleto, que le demostró que no estaría sin su apoyo. Aunque no lo pareciera, ese bello chico de ojos verdes cuales esmeraldas tenía miles y miles de problemas, inseguridades, miedos... su vida jamás lo dejó descansar, y él ya no quería pelear solo contra sí mismo, no quería estar incompleto, y no lo está. No hacía nada más que pelear por seguir manteniendo una bella sonrisa sobre su rostro y por ende, Misaki era alguien a quien admirar. Su valentía le mostró que era un valiente hombre pero sobretodo le mostró que era un ser humano que jamás buscó rendirse, no dejó ir las oportunidades, no dejó de buscar un hogar, un refugio para encontrarse a sí mismo. Usami se pudo dar cuenta de todas y las millones y millones de cualidades que poseía su protegido. Y así se quedó, viéndolo y descubriendo lo que su bello chico tiene: una incesable búsqueda por hallar y ser hallado.
            Su gesto pasivo, su piel con temperatura normal, parecía que entre toda fuerte tormenta, se puede encontrar un pequeño y muy temporal refugio... Y así Usami pudo respirar tranquilo.

Sus ojos fueron abriéndose con cuidado y muy despacio; sentía su cuerpo temblar y pesado; dolían todas y cada una de sus heridas que ahora que veía, estaban vendadas y bien atendidas. En pocas palabras, sentía que todo en él era un desastre. Se sentó sobre la rica cama y miró mejor a su alrededor, una vez después de que su vista se acostumbró a la luz del sol colada por la ventana, ¿qué lugar era ése y cómo llegó a él? La simple imagen de su protector llegó de golpe a su mente, ¿acaso fue él a salvarlo? Imposible, se juraba y auto-convencía de que Usami lo odiaba por temer y alejarse de su lado; no se merecía el ser salvado. Y por otro lado era mucho más imposible que algún ser, sea el que sea, del Olvido del Ventor lo haya atendido. Después de su espantoso comportamiento, miedoso y hasta un poco mimado que a la primera y más insignificante señal que él percibió, decidió irse. Debía estar soñando, así que optó por volver a dormirse, acomodándose en aquella deliciosa cama cerró sus ojos; pero el encanto no duró por mucho:
            —¡Despertaste! —esa agradable y risueña voz que le despertó era nada más y nada menos que la de su amada amiga, Ceci.
            Se volvió a sentar sobre la cama con mucho cuidado debido a las heridas, miró a la bella chica y le sonrió levemente, sus ojos comenzaron a brillar de forma casi imperceptible, esto no era un sueño. Todo el lugar se llenó de una muy agradable sensación que sólo Ceci era capaz de crear con su sola presencia y una de sus más lindas sonrisas y eso que ella es la que crea hasta el más poderoso frío; Misaki pudo después de un lapso de tiempo sentir suma tranquilidad.
            —Sí... —respondió Misaki con un tono sereno y algo apagado viendo hacia sus piernas—, ¿có-cómo es que llegué hasta aquí?, ¿Dónde estamos?
            —Calma, calma —Ceci sonrió viendo dulcemente a quien tenía en frente—. Él fue a rescatarte.
            Sólo esa última oración bastó para que el corazón de Misaki parara por un mísero segundo y comenzar a palpitar a toda la velocidad posible que podía éste. Sólo aquello bastó para dejar de suponer que todo lo que estaba viendo y tocando era un sueño. Usagi-san sí fue por él. ¡Ya nadie más podía ser! Esa extraña sensación de calor que en prolongadas ocasiones sintió cuando cayó inconsciente era él, su Usagi-san. Él fue, él, él y nadie más; sólo su protector era capaz de tomar su cuerpo con aquella delicadeza y cariño que le devolvió una chispa de luz en su interior y recordar que no todo estaba perdido. Ese calor con el que soñó y se aferró para lograr despertar era de él; Usagi-san lo tomó entre sus brazos y no lo dejó desmoronarse en el olvido y dolor.
            Su amiga se acercó y sentó en el borde de la cama junto a Misaki, y pronto, sintió como era abrazada por él. No lo dudó y correspondió al gesto con cariño y delicadeza. Aún a pesar de que el chico se sentía feliz no quitaba el hecho de que se sentía destrozado; Misaki no ha hablado con Usagi-san y lo peor, era que la imágenes de su tortura le atormentaban su mente. Tenía que hablar con él, quería mantener aquella vaga pero persistente esperanza de que su adorado protector aún lo quiere tanto como él lo hace.
            Se separó a los cuantos segundos, su cuerpo le exigía reposo, aún le mataba el dolor que sentía. Pero en sus ojos se remarcó ese brillo que Ceci percibió vagamente; aquél brillo en el que se plasmaba la más fuerte esperanza, anhelo y, por supuesto, el incesable amor que siente por su protector. Ya quería verlo. Esa simple sonrisa que sólo Misaki era capaz de sacarle; aquellos ojos amatistas que lo desarmaban e hipnotizaban; su poderosa presencia provocó que él se volviera demasiado dependiente de ésta. Y eso, le encantaba porque encontró un cariño inimaginable que va más allá de lo que jamás imaginó y buscó; bueno eso era hasta sin querer haber entrado en la vida del Guardián de la Noche.
            La única presente, en esa linda y bien ambientada habitación, sonrió enternecida por su amigo. Por fin él despertó, ella y Usami, principalmente, han estado velando y checando que nada malo le ocurriese. Y por fin, después de cerca de cuatro días, aquel bello chico de ojos verdes cuales esmeraldas abrió sus orbes. Tenía que ir cuanto antes con Julia y Usami, ambos debían de estar al tanto, ella encontró despierto al chico por la pura casualidad de que le tocaba hacer guardia por esas zonas, que gran bendición.
            Se quedó viendo al que recién despertó por unos momentos más, si podía ser sincera, aún no terminaba de procesar que su gran amigo ya despertó. ¿Si ella no podía creerlo cómo lo haría Usami? Él más que nadie lo esperó con paciencia en su mirada y comportamiento; pero en su interior, ya no soportaba verlo de esa forma, deseaba, rogaba, imploraba que Misaki abriera sus ojos ya, tenía de mucho que hablar y el tiempo no era suficiente. Después de que la chica encargada de crear y cuidar el invierno se perdiera en el cuerpo del chico, mirando con lujo de detalle cada facción de Misaki, que era delicada y masculina, su piel nívea que hacía resaltar el color natural de sus mejillas y labios que son de un suave y lindo color rosado que bonitamente pintaba su rostro y junto a esos grandes ojos verdes y aquellos rebeldes mechones chocolate que formaba un flequillo alborotado formaban a un chico muy lindo a simple vista; alguien así de atractivo llamaba fácilmente la atención de más de uno. Usami era muy afortunado de ser quien ganó la atención devuelta por parte de aquél bello muchacho. Ceci sonrió y por fin se levantó del lecho para ir a la salida del cuarto. Misaki no pudo decir nada, porque su amiga ya se había tan rápido que ni vio cuándo.
            Decidió no gritar por ella y se quedó mirando sus muñecas, estaban vendadas. Y de algo que se dio cuenta, era que esas vendas estaban completamente limpias, debieron estar cambiándole los vendajes y estar poniéndoles cosas extrañas que sólo podrías encontrar en La Nada. ¿Qué más podía ser? Y muy en el fondo de su corazón agradeció de verdadero corazón todo lo que han hecho por él los Guardianes; vieron por él como más allá de una responsabilidad, lo vieron como a un ser que amaban y deseaban verlo sano ya. Hace tiempo que deseaba ese tipo de cariño... Misaki tenía a su madre... ¿Cómo estará ella?, ¿Cómo estarán Aikawa y Todou? Era de las únicas personas por las cuales Misaki comprendía que no todo el mundo era malo; hay tanto gente buena como mala. ¿Y su padre? Sólo hay algo que pedía Misaki para él, y es que pueda decidir lo mejor para sí mismo. Su padre es una persona altamente alcohólica, a tal grado que, en algunas ocasiones un licor normal no le hacía el mínimo efecto, sus extremos llegaban hasta la ingesta del alcohol puro y perfumes para sentir la sensación rasposa que le hace el estar bebiendo. Misaki deseaba que su padre dejara de beber pero sabía que no debía pedirle que dejara de hacerlo, no porque no quisiera hacerlo, sino porque aquello es decisión de su papá y si quería hacerlo, Misaki lo apoyaría; y si no quería, Misaki no soportaría que un día él muriera. A pesar de todo, Misaki amaba a su padre aunque nunca haya recibido una muestra de cariño por parte de él. Al ver esas vendas blancas, Misaki sonrió lastimado, recordando cuando provocó que su padre le lastimara sus muñecas de una forma muy brusca porque el chico defendió a su madre antes de que fuera golpeada por aquel hombre. Sus manos estaban de la misma forma vendadas. Tal vez su vida no fuera el drama cliché de un padre verdaderamente abusador, una madre pasiva, extremadamente sumisa y llorona y él como una persona con problemas mentales, rencor a su padre y hasta pensamientos suicidas; no, su vida no merecía ser vista de esa forma. Sí, su padre bebe y llega a golpear a Misaki y esposa, pero tanto ella como Misaki no se dan por vencidos y saben que deben apoyar a aquel hombre de nombre Kenta. Porque puede que en algún momento, Kenta esté harto y por fin decida dejar el alcohol y ponga a su familia primero. Esas vendas en sus muñecas le recordaban lo mucho que deseaba ver a su familia y mejores amigos. Aquellas vendas alrededor de todo su cuerpo le recordaban que también fue difícil aceptarse tal y como es...
            —Misaki.
            Esa voz, era él, sólo de él:
            —Usagi-... san... —sintió su cabeza dar vueltas y las inmensas ganas de llorar, lo cual no lo impidió, no tenía fuerzas para hacerlo, y las lágrimas brotaron y salieron de sus ojos.
            Usami se acercó con rapidez a su niño, a su amor para abrazarlo, lo abrazó como nunca. Hundió su rostro entre el hombro y cuello de su protegido y dejó correr también aquél salado líquido que significaban miles de sentimientos revueltos amor, cariño, felicidad, dolor, tristeza, miedo, ira, nostalgia, y una larga, larga lista más. Lloraba en silencio, oliendo el aroma de Misaki, nunca lo olvidaría por eso lo recalcaba. Misaki correspondió, como amaba a ese hombre en frente suyo, lo amaba, lo amaba simplemente lo amaba. Misaki también recalcó el aroma de su amado y acaricio muy desapercibidamente su cabello. Aquella añorancia que ambos sintieron demostró que no era necesario pedir disculpas, no había por qué, ni uno ni otro. Sólo necesitaba aquel abrazo, era lo único que buscaban y por fin obedecieron a su corazón lleno de amor y no a su mente llena de miedo. Eran todo cuanto amaban del otro. Listo.
            Se separaron a duras penas y Usami le puso el collar Gaia III a su niño con sumo cuidado:
            —Recuerda, es una promesa. La palabra de un hombre no se rompe —los ojos de Usami brillaron.
            Misaki rió en gesto de agradecimiento:—Gracias... Usagi-san, ¿tú me amas?
            Porque a pesar de todo, Misaki quería escuchar aquellas dos palabras por parte de quien lo vuelve loco, quería sentir que nada de eso era en vano, quería que la promesa se renovara.
            —Te amo como nunca imaginé amar algo, Misaki. Gracias por ser curioso y dejarme conocerte.
            —Y tú gracias, por dejarme ser parte de tu vida. Te amo mucho.
            Y con sumo cuidado, Misaki posó sus dos palmas en las pálidas mejillas de su protector para ir acortando sus distancias y besarse. Un beso delicado y hasta un poco torpe, pero la emoción y felicidad que ambos sentían provocaba que aquella inocente caricia los llenara por completo, no necesitaban de nada más, con la simple presencia de quien besaban era mucho más que suficiente. Besaban con cariño los labios ajenos y Usami lamió el labio inferior de su niño para dejar que ambas lenguas se encontraran y enredaran a gusto propio. Usami tomó riendas del beso y con su lengua guiaba la de Misaki dejando que sus sabores se fusionaran y volvieran locos a ambos. La saliva se acumuló en la boca de Misaki y dejó que, sin pudor alguno, corriera por la comisura de sus rosados labios; ambos se fueron separando viendo a los ojos de la persona que más amaban y Usami rompió el morboso y muy notable hilo de saliva que conectaba una lengua con otra lamiendo los labios de Misaki. El chico sintió que la sangre se acumuló en sus mejillas y miró a su amado para después sonreír dulcemente.
            Como si conocieran los pensamientos del otro sin necesidad del collar Gaia III, Misaki y Usami juntaron sus frentes con delicadeza y sonrieron. El momento fue más que perfecto.
            —¿Cómo te sientes? —susurró aquella pregunta el Guardián de la Noche.
            Misaki suspiró cansado:—Mejor... Contigo me siento como nuevo...
            —Te amo, Misaki.
            —¿Puedo pedirte que hagamos otra promesa más, Usagi-san?
            Usagi besó la punta de la respingona nariz de Misaki y él soltó una sonrisa:
            —Qui-quiero que ambos prometamos que, si verdaderamente nos amamos, no volvamos a dejarnos ir por el miedo para abandonar al otro, Usagi-san, aprendí mi lección y no de la mejor manera, aún me duele, pero si estás aquí conmigo sé que puedo vencer todo lo que tenga en frente. Porque, cuando venza mis miedos...,
            —La estrellas volverán a brillar y éstas estarán a tus pies —pronunciaron ambos al mismo tiempo. Esa frase es su promesa, todo lo que necesitan para vencer a todo lo que se les venga.
            Usami pasó su mano a la nuca de Misaki y siguieron con sus frentes unidas, ambos cerraron los ojos y sonriendo, para que al final se dieran más besos; primero solo piquitos que poco a poco fueron convirtiéndose en besos más duraderos y fogosos. Sus lenguas se enredaban como ya sabían y gustaban de hacerlo, lo único que se oía en aquella cabaña era el húmedo sonido de sus labios besándose y la saliva compartida. Se separaban míseros segundos para respirar y volver a unirse en otro apasionado beso, tan parecido al anterior y tan nuevo y jamás sentido a la vez. Misaki tenía una mano acariciando la mejilla de Usami, mientras que él, tenía una mano en el cuello de su niño para hacer más profunda la caricia y otra en la pequeña cintura del chico. Jamás podrían imaginarse que llegara la posibilidad de cansarse de aquellos besos, imposible, eran dulces y únicos. Los labios de ambos eran una perdición, una muy deliciosa perdición. Misaki tenía su rostro ardiendo, jamás había sentido tanto cariño de aquella manera, era delicioso. Simplemente delicioso.
            —Te amo.
            Pronunciaron ambos y siguieron juntos, no había necesidad de nada más, no había por qué. Venían momentos difíciles, pero era hora de enfrentarlos con la frente en alto y lograr salvar más que una vida.
            Y se volvieron a besar...

Pasaron tan solo tres días más desde que Misaki despertó y por fin, él saldría de aquella cabaña. Julia estuvo al tanto de las heridas del chico y le explicó lo que sucedió en el Olvido del Ventor. Con cada palabra, con cada narración, Misaki llegó a momentos en que no lograba entender por qué, por qué “Ijuuin” no lo mató, no dejó que las brujas y Obscuros lo mataran; sí, le hizo mucho daño tanto físico como mental, pero nada irreparable, tenía a su protector consigo; pero aun así, ¿qué pasa por la mente del Sin Nombre y qué es lo que tiene preparado? Tenía que esperar para saber aquellas respuestas.
            Ayudaron a Misaki a pararse de la cómoda cama en la que estuvo durante una semana para reposar. Misaki sintió el frío piso de piedra lisa y un escalofrío recorrió su espina dorsal, se sentía emocionado de poder dejar de ser una carga tan pesada para todos y que ahora por fin podría ayudar en lo que fuera. Se mantuvo unos momentos parados, esperando a tomar equilibrio y poder caminar con cuidado junto con su protector. Ese día todos los Guardianes y protegidos comerían en un lugar muy, muy especial: El Bosque Cascadas. Era un lugar lleno de color verde y azul, árboles rodeaban un río que corría desde una pequeña presa hasta... bueno, nadie sabe hasta dónde acaba, parece no tener fin; el agua de aquél lago era azul, plenamente azul y brillosa, los árboles bailan cuando tienen visitas y desprenden unos agradables brillos dorados de un rico olor a pinos o cualquier otro tipo de flora. Simplemente bello era aquel lugar.
            Cuando llegaron, ya estaban todos allí esperándolos. Ceci fue para abrazar a Misaki y ayudar a Usami para que el chico de ojos verdes cuales esmeraldas se sentara en una de las sillas que rodeaban la enorme mesa con la deliciosa comida que tenía encima. Sólo ellos dos faltaban. ¿Por qué se decidió comer en aquel lugar tan reservado y resguardado por Nowaki? Por algo que volvería a romper el corazón de Hiroki. Un corazón que posiblemente ya no “existe”.
            Desde que Hiroki intentó volver y aclarar sus sentimientos con Nowaki y vio que ya no había nada más qué hacer, volvió con Ceci y lloró. Se sintió tan destrozado y sin fuerzas y claro que demasiado patético. Y el que estuviera allí, cerca de quien ama, era una fuerza que ni siquiera sabía si en verdad estaba presente, sólo asistió y decidió comportarse como hombre: enfrentado lo que más duele. Ya debía de hacerlo, ser fuerte por sus amigos queridos, por Nowaki y por supuesto por sí mismo. Mostraba un gesto serio y hasta un poco relajado, pero lo que arruinaba su bello rostro eran las muy notables ojeras que pintaban sus ojos. Las noches han estado siendo un tormento para él; porque a pesar de tener a su lado a Ceci, no podía evitar sentirse tan solo, lo cual no le encontraba sentido, jamás se había sentido tan... dolido. Hiroki siempre estuvo solo desde que decidió dedicar su vida al bello arte de las letras y literatura, ha tenido unas cuantas parejas que fueron algo meramente pasajero; jamás se vio con la necesidad de tener a alguien siempre con él, no hasta que tuvo que conocer a Nowaki y su mundo quiso que girara en torno a él. Jamás sintió ese nudo en su garganta sin la necesidad de llorar, jamás sintió la necesidad de saber, siempre que fuera necesario, el estado de su amado... pues claro, esto era porque jamás se había enamorado. Y ahora entendía lo muy doloroso que podía llegar a ser el no ser correspondido. 
            Desde donde estaba sentado, Hiroki veía fugazmente a Nowaki y sintió un fuerte dolor en el pecho. Nowaki actuaba como si él nunca hubiese sido el protector del profesor de cabellos castaños, sonreía y platicaba animadamente con todo aquel que le comenzaba una conversación, su aspecto era el de siempre: digno de ser llamado príncipe, e incomparable a un Adonis, porque era mucho más. Pero lo que más le llegó a doler a Hiroki era que, sin querer, sólo él sabía que Fiorella estaba a nada de ser la emparejada de Nowaki y no podía evitarlo, por simples razones, entre las cuales resalta que: Uno, Nowaki no sabe los verdaderos sentimientos de Hiroki; Dos, Hiroki simulaba bastante bien sus celos hacia Fiorella y decepción de sí mismo; Y tres, Nowaki no amaba a Hiroki. Más simple no podía ser.
            El banquete comenzó.
            Todos comían y sonreían.
            Bebían y estaban animados.
            Era el momento dé.
            Nowaki llamó la atención de todos carraspeando la garganta y pidiendo lo mismo. Fiorella estuvo a su lado desde que comenzó la pequeña fiesta.
            —Bueno, la razón principal por la cual se ha hecho esta pequeña fiesta es, primeramente para estar alegres ya que Misaki se ha recuperado exitosamente. Y también es porque quiero aprovechar el momento para darles un aviso muy importante —Nowaki dio una pausa y tomó de la mano a Fiorella para que ella se parar con él—, Fiorella y yo nos vamos a emparejar.
            Todos estaban sorprendidos. Nadie lo veía venir.
            —¡Felicidades, Hermana! —dijo Toby entre todo el tenso silencio—. ¿Ya era hora, no? Me alegra que hagan algo tan lindo. ¿Cuándo será la ceremonia?
            —Mañana.
            Hiroki sentía que ya no podía más, pero si se iba en esos instantes, sospecharían y lo verían preocupado o incluso mal. Cuando Hiroki vio a Toby tan feliz, supo que debía callarse y tragarse su tormenta de sentimientos. Principalmente porque Fiorella no tenía la culpa.
            Todos comenzaron a felicitar a la pareja y decir que estaban dispuestos a ayudar en lo que fuera necesario.
            —¿Y quién será tu cuidador, Fiorella? —preguntó Shira sonriendo de forma calmada.
            —¡Oh, yo ya lo he pensado todo, linda Shira! Es más que obvio, mi cuidador será Hiroki. Nos emparejaremos en mi bosque Ilussia y será al atardecer. Hiroki, ¿si aceptas ser mi cuidador, verdad?
            Hiroki agachó la mirada, porque las lágrimas salieron sin permiso, fueron tan solo unas cuantas pocas, pero igualmente muy dolorosas. ¿Por qué le pedía algo como aquello? Era doloroso, pero no era culpa de ella, Fiorella no debía ver qué tan patético era Hiroki por estar enamorado de quien es su “prometido”.
            —S-sí, claro que lo se-seré, Fiorella —a pesar de todo, sonó con un tono convincente.
            Misaki vio dolido a Hiroki también Ceci, ellos dos solamente sabían de los sentimientos del castaño hacia el Guardián del Agua.
            —Hiroki —dijo Misaki en susurros para que el nombrado solo lo escuchara—, ¿podemos hablar?
            Hiroki asintió y se paró para ayudar a Misaki e ir a donde el chico menor pidiera. Se fueron un poco alejados bastante de los demás. Se sentaron en unas rocas viejas y llenas de moho y se quedaron en silencio, escuchando únicamente el río correr.
            —¿Estarás bien? —preguntó Misaki, después de que pasaron varios minutos.
            Hiroki asintió y trató de sonreír, agradecía tener a alguien como Misaki, la verdad necesitaba desahogarse con alguien, no podía retener todo tanto tiempo. Hiroki le contó todo lo que pasó después de que él y Misaki fueron rescatados del Olvido del Ventor, desde cómo ayudó a matar a Destos, el viejo dragón; hasta cuando él fue para decirle a Nowaki sus sentimientos y se dio cuenta sobre el próximo emparejamiento.
            —¿Y tú sabes de qué trata el ser un cuidador?
            —Sí... sí, Fiorella me lo explicó porque ya había pensado en mí para tomar ese papel desde hace tiempo.
            —¿Y lo harás?
            —A pesar de todo, Misaki, Fiorella no es culpable de nada, tampoco Nowaki ni yo, nadie sabe controlar los sentimientos y a veces ni siquiera sabemos cuál es cuál. Ella realmente está enamorada de Nowaki, y si su sueño está por ser cumplido y quiere que le ayude para que sea un momento meramente inolvidable, no me puedo negar. Ya sabes lo que dicen, si amas algo, déjalo ir... Amo a Nowaki, no te imaginas cuánto, por eso debo hacer que él sea feliz. Es lo único que ahora me importa, por ello, seré un gran cuidador para Fiorella.
            —Eres muy fuerte, Hiroki. Demasiado que creo que te ha llegado a doler, así que... yo también quiero que Fiorella y Nowaki sean felices pero también quiero felicidad para ti, por lo que cualquier cosa estoy para ti, ¿sí?
            Hiroki asintió feliz y más que nada por necesidad, abrazó a Misaki, lo abrazó dejó que sus sentimientos salieran, que su máscara de persona amargada se rompiera por completo, dejando así salir al verdadero Hiroki, una persona como cualquier otra, que busca simple y sencillamente ser feliz.
            Nowaki caminaba porque, a pesar de todo lo sucedido, tenía que hablar con Hiroki para arreglar las cosas del emparejamiento. Si su “amada” Fiorella lo escogió, ella tenía sus motivos, pero debía decirle todo lo que tenía que hacer con instrucciones más específicas y concretas, quería que todo saliera a pedir de boca, los errores ahora no se aceptaban. Pero cuando lo encontró a él y Misaki abrazados, centró su vista en quien aún anhelaba como su protegido y que lo perdió, y vio que estaba mal, ¿por qué? No encontraba respuesta alguna, pero aun así, no pudo evitar sentirse un poco celoso. Nowaki debía ser quien abrazara a Hiroki, pero ahora ya no era así, ya no lo sería. Había que afrontar las cosas, la muy cruel realidad. No sabría decir que siente en esos precisos momentos, pero sin duda era desagradable la sensación. Así que decidió irse de allí y dejar que Ventos, quien fue cuidador de Shira en su emparejamiento, le explicara lo que tenía que hacer a Hiroki, porque por ahora, Nowaki no soportaría verlo, le dolería más de lo que ya.
            Y así fue, Ventos le explicó con paciencia y mucha puntualidad qué tenía que hacer. Hiroki lo captó rápidamente y comenzó a organizar su parte, haciendo como si nada, enterró muy, muy en lo profundo de su ser sus verdaderos sentimientos, no podía dejarse flaquear en esos momentos. Debía hacer que todo saliera bien, en especial porque mañana era la unión. Tenía que salir perfecto.
            Nadie sabía... solo habría que esperar.

CONTINUARA
*°*°*°*°*°**°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*°*
Perdón por las faltas de Ortografía. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado mucho, porque ¿qué creen? A Hiroki le toca sufrir...

Kiyoteru: ¿Que no ya sufre?

Miraku: ¡A sufrir de verdad!

(Soy malita, lo sé ¬w¬)

Espero con muchas ansias sus comentarios y saber qué les pareció y también que ya he vuelto como se debe...

Por cierto, ¡Gracias por las más de 8.000 leídas! Me llenan mi corazón. Siempre pensé que no interesarían mis historias... Nuevamente, gracias :')

Nos vemos a la próxima,

Los Quere Musho Miraku SAYO~

#NOodienaNowaki


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).