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Me Robas El Corazón por BlackLady24

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Notas del capitulo:

Hola hola!!! :D Como están? Aquí Tania presentándose con el segundo capítulo de este maravilloso (si como no… ¬¬) fic! Jajajja

Gracias por los mas de 100 Leidos y muchas gracias por los Reviews :D

(me disculpo por los errores que pudiera tener)

Espero que le guste el cap. ;-) 

El Distrito 12 de la cuidad de Shabondy, uno de los barrios más alejados de la capital, no era el más lujoso ni el más llamativo. Las residencias estaban habitadas, en su mayoría, por gente de clase media que  trabajaba honestamente para ganarse el pan, por lo que las casas no eran mansiones, pero se podía habitar en ellas. Aunque las calles, que durante el día se podían considerar seguras, no lo eran tanto por la noche, se podía circular por ellas si se tenía el debido cuidado. En definitiva: un lugar relativamente agradable.

 

En una de las residencias más decaídas un pelirrojo de nombre Eustass Kidd, comía un emparedado sentado sobre la alfombra, y alumbrado solo con la luz de un par de velas. La cartera de la mujer no tenía cosas de valor, ni tampoco mucho dinero, pero todo sumaba.

Mientras disfrutaba de la comida, que aunque poca, llenaba su vacío estómago, Kidd pensaba en el moreno de ojos plateados que en la tarde lo había descubierto revisando la cartera. Recordaba esa mirada penetrante, que le había erizado la piel por un momento. No había querido ser tan de brusco con él, pero no le quedo opción. Si lo atrapaban, lo llevarían a un reformatorio, y no podía permitir que algo como eso sucediera. Decidió mejor seguir disfrutando la comida, que rara vez tenia oportunidad. Para después poder dormir un rato.

 

Una medida que Kidd había tomado para poder defenderse lo mejor posible en el mundo bajo en el que vivía era ejercitarse para ser más fuerte, asique a las cuatro de la madrugada del día siguiente el pelirrojo caminaba hacia el parque como todos los días. Al llegar comenzó su rutina: correr, hacer abdominales, sentadillas y flexiones; y practicar lo que recordaba de las clases de Karate que había tomado cuando era niño.

 

Cerca de las ocho de la mañana Kidd regreso a su casa, tomo un baño y desayuno. El día estaba, aunque frio, muy hermoso. Asique decidió dar una vuelta para relajar su mente. Durante su paseo no pudo evitar volver a pensar en ese moreno del día anterior. Esa mirada profunda lo había puesto nervioso, de una manera distinta que no podía descifrar.

 

Mientras caminaba, Kidd se debatía entre volver al Distrito 36 a intentar robar alguna cartera o buscar algo más para hacer. Tras varios minutos de pensar recordó que aún le quedaba algo de dinero guardado y decidió que después de su desliz del día anterior era mejor no robar nada al menos por ese día. Ese domingo prefirió aprovecharlo para algo diferente y útil: reparar objetos que encontraba en los basureros, para revenderlos. Era otra forma que tenía de ganar algo de dinero sin cometer delitos.  Así que se dirigió al barrio más acaudalado del Distrito y comenzó a rebuscar en los contenedores un callejón.

 

Ya entrada la tarde, regreso a su casa y se dispuso a reparar la radio que había encontrado. No pensaba venderla, después de todo era pequeña y no valía mucho, pero la repararía para él. Se encontraba en eso cuando Killer lo visito.

 

Ambos conversaban animados hasta que Kidd decidió contarle sobre aquel moreno. Como su mejor amigo y confidente, sentía que no debía ocultarle algo tan importante.

 

- ¿Como que te descubrió Kidd? – reprocho Killer.

 

- Me tomo por sorpresa… pero no importa, de todos modos nada malo pasó. No deberías preocuparte tanto.

 

- ¡Me preocupo lo necesario! ¿Cuándo vas a entender que lo que haces es peligroso?- no sabía cómo hace para que su amigo entrara en razón.

 

- Es lo mejor que puedo hacer por ahora, y tú lo sabes mejor que nadie… solo fue un desliz, no volverá a ocurrir.

 

Killer siguió insistiendo en que las locuras de Kidd algún día se saldrían de control. Que si lo atrapaban no podría ayudarlo y seria el fin de su libertad. Pero a pesar de la insistencia, no consiguió nada. Kidd era demasiado testarudo y orgulloso y no aceptaría ayuda bajo ningún concepto. Ni siquiera de aquel a quien consideraba un hermano. Killer era su compañero del alma desde que tenía uso de razón, la única persona en la que confiaba. Pero sabía que la situación de este no era fácil, por lo que no se podía permitir sumarle a su amigo un problema más.

 

Para evitar más tención en el ambiente decidieron cambiar de tema, y pasaron el resto de la tarde hablando trivialidades. Pasaban de las siete de la tarde cuando Killer se fue, y Kidd pudo descansar al fin de los regaños y reproches de su amigo. Cuando este se preocupaba demasiado, podía volverse muy pesado. Aunque sabía que este en fondo tenía razón, no estaba dispuesto a recibir ayuda de ningún tipo. No la necesitaba, mientras no consiguiera un empleo, seguiría robando para mantenerse. No le agradaba ese estilo de vida, pero tenía la esperanza de que las cosas fueran a cambiar en algún momento. Con ese pensamiento positivo en su cabeza, se dispuso a tomar una cena ligera y recostarse a descansar.

 

El lunes después de sus ejercicios, Kidd tomo un baño, desayuno una tostada con mantequilla y un café; y se dirigió al instituto. Pasar algunas horas en el lugar era necesario. De esa manera no llamaría la atención del director o las trabajadoras sociales. Si estas supieran de situación las cosas se complicarían. Además había materias que le interesaban, le resultaban fáciles y entretenidas como: Matemática, Física y Química. Durante el descanso podía charlar con su amigo, la escuela era el único lugar donde Killer no mencionaba su situación, después de todo era un secreto entre ellos, y conversarlo ahí suponía el riesgo de que alguien lo descubriera. Otra cosa que al pelirrojo le gustaba de la escuela era la hora se hacer deporte durante la clase de Ed. Física; le encantaba jugar al futbol. Correr, patear la pelota y meter goles le producían una satisfacción única, un sentimiento de grandeza que rara vez lograba sentir en otras ocasiones. Sentía que era útil y bueno en algo. Eso sin mencionar su personalidad altamente competitiva que lo impulsaba a esforzarse para ganar a toda costa.

 

Pero después de un día de clase “normal” venia la parte de su vida que no le agradaba. Otra tarde de frustración por recorrer el barrio buscando un trabajo de medio tiempo, sin tener ningún éxito. Uno de sus problemas a la hora de conseguir ese objetivo, era que su apariencia. Esta era, aunque no andrajosa, bastante desalineada. De manera que su aspecto no daba mucha confianza.

Asique regresando a su casa esa tarde decidió que al día siguiente no iría al instituto y en lugar de eso, se pondría al día con los robos. 

 

Continuara...

Notas finales:

Y eso es todo por ahora amigos!!

Tal vez no avanzo mucho la historia pero crei que era bueno que se supiera un poco mas de Kidd y su dura vida… pobrecito T-T – incluso me sentí mal de escribirlo- jajaja pero ya veremos que pasa con muestro lindo ladroncillo…

Prometo no tardar mucho…

Los quiero :D

Saludos ;-)

~Tania~


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