- Duerme - La voz que usó fue suave, reconfortante, eran estos momentos los que amaba, esta era una de las cosas por las que se había enamorado.
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Siempre pensó que ser gay era difícil. Bueno. Sí, lo era o al menos lo fue. Años de burlas, soledad, tristeza, desasosiego, acoso y desprecio de parte de su familia y compañeros fueron terribles, todo había sido duro, de hecho, estuvo a punto de ceder.
Gabriel, el único amigo que tuvo, se fue, y sabe que fue su culpa aunque Robert, su pareja actual, su lindo y sexy oji-verde le diga que no, porque, que rayos, que heterosexual homofóbico no golpeaba a su amigo gay que le robó un beso en los momentos en los que más apoyo necesitaba y que de buena gana Gabriel le había apoyado.
Pero no se arrepentía de haber hecho eso porque, después de la paliza de su vida, en donde felizmente y casi de milagro no se rompió algo, conoció al amor de su vida. Se escuchará cursi pero la verdad a veces puede ser así y de hecho los problemas por los que pasaron son una prueba contundente e irrefutable de eso.
Ahora casados y… seamos sinceros, muy cachondos, se aman sin parar. Aunque hayan pasado 10 años se siguen queriendo, sin embargo no todo es color de morado…sí morado, también hay veces en las que se quieren….pero bien lejos ¿Lo mejor? Las reconciliaciones.
- Amor – dijo Axel a su cansado esposo que como ya era costumbre le acariciaba el cabello.
- Sí?
- Sabes que siempre estaré contigo ¿cierto?- esto hizo que Rob, como a veces lo llamaba Axel, se girara sobre sí mismo y lo mirara con una sonrisa ladeada a su perfecto oji-azul (perfecto para él porque bueno, nadie es perfecto).
- No hagas eso – respondió Axel con un puchero – sabes que me pone.
- Sip, losé – dijo de forma triunfal haciendo que el menor, por un año, se carcajeara con su hermosa risa de cuatro cuadras contagiándolo a él también.
- Oh, please, answer me baby – dijo después de un suave beso.
- ¿A qué viene esa pregunta? Claro que lo sé y sabes que yo te protegeré, nunca más vas a pasarlo mal yo me encargo de eso.
Esto y su sensual guiño lo hicieron merecedor de otro beso y aunque no tan suave como el anterior igual podría palparse el cariño. Poco a poco fue calentándose el ambiente, las caricias tuvieron lugar y la excitación no se hizo de rogar, el beso continuo hasta que inevitablemente se separaron para respirar.
- Gracias. Por todo – le dió un beso en la frente y en un susurro le dijo - Mi guardián.
- Te amo - volvieron los besos, besos por todas partes con un solo objetivo, demostrarle lo que sentía, fue bajando hacia la erección de Axel y el resto ya es más que obvio.
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Porque siempre llega lo que nos merecemos, porque la felicidad depende de nosotros mismos, porque por primera vez el preocuparse por el que dirán ayudó a que encontrara a su alma gemela y porque nunca se sabe en donde esta estará, si a la vuelta de la esquina o en tu guardaespaldas personal.
FIN