En una gran habitación, con poca iluminación. En la cama, se encontraba un joven, con notorias ojeras, tenía una cara pensativa, su expresión demostraba tristeza y enojo.
“¿Qué son mis pensamientos? No me comprendo, ¿Por qué todo lo que quiero y aprecio debo lastimarlo? ¡Basta!, debo de enfocarme en ser mejor” sus pensamientos fueron cesados.
-Amo, debe bajar a comer, su familia lo anda esperando- dijo un hombre de cincuenta años aproximadamente, que vestía elegantemente de mayordomo.
-Gracias Ethan-. Contestó con gentileza. Mientras se retiraba el hombre mayor.
“Bien, debo comportarme, ¡Si, eso debo hacer!” Se repitió “Haber, dite a ti mismo, Isaí, compórtate”. Respiró fuerte un par de veces y bajó.
Sus padres lo recibieron con amor, él siempre había sido querido, eso ni lo dudaba.
La mesa se hallaba llena de mangares culinarios, pero bueno, eso no era nada nuevo para el chico, quien siempre había tenido alimento, pues su familia era de un estatus alto.
-¿No descansaste bien, hijo?-. Preguntó Mateo, su padre.
-No, padre- . Se notaban sus ojeras.
-Isaí, debes descansar mejor, cuando acabes de comer te vas a dormir-. Ordenó Amy, mi madre, con un tono de voz preocupante.
Después de acabar de comer, el muchacho se fue, se recostó en su colchón, tenía sueño, es verdad, pero tenía un sentimiento que quemaba en su pecho, no podía explicarlo, se sentía extraño desde hacía unos meses. Pensó que quizá sería la edad, pues ya tenía 18 años y, pensamientos de existencialismo recorrían su mente, pero era algo más que sólo la edad, lo peor es que no lo podía descifrar.
“A veces creo que no sé quién soy, siento como si fuera malvado, trato de ponerme en los zapatos de los demás, pero es algo que no me resulta fácil hacer. Quiero a mi familia y quisiera dejar de ser egoísta, en ocasiones no me gusta pensarlo, pero… ¡Me enferma mi familia, no es que ellos sean malos, al contrario, siempre lo he sabido…el problema… soy…yo” -Maldita sea- musité. En su cara se mostraba culpa.
Cerró los ojos unos momentos, hasta quedar sumergido en el mundo de las fantasías…
<<En un suelo, se encontraba acostado Isaí, observó a su alrededor, ese no era su cuarto. Era un lugar oscuro, además se sentía un calor infernal.
-¡¿Dónde estoy?!- exclamó alarmado para sí mismo. Se levantó, frente a él se mostraba un resplandor de color azul y se veía la silueta de un hombre, que llevaba unos cuernos saliendo de la cabeza.
-Isaí- aquel hombre habló, con una voz profunda – ¿Volverás a dónde perteneces? –
-¿Eh?- no llegaba a comprender lo que aquel sujeto extraño le decía.
Poco a poco, pudo observar al hombre frente de él. Era bello, hasta podría decirse que era el ser más hermoso que haya visto. Trato de no asombrarse, porque sentía miedo, miedo de no saber dónde estaba, miedo de tener miedo, pues Isaí no era una persona que solía sentir aquello.
-¡¿Quién eres tú maldito?!- Es todo lo que pudo decir, con una mirada un tanto amenazante.
El ser con cuernos, se acercó un poco a él y dijo -¡Yo!- presumidamente –Soy… el rey del inframundo, de los pecados, del mal… Soy el mismísimo diablo, demonio, Lucifer y, todos esos apodos que me ponen los asquerosos humanos- exclamó eso último, como si estuviera arto de tantos sobrenombres –Pero mi nombre verdadero es Daik-
Isaí, estaba aún atónito, no entendía nada, tantas preguntas rodeaban su mente y no tuvo más remedio que preguntar.
-¡¿Qué quieres?!... ¿Por qué estoy aquí?... Yo no soy como tú, así que no sé porque me encuentro aquí- tenía la mirada entre triste y furioso.
El demonio al escuchar eso se enojó -¿Qué por qué?... ¿Qué no eres como yo? Si en ti hay más de mí de lo que crees- Tomó la cara del muchacho e hizo que lo viera directo a los ojos -Acaso, no has sentido que odias a todos, hasta querer dañarlos- le dijo, mientras acercaba su boca, cerca de su oído -¡Admítelo!- casi en un susurro hablo, mientras mordió la oreja del chico, tan rápido y quedito.
-Yo… no, eso no es verdad- Alcanzó a reclamar.
-Lo es y lo sabes, es sólo que no quieres reconocerlo- Lascivamente masculló, mientras se alejó. –Para que veas que no soy tan malo, te diré del porqué de tus pensamientos-
-¿De qué hablas?- Isaí esta estupefacto, ¿Qué le diría aquel demonio?
-Verás, ¿de qué forma te lo puedo decir para que suene delicadamente?- parecía preocupado en lo que diría, pero cambiando de expresión, sin ni siquiera una pizca de importancia exclamó -Mateo y Amy, no son tus padres-
“¿Qué mentiras son las qué dice este individuo?, seguro que todo es un sueño, sí, eso debe ser” Trató de reconformarse así mismo, pero parecía no funcionar.
-Por cierto, casi se me olvida. ¡Tú no eres humano, eres un demonio- río traviesamente -Ya vez, si nos parecemos más de lo que crees->>