*Capítulo 4*
A los minutos, el doctor aparece y Miyagi y Shinobu rompen el abrazo, Miyagi se levanta y se aparta dejando que el doctor lo examinara.
Éste le pone una luz para que la siga, cosa que hace Shinobu pero se recuerda de la luz que vio segundos antes de que lo atropellara, emite un gemido de dolor, cierra sus ojos y desvía su mirada.
Miyagi se acerca a Shinobu y lo abraza con fuerza.- ¡Es suficiente!-Le grita al doctor.
-Volveré en una hora para hacerle más exámenes, ¿Cómo sientes tus piernas?-Le pregunta tocando una suavemente.
-No las siento…-Dice susurrando teniendo su cara sobre el pecho de Miyagi.
-¿Cómo?-Le pregunta el doctor, no creyó haber escuchado bien.
-Que no las siento.-Dice un poco más alto sin separar la cara del pecho de su pareja.
El doctor anota en una hoja y luego abre la puerta.-De acuerdo, vendré en una hora para ver que tratamiento te pondré para que te vayas a casa lo más rápido posible.-Y sin decir más, el doctor se va dejándolos nuevamente solos.
*2 horas después*
El doctor había vuelto y le había hecho los exámenes que faltaban a Shinobu, también habían aparecido los padres de Shinobu y Risako, el doctor, al ver lo desesperado que estaba Shinobu por irse del hospital, le recetó unas medicinas y le dijo que comenzara a tratar de caminar poco a poco, que sería difícil pero no imposible; Miyagi y Shinobu habían llegado a su apartamento y Miyagi empujaba la silla de ruedas en la que estaba sentado Shinobu.
-¿Puedo cocinar?-Le pregunta luego de que Miyagi lo dejara en la sala.
-¿En serio me preguntas eso? A partir de ahora cocinaré sólo yo.-Shinobu suspira y baja su mirada, sentía tanta impotencia en ese momento.
-Y pensar que yo al llegar te iba a hacer una rica comida con repollo y calabazas.-Últimamente al menor se le había ocurrido mezclar ambas cosas y según él, salía exquisitas sus comidas.
-Pues, te tendrás que acostumbrar a que yo cocine mientras te recuperas.-Dijo Miyagi mientras comenzaba a cocinar, debía preparar la cena para el menor, pero éste comienza a moverse empujando las ruedas de su silla.
-¿Dónde crees que vas?-Pregunta Miyagi levantando una ceja sin dejar de preparar la comida.
-Eso no te incumbe, anciano.-Dice Shinobu para inflar sus mejillas y detenerse.
-Ayúdame a ir al baño...-Dice susurrando.
-¿Que dijiste?-Pregunta Miyagi mientras seguía cocinando.
-Que me ayudes ir al baño, idiota.- Dice frunciendo el ceño, odiaba estar en una silla de ruedas.
Miyagi se lava las manos y se acerca a Shinobu.- Oh, vas a depender mucho de mí, pequeño.- Dice riendo, no es como sino le gustara la idea de que el menor dependiera suyo, ya lo había cuidado varias veces, ahora le tocaba al mayor cuidarlo.
-No digas tonterías.-Dice el menor entre dientes mientras sentía como sus mejillas se ponían calientes.
Miyagi lo lleva al baño, lo ayuda, lo acomoda en la silla de ruedas y lo mira ladeando un poco su cabeza.
-¿Mh? ¿Por qué me miras así?-Le pregunta Shinobu.
-Es hora de que te tomes un baño.-Dijo Miyagi cruzando sus brazos.
Shinobu se sonroja y se comienza a quitar su ropa, no le avergonzaba que lo viera desnudo, ya lo había visto desnudo un millón de veces, pero si le avergonzaba que lo tuviera que ayudar a bañar.
Miyagi abre la llave de la bañera, y lo carga para meterlo allí.
-¿No te bañarás conmigo?-Le pregunta Shinobu sonrojándose.
Miyagi niega y agarra el jabón para pasarlo por el pecho del menor.
-Yo pensaba que a ti te encantaba bañarte conmigo.-Dice Shinobu entre dientes.
-Si me gusta, pero no te quiero lastimar más de lo que ya estás lastimado.-Dijo Miyagi mientras pasaba el jabón por los brazos del menor.
-Yo estoy bien.- Dice Shinobu frunciendo el ceño.
Estuviste muy cerca de morir hace menos de 2 días, yo lo vi, Shinobu, vi como trataban de reanimarte, obviamente no estás bien.- Dijo para dejar de lavarlo y mirarlo a la cara, el recordar esos horribles momentos le hacía sentir un fuerte dolor en el pecho y ganas de llorar.
Shinobu suspira y baja su mirada.-Jamás... Habíamos hablado de lo que pasó...-Dice susurrando.
-Todo fue mi culpa, si no hubiera estado tan concentrado en mi trabajo cuando tu viniste quizás te hubiera acompañado.- Miyagi se coloca una mano sobre su rostro y sentía como alguna lágrimas salían de sus ojos, no podía permitirse que el menor lo viera llorar.
-Miyagi...-Dice Shinobu al escucharlo llorar, era la primera vez que veía a su novio llorar de esa manera.
-Ni cuando murió mi sensei, me asusté tanto como contigo, niño.-Dice Miyagi sin quitar su mano de su cara, Shinobu le quita su mano y le comienza a acariciar lentamente su mejilla.
-No llores Miyagi, estoy vivo, ¿no?-
Miyagi asiente y Shinobu cierra sus ojos esperando que lo besara, Miyagi le acaricia su cabello y le da un leve beso como si besara algo muy delicado, Shinobu comienza a abrir su boca ansioso por sentir la lengua del mayor, pero este rompe el beso y lo mira.
-No pienso continuar después de allí.-Shinobu frunce el ceño pero no dice nada, cuando Miyagi mira el miembro del menor, se queda pensando, si lo lavaba el mismo es posible que lo excitaría.
-Esto te lo lavarás tú, te excitas muy rápido y no quiero que eso pase.-
Shinobu suspira y se lava su miembro, Miyagi le lava el cabello y luego se levanta.-Voy a dejarte unos minutos para que te relajes, ya regreso.-
Shinobu asiente y cierra sus ojos pensando en algo que había pasado hace muy poco.
*Flashback*
Miyagi andaba sentado en la bañera y tenía a Shinobu sentado sobre su miembro.
-¡Mh! La tienes muy…adentro.-Dice Shinobu entre gemidos.
Miyagi lo masturba para que se callara y Shinobu se arquea
-Sh…no hagas ruido, pequeño.-
-Es que… ¡me voy a…!-
-¿Shinobu?- Preguntó Miyagi provocando que Shinobu abriera sus ojos, había visto a Miyagi sonrojado y no sabía por qué, pero su atención pasó a su miembro que ahora estaba algo erecto.
Shinobu se sonroja y baja su mirada.
-Idiota, es tu culpa por excitarme…-
Miyagi se despeina su cabello, lo carga, lo pone en la silla de ruedas, lo seca y luego se arrodilla.- Solo esta vez, ¿de acuerdo?-Pregunta antes de agarrar su miembro, Shinobu asiente y luego gime cuando el mayor comienza a chupar su miembro, Shinobu sabía que no sería la última vez que le pediría algo así.