Las clases seguían su curso al igual que los días y los meses, ya todos estaban acostumbrados a la “invisibilidad” de Bill, muchos murmuraban a sus espaldas, ya que desde que llego lo único que conocían de él era su nombre. Tampoco Bill hacia mucho esfuerzo por integrarse ya que si no se la pasaba durmiendo, se la pasaba comiendo, ni que decir sobre su rendimiento académico, sus deberes y sus lecciones eran tan pobres que algunos se cuestionaban si sus padres tuvieron que sobornar al Director para que lo dejaran entrar al colegio.
Hacia un buen día y los alumnos lo aprovecharon a penas sonó la campana del descanso, solo unos cuantos y por su puesto Bill eran los que quedaban en los salones. Se oyó un murmullo venir del pasillo y luego alguien abrió la puerta del salón.
- Miren- dijo con desdén un joven que se veía que era mayor- aquí está el joven durmiente- su voz sonaba burlona.
Al escucharlo los que quedaron en el salón se echaron a temblar, todos sabían perfectamente quien era… todos menos Bill que se acababa de despertar. Se trataba de Joshua y su pandilla, eran los matones oficiales del colegio, se la pasaban molestando a la gente por cualquier cosa y muchos sospechaban que tenían más años de los permitidos para seguir en el colegio.
- Me dijeron que un nuevo maricón había llegado a la escuela- su risa era sarcástica- vamos… ¡¿porque no me miras cuando te estoy hablando?!- estallo de rabia, la paciencia no era precisamente uno de sus dones.
- ¿Que se te perdió aquí? – Bill sonaba prepotente- ¿acaso… perdiste tu lonchera con la comidita que te hizo mamá? – se burló cruelmente de su agresor, esbozando una sonrisa retórica.
A muchos se les salieron los ojos de orbita, no podían creer que el pobre, inocente y frágil Bill tuviera las agallas si quiera para mirarlo a los ojos, los presentes rezaron por la salud del azabache.
- ¡Vaya!, el insecto sabe hablar- se dirigió a sus colegas, quienes estallaron en carcajadas.
- Claro que se hablar, mucho antes de que tú aprendieras a balbucear- la voz de Bill salió cortante.
- ¡Mira, mira, mira, mira! – Joshua canturreo, poniendo pose de cool- al parecer no eres tan maricón- se acercó a Bill para tomarlo del rostro- aunque… viéndote bien- se detuvo a examinarlo- podrías pasar por una linda chica.
- Y si yo te veo bien a ti- Bill hizo una pausa razonando su respuesta y soltándose del agarre- tú podrías pasar por un apestoso cerdo-
Los presentes tragaron con dificultad, definitivamente hoy sería el último día que verían a su compañero con vida.
- ¡A ver mocos!- Joshua empezaba a perder el control de nuevo-es obvio que no sabes con quien te estas metiendo- volvió a sujetar el rostro del Bill- que te parece si olvidamos lo sucedido con la condición de que te dejes follar por mi- levantó sus cejas sugestivamente.
Era inevitable se dijeron los presentes a si mismos, Bill no tenía alternativa y nadie en su sano juicio lo ayudaría, no le quedaba opción: era dejarse follar por Joshua o morir.
Tom estaba ensimismado en su libro de Historia, recordaba amargamente la nota que había sacado en su tarea grupal y con la promesa de no volver a hacer equipo con nadie nunca más, se empeñó en mejorar sus calificaciones para que al final del semestre tuviera una nota decente.
Salió de su ensimismamiento cuando noto que se formaba un alboroto.
- Oye, ¿Qué está pasando?- se lo pregunto a uno de sus compañeros con el que se llevaba medianamente bien.
- ¿Acaso no lo sabes?- parecía que las palabras se le atoraban en la garganta de la impresión, se veía que era algo grande para que el muchacho estuviera tan conmocionado.
- No, por eso te lo pregunto- Tom se estaba impacientando.
- Bill
- ¿Bill?.... ¿Qué Bill?
- ¡Nuestro Bill!- chillo al borde de la histeria.
- ¿Podrías tranquilizarte y decirme lo que pasa?- cada vez le quedaba menos paciencia.
- Se está peleando con Joshua, ¡en el salón!- dijo lo último en un chillido de exaltación.
Tom no se quedó a escuchar más explicaciones, salió corriendo a toda prisa para ver qué pasaba, no iba a permitir que Joshua y sus compinches le hicieran algo a Bill, sabía que no se llevaban bien, es decir ni si quiera se hablaban, pero de todas formas Bill era muy frágil y Joshua lo haría añicos solamente con la mirada.
Dobló la última esquina antes de llegar a su salón y efectivamente había gente aglomerada ahí, lo que vio a continuación lo dejo absolutamente atónito.
Bill pateó un pupitre y luego le grito a Joshua que lo dejara en paz, este evidentemente no le hizo caso, les ordenó a sus compinches que no se metieran en ese asunto asumiendo que el pleito se había vuelto personal. Se adelantó hacia Bill tratando de golpearlo, pero el pelinegro fue más rápido, propinándole una puñetazo en la cara que lo desestabilizo, Bill aprovechó eso y le dio una patada en el estómago mandándolo lejos seminconsciente, siendo atrapado por sus compinches.
Acto seguido tomó una silla levantándola y estrellándola en el vidrio de una ventana, gritando por último que no se metieran con el si no querían que les pasara lo mismo que al “cerdo apestoso”, salió del salón pasando junto a Tom, pero como estaba hecho una furia ni siquiera se fijó en él.
El de rastas se quedó boquiabierto, jamás…. en sus sueños más retorcidos, se hubiera imaginado que Bill era capaz de hacer lo que hizo, por un momento pensó que se había quedado dormido, pero ante los murmullos que cada vez se hacían más sonoros, reparó en que esto no era un sueño, se le vinieron imágenes a la cabeza, había recordado de donde conocía a Bill, era el mismo chico del bus, Tom no estaba dormido, estaba parado frente a la más cruda y amarga realidad.