Cuando Akashi supo que Kouki se había ido del establecimiento aparentemente para siempre, se hizo el fuerte y decidió ir al baño, una vez que se encerro en un cubículo comenzó a sollozar. ¿Quién lloraría por su victima? Solamente él.
Los días pasaron conforme a la situación, Kouki en Estados Unidos y Akashi en Japón, el animo del último nombrado fue careciendo de felicidad, cada vez era más la tristeza y la angustia que ya no podía controlarse y el estrés hizo la aparición de su cambio de personalidad.
Kouki, en cambio, se lo veía más suelto, corria de aquí para allá con sus primos quienes les enseñaban a jugar baloncesto junto a su maestra, Alexandra, quién aprobaba como iba la evolución de aquellos niños.
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Los años fueron pasando, entre caídas y subidas, ambos muchachos pudieron estabilizarse, el último año de la primaria eran el más especial, en Estados Unidos, el trio fantástico preparaba la casa de uno de sus compañeros la pequeña fiesta de fin de curso que la mayoría de sus compañeros, en cambio en Tokio, Reo caminaba de un lado a otro preparando la casa de Kotaro para la fiesta de fin de curso
- ¿tu crees que Kouki volverá a Tokio? – le preguntaba Kotaro a Reo, quién ponía un par de guilnardas
- Espero que si, Kota-chan, Sei-chan esta muy triste – en ese momento ambos se callaron al ver al chico de ojos de distinto color aparecer por la puerta, miro a los dos chicos y suspiro
- ¿hablaban de mi?
- Para nada – dijeron al unisono, el pelirrojo los miro de mala gana y continuo con los quehaceres, la fiesta de fin de curso en ambos lugares fue especial, pero nuestros dos muchachos se preguntaron
¿Cómo hubiera sido si estaban juntos?
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Año nuevo, vida nueva. Kouki y Kagami habían vuelto a Tokio y ambos se habían alistado en la preparatoria Seirin, ambos querían jugar baloncesto asi que se unieron al club. Los primeros días, a Kouki, le costo adaptarse a su nueva vida y a sus nuevos horarios. Estaba en clase de matemática cuando se puso a pensar en su infancia, ¿Dónde estaría ahora el chico pelirrojo que siempre le molestaba?
- Furihata-kun, ¿en que piensa? – dio un respingo, miro a su derecha viendo como Kuroko lo miraba con preocupación
- Oh, kuroko, pues pensaba en el chico que me molestaba en la primaria
- ¿Cómo se llamaba?
- No me acuerdo, pero tenía un cabello rojo que se parecía una fresa – sonrió ante tal recuerdo cuando se encontraron por primera vez en el salón, el peliceleste lo miro viendo tal acción, el ya sabía que Kouki había sido victima de su ex compañero de Teiko
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La hora paso lenta, matemática era una materia bastante aburrida, a la hora del recreo, Kuroko le dijo al castaño que fuera al comedor que en un momento iría, rápidamente se escabullo para ir a la azotea
- Akashi-kun – dijo a la voz detrás del teléfono – tenías que ver la sonrisa que tenía cuando se acordó de ti
- ¿se acuerda de mi? – el capitán de Rakuzan estaba que moría de vergüenza, por eso había ido a la azotea también para que nadie viese su sonrojo - ¿y dijo algo más?
- No, solo se quedo mirando a la nada con una sonrisa
Y así fueron pasando las semanas, Kouki acordándose de ese pelirrojo y Kuroko dándole data a Akashi, hasta que comenzaron a jugar con la Generación de los Milagros, el peliceleste había dicho que iría hablar con ellos como si fuese una reunión, por lo que Kagami quiso ir también y que mejor que llevar a Kouki
Una vez allí, se encontraba Kise, Midorima, Murasakibara, Aomine, y los tres chicos de Seirin, entonces llego aquella cabeza pelirroja, con un ojo de cada color mirando a todos
- No puede ser… - Kouki susurro y comenzó a temblar, mientras Kagami lo enfrentaba este casi es ‘’asesinado’’ por una tijera, el temblor se hizo aún más presente, hasta que se dio cuenta de que Akashi lo miraba
- Hola, Kouki, tanto tiempo – dijo el pelirrojo mientras pasaba entre todos para acercarse al muchacho quién estaba más blanco que una hoja
- T-t-t-t-tu - decía tartamudeando, no podía creer que aquel que estaba parado enfrente a el fuese su abusador - ¡Me has humillado y ahora lastimas a mis amigos! – en un momento de héroe hubiera funcionado, pero no con aquel chico que estaba frente a el quién ahora lo miraba enojado
- ¿quién te crees tu para desafiarme? – se fue acercando aún más al castaño, extrañaba esto, extrañaba a ese castaño que temblaba ante su presencia, antes de que pudiera hacer algo, la voz de Reo lo saco de sus pensamientos
- ¡Sei-chaaaan! – dijo alargando la ‘’a’’, cuando llego, paro al ver al castaño - ¿Kou-chan?
- ¿Reo-san? – dijo el otro, y una sonrisa en el azabache se formo, abrazando al otro, todos miraban la escena con asombro; en cambio a cierto pelirrojo le daba envidia, el podía abrazar al castaño sin problema de que le tema, en cambio, su persona misma no podía..