Desgracia uno: La falta de comunicación
Como si fuera poco, la tecnologia avanza y con eso las personas, en pleno año 2015, dos chicas hablaban sumamente animadas, una de 16 años y otra a punto de cumplirlos. Si bien, dadas las circustancias, vivian en diferentes lugares, de al menos una hora de distancia, poco y nada se veían estas amantes, que ya tenían el titulo de ex pareja. Poco a poco, las cosas se fueron dando, seguían siendo tiernas, pero la falta de comunicación se fue haciendo presente. Juliana, quién había suspendido cinco materias, tuvo que pasarse todo el mes de diciembre estudiando; y para entonces, Daniela estaba consiguiendo una nueva pareja.
El rojo de la tintura drenaba por la ducha de la mayor, Juliana, después de días sin dejar de estudiar, podría relajarse y por que no, teñirse su cabello. Decidio que por fin, podría hablarle a su amada, pensando que esta debería extrañarle.
GRAVE ERROR
Daniela, en cambio, estaba hablando sumamente feliz con un chico de dudosa procedencia, sin darle mucha atención a la otra chica, y así comenzaron los problemas.
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Juliana menos se conectaba y Daniela más hablaba con ese muchacho, al punto de comenzar a salir con él, muy emocionada le comento a su pelirroja amante quién no le cayo muy bien aquella noticia
- ¿Asi que sales con este muchacho? - le preguntaba la pelirroja en la video llamada con sumo desinteres
- Claro! ¿no es super lindo?
- Si, lo que digas - y corto la llamada, apagando su ordenador para tirarlo por quien sabe donde, estaba enojada, con muchos celos y promesas rotas. Sabía que todo esto iba a empeorar y así fue, su ex novia comenzaba a importarle menos lo que pasaba con ella para interezarse con su nueva pareja, y a Juliana le dolía, pero claro que le dolia, le dolia en el alma, le quemaba, la hacía peor persona, completamente desinteresada del mundo, todo le estaba doliendo.
- Le dolia que la cambiara
- Que la dejará de lado
- Que no se preocupase por ella
Todo se estaba volviendo descontrol, hasta que Juliana cambio de telefono y con ello de numero, y así pasaron los años, veinte años y toda una vida nueva se hizo presente.
Cuando al fin, la pelirroja, pudo rearmar su vida, todo parecia darle vueltas la cabeza junto con los recuerdos
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Juliana seguía siendo la misma fujoshi de siempre y su amor por el yaoi nunca había desaparecido, por eso (y después de insistir tanto al ponerle el nombre a sus hijos) pudo ponerle los nombres que siempre quiso a sus hijos. Si bien, no estuvo con ningun hombre y los tuvo gracias al banco de esperma, ellos eran lo más parecido a ella posible, Mizuki, la menor de los mellizos por 5 minutos (nacida a las 5:05 am) era la copia perfecta de su persona, con grandes ojos verdes, cabello negro y nacida bajo el signo de cancer, al igual que su hermano, Seitaro, mayor por 5 minutos (nacido a las 5:00 am) era igual a ella, pero en hombre, ambos niños de doce años revoleataban al rededor de su madre, mientras ella hacía la masa para la pizza (que después de mucho tiempo, a la edad de los 18, pudo aprender a cocinar), y de paso, también la ayudaban
- Mami, Sei me hace burla - decía, Mizuki, mientras se sentaba sobre la mesa de marmol del comedor, que se encontraba en frente de la cocina
- Sei, ¿que te dije de hacerle burla a tu hermana? - respondió automaticamente la pelirroja de 36 años, regañando a su hijo
- Que no debía hacerlo - respondió de mala gana, Juliana estaba feliz con su familia, y más feliz era por que su hijo estaba experimentando y cuando supo que su primer beso fue con un muchacho, esta grito de la alegria saltando con su hija, por que si, eran lo más normal posible. Aun que sus abuelos, con algo de recelo, aprobaron al niño, si habían aprobado a su hija que era lesbiana ¿por que no a su nieto que experimentaba? en sí, el 2035 era un año de cambios para todos.
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Un día, exactamente el 14 de abril, Mizuki entro a toda velocidad a la casa, dejando el morral sobre la mesa, su objetivo era la cocina
- ¿Que necesitas, Zuki? - pregunto su madre, como si ya supiera que estaba esperando
- Quiero invitar a Melisa a casa, ¿puedo? - pregunto la niña ilusionada, Melisa, era la mejor amiga de su hija, pero no la conocía en absoluto
- Claro hija, si quieres puede venir mañana - la preadolescente pego un grito dejandola sorda, yendo a abrazar a su querida madre, para huír a la habitación.
Y ese, fue el fin de la paz, para la familia Gomez.