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Inquebrantable por lu30

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Minho terminó con un gemido gutural, cayendo de inmediato sobre el cuerpo laxo de Taemin. Ambos estaban sudorosos y agitados rodeados por las almohadas de lino que el menor compró la tarde anterior y que el moreno decidió estrenar de esa manera.

 

Taemin le estaba abrazando por la espalda, cuando de pronto sonó el teléfono.

 

-          Debe ser del trabajo –antes de poder rodearlo el mayor ya estaba levantándose, corriendo desnudo hacia el despacho.

 

Se sintió… vacío.

 

Hacía casi un mes que les habían dado el terrible diagnóstico, y Minho le planteó seguir intentando quedar en cinta de la manera natural. Habían aumentado su dosis de relaciones sexuales, y aunque el principio todo fue divertido e imaginativo, Taemin empezaba a sentirse aburrido.

 

No sólo contando que sentía giraba en torno al sexo, sino que notaba a Minho más distante. Cada vez demoraba más en el trabajo, recibía llamadas constantes y cuando regresaba lo notaba cansado. Claro, siempre era amoroso con él, pero sentía que era más una costumbre y ya no un gesto verdadero.

 

Sus dudas se hacían cada vez más grandes, y se le hacía difícil deshacerse de ellas.

 

Con paso lento se levantó y comenzó a recoger su pijama tendido en el suelo.

 

-          Sí, Neil. Llego en media hora, dile a Seungri que me espere, le… -Minho corrió hacia el baño sosteniendo el teléfono -¿de verdad? Neil, eres la mejor, ¿qué haría sin ti? –Taemin iba a entrar a ducharse, pero el moreno entró a paso veloz, apenas despegándose del auricular –Tae, yo primero, estoy tarde –y sin más entró al baño y siguió hablando con su secretaria.

 

Antes, le hubiera pedido que entre a bañarse con él, y le hubiera llenado de besos mientras le enjabonaba el cuerpo.

 

Tenía que preparar el desayuno antes de irse a trabajar. Él era maestro de música en una escuela cercana. La música siempre le había apasionado y por eso se dedicaba a contagiar esa misma pasión a  niños y adolescentes.

 

Le prepararía su desayuno favorito. Así le podría mirar con ojos llenos de amor antes de irse y encontrarse con Neil. Dios, cómo le disgustaba. Sabía que era una buena chica, un poco joven para una empresa multimillonaria, pero siempre dispuesta a ayudar. Sólo que imaginar a Minho pasando horas de horas junto a ella y sus faldas cortas, blusas de seda y tacones a juego, le revolvía el estómago y le hacía sentir pequeño. Inseguro.

 

Preparó tostadas, acompañados de un poco de mermelada de sauco. Además de huevos y tocino. Porque a veces a Minho le gustaba sentirse inglés mientras tomaba desayuno y leía el periódico.

 

-          Amor, huele bien aquí –Minho apareció vistiendo uno de sus trajes hechos a medida, desprendiendo ese sutil aroma a manzanas y cuero. Le tomó entre sus brazos, y le besó apasionadamente al mismo tiempo que le apretaba una nalga –pero me tengo que ir, hoy es un día muy importante.

 

-          Oh… -su sonrisa decayó un poco –espero que te vaya bien. No te olvides de tomar tus vitaminas –el mayor tomó una tostada de la mesa y le dio un último beso.

 

-          Nos vemos, Tae. Se hace tarde y no puedo hacer esperar a Neil –abrió la puerta y estuvo a punto de irse pero volteó ligeramente -¡te amo! –y se fue, sin esperar la respuesta de Taemin.

 

-          Yo… también te amo –susurró, sintiendo su corazón llenarse de más inseguridades.

 

Otra vez Neil.

 

.-*-. .-*-. .-*-. .-*-. .-*-. .-*-. .-*-. .-*-. .-*-.

 

-          Key, te juro que no es esa mi intención, pero no puedo evitarlo –encogió los hombros y ocultó el rostro entre sus manos.

 

-          Escúchame Taemin, entiendo que han pasado cosas tristes, pero debes tener seguridad en tu matrimonio –le tomó una mano cariñosamente y le sonrió –Minho te ama muchísimo. ¿Recuerdas cómo estuvo durante la ceremonia de su boda? Tengo el video por si quieres verlo.

 

Podía recordar.

 

Hicieron la ceremonia un viernes al atardecer. Estaban en medio de la firma del acuerdo civil, cuando Minho se puso a llorar. Al declararles oficialmente esposos, el mayor le abrazó tan fuerte que se le hizo difícil respirar, luego le besó con tanto ímpetu que se olvidó de las personas que estaban a su alrededor, hasta que escuchó los aplausos retumbar en sus oídos.

 

-          Tengo tanta suerte de haber conseguido al mejor hombre del mundo –proclamó Minho sonriendo entre lágrimas.

 

-          Y yo tengo más suerte por haber conseguido al único Choi Minho del mundo –exclamó Taemin, con un brillo especial en los ojos.

 

Todos volvieron a aplaudir a pesar de lo cursi de la escena, mientras que Jiniki filmaba toda la ceremonia. Al final Onew tropezó con uno de los pilares de una de las estatuas del salón de recepciones y todos liberaron parte de la tensión mientras se reían.

 

-          No es necesario –Taemin suspiró con pesadez –sé que me quiere, lo veo en sus ojos. Pero eso es ahora, ¿qué pasará cuando los años pasen y no tengamos una familia? Si se pudiera adoptaríamos a un niño, pero todavía no es legal.

 

-          Pero Taemin, ¿qué es lo que te asusta? –Kibum dejó la taza sobre la mesa y le miró con el ceño fruncido.

 

-          ¡No lo sé! –exclamó –tengo miedo de que se aburra de mí. Justo estas últimas semanas ha estado muy distraído, pasa poco tiempo en casa y ya no nos divertimos como antes.

 

-          ¿Qué pasó con el sexo? ¿No dijiste que lo estaban haciendo más seguido?

 

-          Sí, pero no es lo mismo –empezaba a sentirse frustrado porque nadie más veía los pequeños cambios de actitud en Minho –ya no se siente como algo sagrado, sino como si fuera simple rutina. Lo veo tan distraído.

 

-          Tae… no te preocupes tanto por ello –Luna entró en el comedor, llevando entre brazos a su niña de dos años que dormía apaciblemente –a veces le pasa lo mismo a Jinki.  Cuando tiene un asunto importante en el trabajo es más distraído de lo común. Conversa con Minho y hazle saber lo que sientes, sino ¿cómo va a darse cuenta?

 

Luna tenía razón.

 

Taemin era bastante sensible y las cosas que le sucedían a él o a su alrededor con facilidad afectaban su vida. Sin embargo, desde pequeño se le hizo difícil decir lo que sentía. Nunca tuvo problemas en expresar sus opiniones o ideas, pero ¿abrir una puerta a su interior? ¿a sus miedos? Muy poco. Con Minho había mejorado, pero incluso con él se le hacía difícil expresarse emocionalmente.

 

Era momento de cambiar. Él amaba a Minho y no quería que su matrimonio terminara, haría lo posible por revivirlo. Con eso en mente y muchos otros consejos que Key le dio, fue hasta su casa. Minho llegaba a las seis, y todavía tenía un par de minutos para prepararle la cena.

 

La puerta sonó con la aprobación del código,  y Tae se apresuró a tener la mesa lista.

 

-          Minho, ¿cómo estás? –le recibió con un abrazo, mientras el moreno desataba el nudo de su corbata. Se había sacado el saco y le llevaba colgado sobre un hombro, y se veía como un modelo de Calvin Klein.

 

-          Bien, hoy ha sido un día maratónico –le abrasó y sin muchos rodeos le llevó hasta la sala sentándolo sobre su regazo -¿quieres que te cuente?

 

Minho empezó a revelar todo aquello que le había sucedido. Y le encantaba escucharle porque así se sentía útil, se sentía necesario para hacer que su esposo se sintiera más relajado. Mientras le oía, poco a poco sentía cómo su corazón empezaba a llenarse del deseo propio de quererle sentir entre sus brazos, diciendo su nombre como una plegaria.

 

Sus amigos tenían razón, él amaba a Minho y sabía que Minho le amaba con la misma fuerza pesar de ser tan distraído y competitivo.

 

-          …no sabes cómo le agradezco, sin ella no hubiera sobrevivido hoy.

 

-          Te refieres a… a Neil? –le miró inseguro.

 

-          Claro. Me preparó el almuerzo y lo llevó a mi oficina, sino no hubiera comido nada. ¡Y de la que me salvó frente a Seungri!

 

No pienses mal. Es su secretaria. Es su trabajo ser servicial.

 

-          Qué bueno que ella te ayude –quiso sonreírle pero fue un poco forzado –espero que el trabajo no arruine su vida sentimental.

 

-          Me parece que es soltera –aún con Tae sobre las rodillas, prendió la televisión con el control y busco el canal de deportes –aunque me sorprende que sea así. Es bastante bonita, y es tan madura que parece más sofisticada.

 

Tranquilo, Taemin. Es su secretaria, ve en ella potencial. No se fija en su cuerpo sino en sus capacidades profesionales.

 

-          Tal vez un día deberíamos invitarla a comer –le sugirió, llamando su atención sobre el partido de fútbol que veía –así le agradecería por ayudarte tanto.

 

-          Es una buena idea. Podríamos pedirle que venga a cocinar, hace un estofado riquísimo. No sé de dónde ha sacado tanta experiencia siendo tan joven –hizo una pausa para ver la repetición de uno de los goles, y luego con tono inocente añadió: -deberías pedirle que te dé la receta.

 

Crick, Crick, Crick…

 

Fue el sonido que hizo la seguridad de Taemin al ser destruida por ese último comentario. Y todos los argumentos que se estuvo repitiendo para razonar y no anticipar hechos dejaron de atosigarle cuando no fue capaz de contenerse más.

 

¿Acaso le estaba insinuando que cocinaba mejor que él? ¿le  había sugerido que tratara de imitarla, que dejara de hacer las cosas como las hacía para ser como otra mujer en la vida de su esposo?

 

Su sonrisa decayó y en sólo dos segundos se levantó con brusquedad  y tomando el control apagó la televisión.

 

-           ¿Por qué no mejor te vas a vivir con ella? –le gritó sin poder ejecutar el autocontrol que mantenía sus emociones a raya –parece que te gusta estar con ella, ¡que ella es perfecta!

 

-          Tae… -Minho le miró extrañado y asombrado por ese arrebato. Taemin muy raras veces tenía esa reacciones -¿qué sucede, amor?

 

-          ¡No me digas amor! -Dio vueltas alrededor de la mesa de centro, con los ojos húmedos y la voz rota -¡estoy harto de que sigas haciendo esto! Si ya no me quieres ¿por qué no te vas con Neil?

 

-          Taemin –el mayor se levantó con un gesto pesado, frunciendo el ceño –no entiendo qué está sucediendo contigo –le quiso tomar de los brazos pero el menor se alejó con un leve ademán –y no sé por qué traes a colación a Neil. ¿De dónde viene todo esto?

 

Taemin sabía que tenía que parar, él no había planeado terminar así. Sin embargo, la puerta de sus miedos se había abierto y ya le era muy difícil cerrarla. Le miró con la frustración que estuvo guardando tantos días.

 

-          Es sólo que… ¡ya no es lo mismo! –se sentó sobre el sillón y ocultó la mirada –no te siento igual desde que el doctor nos dijo que no podríamos tener hijos –las lágrimas empezaron a caer e inútilmente trataba de secarlas con su manga –y desde entonces sólo te importa el trabajo y Neil.

 

-          Pero, amor –Minho se arrodilló sobre la alfombra, levantando su rostro para verlo a los ojos –no es así, sigo siendo el mismo. El problema no soy yo, sino tus inseguridades.

 

El menor le miró asombrado y lastimado. Acababa de insinuar que se estaba inventando todo, y que quien estaba mal en esa situación era él. ¡Que él era el problema! El gesto conciliador de Minho, más que calmarlo le inundó de rabia e indignación.

 

-          ¡Tú eres quien alimenta mis inseguridades! –con un gesto brusco se soltó de su agarre y le empujó para levantarse del sofá. El movimiento fue tan inesperado que Minho cayó hacia atrás sorprendido –¿es que no ves cómo todo es fingido? Tengo que acomodarme a lo que tú quieres o necesitas, pero no te ha importado cómo me siento, cómo me haría sentir que vengas a nuestra casa a hablar de ella, ¡de Neil!

 

-          Escú…

 

-          ¡Escúchame tú! –había decidido por primera vez expresar lo que sentía, pero los sentimientos guardados se juntaban a borbotones y no podía ordenarlos ni calcular el daño que harían –¡porque ya no puedo soportarlo!

 

El silencio acometió y sólo intensificó el último comentario de Taemin. Tan pesado como el concreto Minho sintió su estómago caer y un nudo en la garganta.

 

-          Tae… -respiró hondo pero no podía -¿qué quieres decir? –pero el menor apartó la mirada, mordiendo su labio inferior. Minho sintió su corazón detenerse, y nunca esperó hacer la siguiente pregunta -¿acaso… acaso ya no soportas estar conmigo?

 

Sólo le respondió el silencio y el frío que se colaba por el ventanal abierto. Taemin seguía contraído en la misma posición, e incluso pensó que no le había escuchado. Hasta que levantó la mirada, sus ojos llenos de sombras.

 

-          No lo sé –se quedó petrificado, viendo cómo Tae retrocedía hasta la puerta para tomar su chaqueta y colocarse los zapatos.

 

-          ¿A dónde vas? –le preguntó suplicante, desesperado por su indecisión, porque Minho esperaba que rotundamente le dijera que seguía amándolo locamente.

 

-          Necesito descansar un momento –y sin más, aún sollozante, Taemin se fue.

Notas finales:

Gracias por sus comentarios!

Nos vemos el sábado :)


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