La paz en la tierra era una realidad ahora, luego de luchar con un enemigo particularmente fuerte, estar al límite en incontables veces y finalmente salir victoriosos aunque mal heridos, los guerreros Z habían asegurado la paz durante otro largo tiempo más. Nunca se sabía cuando un nuevo enemigo podía aparecer, y aunque habían pagado antes las consecuencias de la tranquilidad y no entrenar, todos volvían a su rutina y vida normal, dejando de lado los entrenamientos.
Pero no todos eran así.
Goku se levanta temprano, sale fuera de su casa en el monte Paoz y se estira, recibiendo el sol de la mañana. Su hijo menor lo sigue por algún trecho antes de escuchar los gritos de su madre que lo llaman a estudiar y el continua su camino hasta el amplio campo que debe arar. No es que sea un trabajador excelente, esto lo hace porque Milk se lo exige y además por que no le deja marchar a entrenar a otro lugar mas adecuado. Maleable como siempre, Goku siente que debe obedecer, y simplemente trabaja todos los días como se le enseño. Al terminar el trabajo entrena, aunque el planeta tierra de alguna manera le parece frágil para entrenar con todo su poder, lo hace a conciencia, notando como día a día su poder incrementa así sea solo un poco. Goten en ocasiones entrena con él cuando le lleva la comida, pero por lo general lo hace solo, está acostumbrado.
Añora la existencia de un enemigo mucho más fuerte, para hacerse más fuerte aun, es el único propósito que parece tener claro porque todo lo demás parece no importarle en absoluto al sayajin, en realidad era un despistado por completo.
Vegeta por otro lado tenía todas las posibilidades a su alcance, Bulma tenía que calibrar cada cierto tiempo la durabilidad de la cámara de gravedad, pero el príncipe sayajin podía entrenar a gusto y tranquilo en ese lugar. Al igual que ocurría con el hijo de Goku, su hijo perdía el interés poco a poco, al pasar el tiempo y los años dejaba los entrenamientos como algo secundario, aunque su padre le insistía constantemente. Usualmente entrenaba todo el día, no tenía necesidad de hacer nada mas, y vivía realmente como un rey. En las tardes, cuando sabia que comenzaba el entrenamiento usual de kakaroto, se iba al patio, concentrandose para sentir el ki del sayajin menor, su obsesión por superarlo era la motivación de su vida, y aunque el realmente amaba a su familia y los tenia por encima de todo, Kakaroto estaba constantemente en su mira, asegurándose cuanto incrementaba el poder del sayajin menor y frustrándose al no lograr superarlo.
Su orgullo era superior a cualquier cosa que deseara, se había jurado jamás pedir ayuda al otro, jamás. Aun así sin la ayuda de su hijo y solo con unas maquinas que se rompían cuando les exigía mas, comenzaba a quedarse sin posibilidades y la idea de entrenar con el menor ya no se le hacía tan descabellada, lo había pensado durante tanto tiempo que comenzaba a ser una idea natural en su cabeza. Finalmente un día se decidió, con la mirada fija en el cielo, se dirigió hacia donde sabia que entrenaba Kakaroto. Había visitado antes la montaña Paoz, era un lugar realmente agradable, pero no entendía como con la personalidad impulsiva y explosiva de los sayajin, Kakaroto pudiera estar durante tanto tiempo en el mismo lugar, haciendo las cosas que hacía. Descendió del cielo en cuanto llego al campo abierto donde entrenaba el menor, era increíble de ver aunque no lo diria nunca, tanto por cómo se veía como por el desastre que armaba mientras entrenaba. Se detuvo, con los brazos cruzados sobre el pecho y una dura mirada siguiendo los pasos del otro, hasta que este noto la presencia de Vegeta. Era evidente cuan descuidado y desprevenido podía ser el menor, pero armándose de una paciencia que había logrado obtener con los años en el planeta tierra espero a que se dirigiera hasta el.
-Vegeta?... que haces aquí?- La incredulidad de Goku era evidente, jamás se esperaría ver allí al orgulloso sayajin, era realmente extraño que el mismo lo buscara.
-Se puede saber que haces?- ignoro olímpicamente la pregunta que le habían dirigido, e impuso su propia voluntad, parecía enojado, su voz hacia lo hacía notar, y Goku dio un pequeño salto sorprendido.
-Entreno, que mas?-
-tch... eso lo sé- Desvió la mirada, hacia la tierra en parte arada en parte destruida, donde se evidenciaba el poder del ki del menor, solo cuando lo expulsaba hacia ese tipo de daño. -Pelea conmigo, AHORA-
De nuevo una mirada airada por parte del mayor descoloco a Goku que no sabía que pensar de eso y como reaccionar de inmediato. ¿Así de pronto llegaba Vegeta a exigirle ese tipo de cosas? pero no tuvo tiempo de pensar mas allá de eso, porque un férreo puño se acercaba a su rostro y no pudo más que esquivarlo por el momento, ese y todos los que le siguieron.
-!PELEA EN SERIO!- El grito de Vegeta lo saco de su aturdimiento, y luego de un breve segundo comenzó a responder a los golpes de Vegeta, una reñida pelea. Aun así a medida que peleaban mas enojado se le veía al sayajin mayor, quien daba golpes mas fuertes cada vez, pero Goku no entendía la razón. Finalmente, luego de que uno de sus golpes diera de lleno en el menor y este no se inmutara lo suficiente, se detuvo, algo lejos del menor -no estás peleando con toda tu fuerza, lo sé! hazlo! o es que me estas menospreciando? eh?- lo reto evidentemente molesto.
-que?... no! aquí no podemos pelear así! voy acabar con todo...- Miro al rededor y definitivamente era un desastre, Milk de seguro le reñiría mas tarde por destruir asi ese campo. Aunque siendo sicero, en realidad esa era solo una pequeña excusa: Goku peleaba conforme el poder de su adversario, y aunque jamás lo diría si quería vivir, Vegeta era menos fuerte que el.
Vegeta se permitió un segundo de sentido común, aceptando la excusa que daba el menor luego de una rapida mirada alrededor, al menos había podido pelear correctamente como no lo había hecho en mucho tiempo. Y sin decir una palabra más se marcho de allí, volando hacia la corporación capsula. Se sentía mas liviano y a gusto, definitivamente tener con quien pelear sentaba muy bien. Goku por su parte, se quedo estático en su pose de lucha durante unos segundos más, mientras veía marchar a Vegeta. "pero que le pasa?...." extrañado por la actitud del mayor solo descendió su ki y se dirigió a casa también, acompañado por el sol de la tarde. Había sido agradable pelear con él, sus poderes eran muy similares aunque el siempre lograba superarlo, pero además de eso entre ambos existía el deseo de pelea, la sangre hirviendo por un nuevo golpe, cosa que no podían encontrar ni en sus amigos ni en sus hijos.
Al día siguiente, Goku realizo la misma rutina de siempre, y en cuanto termino su trabajo y se dispuso a comenzar a entrenar, sintió un ki conocido que se dirigía hacia él a toda velocidad. Esta vez lo esperaba, había deseado mentalmente que ocurriera de nuevo y estaba preparado, bloqueo el rápido ataque de Vegeta que pretendía tomarlo desprevenido pero que no lo logro, y comenzó de nuevo una lucha, que se prolongo hasta muy tarde.