La locutora se desplomó en el sofá todavía en shock, jamás se imaginó que al despertarse esa mañana se encontraría con semejante cosa, parecía cuento de terror.
- ¿Bill?- preguntó aun guardando las esperanzad de que era una broma.
- Sí chata- se sentó en el sofá junto a ella- soy yo, Bill- su voz sonaba melancólica.
- No lo puedo creer- dijo en un suspiro llevándose las manos a la boca- tranquilicémonos…hay que pensar… ok y ¿Romina?- se puso de pie como rayo- ¿En dónde vive Romina?-pregunto desesperada.
- ¡No sé dónde vive Romina!- Bill se tiraba de los cabellos.
- Entones ¿En dónde trabaja Romina?-
- ¡No sé en donde trabaja Romina!- el ex pelinegro daba vueltas de un lado al otro intentando recordar algo que les pudiera ayudar.
- ¿Cómo que no sabes?- Grace empezó a perder la paciencia- ¡estuviste saliendo con ella y no sabes nada!
- Las vi dos veces… yo que sé, apenas recuerdo su nombre-
- No puedo creerlo Bill- se puso la mano en la cadera- eso te pasa por mujeriego… ¡Dios te está castigando!-
- No, Dios no, el diablo me está castigando- se golpeó la cabeza con la mano- el diablo-
- Pero no nos podemos quedar así- la locutora se mordía las uñas de la impaciencia- algo tenemos que hacer-
- ¡Claro que vamos a hacer algo!- Bill sonaba decidido- yo me voy a dormir hasta despertar de esta pesadilla- se levantó dispuesto a seguir durmiendo-
- Un momento jovencito- lo detuvo Grace del brazo- se te olvida que hoy tienes una presentación-
- La presentación- se le abrieron los ojos como platos- ¡Dios, no!- su cara se contusionó de la peor manera- ¡yo no voy!- intentó huir del agarre- ¡Grace suéltame, yo no pienso ir!-
- Nada de eso Bill, tú tienes que ir, estabas esperando este momento desde hace tiempo-
- No Grace, ve tú por mí- pidió esperanzado-
- Corazón sabes que yo no puedo hacer eso, además ¿qué les voy a decir?-
- No se chata te inventas algo- se arrodillo a suplicar- por favor, solo sigue lo que tengo en la computadora, Grace te lo suplico- estaba punto de llorar por la desesperación.
- Ni hablar- se negó- tu eres el dueño del proyecto y quien mejor que tú para explicarlo, yo no sabría que decir… Bill corazón tienes que ir.
- ¿Y que se supone que les diga?…. Hola soy Bill, pero me hicieron brujería, feliz navidad, aquí les traje el panetón- se sujetó los pechos para hacer énfasis-
- No creo que te crean- apunto Grace-
- ¡Ves, por eso mismo no voy a ir!- se cruzó de brazos resoluto.
- A caso tienes miedo William-
- ¿Yo? ¡Ja!- se paró de golpe- ¡Bill Kaulitz no le tiene miedo a nada!-
- Eso es lo que quería oír, ahora vamos- lo jaloneo hasta la habitación para cambiarlo-
Después de un rato Grace apareció cargada con un montón de ropa de mujer.
- Aquí tienes- puso todo sobre la cama- para que escojas-
- ¿Estás loca?… ¡yo no me voy a poner eso!- escapó de las manos de su amiga- ¡sobre mi cadáver!- empezaba a dar vueltas con Grace tras él persiguiéndolo- ¡prefiero ir desnudo antes que ponerme eso!-
En vano trató la locutora de vestir a Bill, si no aceptaba ponerse ropa de mujer, mucho menos aceptaría ponerse lencería. Después de varios esfuerzos-más los de Grace que los del pelinegro ahora castaño- logro estar vestido con una minifalda negra, una camisa blanca y una chaqueta a juego.
- ¿Contenta?- resopló- parezco payaso a punto de salir a la función- renegó humillado.
- No tan rápido, aun te faltan estos- sacó detrás de su espalda un par de tacones.
- ¡Ah, no!- Bill empezó de nuevo la discusión- eso sí que no… ¡no puedes obligarme a poner eso zancos!- miró a los zapatos con odio-
- No me importa, tienes que hacerlo-
- Pero no quiero-
- Igual tienes que hacerlo- se agacho para ponerle los zapatos- bien ahora párate-
- Siento que me va a dar vértigo- estiro los brazos para mantener el equilibrio- ¡no entiendo como las mujeres andan en esto!- espetó irritado.
- Pues ya ves, ahora tu también eres mujer, así que ni modo-
- Cállate, Grace…solo me deprimes más-
- Ahora con cuidado intenta dar un paso-
Bill caminaba como si estuviera en la cuerda floja, colgado a 10 metros de altura, la locutora lo guiaba, riñéndole para que camine en línea recta y que cierre las piernas.
Después de medio dominar el arte de caminar sobre tacones, Grace inicio la tarea del maquillaje, Bill hacia muecas cuando intentaba ponerle algo en la cara.
- ¿Qué haces?- le reclamó su amiga-¡sal!- lo alentó para que saliera a la calle.
- Trae mi camioneta hasta acá, no quiero que nadie me vea-
- No seas ridículo Bill, no hay nadie en la calle- fue a darle la mano- te voy a ayudar, vamos no es tan difícil.
Ni medio puso un pie en la calle parecía que andaba en patines, con cada paso que daba Bill parecía cangrejo descuajeringado. Los diez pasos que dio hasta su auto le parecieron un kilómetro, pero logro llegar hasta la puerta del copiloto con vida.
En medio del transcurso hasta la editorial el ex pelinegro empezó a hiperventilar.
- Tranquilízate, corazón…respira- Grace iba conduciendo- repasemos el plan, ¿Qué les vas a decir?-
- Soy la prima de Bill- empezó a relatar, respirando para tranquilizarse- porque Bill esta en Portugal por un tema familiar- todo lo decía entre dientes, conteniendo la rabia.
- Exacto y te dijo a ti para que hicieras la presentación…ok, todo va a salir bien-
- No puedo chata- la pelilarga escondió su rostro entre sus brazos- no puedo, siento que me va a dar un colapso-
- Sí puedes Bill- Grace hablaba más fuerte para que lo escuchara, porque su amigo parecía que rezaba en un idioma extraño- escúchame, no vas a tirar al drenaje todo el esfuerzo que has hecho en estos años, la revista tiene una proyección internacional-
- No, no, no…eso sí que no- inhalaba y exhalaba ruidosamente- ok, ok….ok, si puedo- salió del auto-
- ¡Como si fueras hombre!- le grito su amiga para darle ánimos.
- ¡Soy hombre!- Bill regreso a darle la cara a la locutora- ¡Soy bien hombre!-
- Bien… en el fondo- recordó Grace-
El ex pelinegro tomó un largo respiro infundiéndose valor propio.
- Bill espera- salió su amiga tras “ella”- te falta esto-
- ¡Me pones eso y te juro que te mato!- retrocedió para evitar que lo humillaran más.
- Le puse galletitas- intento convencerlo.
- ¡Me quedo sin comer, no me importa!-
- Ponte…la… cartera… Bill-
- ¡No me pongo nada!- refunfuñaba como niño malcriado-
- Te la pongo yo- corrió a ponérsela en el cuello- ¡Dale!- le indico el camino con las manos- ve, mientras yo voy a buscar a Romina-
- Parezco salido del circo- dijo entre dientes cruzándose la cartera para que pareciera un bolso universitario.
Caminó lo más recto que pudo, intentando inútilmente cerrar las piernas, se agarró del pasamano para no caerse en las gradas, llego hasta el asesor y nunca había reñido tanto al darse cuenta que se demoraba en llegar.
Cuando por fin llego, entro ante la mirada morbosa de un hombre, al llegar a su piso se vio al mismo hombre desplomado dentro del ascensor gracias a un golpe que le propino Bill.
- ¡Anda a pedirle el teléfono a tu abuela!- despotricó contra el inconsciente.