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Este cuerpo no es mio por deathotel22

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Notas del capitulo:

hola!!!

aqui les dejo la actualización, este es el penultimo capito.... que los disfruten!!!

Conforme los días iban pasando Leo se ponía más grande y juguetón, Tom disfrutaba de fotografiarlo junto a Bill tanto que ya estaba haciendo otro álbum fotográfico sobre su infancia.


Claro que las trasnochadas aún estaban presentes, sin embargo poco a poco los padres se fueron acostumbrando a levantarse en medio de la noche a cambiarlo, darle de comer o simplemente hacerle compañía porque se sentía aburrido.


 


El primer paseo con su hijo fue épico, temían que de un momento a otro empezara a llover y fueron cargando una cantidad enorme de cosas que no usaron a pesar que solo fueron a la playa que estaba a uno metros de su casa. Leo veía intrigado las olas romper y las personas pasar ya que a los únicos que veía a diario era a sus padres y ya se conocía sus rostros de memoria. También rio mucho al ver como Pumba jugaba con su pelotita, Tom acomodó el juguete favorito de su perro en las manos de Leo para que lo lanzara, aunque el bebé solo lo arrojaba como a sus juguetes, ambos padres aplaudieron divertidos los logros de su retoño. 


 


Cando Leo cumplió tres meses Bill por fin pudo moverse de la cama, no porque no pudiera sino porque Tom era demasiado sobreprotector con su pelinegro y temía que se le abriera algún punto. Aun así el fotógrafo trataba que no se levantara en la madrugada, sus instintos de súper papá estaba en pleno auge.


El pelinegro creía que su esposo se estaba esforzando demasiado y temía que tantas horas sin dormir le pasaran factura, más ahora que a Leo le empezaron a brotar los dientes y eso lo tenía fastidiado.


 


Una noche mientras dormían plácidamente Tom escuchó en el monitor los gimoteos de su hijo y se apresuró a irlo a buscar en su cuna antes que su esposo despierte. Últimamente Leo estaba tan fastidiado que no le gustaba dormir con sus padres, al parecer tenía el mismo carácter caprichoso que Bill.


El fotógrafo entró en la habitación de su hijo y lo encontró con lágrimas en los ojos y pataleando.


-      ¿Qué pasa campeón?- lo cargó para ver si necesitaba un cambio de pañal, pero no era eso- ¿Qué tienes?- lo arrulló con cariño, pero el bebé se fastidió y se retorció hacia atrás- mi vida ¿qué te pasa?-


Tom le tanteó la frente para ver si tenía fiebre y descubrió que estaba un poco más caliente de lo normal, el pediatra les había dicho que el brote de los dientes provocaba algo de fiebre y les había recetado un bálsamo para amortiguar el picor en las encías. A pesar de eso Leo odiaba el bálsamo y se reusaba a que se lo pusieran, por eso optaron por comprar mordedores que los tenían en el refrigerador para aliviar los dolores de su hijo.


Con el bebé en brazos Tom bajó a la cocina, sacó el mordedor del congelador y se lo puso en la boca a su hijo. Leo lo recibió sin reticencia, al parecer el dolor en las encías era lo que no lo dejaba dormir.


Estuvieron una hora en el sofá hasta que Leo se aburrió del mordedor y le dio sueño. Adormilado Tom acomodó a su hijo en su pecho y después de cubrirse con una manta se quedó dormido.


Fueron dos horas de sueño recuperador, pero todo lo bueno llega a su fin y a Leo le parecía que su padre había dormido demasiado y se puso a llorar para despertarlo.


-      Ya escuché- le dijo a su hijo resignado, en cuanto Tom abrió los ojos Leo dejó de llorar- algo me dice que cuando crezcas te vas a convertir en un manipulador- le dijo tiernamente mientras le hacía cosquillas.


Leo no entendía nada de lo que decía su padre, pero si disfrutaba de las cosquillas hasta que bostezó indicándole a su progenitor que tenía hambre.


-      Claro después de que te ríes, ahora tienes hambre- dijo divertido.


Mientras preparaba una papilla, el fotógrafo dejó a su hijo en su manta de juegos. Leo aun no podía mantenerse sentado por mucho tiempo así que preferían recostarlo para evitar accidentes.


Cuando la papilla de manzana estuvo lista Leo se la comió con ganas, mantener sus encías ocupadas hacía que el malestar se le olvidara.


-      ¿Satisfecho?- le preguntó a su hijo y este solo empezó a reír- eres un pequeño pícaro- le dijo divertido.


Tom lo cargó sin recibir quejidos, eso significaba que su retoño estaba de buen humor, aprovechó eso para subir a su habitación y recostarlo en medio de él y de Bill para que pudieran dormir los tres juntos como hasta hace poco. Pero lo que Tom debía entender que las cosas se hacían como Leo quería, no como él las planificaba.


En cuanto se recostaron, su hijo comenzó a patalear y a moverse con desesperación.


-      ¿Ahora qué pasa bebé?- dijo somnoliento.


Antes de que Bill despertara por los berrinches de su hijo lo levantó y se sentó en la silla mecedora con el bebé en las piernas, el movimiento hacia que Leo se entretuviera, sujetándose de los piecitos y balanceándose como si estuvieran en un barquito.


Tom comenzó a contarle uno de sus múltiples cuentos inventados, no porque creyera a que a su hijo le hiciera falta, de hecho ni le estaba prestando atención, sino porque el movimiento parsimonioso de la silla mecedora estaba provocando que le diera sueño.


Al final amaneció y ahora si a Leo le dio sueño.


-      Claro, me mantuviste despierto toda la noche y ahora que amanece te duermes- le recriminó resignado.


Aprovechó que su hijo se durmió para irse a dormir el también. Justo cuando estaba acomodándolo, Bill se despertó.


-      Hola- dijo Tom cansado.


-      Tomy…- se desperezó para que se fuera el sueño- ¿Qué pasó?-


-      Nada, solo fui por nuestro hijo para que durmiera con nosotros- mintió descaradamente.


-      ¿A estas horas?- dijo incrédulo- mi amor, no me mientas, tienes unas ojeras espantosas y a leguas se nota que estuviste despierto toda la noche-


-      Bueno… solo fueron un par de horas, pero no estuve despierto toda la noche, pude dormir un poco cuando Leo decidió tomar una siesta-


-      Debiste despertarme- dijo mientras arrullaba a su bebé- no es justo que solo tú te trasnoches-


-      Estoy bien- fingió aun tener fuerza- no es nada, soy súper papá y aún puedo cuidar de nuestro hijo el resto del día-


-      Me parece que no- se acercó y lo beso con ternura- súper papá necesita descansar- le acarició las mejillas- date una ducha y luego ve a dormir-


-      Pero…-


-      Nada de peros- no le dejó replicar- yo me haré cargo ahora-


A Tom no le quedó de otra más que hacerle caso a su pelinegro, en verdad estaba muy cansado y unas horas de sueño no le caerían nada mal. Después de ducharse se recostó junto a su hijo y se quedó profundamente dormido.


Bill se encargó de: lavar la ropa de su hijo, recoger sus juguetes, lavar los biberones, arreglar las habitaciones, aspirar la planta baja, cepillar a Pumba, preparar el refrigerio de su hijo y cocinar algo no muy complicado ya que el chef oficial de la familia era Tom.


Cuando se dio cuenta la mañana estaba por terminar, desde ahora dividirían las obligaciones y tareas de la casa equitativamente entre él y su esposo, no permitiría que Tom se sacrificara más de la cuenta.


Para evitar desigualdad de tareas, creó un horario en un pizarrón mediano y lo llevó a la cocina para anotar las tareas, fue al garaje por un taladro, argollas, tornillos y tacos, para colgarlo en la pared. A Bill se le daban bien las cosas manuales, en su vida ningún plomero, electricista o mecánico habían pisado su casa.


Al sentirse satisfecho con su creación, limpió y guardó todo. Regresó a la cocina para anotar todas las tareas que debían cumplir, con la ayuda de la agenda de su celular fue anotando las fechas y ahí se dio cuenta que ese día era el día del padre, por estar tan atareados y entretenidos con su hijo no se dieron cuenta.


Bill tenía en mente hacer algo para agradecerle a Tom lo buen padre que era y se puso manos a la obra.


Cuando subió a su habitación su bebé ya había despertado y veía el techo curiosamente como si hubiera algo muy interesante pegado ahí arriba.


-      ¿Qué ves?- le preguntó interesado, su hijo como respuesta levantó las manos intentando llegar al techo- hay cosas mucho más interesantes mi amor- lo cargó y lo llevó a su habitación para cambiarlo.


En la época del año en que estaban hacía calor, por eso vistió a su hijo con algo fresco y empacó ropa más abrigada en su pañalera junto con algunos pañales y toallitas.


-      Hoy iremos de compras- lo levantó alto para que su hijo extendiera los brazos como si fuera un avión- hoy es el día del padre y debemos comprarle algo a tu papi- le hizo cosquillas en la pancita.


Antes de irse, le dejó una nota en el velador a Tom diciendo que salió al centro comercial con su hijo y que si tenía hambre había comida en el horno. Dudaba mucho que se despertara antes de que ellos regresaran pero era mejor prevenir.


Después de empacar el refrigerio de su hijo, ambos partieron al centro comercial. Leo iba muy entretenido en su sillita con el peluche de la oveja con la almohada celeste y un sonajero de gatito que le regaló su abuela.


Al llegar Bill sacó la carriola de la cajuela y subió a su hijo con el resto de sus juguetes. El pelinegro tenía pensado compararle algo a su esposo de parte de él y de su hijo, pero no sabía muy bien qué.


Estuvieron dando vueltas y encontraron un juego de camisetas padre e hijo con estampados acorde a la ocasión. Leo jugueteando con las camisetas encontró una con la que Bill se puso a reír, la del padre decía: I make adorable babies y la del hijo decía: I am an adorable baby. El pelinegro decidió comprarla porque la camiseta tenía mucha razón, su esposo y su hijo eran muy adorables.


Siguieron paseando y encontraron un estuche para la cámara que Tom siempre andaba a cargar a todos lados para fotografiarlos y de tanto uso estaba más maltratada que las cámaras del estudio. Y por último compró un vaso térmico que a Tom le haría mucha gracia cuando lo viera.


Unas horas más tarde Leo comió su refrigerio pero sus encías volvieron a molestarle, Bill optó por comprar un par de helados, ya que él también se le antojaba uno.


Después de comérselo Leo se sintió mejor y continuaron con las compras, el pelinegro pudo conseguir una tarjeta de felicitación y bolsas para regalos que simulaban una camisa con corbata, a pesar de que Tom no usaba camisas y menos corbata, era una forma de remarcar el día del festejo.  


Antes de regresar pasaron por la pastelería favorita de Tom y compraron una tarta de queso con moras en la decoración.


Al llegar Bill, pasó a ver a su esposo, pero como lo había pronosticado seguía dormido. Dejó a Leo en su habitación quien seguía entretenido con la oveja de peluche y luego fue hasta la habitación que usaba como oficina en donde escribía todo para la columna Ambiguo, se puso a empacar los obsequios y a pensar en algo para escribir en la tarjeta.


Cuando lo tuvo todo preparado le puso la camiseta padre e hijo a Leo y juntos fueron a despertar al súper papá, aunque no tuvieron que hacer mucho esfuerzo, pues Tom se estaba desperezando cuando entraron a la habitación.


-      Hola mi amor- dijo Bill muy alegre- ¿dormiste bien?- le dio un beso como saludo.  


-      Plácidamente- esbozó una sonrisa- y ustedes ¿Cómo se la pasaron?-


-      Perfecto- se sentó junto a Tom dejando los regalos en el piso- fuimos de compras ¿verdad Leo?- el niño solo estiró la mano y sujetó la nariz del fotógrafo.


-      Con que de compras ¿eh?, decido dormir un poco y ustedes se van sin mí- se cruzó de brazos fingiendo enojo.  


-      Pero te trajimos algo- dijo el pelinegro divertido al ver el berrinche de su esposo.


-      ¿Qué cosas?- estaba emocionado por ver que era.


-      Mira- alzó a Leo para que pudiera leer el mensaje de la camiseta.


-      ¿Qué significa soy un bebé adorable?- dijo sin entender nada.


-      Es una camiseta que combina con la que Leo escogió para ti- cogió la primera bolsa de regalo y se la pasó.


Tom la abrió y desdobló una camiseta muy grande de la talla que acostumbraba a usar, leyó el contenido y luego lo que decía la de su hijo, y se puso a reír.


-      Definitivamente esta camiseta dice absolutamente toda la verdad- se la puso enseguida para lucirla.


-      Te trajimos algo más- le pasó las otras dos bolsas.


-      Vaya- dijo admirado- si hubiera sabido que me iba a premiar por dormir, de ahora en adelante dormiré más seguido- dijo divertido.


Abrió la primera bolsa que parecía una camisa azul con moño y se encontró con el estuche para la cámara.


-      ¡Oh, mi amor! Esto es perfecto- esbozó una sonrisa de satisfacción- temía que de tanto uso me tocaría cambiar de cámara-


-      Sabía que te gustaría- dijo orgulloso por su elección- ahora abre el otro-


Tom lo abrió y encontró un vaso con forma de lente fotográfico, era tan real que incluso los cilindros que uno mueve para enfocar la imagen también se movían.


-      Increíble- dijo admirando el vaso de cabo a rabo- por un momento pensé que era un lente de verdad-


-      Es un vaso térmico, así podrás beber tu café de manera muy divertida-


-      En verdad me encantó- besó a su esposo profundamente en señal de agradecimiento- ahora me podrías decir ¿por qué tantos regalos?-


-      Ahm…feliz día del padre- dijo muy contento.


-      ¿Hoy es el día del padre?- se le había olvidado por completo.


-      Sí, por eso Leo y yo decidimos comprarte algo para agradecerte lo mucho que haces por nosotros-


-      Mis amores- los abrazó a ambos- son lo mejor que me ha pasado- acarició la naricita de su hijo- pero de todas formas tú también eres el padre, feliz día mi vida… aunque yo no tengo nada para ti- dijo apenado.


-      Eso no importa- lo besó con ternura- todos estos días has hecho que me sintiera muy feliz y eso no tiene precio, además si no fuera por ti, no hubiéramos concebido a este pequeño diablillo- hizo cosquillas en la panista de su hijo- también te escribí una tarjeta- Bill le pasó un sobre color verde menta con un bigote de decoración.


El fotógrafo la abrió y comenzó a leer:


“Tomy, muchas gracias por ser el hombre más amoroso y protector de la tierra, hoy en este día tan especial, quería decirte lo feliz que estoy a tu lado y lo feliz que haces a nuestro hijo. Tú eres el mejor padre del mundo”.


Esas palabras hicieron que los ojos de Tom se aguaras, continuó leyendo, al parecer lo que seguía era de parte de Leo.


“Papi, tú eres mi superhéroe, mi compañero, mi amigo y mi mentor. Muchas gracias por ser mi súper papá”.


Era hermoso, Bill tenía una manera de escribir que lo sensibilizaba a sobremanera. Junto a él y a su amado hijo su vida estaba completa.


-      Para mí, tú eres el mejor papá del mundo- dijo Tom limpiándose las lágrimas y abrazando a Bill por todos los gestos bonitos que tenía con él.    


Cuando dejaron el sentimentalismo de lado, bajaron a comer la tarta de queso con moras. Tom aprovechó para estrenar su nuevo vaso. Se sentía tan dichosos al lado de su familia, para él la mejor familia que nunca creyó tener.


 


Esa noche los tres pudieron dormir a gusto, Leo había dado tregua por ahora y no hizo berrinches cuando lo recostaron en la cama matrimonial. Ambos padres creían que en cuanto creciera sería un verdadero torbellino, pero mientras eso sucedía no les quedaba de otras más que consentirlo y quererlo mucho. 

Notas finales:

hola!!!

este capitulo va dedicado a "k-483" porque creo que nunca le he dedicado uno y tambien se merece que tenga una detalle con ella.

muchas gracias por leer, nos vemos en el final de la historia!!!

 


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