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Este cuerpo no es mio por deathotel22

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Notas del capitulo:

hola!!!

el capitulo final está aquí.... por qué lo subí hoy mismo???, ni yo mismo lo sé, pero que lo disfruten!!!

Hola, mi nombre es Bill Kaulitz, antes me hacía llamar Bella, sí como lo oyeron, antes era una mujer, una bruja me cambió de cuerpo como venganza de parte de una amante que tuve y desprecié.


Fue muy difícil para mí acostumbrarme a un cuerpo ajeno, un cuerpo del que antes como hombre veía solo para deleite y placer mío, un cuerpo que por dentro no conocía, no solo porque físicamente presentaba cambios que yo no podía controlar, sino porque emocionalmente estaba cargado de sentimientos ajenos a mí.


Al ser mujer me di cuenta que era complicado moverme y desenvolverme en un mundo machista al que debo admitir, yo también contribuí para subyugar a las mujeres con el propósito único de complacencia a los hombres.       


¿Qué si me enamoré? Desde el principio hubo una persona que se preocupó por mí, una persona que me hizo ver el mundo de una manera diferente. Lentamente fui desarrollando sentimientos hacia él.


Al principio quería negarlos, quería escapar de eso y no involucrarme con nadie que distara de lo laboral. Sin embargo me sentía confundido, yo por dentro seguía siendo un hombre y no podía estar enamorado de otro hombre, pero cada vez se me hacía más difícil ocultar lo que sentía.


Con él sentí lo que significaba decir te amo en serio, todos los te amos que dije en mi vida fueron al final de una faena pasional, presa de la satisfacción de mi cuerpo. Con él aprendí lo que significaba sufrir por amor.


¿Qué si le conté mi secreto? Sí, nunca pensé que se lo diría a alguien solo una persona aparte de mi conocía la verdad, mi mejor amiga, la que me ayudó a lidiar en este mundo siendo lo que no era. Pero si, se lo dije, al principio no me creyó como era de esperarse, porque siendo sensatos ¿Quién es su sano juicio creería algo relacionado a las brujas y a los hechizos? Nadie.


Sin embargo, de nuevo gracias al gran ingenio de mi mejor amiga pude convencerlo y él terminó por creerme. Como ya se imaginaran la noticia lo impactó de sobremanera, para él no era nada agradable darse cuenta que lo que veía por fuera era solo un envase y que en realidad estaba enamorado de un hombre y justamente del hombre con quien menos simpatizaba en la vida.


Esperar. Como mujer tuve que aprender a esperar, algo que los hombres por naturaleza no estamos acostumbrados a hacer.


Mientras él se alejó de mí, inicié la búsqueda de mi verdadera identidad, era lo único que podía hacer al haber perdido todas mis esperanzas. La búsqueda rindió sus frutos, pude saber a quién le pertenecía mi cuerpo, pero mientras más investigaba para encontrar el cuerpo que se me fue arrebatado más lejos estaba de encontrarlo.


Con el paso del tiempo aquel hombre de quien me enamoré, me aceptó tal y como era, aunque debo decir que las cosas no salieron como lo esperaba. Justo cuando me resigné a ser mujer para toda la vida, mi cuerpo apareció y los instintos y sentimientos que guardaba dentro de mi surgieron.


Una necesidad insana de recuperar mi identidad se apoderó de mí ser. Aunque la verdad me hubiera gustado que mi cuerpo apareciera antes, yo estaba por casarme, por formar una familia con el hombre que amaba, sin embargo mi decisión de regresar a ser lo que era no le gustó nada a él y terminó detestándome.


Cuando recuperé mi cuerpo me sentía dichoso, quería regresar a mis cosas, retomar mis sensaciones, hacer como si me hubiera ido por un largo viaje y fingir que estaba de regreso, pero aunque físicamente estaba de vuelta, por dentro todo en mi había cambiado.


Por un instante creí que al deshacerme del cuerpo que tenía prestado, todos esos sentimientos de amor que desarrollé hacia esa persona especial se irían, pero estaba equivocado. Vanamente pensé que solo necesitaba tiempo,  así como necesité mucho tiempo para acostumbrarme a ser mujer, creí que necesitaba tiempo para acostumbrarme a ser hombre. Y en mi afán de retomar esa seguridad que me caracterizaba, esa individualidad mía, cometí el peor error de mi vida, construí una pared de cemento entre el único hombre que me amó a pesar de conocer mi secreto y yo.


¿Qué pasó con él? Hizo lo que todo hombre dolido en su sano juicio haría, marcharse. Quería irse lejos, alejarse de mí para siempre y comenzar una vida tranquila y no lo culpo, yo siendo mujer lo traicioné y lo destruí, y ahora que era hombre lo despreciaba, tratándolo como a la peor basura del mundo.


Cuando supe que se marchaba por el daño que yo le ocasionaba, algo dentro de mí se desmoronó. Me di cuenta que sin él yo no existía, sin él solo era un cuerpo buscando la grandeza con un corazón marchito.


Afortunadamente pudimos sincerarnos, afortunadamente le pude confesar que lo amaba como nunca antes llegué a amar a nadie más.


Actualmente estamos juntos, nos mudamos lejos, dejando atrás todo el pasado y comenzando nuestro propio cuento feliz.


Hoy en día estamos felizmente casados y tenemos para sorpresa de muchos un hijo fruto de nuestro amor. ¿Qué cómo es posible? Ni yo mismo lo sé, supongo que la bruja que me devolvió mi cuerpo lo hizo apropósito, pero no me interesa saber si lo hizo para burlarse o para darme una lección.


Amo a mi familia y soy el hombre más dichoso del planeta, y aunque alguna vez renegué diciendo que el cuerpo que tenía no me pertenecía, ahora digo sin temor a equivocarme, que el amor que siento por mi esposo y mi hijo, me pertenecen en su totalidad. 


 


Así Bill puso punto final al relato que estuvo escribiendo, sin darse cuenta habían pasado varias horas desde que prendió su portátil. Estos últimos años habían sido maravillosos, con cierta melancolía recordaba cuando Tom y él se mudaron a esta casa que ahora llamaban hogar y desde ese momento empezaron las aventuras para ambos.


Unos brazos fuertes y amorosos lo sacaron de su ensimismamiento, rodeándolo por la espalda con la silla giratoria de por medio.


-      Hola mi amor- escuchó una voz amorosa cerca de su oído- ¿Qué escribes?-


-      Nada…- giró la silla para tener al frente al hombre que amaba- solo tonterías mías- le dedicó una sonrisa enternecedora.


-      Tus cosas siempre son interesantes, aunque a ti te parezcan tonterías- lo besó profundamente aprovechando ahora que estaban solos.


-      Y Leo ¿en dónde está?-


-      No sé- dijo divertido- siempre se esconde o se va de excursión con Pumba-


-      Ese muchachito- resopló resignado- es demasiado listo y sigiloso para tener 4 años-


-      Supongo que se parece a ti- lo molestó un rato.


-      Claro que no- se cruzó de brazos haciendo un puchero.


-      ¿Lo ves?- se rio con ganas- hacen los mismos pucheros-


Antes de que su esposo refutara, Tom lo besó apasionadamente, ahora que su hijo no estaba merodeando por los alrededores podían ser un poco más cariñosos sin interrupciones.


De a poco iniciaron un juego de lenguas ardientes, provocando varios gemidos de placer. Los mordiscos también aparecieron para deleite de ambos.


-      ¡Papá!-


Un grito de júbilo y los sonidos de pisadas subir corriendo por las escaleras puso fin a los besos candentes.


-      Papá- un Leo, muy contento y saltarín apareció en el estudio de Bill seguido de Pumba que se notaba cansado.


-      ¿Por qué el escandalo hijo?- dijo Tom, deteniéndolo antes de que se subiera por las paredes por la euforia que tenía.


-      Mira lo que encontré- extendió la mano mostrándole una lagartija muerta.


Tom hizo muecas de asco, esas alimañas podían desaparecer del mundo y él estaría muy agradecido. Bill se carcajeó al ver la reacción de su esposo, había fotografiado cocodrilos y no soportaba la presencia de una simple e inofensiva lagartija.


-      Papi mira- eta vez de acercó a Bill- Pumba la atrapó y creo que se murió- dijo sin darle mucha importancia.


-      Pumba no andes atrapando alimañas- lo recriminó el fotógrafo.


-      Tomy no exageres- se burló su esposo- es un simple animalito que además está muerto-


-      ¿Me lo puedo quedar?- dijo Leo emocionado.


-      Sí, pero antes compraremos algo para que no se desintegre y así lo disecaremos-


-      Quiero a esa cosa lejos de mi vista- sentenció Tom- lo guardaras en una caja de cristal, así evitaré encontrármela por accidente en el baño-


Su padre le recordó el incidente con un escarabajo que encontró en su bañera la semana pasada, porque según su hijo estaba muy sucio y quería quitarle lo que él creía eran manchas de lodo.


-      Papá, solo era un pobre e inocente escarabajo- puso ojos de cachorro regañado para que no siguiera recriminándole con lo mismo.


-      Ese no es el punto Leo- contradijo a su hijo.


-      El punto es que a tu padre le dan miedo los insectos- dijo Bill abrazando a Tom con cariño.


-      Eso no es verdad- se defendió- solo pretendo que no convierta nuestra casa en un zoológico-


Antes de seguir con la discusión Bill y Leo fueron a guardar  a la pequeña lagartija en una caja, ya luego se encargarían de disecarla.


En la tarde después de bañar a su hijo que estaba todo sudado, el pequeño y el pelinegro bajaron a comer. El resto del día saldría a pasear en la playa, pero estaban seguros que Leo regresaría cargado de alguna otra alimaña como las llamaba Tom.


-      Papá, ¿me dejaras usar tu cámara?- pidió ilusionado.


-      De acuerdo…- cedió Tom- si prometes que no le dejaras caer en el agua-


-      Solo fue una vez- dijo avergonzado.


Un día el pequeño y curioso Leo, tomó una de las cámaras de su padre y quiso sabes que había más allá del retrete, por eso acercó la cámara al baño creyendo que podía fotografiar algún tipo de vida extraterrestre que a simple vista no podía ver. Como resultado la cámara cayó en el retrete consiguiendo unas estilizadas fotos de un hoyo negro.


-      Sí, pero esa vez me costó como 3.000 dólares- exageró las cosas.


La verdad era que a la cámara no le había pasado nada, pero Leo no tenía por qué enterarse.


-      Papi ¿me compraras crayones?- esta vez se dirigió a su otro padre.


-      Mi amor, te compro crayones todas las semanas- le recordó- a ves pienso que te los comes-


-      No me los como, ya los probé y saben horrible-


Ante tal declaración ambos padres se vieron a los ojos y menearon sus cabezas en señal de resignación, su hijo era más curioso de lo que imaginaban. Decidieron no hacerse preguntas que sabían no tendrían respuesta y optaron por seguir almorzando.


Esos días en particular pasaban más tiempo juntos, porque Leo estaba próximo a entrar en el jardín de niños y aunque la casa descansaría de los bombardeos del pequeño travieso, sus padres extrañarían oírlo gritar, saltar, revolcarse, jugar con Pumba e iniciar sus expediciones vestido como investigador privado gracias a un disfraz que le regaló su tía Grace.


Leo sin embargo estaba contando los días para que iniciaran sus clases, él era un niño muy listo tal como lo predijo Bill, gracias a que Tom le hablaba y contaba cuentos todos los días cuando aún no nacía.


Por suerte el colegio de su hijo no estaba lejos de casa y podrían acudir de inmediato si algo le pasaba.


 


 


Después de comer, padres, hijo y el perro, salieron a la playa. El clima era fresco y perfecto para salir a jugar un rato.


Leo correteaba con Pumba intentando atrapara el frisbee que Tom y Bill se turnaban en lanzar, aunque al principio el juego era para el perro su hijo comenzó a hacer un concurso para ver si él era más rápido que su mascota.         


Cuando se cansaron los tres entraron al mar. Tom subió en sus hombros a su retoño para que las olas no lo arrastraran. Estuvieron chapoteando y lanzándose agua hasta que Leo quiso ir a recoger conchas.


Sus padres lo observaban, recoger y desechar las conchas que no le gustaban, para cuando se dieron cuenta tenía una cesta llena. Tom negó la cabeza resignado, no solo convertiría su casa en un zoológico, sino también en un exhibidor de conchas.


-      Papá ¿podemos hacer un castillo de arena?- pidió dando brinquitos- papi ¿podemos?- consultó con su otro padre.


-      Sí podemos- Bill caminó con su hijo hasta la orilla seguidos de Tom quien cargaba las pequeñas cubetas de su hijo.      


Entre los tres se pusieron a armar el castillo de arena que tanto quería Leo. Claro que los padres no tenían experiencia en hacer castillos, pero haciendo el mejor esfuerzo que pudieron, lograron que no se desarmara.


-      ¡Quiero comer!- dijo Leo regresando a su acostumbrada euforia.


-      Al menos termina de armar el castillo- dijo Tom.


El pequeño regresó a su tarea en la arena hasta que se dio por vencido y se recostó moviendo piernas y brazos para formar un ángel en la arena.


-      De acuerdo, vamos a comer- Tom rodó los ojos y cargó a su pequeño diablillo.


Bill compró tres helados y una botella de agua para Pumba, a decir verdad aunque apenas llevaban unas cuantas horas en la playa ambos padres estaban agotados, Leo les robaba las energías.        


-      Papá- dijo Leo chupando su helado sentado en las piernas de Tom.


-      Sí campeón ¿Qué pasa?-


-      ¿De dónde vienen los bebés?-


Ante tal pregunta Tom casi se atora, provocando la confusión de su hijo y las carcajadas de su esposo.        


-      No te rías- le recriminó el fotógrafo avergonzado.


-      ¿Por qué no?- dijo divertido- hasta te pusiste a sudar-


-      Papi, ¿tú si me dirás de dónde vienen los bebés?-


-      Bueno mi vida, todo empieza cuando dos personas se conocen y se quieren mucho, tanto que deciden…- Tom le tapó la boca para no dejarlo continuar.


-      No se lo vayas a decir- le advirtió alarmado, conocía lo desinhibido que era su pelinegro.


-      Tampoco se lo iba a decir- dijo quitándose la mano de Tom de la boca.


-      ¿Por qué no me lo vas a decir?- preguntó Leo curioso.


-      Porque lo entenderás cuando crezcas o mejor aún se lo puedes preguntar a tu maestra el primer día de clases-   


-      ¡Sí!- gritó feliz y salió corriendo a jugar con Pumba- ¡se lo preguntaré cundo la vea!- su voz sonaba ya muy lejos.


 


 


Cuando la noche cayó los tres pasearon tranquilamente en la orilla, ya no había gente a esa hora y las olas comenzaban a bajar.


Leo iba adelante con Pumba contándole todas las cosas que haría cuando entrara en el jardín de niños, el pequeño estaba dispuesto a tener muchos amigos y a armar sus expediciones en el colegio para ver qué clase de animal podía encontrar.


 


-      Es increíble ver como nuestro hijo ha crecido- dijo Bill un tanto melancólico.


-      Sí, aún recuerdo cuando lo vimos por primera vez en la ecografía-


-      Fue un momento único y especial- sonrió con nostalgia.


-      Y ahora en unas cuantas semanas más irá a la escuela-


-      Siento que nos hacemos viejos- dijo el pelinegro divertido.


-      Claro que no- le dio un pequeño beso- solo hemos madurado, eso es todo-


 


Tomados de la mano caminaban viendo como su pequeño Leo jugueteaba con Pumba. Habían pasado muchas cosas desde que se conocieron y otras muchas estarían por pasar, pero siempre estarían juntos. Ambos sabían que después de la noche del eclipse ya nada nunca fue igual.     


-      Fin-                   

Notas finales:

se acabó, por fin se terminó este fic que fue más largo que el seños de los anillos jajaja... 

muchas gracias a todos los que se unieron a mi en este largo recorrido, saben que sus palabras de apoyo y el tiempo que se tomaron para leerlo para mi significa mucho.

muchismas gracias por aguantar todo este tiempo a mi lado, les mando un beso enrome.... el ultimo beso de este fic!!!


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