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H.O.P.E. (Hold On, Pain Ends) por JHS_LCFR

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Notas del fanfic:

Para mi bella Mica, a quien le debía este regalo hace mucho tiempo ^^

Y para kisandkou!, que me había pedido un LayHan hace mil años~ 

PORTADA by Annie_Park! ♥

Notas del capitulo:

Ahora también en Wattpad

H.O.P.E. (Hold On, Pain Ends)

 

Las gotas de sudor caían por sus sienes, su pecho se inflaba…sabía lo que estaba por venir, pero aún así no podía despertarse y respirar en paz.

 

Correr no le alcanzaba. Los pulmones se retorcían ante las inyecciones de adrenalina y sus músculos no alcanzaban a oxigenarse y se tensaban a cada segundo. Más, más…más.

Llovía como nunca antes había llovido. El cielo se estaba cayendo a pedazos y el agua en las calles prácticamente rozaba la altura del cordón, estancándose en las esquinas, siendo filosamente cortadas y escupidas por el chocar de las ruedas de los vehículos que surcaban la ciudad como si se tratase entonces del mismísimo fin del mundo.

Y a él, correr no le alcanzaba. Le pitaban los oídos por el impactar de la lluvia sobre su cabeza, sobre su piel descubierta, desabrigada. Sobre las veredas, baldosas, pedazos de tierra y toldos de los locales, que no cerraban pero venían con poca clientela y movimiento.

A Jongdae, correr no le alcanzaba. Porque, a cada paso, la vida se le iba y el dolor se agarrotaba al recipiente de su ser y lo llenaba, cargándolo con polvo, con la oscura viscosidad de la depresión y con agujas de remordimientos.

Ese día de lluvia, su dolor tenía nombre.

Y el rostro que cargaba con ese nombre se estaba yendo.

 

-¡No, no!—su boca abierta hasta el cansancio, su voz vociferando y desgarrando poco a poco su garganta no hizo más que detonar una última bomba de pánico en su cabeza, haciéndole abrir los ojos—¡¡No, Jongduk!!

Kim Jongdae despertó nuevamente, quizás por enésima vez, a las tres de la mañana.

Gimiendo por el llanto que no salía, agarrotó la sábana con su mano izquierda, a pesar de que se moría de calor, a pesar de que quería arrancarse la ropa sudada (y tal vez, alguna que otra capa de piel y muscular).

Su mandíbula tensa hacía que sus dientes castañeasen.

Con un último gimoteo de dolor, cerró los ojos con fuerza y se dejó caer de espaldas sobre el colchón.

 

* * *

 

Minseok sintió un pinchazo desde la nuca hasta la mitad de la espalda en cuanto giró la cabeza hacia la derecha, y abriendo los ojos rápidamente a causa del malestar, notó que, otra vez, se había dormido sobre su escritorio.

-¿Min? Minseok—se escuchaba quedamente desde el otro lado de la puerta: el susodicho gruñó mientras se enderezaba y tiraba con los pies la silla con ruedas hacia atrás, permitiéndose estirar todo el cuerpo y compensar la mala posición en la que había permanecido con un par de posiciones extrañas—, el desayuno ya está listo, ¿Vas a ir al colegio?

-Sí, ma, ya bajo—contestó luego de carraspear: no había abierto la boca en toda la tarde y la noche anterior. En el ordenador que tenía en frente, todavía estaba el Word con media página a llenar: parpadeando a causa de la intensidad del brillo, releyó las últimas oraciones para recordar en qué había quedado. Asintiendo para sí varias veces, torció la boca y miró el bolso con sus cuadernos—. Tal vez…

Tal vez deba llevar los libros y la laptop.

Después de todo, él no tenía que dar el recuperatorio ese día, por lo que tendría dos horas libres.

-Rápido o no podré llevarte—se escuchó al pasar: su madre taconeaba por el pasillo hacia el baño, aquel día tenía una suerte de presentación o algo. No había otra explicación para tanto golpetear de zapatos y tanta prisa—¿Min? Min, ¿Te quedaste dormido de nuevo?

Saliendo de un salto de su asiento, Minseok abrió la puerta y la dejó abierta: todavía llevaba la camisa y el pantalón de vestir del día anterior. Su madre rió.

-Vístete como un adolescente normal, por favor—ante el gesto de su hijo (encogerse de hombros, en pos de ‘qué se le va a hacer’, sonrió ampliamente—. ¿Tienes todo listo? Vamos, ¡Vamos!

-Voy, voy—y corriendo por la habitación, guardó el archivo de Word en la nube desde la pc de escritorio. Luego se bajaría el borrador en el instituto a su portátil y escaparía a la sala de estudio.

-Recuerda que hoy llego tarde, hiper tarde—le recalcó la madre, colocándose las hebillas en el pelo y arreglando la caída de su cabello desde el tocador, puerta entreabierta.

-Yo también—aclaró el hijo, trotando hasta la cocina y tomando su taza de café para pegar un sorbo profundo, ruidoso—. Tengo la entrevista de trabajo, ¿Recuerdas? Por eso me probé el traje ayer.

-¿Ah, sí? Recoge mi cartera, por favor—la marcha era pronunciada desde la mañana: Minseok se alegró de que su padre trabajara a la noche, hasta la hora en que ellos mismos abandonaban la casa. Tres a ese ritmo no podrían vivir—. Sube al coche, come las tostadas ahí—agregó, prendiéndose un aro.

-¿No puedo al menos cambiarme?

-Sí…si quieres ir caminando hasta el instituto—siseó su madre, victoriosa.

Minseok rió suavemente, cargando bolsos y abrigos con ambas manos: definitivamente no quería caminar hasta el colegio con aquella ropa encima, y definitivamente no tenía tiempo ni ganas de cambiarse.

 

 

-Buenos días—saludó animado, dejándose caer en el asiento y abrazando su mochila por el pecho para empezar a abrirla y destriparle las hojas y las carpetas. El aula comenzaba a llenarse lentamente, y Luhan, sentado a su derecha, lo miró extrañado.

-¿Alguna razón por la que haya que vestirse con camisa y corbata hoy?—enderezándose rápidamente, parpadeó—, no me digas que me olvidé de un acto.

-Tranquilo, tranquilo, nada de actos ni protocolares—le calmó Minseok: Luhan volvió entonces a sonreír con pereza y acomodó la cabeza entre sus brazos doblados y sobre la mesa, justo como se había dormido él mismo la noche anterior—. Simplemente me quedé dormido y no llegué a cambiarme, eso es todo.

-¿De nuevo escribiendo?—preguntó el otro, y Minseok asintió, despistado, buscando algo en particular—. Sabes que tanto teclado y café te quemarán la cabeza y las huellas dactilares—bromeó, cansado, y bostezó sin vergüenzas, tapándose la boca a medio camino.

-Es que se me había ocurrido un giro en cuanto a la trama y no podía dejarlo atrás…aunque tuve que modificar tres capítulos más atrás para eso. De otra forma, se me hubiese hecho muy difícil continuarlo.

-¿Puedo leer lo que hiciste después?—Luhan inclinó la cabeza, pegando la mejilla derecha a su antebrazo: ver cómo Minseok se desvivía por sus historias le parecía lo más tierno y admirable del mundo. Su amigo asintió, dándole permiso—. Por cierto, hoy es viernes, no te hagas el tonto.

-…No sé de qué me estás hablando—empezó el otro, sin despegar los ojos de la mochila. ¿Dónde la había dejado? ¿La había puesto en su mochila, o había corrido hacia la cocina para desayunar antes de eso?

-Viernes, bar, me prometiste tres semanas atrás que iríamos a algún día y que escucharíamos algo para relajarnos por los exámenes—resopló Luhan, que claramente no quería estar allí—. Vamos, no me digas que vine hoy en vano, me subí al autobús exclusivamente por esto.

-Eh, lo siento—murmuró Minseok, torciendo la boca en desagrado y a modo de disculpa—, no busqué nada para este fin de semana…ya sabes, tengo mi propia forma de festejar mi promedio y mis notas—dándose por vencido, bufó y soltó la mochila, que comenzaba a caer lentamente por su regazo—. Rayos, me olvidé la laptop.

-Eso te pasa por no preparar tu bolso la noche anterior—le retó Luhan (que obviamente, siempre lo hacía)—. Con laptop o sin laptop, buscarás algo que hacer hoy a la noche. No quiero ir a un recital, simplemente quiero sentarme en un taburete y escuchar buena música, tomar algo…cuando me agarre sueño, te dejo en paz y haces lo que quieres, ¿Sí?

-No creo que nos dejen utilizar la sala de computación a esta hora—fijándose la hora en su reloj de muñeca, Minseok levantó una ceja y tardó en atajar su mochila, que resbaló hacia el suelo—Ah, hoy estoy definitivamente muy…

Dos pies frenaron en seco, casi rozando con la punta de las zapatillas el bolso: Minseok y Luhan levantaron la cabeza, el primero ya estirado para tomar su mochila por la correa que tenía más cerca.

Luhan tragó saliva al ver al estudiante que, callao, cerró los ojos y enganchó su pie derecho con la correa que planeaba tomar Min: con un hábil juego de tirones, elevó la mochila hasta la altura de su torso y allí la cachó de un manotazo, tendiéndosela quedamente después a Minseok y parpadeando, quizás, a modo de saludo.

-G…gracias—tartamudeó éste último y tomando la tela con reguladores de plástico—. Buenos días.

El otro simplemente asintió, sus ojos explotando por el delineador y su tez pálida brillando casi mortíferamente con la luz pobre que entraba por las ventanas a tan tempranas horas: caminando con desgano hacia la espalda de Minseok, le bordeó y se sentó detrás de él. El aire pareció cargarse entonces de incomodidad y tristeza extremas.

Minseok arqueó una ceja en dirección a Luhan, que negó despacio indicándole que no hablaran sobre él teniéndolo tan cerca, y mucho menos que se le cruzara por la cabeza la idea de…

-Disculpa, ¿Jongdae?—empezó de todos modos, girándose sobre el asiento. Luhan se golpeó la cabeza—¿De casualidad conoces algún bar cercano donde toquen bandas hoy? Luhan y yo queremos distendernos un poco de los parciales, y no sabíamos adonde ir.

Gran idea, pensó Luhan, dramatizando sus gesticulaciones contra su palma, como si se tratase de la mismísima perdición el interactuar con el compañero de aula raro e intranquilo. Lo que nos faltaba, hablar con él, justo ahora, justo este día.

El joven Jongdae, de cabellos oscuros y brillosos en contraposición a sus ojos oscuros y perdidos, pareció pensárselo, y dentro de su rango de expresiones faciales, meditó mordiéndose el interior de la mejilla. Luego, el labio. Suspiró.

-Sí, conozco un lugar—su voz era grave y apenas audible, Minseok sonrió con todos los dientes y chasqueó la lengua contra su paladar en señal de victoria—. Generalmente tocan bandas tributo, pero oí que este fin de semana tocan los black stones y grupos así, aunque no creo que te gusten.

Minseok se enderezó en su asiento, fingiendo estar ofendido: esa necesidad de bromear con todos como si medio mundo fuese su amigo.., .pensó Luhan, y volvió a taparse el rostro.

-Eh, puedo soportar una banda llena de motociclistas tatuados y buscapleitos… ¡He compartido salón contigo!—sonriendo casi para sí mismo, cerró los ojos, esperando la respuesta…cinco segundos después, parpadeó, confundido—. Quiero decir…porque tú te vistes…tienes…como tienes muchos tatuajes y los…y los tatuados suelen…

-Sí, sí, lo entendí—asintió Jongdae, generando temblores en Luhan y más dudas en el rostro de Minseok—. Buena broma—y apretando los labios, lo que podría llegar a entenderse algún día como el atisbo de una dudosa sonrisa en el rostro de Jongdae…se esfumó.

-Ah, de acuerdo—asintió Minseok, incómodo—. Q…qué bueno que te gustó.

El timbre sonó, salvando a los dos amigos de tener que animar algo irremontable, y Minseok volvió a girarse, mirando directamente al pizarrón: con el aula a medio llenar, dieron comienzo a la fecha de recuperatorios.

Luhan, Minseok, y un par más, recibieron el permiso para pasear por allí y relajarse.

 

 

-Tienes que encontrar a Jongdae y pedirle disculpas—dictaminó Luhan mientras caminaban por los pasillos hacia los baños. Su compañero dio un respingo y lo miró, alterado—.No puedes hacer chistes con él de ese tipo, mucho menos teniendo en cuenta qué día es hoy.

-¿Qué día es…?—la imagen de su madre preparándose para ir a trabajar le dio de lleno en la cabeza. Luhan también pareció notarlo, pues se detuvo dos pasos antes de que Minseok lo hiciera, torciéndola boca a modo de recriminación—. Rayos, lo olvidé por completo. Soy un tonto.

-¿En serio, genio? ¿Motociclistas, buscapleitos? No pudiste haber herido más su orgullo, sabes que a partir de hoy empezó a transformarse, a volverse…oscuro—Luhan siseó la última palabra casi con asco, aunque en el fondo no hacía más que temerle, incluso si era sólo un poco.

-Diablos, mi madre se estaba vistiendo para eso.

-Exacto, sabelotodo. Más te vale pedirle disculpas antes de que termine el día o quién sabe qué le provocarás al pobre chico.

-Diablos, diablos, diablos—repitió Minseok, despeinándose y frotándose el rostro. Pasando por la galería que daba a la sala de actos, los colores del escenario brillaron, recordándole aún más que había metido la pata—. No puedo creer que haya olvidado esto, sobre todo teniendo en cuenta que…

-¡Shh, calla, ahí viene Yixing!—Luhan apretó los dientes y pegó la mano a su propia palma, fingiendo rascarse la barbilla—, que no nos escuche, cambia de tema—Pasando por al lado de un joven de ojos cansados y ropa algo desprolija, Minseok y Luhan asintieron a modo de saludo, el joven tardíamente hizo lo mismo y luego desapareció—. Dios—suspiró, soltando la tensión de su cuerpo—, eso estuvo cerca.

-¿Crees que nos escuchó?—temió Minseok. Doblando para entrar al baño, ambos corrieron a lavarse las manos (Minseok, no obstante, sacó el cepillo de dientes y comenzó a lavarse la boca y la cara—. Maldición, ahora debo buscar con más prisa a Jongdae.

-Lo que te juega a favor de su mejor amigo es que parece vivir despistado…y que ya no se habla tanto con Jongdae, al parecer—Minseok le arqueó una ceja, mirando su reflejo en el espejo. Luhan simplemente se frotó las muñecas—. Ya no pasan los recreos juntos, hace más o menos un mes desde que pasó eso. Simplemente pienso que Jongdae dijo algo que pudiera sacar de quicio a Yixing, porque éste evitó hacer equipo con él en gimnasia la semana pasada.

-No puedes sonar tan patético y acosador al mismo tiempo—rió Minseok, nervioso—. ¿En serio estuviste mirándolo por todo un mes?

-Sólo quería probar de hacer equipo con él para atletismo. Ya has visto las piernas que tiene—murmuró Luhan, como si de algo normal se tratase hablar de aquello, y se acomodó el pelo con la vista fija en el espejo. Al pispiar que Minseok se tentaba, puchereó—. No te estoy viendo, te estoy ignorando…nada de lo que hagas me…

En aquel momento, el ruido del agua corriendo de un retrete salió de un cubículo: los muchachos se paralizaron, Minseok transpiró, presa del pánico. Luhan, por otra parte, se giró, abriendo la boca ante la desesperación.

-Mal…dición…

Jongdae tenía la nariz roja y los ojos hinchados. Su vergüenza era notoria a pesar de cargar con una postura pesada, campera de cuero y tatuajes literalmente hasta el cuello. Tragando saliva y mirando hacia abajo, esnifó con fuerza y se frotó los ojos: estaba cansado, aburrido y no quería estar ahí. Pero bueno…

-Jong, Jongdae—titubeó Minseok, frenándolo por los hombros antes de que saliera: aún había pañuelos saliendo del cubo de basura del cubículo, lleno de papel descartable hasta el tope—. Escucha, escucha…lo siento—tragando saliva, pudo sentir cómo se le erizaban los pelos ante la mirada brusca y confusa de Jongdae—, no tuve que haberte dicho eso, no tuve que haber bromeado…fue mala mía, no lo haré de nuevo, en serio, lo prometo.

Jongdae entrecerró los ojos: no había dormido, no recordaba el comentario supuestamente ofensivo de Minseok y sinceramente le importaba tres carajos saber de qué se estaba disculpando. Asintiendo lentamente, optó por el camino fácil y le dijo que todo estaba bien. Dando un paso hacia la salida, Minseok pujó con los brazos, haciendo nuevamente tope.

-En serio—insistió: Minseok no se sentía satisfecho con la situación. Jongdae no le miraba en absoluto—. Lo siento, a partir de ahora tendré más cuidado.

-Incluso—empezó Luhan, temblando de ombligo para abajo—, incluso si necesitas hablar con alguien al respecto…sabes que…puedes, puedes contar con nosotros—terminó, y tragando saliva con dureza, observó los pesaos ojos de Jongdae posarse sobre su rostro. Chillando de pavor en su fuero interno, respiró relajado al recibir otro corto asentimiento.

Dando tropezones, Jongdae se marchó.

-Bueno…algo es algo—propuso Luhan, encogiéndose de hombros—¿No?

Una nueva figura ingresó en el baño: Yixing miró hacia los lados, como perdido, curioso.

-Lo siento, pero… ¿Han visto a mi amigo? Es más o menos así de alto—señalando su altura, torció la boca. Luhan se sonrojó—, pelo negro, tiene tinta hasta los oídos y básicamente se ha llorado la vida hoy.

-Jongdae acaba de irse—resolvió Minseok, señalando el pasillo—, dobló para el lado de la galería. El acto de memoria debe estar por empezar.

-Justamente—asintió el otro, cabellos castaños y flequillo hasta las cejas sacudiéndose con un corto movimiento de cabeza: su remera sin mangas debería ser blanca, o al menos así lo recordaba Luhan, escondido y pegado contra el espejo. La había llevado el primer día de clases, y aparentemente había sufrido severas explosiones de pintura grisácea o algo por el estilo…aunque lo importante en ese momento era resaltar la musculatura de sus brazos expuestos—. Gracias, nos vemos.

Trotando fuera de escena y dejando nuevamente a los chicos solos, Luhan se tomó del pecho y gimió.

-Rayos, ojalá Jongdae no haya escuchado nada…lo último que quiero es que le diga que lo ando mirando entre clases y cuando nadie me pueda agarrar.

Minseok quiso reír, pero la culpa le estaba pinchando en la espalda y la cabeza: dando serios y decididos pasos hacia el pasillo, enfiló para la galería principal y escuchó a Luhan trotar para alcanzarlo mientras entraba al salón de actos, encontrando a su madre con alfileres y manteles negros y amarillos sobre sus hombros y alrededor de su cuello como gruesas bufandas.

-Oh, cariño—sonrió su madre, risueña a pesar de la ocasión—. Buenos días, Luhan—saludó después, inclinando la cabeza—¿Tomándose un recreo? Veo que no tienes ni nada de ganas de estar aquí.

-En efecto, señora Kim—resolvió Luhan, rascándose la nuca con vergüenza pero feliz—, ahora están tomando los recuperatorios.

-¿Necesitas ayuda?—preguntó el hijo, mirando alrededor cómo el profesor de música traía las fotos enmarcadas y suspiraba, abatido—, el ambiente es deprimente aquí, alrededor.

-Ten en cuenta que apenas ha pasado un año—explicó la mujer, subiéndose al escenario y vistiendo las mesas para que el profesor pudiera enfilar las fotografías de los alumnos. Como la vez pasada, colocaron la de Jongduk bien en el medio—, esto va para largo, sobre todo si no han encontrado…

Tragando con tristeza, la mujer simplemente cerró los ojos: varios habían sido sus alumnos; Minseok rápidamente saltó por las escaleras laterales y la alcanzó, frotándole los brazos despacio.

-Tranquila. Ve a comprar algo para desayunar—le farfulló, besándole rápidamente la mejilla y llamando a Luhan con los ojos—, nosotros nos encargamos de esto. Relájate, ve a desayunar.

Agotada, la mamá de Minseok accedió y se marchó a paso corto pero tranquilo: arremangándose hasta los codos, Luhan y Minseok se presentaron formalmente y se dispusieron a trabajar para terminar de armar todo: Media hora después, y mientras probaban y configuraban el equipo de música y los micrófonos, la suerte de altar con las fotografías de los difuntos y la escenografía del escenario y el pasillo de entrada al salón estaban listos.

Minseok y Luhan se mordieron el labio inferior.

Si hubiesen nacido un año antes, hubieran quedado allí.

Si hubiesen nacido un año antes, habrían terminado en el ferry hundido.

Junto al hermano mayor de Jongdae.

Justo, y al igual que Kim Jongduk.

 

 

Notas finales:

Cumpliré con todos los pedidos aunque tarde una vida, hang in there! ;A;

 


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