Daría lo que sea por saber qué demonios sucedía dentro de la cabeza de Daniel cada vez que cerraba los ojos y emprendía viaje hacia vaya a saber qué cantidad de sueños alocados. Preguntó varias veces tras verle despertar, pero el menor aseguraba no recordar absolutamente nada de lo vivido en sueños. Sin embargo, a juzgar por tanta inquietud que enseñaba bajo las sábanas, ByungHun podía darse una idea bastante certera de lo que ocurría.
«Seguro sueña con ser un espía internacional con pedido de captura» pensó con gracia tras recibir un segundo empujón de la pierna del vocalista. Y es que desde que iniciaron las reformas dentro de los dormitorios del grupo, ahora compartían cama y todo se había vuelto más raro que antes. Pues cuando Daniel empezaba a removerse de lado a lado y le encestaba algún que otro ocasional golpe, él quería tomarlo de tobillos y muñecas, y amarrarlo fuerte al cabezal del mobiliario.
—¡Yah! Sea lo que sea que estés soñando, déjalo ir. —Masculló tras silenciar el móvil y darse la vuelta, abrazándose a un cojín.
En contra de todos los pronósticos, Niel también giró su cuerpo y sin dar oportunidad de reacción, se apretó a la espalda de L.Joe y posó la diestra en la cumbre de su estrecha cadera.
—Sueño contigo.
El inesperado susurró erizó la nuca del mayor, quién contuvo el aire a la espera de que lo que estaba sucediendo sea un pequeño-gran error de su conciencia entorpecida por el cansancio habitual. Aunque lejos de serlo, Niel dobló la apuesta y frotó su entrepierna contra el firme trasero ajeno, provocando que todo el oxígeno que el rapper contuvo durante esos escasos instantes, sea exhalado completamente de su boca y delatara que estaba demasiado despierto como para ignorar lo que hacía.
—Niel-ah... —Pronunció en tono débil, ladeando el rostro para buscar su mirada en medio de la oscuridad reinante. El alto acercó sus gruesos labios a su hombro desnudo y lo besó, repitiendo el exquisito contoneo con su pelvis que causó la estrangulación del aire en la garganta de ByungHun, y que durante los segundos siguientes, la excitación estallara con impresionante prisa en su interior.
Sin rodeos Daniel se montó sobre él y lo aprisionó entre la cama y su figura, estableciendo un contacto mucho más directo entre ambos miembros.
—Por favor... ¡Mmgh! —Suplicó L.Joe bastante afectado por todo lo que el vocal hacía con su cuerpo. Una parte de él necesitaba que continuase, pero la otra se resistía, convirtiéndolo en un manojo de sentimientos agridulces.
—Shhh, guarda silencio o podrían escucharnos… —Murmuró el menor antes de empezar a besar sin piedad su cuello, atacando cada trozo de piel con húmedos besos que imitan chasquidos enloquecedores. ByungHun sintió que ardía en el mismísimo infierno, pero privado de la libertad de gritar y clamar por más.
Despacio y motivado por los perfectos movimientos de Niel, L.Joe inició un vaivén fluido, frenético con el correr del reloj, que envío punzadas de placer hacia el sur del cuerpo de cada uno, haciéndolos palpitar de deseo y saborear el inminente impacto del clímax.
—Ngh, así... así, hyung. —Susurraba Daniel a su oído, una y otra vez, invitándolo a continuar y desfallecer en el proceso, mientras se frotaban sin descanso y él se aferraba a sus hombros con entereza, mareado y desesperado por las estimulantes sensaciones.
—Aah... Voy a-... —Gruesos y hambrientos labios lo acallaron con un beso, devorando los gemidos que acontecieron cuando alcanzó el devastador orgasmo y tembló por las replicas de intenso placer recorriendo cada recóndito sitio de su ser.
Niel lo siguió pocos minutos después y ambos permanecieron abrazados, con la respiración hecha añicos y la presente convicción de que la realidad a veces era muchísimo mejor que los planes de Morfeo.
Fin.