Pov. Sehun.
Estoy cansado, mis muñecas me arden y mi cuerpo me duele demasiado. Aun no tengo la necesidad de abrir mis ojos. Estoy agotado o así me siento.
Donghae ha vuelto a agredirme como tantas veces lo hizo en el paso, sin embargo esta vez no pienso perdonárselo, pues ya me quedo claro que soy solo su juguete, que para él no soy esa persona que merece ni el mínimo cariño.
Mi cuerpo tiene algunos moretones y algunos hematomas que poco a poco se hacen visibles; Estoy lleno de su maldita esencia y deseo quitármelo ahora.
Abro mis ojos, los cierro y en tres segundos más vuelvo a abrirlos por completo. La habitación es algo aburrida. Quito las cobijas de mi cuerpo, inhalo y exhalo un par de veces antes de sentarme; el dolor se acentúa, pero resisto y poco a poco me dirijo al borde, más no me siento y tomando impulso logro ponerme de pie.
Camino como puedo hasta el baño, aunque a simple vista se ve que es pequeño ya que está dentro de este cuarto que es también minúsculo.
No tengo una ropa adecuada ni mucho menos un bóxer para cambiarme aquí mismo, sin embargo hay una toalla y una bata blanca lista para ponérmela cuando salga de la ducha.
Dejo que el chorro de agua caiga directamente en mi cabeza, me estremezco ante lo frío que esta, tomo el bote de Shampoo que hay en una repisa pequeña y dejo caer el líquido espeso entre mis manos, y después de sacar la cantidad suficiente para mi cabello, dejo el tarro en su lugar.
Una vez salgo del baño, cepillo mis dientes. Las necesidades de mi cuerpo son pocas.
Me siento indefenso con solo una bata ocultando mi cuerpo y claro, porque es lo único que tengo puesto.
La cama está sucia y evito a toda costa sentarme en ella, no hay algún tipo de asiento y por ende solo camino en la habitación.
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— ¡Maldición! ¡¿Y porque no me lo habían dicho?! — Exclamó furioso, luhan.
— Yo tampoco lo sabía, papa... El apenas y me lo contó cuando salió por ti.
— Tenemos que llamar a la policía. — Avisó luhan mientras que con su mirada buscaba desesperadamente el teléfono.
— No podemos. — Interrumpió JongIn.
— ¿De qué hablas?
— Mierda, ellos podrían hacerle algo, además creo que en este momento ya debería estar fuera del país.
— ¿Lo crees?, Además estabas dispuesto a hacer lo mismo.
— Claro que sí, pero ya sabemos que son peligrosos. Además No creo que sean tan idiotas como para quedarse aquí, después de lo que hicieron.
— Tienes razón, pero las cosas no se pueden quedar así. — Dijo luhan.
— ¿Qué harás?
— Primero tendré que pedir prestado un auto. No sé dónde quedo el mío, segundo seguiré a Mei y tercero salvare a sehun.
— ¿Qué? Pero Mei también debe de estar con ellos.
— Claro que no. Definitivamente no lo está.
— Pero...
— Jongin solo confía en mí, quieres a sehun aquí ¿verdad?
— Claro que sí.
— Entonces pase lo que pase quédate aquí.
— Papá. — Jongin llamo su atención antes de que saliera. — ¿Sientes algo por sehun?
— Desde el primer momento en que lo vi. — Sin más luhan salió, directo a la casa de su amigo; Necesitaba salvar a sehun. Ya empezaba a amanecer pero eso no le importo.
Jongin seguía mirando a su padre desde la entrada de su casa, pero ahora tenía la pregunta más grande, entonces, ¿Por qué estaba con Mei, cuando amaba a sehun?
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— Ten. — Donghae tiró una bolsa a mis pies.
— ¿Qué es eso? — Le pregunto.
— No quiero que te vean así como estas, así que vístete y hazlo rápido. Tenemos que irnos.
— ¿Ir-Irnos? Pero dijiste que me quedaría aquí. Además no me has dicho lo que te dijeron ellos. No quisiste pasármelo. — Murmuro.
— ¡¿Acaso quieres una golpiza?! ¡Vístete ahora mismo! — Los gritos que desearían no escuchar, vuelven una y otra vez.
— Pero... — Me quedo callado ante su mirada. — ¿Po-podrías voltearte? — Le pregunto. Sus ojos solo se centran en mí y eso evita que me sienta cómodo.
— Ya he visto tu cuerpo, sehun. Déjate de tantas pendejadas y vístete. — No digo nada y solo me acerco a la bolsa, comenzando a sacar toda la ropa.
...
Al estar en el auto solo miro por la ventana que se encuentra cerrada. Solo desearía abrirla y sentir menos presión, pero es mejor estar así a estar viendo a Donghae que está a mi lado.
— An no significo nada para mí. — El comienza a hablar, pero yo solo lo ignoro. — no sé qué significado tienes tú en mi vida.
— Soy tu juguete... ¿Lo recuerdas? — Murmuro.
— Estaba celoso, por eso lo dije.
— No me mientas.
— No te estoy mintiendo. Es la verdad.
— Ya basta Donghae. Quizás el amor lo estas confundiendo con otra cosa.
— Claro que no.
Esta vez volteo y lo encaro.
— Estoy lastimado Donghae. Tomaste todo de mí y lograste romperlo en miles de pedazos, Por suerte una persona pudo volver a unirlos.
— ¿Estas bromeando?, esa persona en este momento debe de estar feliz de haberse alejado de ti. En estos momentos debe de odiarte. Tú fuiste el que culpable de todo lo que le pasó.
— No, eso no es cierto. Además no me lo pasaste... — Mis ojos se humedecen.
— Claro que sí es verdad y tú lo sabes perfectamente. Y descuida, el número que me diste... Nunca contestaron. — Siento a Donghae acercarse a mi cuello. — Solo ríndete, sehun.
— No, Donghae. No.
— Solo duerme, después podrás darte de cuenta de lo que te dije.
— No envenenaras de nuevo mi corazón.
— Tú mismo lo harás, sehun... Tú mismo lo harás.
Me quedo sumergido en mis pensamientos. Luhan no podría odiarme ¿Verdad? Sé que él no me dejara... por favor no lo hagas, luhan... No lo hagas.