Era un día normal y corriente como los de siempre.
Mi pelo rubio y ojos celestes eran los de siempre.
Este sábado era como los de siempre. Tranquilo.
Se supone que hoy iba a ir con mis dos mejores amigos al cine de la capital.
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Era un día normal y corriente como los de siempre.
Mi pelo azabache en puntas y mis ojos oscuros eran los de siempre.
Este sábado era como los de siempre. Tranquilo.
Se supone que hoy iba a ir al hospital para ver como iba mi leucemia.
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Pero nada de eso paso.
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Un rubio de ojos celestes se estaba preparando para ir al cine con sus dos mejores amigos. Kiba y Shikamaru.
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Un azabache de ojos oscuros se estaba preparando para ir al hospital junto a su madre Mikoto y su mejor amiga, Ino.
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-Sasuke, apúrate llegaremos tarde.-grito medio enojado su perezoso amigo.
-Ya voy Shikamaru, no me apures.-dijo tranquilo el rubio bajando por las escaleras y viéndose por ultima vez por el espejo.
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-Naruto, apúrate quieres?, se nos va a pasar el turno y no podemos esperar otra semana para que nos den uno nuevo.- La joven mujer azabache regañaba a su hijo de 17 años.
-Si, madre.-El azabache no quería saber cuanto tiempo de vida le quedaba, pero aun así iba al hospital para ver si le quedaba al menos una pizca de esperanza.
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El rubio y sus dos amigos se sentaron en la ultima fila del colectivo al lado de la salida riendo y charlando de la película que iban a ir a ver.
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El azabache se sentó al lado de su amiga en la parte de atrás del auto de su madre. Al lado de ella iba su hermano Itachi.
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-Sasuke, ten cuidado. Acaban de subir 3 tipos raros.-dijo Kiba, el cual estaba en el medio de los tres.- Ademas, parecen drogados. Mira sus ojos están hinchados y rojos.
Siendo, realmente, discreto los miro. Eran tres individuos de mas o menos 20 años. Parecía que habían salido de un boliche.
Lo malo es que justo se vinieron a sentar al frente de ellos.
Uno de ellos se sentó a los pies de Shikamaru, otro en la escalera de salida y el otro en la barra de protección del asiento ultimo, el cual yo estaba.
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Ino intentaba relajarme todo lo que podía, pero no lo lograba, aunque intente evitarlo, mis nervios se sentían a kilómetros y kilómetros de distancia.
Mi hermano puso música para tranquilizarme, y lo logro.
La dulce sonata de My inmortal tocada por Lindsey Stirling lleno mis oídos llevando se todos los nervios a otro punto lejos mio.
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Mas de media hora había pasado. El colectivo iba, lo mas rápido que se podía. Pero esos 3..señores no se bajaban y cuanto mas pasaba el tiempo, mas me incomodaban.
Pude escuchar como uno de ellos le susurraba a otro que si iban a ir a hacer mas dinero.
Eso me confirmo que, ademas de drogados, eran ladrones.
También pude confirmar como uno de ellos miraba con mucha atención las mochilas que mis amigos y yo teníamos.
Suspire interiormente cuando al fin uno de ellos toco el botón de parada y sonreí cuando en la siguiente se bajaron.
Aun así no despegue mi mirada de ellos. Y menos mal que no lo hice.
El ultimo en bajarse volvió a subirse e intento llevarse mi mochila. Pero no lo logro.
Justo a tiempo, le agarre la cabeza y la golpee contra la barra y la ventana varias veces empujándolo hacia afuera.
-Eso te pasa por intentar robarme. ¡La próxima te rompo el orto!-grite enojado mirando al tipo y a los otros dos.
-ah, si? Pos mira que miedo que me das.-dijo el que estaba parado al lado del herido sacando de su campera una pistola y apuntándola hacia mi.
Aunque en ese momento pareció correr despacio el tiempo. Lo único que pensé fue: “Si me agacho, la bala le dará a Kiba. Si le digo que se agachen lastimaran a los dos señores al lado de shikamaru.”
Y mi cuerpo, automáticamente se levanto y tapo el cuerpo de Kiba.
Pude ver como de una furgoneta de policías bajaban y apresaban a los 3 individuos.
Sentí como Kiba me abrazaba y me gritaba.
Pude sentir...y a la vez no.
-Sasuke.. Sasuke, no cierres los ojos. El colectivero nos esta llevando al hospital. Por favor, no cierres los ojos. ¡Sasuke, no!.-grito Shikamaru arrodillado al lado mio. Mi cuerpo había unos segundos después de recibir la bala
-Chicos...están bien...-dije con poca fuerza
-¡No hables, baka!-Kiba, aun abrazado a mi, no paraba de llorar.
-Espero...poder...volver a verlos...Chicos..-sonreí y cerré los ojos dejándome guiar al mundo de Hades. Por que sinceramente. No iba a ir al cielo. Había cometido varios errores y esa tierra jamas me aceptarían.
-¡SASUKE, NO!
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Habíamos llegado al hospital y el aire sentía que se me iba.
Mi hermano pudo notarlo y rápido pidió un doctor o una enfermera. ¡Alguien!
Ino tomaba mi mano y lloraba y mi madre gritaba auxilio.
Los doctores me tomaron en brazos y me llevaron a la sala de urgencia.
Todo se veía borroso. Todo se oía distorsionado. No pude sentir cuando me inyectaron algo en el brazo ni cuando me empezaron a hacer electrochoques.
No pude sentir, oír ni ver nada.
Ya era demasiado tarde.
-Mama..Itachi...los...amo..Iré con papa...Gracias.
Cuando los doctores salieron y le dieron la mala noticia a mi madre. Su grito fue lo ultimo que escuche. Mis oídos en un profundo “pi” pudieron captar ese grito, ese llanto, un solo nombre y todo de una sola persona.
-¡NARUTO!
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No se cuanto paso. No se que sucedió después de haber recibido aquel disparo. Pero ahora. Me encontraba en una sala de urgencia con una enfermera limpiando algunas herramientas.
-Per..done me...Me..puede decir..donde...donde estoy?-dije con un hilo de voz.
La enfermera se giro y grito soltando la herramienta de sus manos.-Estas...estas vivo..
Después de su pequeño shock salio corriendo.
“¿Donde...Estoy?”
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Pensé que el cielo era de otra forma.
Siempre pensé que el cielo era... No se... todo celeste y blanco. Como el cielo y las nubes.
No que fuese una habitación de madera. Que mas de 50 personas estén sentados al rededor de lo que se suponía que era un ataúd llorando. Y Menos que menos que el que este adentro del ataúd fuese yo vestido de un traje blanco.
Tosí fuerte al sentir como el aire llenaba mis pulmones.
Todos los presentes se giraron y me vieron des concertadamente.
-¿Dónde...estoy?-fue lo primero que dije en un susurro.
-Sasuke...bebe..¡estas vivo!-grito un rubio de mas de 30 años.- Hijo mio...estas vivo..
“¿Hijo?”
-¿Donde..estoy?-repetí mirando a todos los presentes, algunos seguían llorando, pero, creo, que esta vez de felicidad.-¿Quienes son ustedes?
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