Like a cat por Graim1004

  -¿Está seguro en qué puedo confiar en usted?-preguntó con seriedad.
-¡Por su puesto que sí señor Akashi!, nuestro museo cuenta con el mejor sistema de seguridad, la mejor tecnología tanto audovisual como visual, dectetores de intrusos, alarmas,etc...no es por alardear pero nadie nos ha podido robar y mucho menos entrar a la boveda-dijo orgulloso.

-De acuerdo, le confío mi mayor tesoro-dijo- espero y lo cuide con su propia alma,y recuerde que solo vivimos una vez en esta vida-dijo Akashi con un tono sombrío, mientras sacaba unas filosas tijeras de su saco.

-E-Entendido se-señor-carraspeó-mi asistente lo conducira al almacén-dijo con un toque de amabilidad e hizo un ademán con la mano.

Akashi giró su cabeza y se encontró con un joven muy atractivo, posiblemente de su edad, de cabellos dorados, ojos ambarinos acompañados de unas pestañas exageradamente largas, piel nivea, nariz respingada, alto, de contextura delgada pero al parecer fuerte. Traía puesto un traje blanco, una playera negra transparente, pero sólo se dejaba ver parte de su pecho y parte de su bien trabajado adomen ya que el saco obstruía la vista, y unos zapatos negros.

-Señor Akashi- dijo con un tono sensual acompañado con una sonrisa galante- dejeme que lo conduzca al almacén-abrió la puerta de la oficina y se hizo aún lado para dejarlo pasar.

-Con su permiso-se excusó Akashi y salió de la oficina acompañado del rubio y de sus guardaespaldas

El rubio contoneaba sus caderas de un lado a otro, mezclado con sus pasos delicados formaban un andar demasiado elegante pero a la vez sensual, esta por más que decir que los guardaespaldas hasta él mismísimo Akashi, no apartaban la mirada para no perderse nada de aquel joven.

 Él rubio paro en seco, volteo su cabeza y de su bolsillo del pantalon sacó un pequeño trozo de papel y se dirigió al panel que está incrustado a la pared. 

-Aquí es señor Akashi-dijo el rubio mientras colocaba la clave en el panel-Pasen, por favor.

-Gracias-contestó Akashi.

Akashi entró a la boveda y pudo observar que está era muy elegante, las paredes pintadas de color azul turquesa, decordas con unas preciosas pinturas, del lado derecho había un mostrador que contenía varios bustos, en medio de toda la boveda había una caja de cristal sobre un mueble de color negro, atrás de esté se encontraba un archivero demasiado extenso que sustituía a la pared, y encima de sus cabezas se encontraba un candelabro de araña.

Uno de los guardaespaldas de Akashi traía consigo un maletín negro, se acercó a Akashi y le pasó el maletín. Akashi al tenerlo en sus manos, colocó un código y de este sacó un pañuelo rojo de seda que envolvía su bien más preciado, el diamante pink-star, la joya más rara y valiosa del mundo. Depositó con sumo ciudado la joya en la caja de cristal y la cerró con llave.

Akashi salio de la boveda junto con sus guardaespaldas, estaba dispuesto a irse pero el rubio detuvo todos sus movimientos.

-Señor Akashi antes de que se retire, necesito que firme esto-le enseño un portapapeles y le pasó una pluma fuente.

Akashi le dirigió una mirada seria, agarró la pluma y firmo el dichoso papel.

-Que tenga un excelente día señor Akashi-dijo el rubio galante.

-Fase uno, hecha-pensó el rubio y de sus labios salió una sonrisa malefica.
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Akashi caminaba junto con sus guardaespaldas hacia la salida pero sintió una vibración en su bolsillo del pantalon, le estaban llamando.

-Adelantense, tengo que contestar-ordeno Akashi mientras respondía la llamada.

-Como ordene señor Akashi-empezaron a caminar a la salida.

Akashi estaba tan absorto en la llamada que no se fijo y chocó con un joven un poco mas bajo que él, de cabellos azules celestes al iguales que sus enormes ojos,con una ligera capa de pestañas, piel nivea, contextura delgada y delicada, traía puesto una camisa azul cielo que combinaba perfecto con su cabello y ojos, arremangada y dos de los primeros botones desabrochados, unos pantalones beige demasiado ajustados, haciendo lucir su trasero y unos zapatos cafés. 

Akashi dejó caer el celular gracias al choque y el pequeño se limitó a recogerlo, volvio a su postura inicial y le entregó su celuar junto con una ligera sonrisa, sin esperar a un agradecimiento siguió con su rumbo. Akashi no le tomó importancia y salió del museo.

El peliceleste al dar la vuelta se recostó en la pared, sacó su celular y este decía "descarga completa".

-Fase dos, lista-pensó el peliceleste con un diminuta sonrisa.
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Un joven de cabello azabache, piel un poco bronceada, de ojos azules plateados, de contextura fuerte pero delicada, que traía puesto una musculosa negra algo corta, así dejando ver una pequeña parte de su piel, unos shorts un poco más arriba de la rodilla de color azul marino y unos tennis negros con blanco, se deslizaba con gracia por los conductos de ventilación.

-Moo~mientras ellos se divierten yo tengo que hacer el trabajo pesado-susurró para si mismo mientras chasqueaba la lengua.

Divisó una rendija y la quito con sumo cuidado de no hacer ruido, sacó su cabeza para ver si no había alguien por allí, no divisó a nadie, saltó de la rendija y cual felino cayó en cuclillas, se paró y estiro sus brazos hacia arriba, giró su cabeza y se encontro con una computadora, de su bolsillo trasero sacó un cd, se acercó a la computadora, tecleó unas cosas, y se acercó al cpu, apretó un boton y salio una rendija con un disco, lo quitó y colocó el suyo, volvió a teclear y se alejó de la computadora.

-Fase tres, completada-pensó mientras sonreía ladino.