Rosas blancas
El inicio de una hermosa relación es lo que un joven de dieciséis años esperaba y Severus Snape también lo sentía, ahora que quien más temía que se alejara de él por su pasado lo había perdonado no tenía ninguna intención de dejar sin mimos a su persona amada, por eso cuando la pareja termino de desayunar y salieron por la puerta del departamento a hacer su trabajo en el campo santo, el mayor rodeo al muchacho por el cuello y le dio un corto beso en los labios. Harry se sonrojo, un Severus cariñoso le sorprendía mucho pero no le desagradaba en lo absoluto.
La pareja llego al cementerio y se dispuso a trabajar, quitaron las protecciones de las rosas pues el frio ya había pasado y se esperaba que aquellos pequeños botones blancos se convirtieran en fragantes rosas, arrancaron las malas hierbas y limpiaron todo el recinto. Mientras Harry guardaba las herramientas en el cobertizo de la iglesia se percató de que algo olía mal, al descubrir lo que era llamo a Severus.
—No sabía que aquí habían conejos —dijo el moreno.
—Salen de sus madrigueras al terminar el invierno —dijo Severus en tono serio.
—¿Qué le paso? ¿También hay animales salvajes aquí?
Lo que quedaba del cadáver del pequeño animalillo mostraba claros signos de violencia pero Severus sabía que no habían sido causados por ningún animal salvaje, ahí en el vientre se veían las inconfundibles marcas de un cuchillo dentado de cazador.
—Raramente se acercan a las poblaciones pero puede suceder que algún lobo les de caza.
—Qué triste.
—Así es la vida, ¿vamos a comer? —pregunto Severus.
—Claro.
Se sentía la llegada de la primavera en el aire, Harry se sentía muy bien ese día, mientras caminaban por las calles el joven miro a su alrededor y al no encontrar ningún peligro, tomo la mano del mayor y entrelazo sus dedos con los del contrario, Severus la estrecho un poco pero no hizo ningún comentario, llegaron a la cafetería, la pareja entro deleitándose con el aroma a café y comida que despedía el lugar.
Harry notó que al fondo del local se encontraban Luna, Pansy, Draco y el mesero Theodore Nott quienes parecían tener una acalorada discusión, el castaño levanto la vista al notar que la pareja se había sentado en una mesa cercana y se levantó de inmediato.
—Buenas tardes, ¿Qué desean ordenar? —pregunto Theo.
Nott llevo los pedidos hasta la cocina y con un suspiro se dirigió de vuelta a la mesa donde la morena lo esperaba con una ceja levantada.
—Te dije que le pidieras a Severus que viniera —se quejó Pansy.
—No puede, creo que algo paso entre esos dos, tienen un aura que dice “no molestes” —dijo Nott avergonzado.
Luna sonrió.
—Parece que ahora son una pareja oficial, creo que se ven muy bien junt… —dijo la rubia.
—Eso que importa, ¿no deberíamos preocuparnos por nosotros mismos? —irrumpió Draco.
Pansy hizo una mueca cuando el rubio hablo pues recordaba los gemidos que había escuchado esa mañana y le daba escalofríos.
—De hecho nos conviene que ellos estén juntos, Severus se pondrá de nuestro lado —dijo la morena.
—Aunque él siempre ha estado de nuestro lado, sus pedidos están listos, después de que coman los llamare —dijo Nott.
Delante de Harry pusieron un plato de macarrones con queso que se veía exquisito junto con una soda italiana perfecta para el calor, Severus en cambio disfruto de su filete y su cerveza como si fuera la última cena, cuando retiraron los platos Theo le dijo algo a Severus al oído que Harry no alcanzo a escuchar, el mayor asintió y se levantó del asiento para ir a la mesa de Pansy, jalando del brazo al de ojos verdes.
Severus se sentó junto a la morena y Harry junto a la rubia.
—Felicidades —susurro Luna al oído de Harry haciéndolo avergonzar.
—¿Qué sucede? —pregunto Severus.
Pansy le conto al mayor la llamada que había recibido esa mañana.
—Lo primero que he hecho es contárselo a Luna quien ha llegado a la misma conclusión que yo, después llamamos a Draco y nos reunimos con Theo para averiguar lo que tenemos que hacer, él vendrá pronto —dijo la morena.
—Creo que ya está aquí —dijo Severus recordando el conejo muerto en el cementerio.
—¿Quién? ¿De quién hablan? —quiso saber Harry.
—Fenrir GreyBack —dijo Severus.
El moreno lo miro sin entender.
—Es un hombre muy peligroso, si Bella fue quien lo llamo entonces deben de estar planeando algo —siguió diciendo Severus.
—¡Todo es culpa de Potter! Si no hubiera venido mi tía probablemente se hubiera rendido con este asunto de los mortífagos —acuso Draco.
Severus le lanzo una mirada de advertencia.
—Sabemos que Bella era la seguidora más fiel del Lord, aunque no hubiera venido Harry al final ella habría tomado la iniciativa de continuar con su misión —dijo el mayor.
—¿Qué vamos a hacer? —pregunto Pansy intranquila.
La morena sabía lo que vendría, los adultos se unirían a Bellatrix amenazados por Fenrir, padres obligarían a hijos a ser los participantes activos de asesinatos sin sentido. Severus suspiro.
—Esperaremos a ver que traman hasta la próxima reunión de los mortífagos, si las cosas se ponen feas recurriremos a los antiguos miembros de la orden —dijo Severus.
Pansy suspiro aliviada, se había olvidado por completo de los hermanos Dumbledore quienes aunque eran de edad avanzada aún permanecían fuertes Aberforth era todo fuerza bruta y Albus era muy inteligente, la morena miro a Luna, al ver sus ojos azules de inmediato recupero la serenidad, todo iba a estar bien ¿verdad?