Inmarcesible
Epílogo
La desaparición de Bellatrix Lestrange y Fenrir GreyBack pronto se convirtió en uno más de los secretos bien guardados en el Valle de Godric. Sin preguntas, sin intervenciones de la policía y sin que las demás personas se enteran, el fin de la organización de los mortífagos llegó.
Los días pasaban y los que fueron heridos esa noche se recuperaban lentamente. Luna Lovegood acomodaba en un jarrón que estaba sobre la mesa de noche un ramo de rosas blancas, el olor que desprendían era exquisito. Harry aspiro el perfume de las flores, era exactamente como Severus dijo que sería, le habría gustado verlas con él en el cementerio mientras abrían los botones, los ojos verdes se dirigieron a la cama donde se encontraba el mayor leyendo un libro.
—Tus heridas se ven mejor, ¿Cómo te sientes? —pregunto la rubia distrayendo al menor.
—Estoy bien, preparare un poco de sopa ¿te quedaras a cenar? —contesto Harry.
Luna negó con la cabeza y sonrió.
—Gracias, pero esta noche tengo una cita con Theo.
La revelación de Luna dejo a Harry desconcertado.
—¿Qué hay de…?
—Ya te lo había dicho Harry, un bonito recuerdo, ella tiene una vida en Rumania y no la dejará por mí, debo seguir adelante.
—Entiendo.
—Sobre el colegio, hable con mi tutor…
—No iré a la escuela, no tiene sentido, quiero quedarme aquí, trabajar y cuidar de Severus —interrumpió el moreno.
Los jóvenes miraron al mayor que levanto la vista del libro y los miro con sus penetrantes ojos negros como diciendo “no necesito que me cuiden” Luna sonrió y se encogió de hombros.
—De acuerdo, tengo que irme soy la encargada de cerrar la tienda de conveniencia —se despidió Luna.
Harry empezó a preparar la sopa en la cocina de Severus, después de aquella noche le daba miedo quedarse solo por eso le pidió a su novio que le dejara quedarse con él, el mayor había aceptado de inmediato por eso se había mudado permanentemente su departamento. Viviendo juntos Harry esperaba poder comprender a Severus.
Luna termino de cerrar la tienda y se cambió poniéndose un discreto vestido azul, el punto de encuentro era la estatua de la plaza. Theodore ya la esperaba ahí con dos cafés en la mano, le paso uno a la rubia y ella bebió un sorbo.
—Delicioso —murmuro la rubia.
El castaño le dedico una sonrisa cariñosa. Pasearon por la plaza y charlaron un poco.
—El examen de ingreso a la universidad será muy pronto —comento Theo.
—Sí, estoy estudiando bastante, espero que quedemos en la misma escuela —dijo Luna.
—Hable con Draco parece que él también va a presentarlo, dijo que ahora que estaba libre de los mortífagos le gustaría irse lejos y conocer lugares y personas.
—Ese es un buen plan, me pregunto si su padre lo permitirá.
—Creo que Lucius está de acuerdo.
Esa afirmación hizo que Luna se extrañara, ella sabía lo que pasaba en la mansión Malfoy porque Pansy se lo había contado. Los gemidos que salían del estudio de Lucius, la morena le había dicho que esa podría haber sido la razón del suicido de Narcisa.
—Espero que así sea.
—Estoy seguro de eso, ahora ya nada nos ata a este pueblo infernal.
—Aunque siempre se regresa a las raíces como lo hizo Harry.
—Tienes razón, ¿él dará el examen?
—No, quiere quedarse con Severus.
Theo suspiro y negó con la cabeza, no entendía a ese chico para nada, si estuviera en su lugar habría huido de ese pueblo en cuanto se vio libre de las garras de los mortífagos. Luna intuyendo los pensamientos de su amigo hablo.
—Harry me dijo una vez que Severus era su única familia ahora y estaba muy feliz de quedarse con él en el pueblo donde había nacido.
—Parece que Harry también tuvo una infancia difícil.
—Sus familiares lo maltrataban.
—Pero no tuvo mejor suerte aquí ¿verdad? Me gustaría saber qué fue lo que paso aquella noche…
—Harry no quiere hablar de eso.
—Y Severus no puede hacerlo.
La pareja se estremeció de temor pero a partir de ese momento todo iba a mejorar, los días oscuros habían terminado.
Harry sirvió dos cuencos de sopa humeante, no era por presumir pero le había quedado deliciosa, sintió que algo vibraba en su pantalón, era el teléfono celular que se había comprado con el último pago por su trabajo en el cementerio, era un mensaje de Hermione, sonrió al leer el texto y contento llevo los platos a la habitación de Severus.
—La cena esta lista —anuncio el moreno.
Severus dejo su libro de lado y acepto el cuenco que Harry le ofrecía además de un beso en los labios, el moreno acaricio el cuello de Severus topándose con el vendaje que aún tenía por la herida. El mayor abrió la boca para decir “gracias” pero ningún sonido salió de su garganta, contrariado Severus se llevó la mano al cuello.
—Recibí un mensaje de Hermione, en Londres hay un especialista que puede revisar tus cuerdas vocales, es de mucho prestigio y… —empezó a decir Harry al ver su gesto, hablaba con voz emocionada.
Severus dejo el cuenco en la mesa de noche y atrajo al menor hacia él para besarlo más intensamente, Harry incremento el contacto sentándose en el regazo del mayor pasando sus dedos por los cabellos de Severus mientras este le acariciaba la espalda por debajo de las ropas. La cena había quedado olvidada, lo único que querían era probar el postre.
El mayor se sentía dichoso de poder estar así con la persona a la que más quería, después de tanto tiempo de soledad la esperanza de que Harry se quedara con él lo hacía inmensamente feliz, con un pasado que no importa, un presente que se vive y un futuro que se espera. Harry por su parte estaba dispuesto a darlo todo por su novio porque Severus se había convertido en su familia, estaba cómodo con esa nueva vida y ya no había nada de qué preocuparse.
Lo que paso dentro de la cabaña entre Bellatrix, Fenrir y Severus probablemente se quedaría guardado en la garganta de Snape para siempre.
Fin