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Inmarcesible por Kaorugloomy

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Notas del capitulo:

Los siguientes tres capítulos están dedicados a Alan Rickman, siempre en nuestros corazones.

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3/3

Intromisión


 


Dicen que enero es el mes más frío de invierno, Severus Snape estaba de acuerdo con esa afirmación, en esos momentos no estaba seguro de porque se sentía helado, ¿era la brisa fría que en ese momento soplo sin contemplación? ¿O era porque la mano de Harry había abandonado la suya?


El mayor se quedó de pie observando la escena, sabía que eso sucedería, si Harry se quedaba entonces se daría cuenta de muchas cosas, una de ellas era la tumba de sus padres. Severus vio como el moreno acariciaba la inscripción con la yema de sus dedos, una aguijonazo de culpa le atravesó el pecho, aparto la mirada incomodo, quería irse de ahí.


Harry se limpió de la mejilla una lágrima en cuanto la sintió mojarlo, la muerte de sus padres aunque no los había conocido y había pasado mucho tiempo, le dolía, ahora comprendía porque Dudley le escribió en aquella carta que si quería saber sobre su pasado tenía que ir al valle de Godric, James y Lily Potter vivieron en ese lugar, el moreno se levantó y suspiro, despejo todos los pensamientos que en ese momento bullían en su interior y sonrió, tenía una pieza de aquel rompecabezas que era su vida.


—Severus —llamo Harry.


Se había dado cuenta de que no le miraba.


—El café donde estaban comprando los rubios ¿es bueno?


Severus miro al chico, tenía una sonrisa triste en los labios y sus ojos estaban llorosos.


—Es el mejor de la comunidad —contesto en un murmullo.


—Entonces ¿vamos?


—Claro.


Volvieron sobre sus pasos en silencio, Severus estaba preocupado de que de un momento a otro el pequeño empezara a hacerle preguntas que no tenía intención de responder, mientras tanto Harry solo se concentraba en mantener las lágrimas a raya. Llegaron al puesto ambulante y pidieron dos cafés con leche, el moreno se sintió mejor, no sabía la razón pero una bebida caliente siempre lo ayudaba a mejorar su estado de ánimo, cuando vivía con los Dursley se levantaba a media noche para calentar agua y cortar unas hojitas de manzanilla que su tía Petunia cultivaba en una maceta cerca de la ventana, solo se sentaba ahí en el sillón de la sala a disfrutar de la soledad y el silencio, cuando el día era especialmente duro se preguntaba si había hecho algo malo en su vida para que lo trataran de aquella inhumana manera.


—¿Te apetece un emparedado? —pregunto Severus, se había inquietado un poco al ver al muchacho tan concentrado en sus pensamientos.


Harry salió de su letargo.


—Sí.


—¿De qué?


—Pavo ahumado.


En cuanto Severus le entrego el emparedado Harry sonrió, el mayor suspiro aliviado.  Terminaron de comer y regresaron al campo santo, Severus aún tenía que barrer las hojas caídas y limpiar el caminillo de adoquín que iba de la iglesia al cementerio, además de otras pequeñas cosas.


—Harry, ¿te encargarías de barrer las hojas? —dijo Severus tendiéndole una escoba. La orden estaba implícita en las palabras.


El muchacho asintió, realizaron juntos los menesteres que faltaban cada quien sumido en sus pensamientos, después de una larga jornada concluyeron el trabajo.


—Tal vez debería comprar algo de comida antes de regresar —comento Harry mientras caminaban de regreso al pub.


—Aquí no hay enormes cadenas de almacenes pero tenemos una tienda de conveniencia que te será útil.


—¿Irías conmigo?


—Seguro.


Cambiando de rumbo, doblaron a la izquierda un par de calles antes de llegar al pub, en ese callejón estaba la tienda de conveniencia, un café internet y algunas casitas. Entraron.


—¿No venden carne o vegetales? —pregunto Harry cuando inspecciono la pequeña estancia.


—No, para eso tendrías que ir al mercadillo que solo se pone los miércoles —respondió Severus divertido al ver como el muchacho arrugaba la nariz ante un embutido.


—Desventajas de vivir en una localidad pequeña ¿no?


—Es bastante tranquilo aquí y como no cocino, no tengo ningún inconveniente.


—Pero ¿no gastas demasiado en comida preparada?


—No lo creo, además no se cocinar —dijo Severus en tono bajo como si se tratara de un secreto.


Harry miro al mayor con una sonrisa entretenida, cogió una canastilla y empezó a meter panecillos, frituras, dulces y golosinas, dentro de dos días compraría algo realmente sustancioso, recorrió los pequeños pasillos y encontró la sección de refrigeradores, cogió algunos yogurts.


Busco a Severus con la mirada, estaba en la caja platicando con la empleada, Harry vio como guardaba en el bolsillo de su pantalón una cajetilla de cigarros, se acercó rápidamente cuando vio a la pequeña rubia sostener la palma de la mano de Severus.


—¿Terminaste con tus compras? —pregunto Severus.


—Sí.


—Veo un amor cerca —dijo la rubia.


Severus aparto la mano.


—Deja eso Luna.


La aludida soltó una risita. Harry entrego sus cosas para que las cobraran y envolvieran en una bolsa.


—¿No me lo presentaras? —pregunto la rubia.


El mayor suspiro.


—Luna, él es Harry Potter —dijo Severus.


—Es un gusto Harry —dijo Luna emocionada extendiendo la blanca mano.


—El gusto es mío —contesto el moreno estrechando la mano.


—Hasta luego muchacha, salúdame a tu padre —dijo Severus saliendo de la tienda.


Harry estaba por seguirlo cuando sintió como la rubia sujetaba su brazo.


—Te daré esto de regalo —dijo extendiéndole una revista.


—¿El quisquilloso?


—Tal vez te sea útil en un futuro y también esto —esta vez le tendió una cajita negra.


Harry la inspecciono y descubrió que era un paquete de condones, al moreno le subieron los colores y miro confundido a Luna cuyos ojos azules refulgían con picardía.


—La protección es importante —concluyo la rubia guiñándole un ojo.


El muchacho se quedó callado y después asintió, salió de la tienda avergonzado, Severus le esperaba en la entrada.


—¿Te pasa algo? —pregunto Severus.


—N-no ¿Por qué?


—Tienes la cara roja.


—No es nada, regresemos.


—Está bien.


 Ya había anochecido para cuando llegaron al pub donde sorpresivamente estaban esperándolos. Harry reconoció de inmediato la cabellera castaña y la pelirroja, eran las personas que había conocido en el tren, se alegró de verlos otra vez.


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