Todo comenzó como un hermoso sueño un dulce encantamiento, me regocijaba entre la belleza de su sonrisa, sin saber, que el cuento de hadas bajaba su telón para darle la bienvenida a la hora de los espantos.
Nunca creí en la suerte, ni en nada a lo que se le pudiera llamar destino, pues dedique gran parte de mi adolescencia a estudiar matemáticas, antes de descubrir mi verdadera vocación, entendía a la perfección el concepto de la probabilidad no existe el azar solo un pequeño rango de probabilidades que se le da a aquellos que depositan su confianza en un par de números, y aunque en ese momento yo no lo sabía mi vida estaría en el rango de la desgracia, no de aquellos que se arriesgan y no gana, no, si gane algo la perdición de mi alma, que caía ante el gran abismo del placer, puede que esté siendo dramático pero eso lo dejare a opinión de ustedes.
El metro era un gran lugar para inspirarse, las imágenes que pasan con rapidez ante nuestros ojos son el más fino reflejo de lo fugaz que es la vida, Un joven verdaderamente apuesto se sentó junto a mí su cabello era de un azul claro como el cielo cuando está despejado, ese mismo cielo reposaba en la profundidad de sus ojos, y su piel blanca como la pureza de la nieve.
-Mucho gusto, Afrodita-El joven me sonrió, era obvio que notara que yo lo observaba ser discreto nunca ha sido una cualidad de la que pueda alardear.
-Donatello.
Si lo hubiera sabido, si en ese momento un mensaje divino me hubiera alertado que al dar mi nombre estaba firmado mi sentencia de muerte me hubiera alejado, hubiera visto a otro lado...pero como les mencione anteriormente no creo en la suerte, el destino está escrito solo debemos afrontar todo lo que llega a nosotros.
Sin duda aquel hombre era una compañía grata, sus ojos brillantes y esa sonrisa misteriosa que parecía esconder una infinidad de secretos.
¡Y que misterios!, quien diría que bajo esa figura apacible se encontraba un ser con una maldad de tan alto calibre , no podía sospechar de nada, no podía entender como llegue hay, una simple invitación fue la llave que abrió el camino para comenzar mi descenso al infierno.
Mil Preguntas sin respuestas
Tantos golpes sin piedad
Tantas marcas de Tristeza
No me pidas Perdonar.
Solo era una cena, se suponía que pasaríamos la noche gozando de la compañía del otro, pero no, escuchando atreves de la puerta de una habitación en la que nunca había estado me entere que al parecer tu obtendrías un gran beneficio por parte de alguien que disfrutaría de mi compañía aunque yo desconocía a esa persona.
Fuiste luz de las tinieblas
En palabras de bondad
Entre el mar de los profetas
Me enseñaste a navegar.
-Si es como le gustan-escuche tu voz, pero se escucha más agresiva no era la típica voz dulce que solía salir de tus labios rosados.
-¿Cuándo te he fallado?, sabes que solo tengo lo mejor para mis mejores clientes. Retrocedí un par de paso cuando escuche que ibas a abrir.
-¡ERES UN MALDITO!-te grite con ira-¡DEJAME SALIR AHORA!
-Y si no lo hago ¿Qué harás?, no tienes a nadie que se preocupé por ti, o acaso lo olvidas querido Donatello
-¿Por qué haces esto?, pensé que tu
-Pensaste que yo te amaba, por favor solo son negociones…pero no te preocupes, cuando tu comprador ya no te quiera…te daremos de baja.
-¿darme de baja?, ¡DE QUE RAYOS ESTAS HABLANDO!
-Mira nosotros no hacemos lo que suelen hacer las otras organizaciones que trabajan en esto…ellos reutilizan sin cesar a sus trabajadoras, nosotros en cambio les entregamos una y cuando ya no la quieran o en tu caso lo quieran, pues los matamos…pero siéntete alagado pagan extra sin son vírgenes…como tú-escuche como reías de manera exagerado me abalance para darte un golpe pero todo parecía girar a mi alrededor.
-No te esfuerces, estas drogado el efecto pasara en unas hora, justo para que atiendas a tu cliente exclusivo-vi cómo te dirigías a la puerta antes de salir me miraste nuevamente y me dijiste-Tu uniforme esta en esa mesa, la persona que vendrá es muy importante no la hagas enfadar.
Que más podía hacer, nada, era obvio que nadie me buscaría, solo me quedaba aceptar todo lo que ocurría, no podía escapar, solo podía esperar la visita de la muerte.
Diste fin a este milagro
Fuiste fuego al amar
Fue más fácil ser esclavo
Que abrazar mi libertad.
Me dirigí a la mesa que señalo mi “falso enamorado”, patético, creer que en verdad alguien podría amarme, en especial alguien como él me vestí con el ridículo y humillante traje, siempre lo había considerado de esa forma incluso para las mujeres que lo usaban con voluntad propia, no había razón para vestirse así. Las enormes orejas eso fue lo único que me coloque, me senté en la cama mientras me preguntaba ¿a qué clase de enfermó le gustaría ver a un hombre vestido como conejita playboy?
La puerta se abrió develando ante mí la enigmática figura de un hombre alto con cabellos verdosos oscuros y ojos de un tono muy similar. Se acercó lentamente a mí se sentó a mi lado, poso su mano sobre mi pierna y comenzó a tocarla con suavidad, se acercó a mi oreja y con una voz sensual me pregunto-¿Cómo te llamas?
Aun no sé porque lo hizo, quizás fue la incomodidad…o talvez el temor que se mostraba desbordante en mis pupilas, pero se alejó, se disculpó…y se fue sin pedirme nada sin disfrutar por el servicio que había pagado.
Regreso un par de días después pero no se acercó a mí-se sentó en el piso recostando su cabeza en la puerta.
-No necesito que me digas tu nombre puedo adivinarlo, yo digo una letra y tu asientes o niegas-solo será una letra por día, así que el resto del tiempo podemos usarlo para conocernos mejor, ¿Qué dices?-solo asentí, que caso tenia negarme, por lo que Afrodita me dio a entender ese hombre me había comprado.
- A-negué con la cabeza-B-el movimiento se repitió-C-seguía negando.
-Vaya, me lo dejas difícil, D-
Solo asentí-Cielos creo que he tenido suerte esta vez-lo escuche exclamar con alegría.
-la suerte no existe-el hombre me miro
-¿Por qué lo piensas?
Comencé a darle los motivos que me llevaron a la conclusión de no creer en la suerte, el me escuchó con atención y después refuto con sus puntos haciéndome desconfiar de la solidez de mi teoría.
Los días siguieron sin mayor cambio hasta que por fin adivino la última letra de mi nombre, era obvio que quería posponer lo que en un principio deseaba hacerle a mi persona pues después de adivinar las cuatro primeras letras era predecible como terminaría mi nombre.
M-negué-N-Te equivocas de nuevo Shura-Si, yo si lo llamaba por su nombre después de un tiempo me canse de solo asentir y negar-O-Bingo le dije, dándole a entender que al fin lo había adivinado.
-Conque Donatello, es italiano ¿Verdad?
-SI…pero tú, no lo sé tu nombre y tu acento, me es difícil adivinar de dónde eres exactamente, así que dígame, oh misterioso caballero ¿de dónde proviene tanta galanura?-Shura había descubierto mi habilidad para crear narraciones y poemas, le gustaba que le hablara haciendo gala de ese don.
-Soy de España-Shura se acercó a mí, desde nuestro primer encuentro nunca se había sentado en la cama, como en esa ocasión puso su mano sobre mi pierna y me acaricio con notorio afecto.
-Me alegra que ya no me temas, Donatello-El joven español beso mi cuello yo se lo permití no entendí porque, es como si solo con sentir sus labios rosar mi piel perdiera cualquier dominio sobre mi voluntad.
Se fue recostando lentamente sobre mí, cuando sentí que mi espalda toco la cama me pregunte, ¿Qué tan lejos me permitiría llegar con ese hombre?
-No sabes cuánto espere para hacer esto…no quería obligarte no podría tocarte si sabía que me temías.-El hombre se movía con una lenta y tortuosa sensualidad, recorriendo con calma mi cuerpo
-Shura…que pasara cuando te aburras de mí, ¿jugaras a adivinar el nombre de otro después de que me maten?
-Jamás me aburriría de ti-Comenzó a desnudarme, debí detenerlo, intentar escapar pero no podía alejarme de su calor.
-Claro, apuesto a que se lo has dicho a más de uno-vi cómo comenzó a desnudarse dejándome ver su delicioso pecho
-pensé que tu no apostabas-nos encontrábamos totalmente desnudos y yo podía sentir como comenzaba una pequeña fricción
Lo tome de los hombros para asegurarme de que eso fuera real-y…no lo hago-comenzaba a perder la voz y gemía a cada contacto de ese hombre sobre mi…si lo hubiera conocido antes, si ese primer encuentro se hubiese dado de otra forma…
Sangre... mis ojos lloran Sangre
Es por que tú no estás aquí...aquí
Sangre... en mis venas ya no hay Sangre
Quiero estar Junto a ti... A ti.
Pasó toda la noche conmigo cobijándome en su pecho, nunca dormí mejor, el dulce aroma que desprendía ese hombre, era como el suave canto de la luna que mece con democión a su pequeño de cabellos perlados.
-Shura-toque con mi dedo su pecho, para hacerlo despertar,-Shura despierta tienes que irte-el apuesto español, tomo mi mano, la beso y me pregunto-¿Por qué tanta prisa?
-¿En este lugar no tienen horarios?-Shura me miro y sonrió.
-Para nada, los que están aquí pueden irse cuando quieran, así que alístate, en la tarde vendré a recogerte.
-¿Cómo?-¿a que se refería con eso de venir a recogerme?
-Los olvidas, yo te compre…aunque suena algo feo teniendo en cuenta que no eres un objeto.
Esas palabras me alegraron saldría de ahí, al lado de un hombre que…bueno no había actuado de una manera moralmente correcta, pero parecía tan amable.
Mil Preguntas sin respuestas
Tantos golpes sin piedad
Tantas marcas de Tristeza
No me pidas Perdonar.
Antes de salir mire por última vez a Afrodita aunque me hubiera engañado, le agradecía haber traído a mí a un hombre como shura, la ira en su mirada no pasó desapercibida para mí pero poco me importaba, seria yo y no el quien compartiría el lecho con el español, ya no podría retenerlo a su lado, shura no regresaría a ese lugar, no importa cuántos nuevos pretendientes le ofreciera, no me gusta sonar engreído pero ellos no podrían darle lo que yo le ofrezco, amor sincero y unos ojos sin temor. Nos alejamos del lugar mientras el sonido de las falsas promesas de amor del joven de largos cabellos azules se disolvía en el olvido.
Prometiste un lindo cielo
Entre nubes de placer
Con tus versos asesinos
Vas matándome la sed.
Esa noche que nuevamente dedique a amar a shura, paso lento gracias al cielo, la compañía de aquel hombre era todo lo que necesitaba para lavar el dolor de mi alma, lo amaba y lo haría por toda la eternidad, ese hombre me atrapo bajo su dulce pecho, sus ojos brillante, su sedoso y corto cabello la pasión que desbordaba en esa voz tan masculina sin duda era un sueño hecho realidad.
Has tomado mi destino
Me hechizaste con tu piel
Con tu negro Misticismo
Corazón Atrápame...