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De niños del futuro y adolescentes del pasado por Irie Ryuen

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Notas del capitulo:

Perdonen de nuevo la tardanza u.u 

Pero internaron a mi mamá de nuevo y luego mi salud volvió a empeorar :/ 

Además de que me cambiaron mi proyecto de tesis entonces tuve que rehacer todo :( Casi no tenía tiempo libre, en una ocasión me dio fiebre y me puse a escribir... para cuando me di cuenta, ya tenía el incio del siguiente capítulo y nada de este :V 

En fin, ya estoy de vuelta :3 espero este capítulo les guste, tendrá varios detalles que los dejaran con el ojo cuadrado :D 

Gracias por la enorme paciencia :3 los quiero 

De niños del futuro y adolescentes del pasado

XIV

IRIE RYUEN

 

Estábamos terminando de meter y acomodar la base de la cama, cuando baje con los papás de Isabel a despedir a los que había traído la cama y el colchón, tuvimos que contratar un mismo flete para todo y eso hizo que todos nuestros pedidos llegaran hasta una semana y media después. Ahora teníamos que darnos prisa para poder estudiar más tarde, la siguiente semana (y la que le sigue a esa) serían de puros exámenes y yo estudiando, no soy de las mejores. Deje que Isabel y los niños se encargarán de arreglar la cama, afortunadamente llegó en jueves por la tarde así que entre todos ayudamos a subir la enorme base por las escaleras, era una cama incluso más grande que la de los papás de Isabel y en cuanto entró en su cuarto, sentimos un gran alivio porque jamás consideramos su tamaño.

 

Lo malo era que tuvimos que mover los muebles de su cuarto para que entrará la cama, al final acomodamos lo que pudimos pero quedaba poco espacio para movernos dentro, pero a fin de cuentas, la habitación no estaba diseñada para tener tanto espacio disponible, sólo la habitación principal era la única más grande.

 

-Muchas gracias, hasta luego-dijo la mamá de Isabel, despidiéndose de la mano de los señores que trajeron la cama y el colchón. Yo hice lo mismo mientras que el señor Tomás les pagaba.

 

Una vez que ellos se marcharon, nosotros regresamos a la casa, estaba ahora tan acostumbrada a este lugar, que me sentía como en casa, aunque a veces extrañaba a la mía y a mis padres, ocasionalmente me iba a mi casa con los niños, Isabel era la que se quedaba atrás.

 

-Mi niña por fin se va a poder dormir en un colchón-dijo la señora en cuanto ella cerró la puerta.

-Ya le hacía falta-su papá guardó su billetera-seguro extraña dormir en algo suave.

-Perdonen los problemas que les causamos-dije muy apenada. Ambos señores me miraron.

-No era crítica hacia ti-me dijo Tomás riéndose.

-Tranquila-me dijo Miriam-sabemos que Isabel es demasiado terca y no sabe decir las cosas bien a veces, estamos seguros que ella durmió todo este tiempo en el suelo para que ustedes estuvieran cómodos.

-Bueno, coincido con que Isabel nunca dice lo que realmente piensa… o lo hace a regañadientes-admití.

-…

-Mañana nosotros tenemos una excursión con nuestros alumnos, así que nos iremos a trabajar desde antes de las 5 am, ¿estarán bien ustedes solas?-me miró Miriam un poco insegura.

-No hay problema-trate de sonar segura.

 

Al regresar al cuarto y asegurarles a los señores que nosotras solas ya podíamos hacernos cargo de las cosas, vi a los niños jugando el colchón y a Isabel tratando de bajarlos, cargaba a un niño y lo ponía en el suelo diciéndole que eso no estaba bien, para después ir por el otro y hacer lo mismo, pero en su descuido, al que ya había regañado volvía a subirse a la cama a jugar, ella estaba desesperada y los niños encantados por la cama.

 

-¡Qué bueno que llegaste!-me dijo ella cuando me vio riéndome-ayúdame con ellos, no me hacen caso.

-O sea, son niños, déjalos jugar así un rato, no le están haciendo daño al colchón ni nada-Isabel no me miró muy convencida-mira, mejor tú y yo vamos a sacar las sábanas y el colchón que compramos, quizás en ese tiempo ellos se aburran.

 

Me lleve a Isabel de la mano, ella estaba renuente a dejar a los niños ahí, la lleve hasta su ropero de donde sacamos el enorme colchón y el paquete de sábanas, habíamos comprado dos juegos de mientras, así que dejamos uno aun guardado. Sacamos todo de su lugar y miré las sábanas. Eran bastante bonitas y suaves, me gustaban mucho, pero vi que en efecto eran demasiado grandes, siempre estuve acostumbrada a una cama individual y rara vez en mi casa yo llegué a tender mi cama, si había personal de limpieza… pues obviamente yo no iba a hacer nada de eso. Pero aquí, en casa de Isabel las cosas eran muy diferentes, no había personal de limpieza ni tampoco era una casa enorme, aun así era acogedora y me sentía bien.

 

-Wow-dije sorprendida-este juego de sábanas trae muchas fundas para almohadas, que genial.

-Yo creo que como se tratan de camas muy grandes, no esperaran que sólo se usen dos como en las matrimoniales o una en las individuales.

-Tienes razón. ¡Ya quiero arreglar la cama!

 

Ella me sonrió y entre las dos llevamos todo a la cama, donde los niños aún seguían jugando a las luchas, entre nosotras los cargamos y los pusimos en el suelo, donde de verdad les ordenamos que no se volvieran a subir a la cama porque ya la íbamos a tender. Pareció que estaban de acuerdo y se quedaron quietos, entonces Isabel tomo la sábana cajón y se fue del otro lado de la enorme cama y yo le ayude del otro extremo. De nuevo mire a los niños y ellos seguían ahí parados con cara de supuesta inocencia.

 

-Falta la otra sábana-dijo Isabel regresando a mi lado para recoger la otra que se hallaba encima de la silla del escritorio. E hicimos lo mismo para poner la anterior.

 

En cuanto extendimos la sábana y esta caía suavemente con el aire, los niños corrieron hacia la cama y se aventaron justo segundos antes de que la sábana quedará en la cama. Ahora sólo se veían dos bultos riendo a carcajadas, Isabel me miró desesperada y rápido se metió debajo de la sábana junto con ellos, jalándolos de sus piernas y sacando a ambos de un tirón, los cargo con agilidad como costales de papas y al final los puso de nuevo en el suelo. Ambos niños se miraron asustados y casi lloraban, aunque Isabel no fue grosera ni los lastimo, era la primera vez en que ella estaba desesperada por acabar pronto.

 

Les ordenó a los niños que se fueran a jugar a la sala mientras nosotras terminábamos, ellos obedecieron y salieron sin nada más que decir. Yo miré severamente a Isabel, la cual aún miraba por donde habían salido los niños, entonces se volteó y notó mi mirada.

 

-¿Qué?-me preguntó acercándose a la cama.

-Creo que te pasaste de la raya con ellos-me puse del otro lado para arreglar la sábana.

-Ya sé, pero en serio me presionan mucho las clases y mi examen de mañana. Aún no he estudiado nada y no tardará en anochecer.

-¿Examen de qué?

-Microbiología ambiental, los temas son desde que inició el semestre hasta el día de ayer, ¡y apenas recuerdo las últimas dos semanas! ¡E incluye las prácticas de laboratorio!

-Adivinaré… ¿tu profesora es Alejandra Vázquez?-ambas tomamos la sábana y la estiramos.

-Sí, ella-Isabel suspiró larga y profundamente.

-¡Eso te pasa por meterte a una clase de por sí ya difícil con una profesora exigente!-le dije rodando los ojos de la desesperación.

-Lo dice la chica que metió genética de la conservación con un profesor que pone un examen final muy difícil de pasar y que vale el 100% de la calificación.

-Buen punto-“hablando de eso… aún no sé cómo rayos tendré que organizarme para pasar esa materia”

-Al rato me disculparé con ellos, nunca han hecho nada malo con nosotras y todo por mi estrés, terminaron tristes.

-Estaban realmente mal porque los regañaste y sacaste del cuarto de esa forma, pero estabas estresada, pero… o sea… son tus hijos, discúlpate con ellos.

-Sí, lo haré. Pásame la colcha para la cama.

 

Ambas terminamos de arreglar la cama y se veía genial, muy amplia que hasta podrían caber 5 personas adultas sin problema, justo sobre la cama ya quedaba ahora la ventana y sentados en ella, podíamos ver la Luna sin problemas. Aunque ambas estábamos muy estresadas por los exámenes, los míos no iban a ser sino dentro de dos días e Isabel los iba a tener a diario a partir de mañana hasta una semana después. Así que ella sólo bajo a dar las buenas noches a su familia y recoger su cena. Entonces vio a los niños sentados viendo la tele, muy enojados. Les dijimos que ella iba a cenar en su cuarto pero ellos no quisieron responder, Isabel entre decepcionada y triste se subió al cuarto con comida en mano y yo mire enojada a los niños, Isabel sí había sido grosera con ellos, pero ahora los niños se estaban desquitando y eso no estaba bien. Trate de contenerme igual para no gritarles y en eso, una mano se posó sobre mi hombro, era el señor Tomás.

 

-Yo me ocupo de esto.

 

Él se sentó a su lado, mientras Miriam me jalaba hacia la cocina para terminar de preparar el postre, un delicioso flan que Miriam siempre nos daba una vez a la semana. Estaba yo sacando los platos cuando ella me habló.

 

-Sabes, de nuestros dos hijos, Isabel siempre fue la que más problemas nos dio, era y sigue siendo muy testaruda y le gustaba imponer su voluntad de vez en vez, mi marido era el que lidiaba siempre con ella. Así que tiene experiencia con niños berrinchudos, deja que se encargue de esto.

 

La mire de reojo y luego a mis hijos, que seguían en el sillón charlando con su abuelo. Héctor no iba a llegar esta noche a casa, la iba a pasar con su novia, así que ahora en la mesa faltaban los dos hijos mayores, Isabel recluida estudiando y Héctor teniendo sexo, lo más seguro, quién sabe a cuál de los dos envidiaba más yo en este momento, a Isabel por su tenacidad y perseverancia en el estudio y sacar una buena nota, o a Héctor por poder cogerse a la persona que ama.

 

Tomás y los niños se levantaron de la sala y sólo el señor regresó a la mesa, los pequeños subieron las escaleras y con sus expresiones ya serenas y sus pequeños cuerpos, se veían tan tiernos que me daban ganas de agarrarlos a besos.

 

-Listo, van a subir a disculparse y conociendo a mi hija, seguramente hará lo mismo y puede que hasta le entre la emoción y llore.

-¿Cómo lo logra?-le pregunte-digo… mis hijos son muy bien portados pero este fue de esos pocos momentos en los que ninguna de las dos sabía qué hacer.

-Simple, tengo muchos hermanos menores y ayude a criar a la mitad de ellos, además de que Isabel siempre fue… especial para tratar.

-Ah…-comenté sin más en mi mente.

 

Los niños bajaron contentos a los pocos minutos y se sentaron a comer, en cuanto quise preguntarles qué tal les había ido, ellos me respondieron así:

 

-Shhh, mami está estudiando-después se dedicaron a comer. Mire a mis suegros desconcertada y ellos sólo me hicieron señas de que dejara pasar el asunto como si nada.

 

Una vez terminada la cena y de lavar los trastes, los papás de Isabel nos hicieron paro y llevaron a los niños a jugar un rato al jardín, yo me subí al cuarto donde ya estaba Isabel estudiando, tenía puesta una sudadera blanca y su cabello estaba recogido en chongo, miraba con atención sus apuntes y ocasionalmente se llevaba el lápiz a la boca, su mal hábito contra el estrés. Yo entré y me senté en la cama, sacando mi computadora y cuadernos para comenzar a estudiar y adelantar algunas tareas.

 

-¿Y los niños?-me preguntó ella mientras yo me acomodaba en la cama.

-Con tus papás, en el patio jugando.

-Qué bien-en ningún momento ella me miró a la cara, estaba concentrada.

-Deberías de sentarte aquí conmigo en la cama, es muy cómoda.

 

Ella alzó la vista y me miro sonriente.

 

-Es lo que más ansió, poder acostarme ya en una cama.

-Hay espacio de sobra en esta, vente-le dije coqueta.

-No… gracias

 

Ella volvió a su estudio y de ahí no la pude sacar, por más que traté de llamar su atención o hacer que se sentará a mi lado, ella no se movió. Ni siquiera cuando me puse short, esta mujer es muy difícil de conquistar. Suspiré derrotada y continué con mi estudio. Más tarde subieron los niños con sus abuelos, venían sudando y riendo a carcajadas, pero se callaron al entrar al cuarto. Yo me levante para recibirlos y darles las buenas noches a los señores. Isabel apenas y dijo hola, sin mirar a ninguno de nosotros. Decidí bañar a ambos niños y después ya irnos todos a dormir. Isabel se levantó a ayudarme a escoger su ropa, pero al acabar se fue deprisa a estudiar.

 

Quizás bañar a los niños era mi actividad favorita, me encantaba ver sus caras sonrientes al jugar con el agua. Por supuesto que el primer baño que les di, recuerdo que yo estaba muerta de miedo, jamás había bañado a un niño ni había visto a uno completamente desnudo (me refiero a infantes, porque claro que he tenido relaciones con hombres antes), no sabía qué hacer, fue mi papá el que me enseñó a hacerlo mientras Merak se moría de frío cuando mi papá me explicaba, al final termine tomándole gusto a esto de bañarlos. Además, lavar y secar su pelo me gustaba mucho, veía mi propio color de pelo en ellos y acariciarlo era una sensación agradable, además de verlos directamente a los ojos, mientras a ambos niños los secaba con grandes toallas, a veces tiritaban de frío pero se les pasaba rápido, de nuevo aquí Isabel me ayudó a secarlos y vestirlos, aunque al estar ella apresurada les puso sin querer las pijamas equivocadas, así yo me encargue de corregir eso.  Para cuando estuvieron listos, los deje salir a correr un poco por la casa mientras trataba yo de convencer a Isabel de ir a dormir, pero a ella aun le faltaban varios temas por revisar, así que la deje estar.

 

Cuando de nuevo reuní a los niños en la cama para dormir los tres, me di cuenta de que ellos no se podían dormir con la luz encendida y ver a la vez, a su mamá estudiando y no acompañarlos a dormir. Isabel un poco enojada, levantó sus cosas y salió a la sala a estudiar, llevando consigo una cobija enorme. Aunque aún a mí no me pasaba lo mismo… dentro de poco por todos mis exámenes así sería, así que me puse a pensar cómo le haría para llevar a los niños a dormir.

 

-Mamá, esta cama es gigante-dijo Dubhe, acomodándose mejor en las cobijas y estirando todo lo que pudo sus pequeños brazos.

-Sí, mami Isa sí podrá dormirse con nosotros ahora, ¿verdad?-Merak se colocó a mi lado.

-Ella ya puede dormirse con nosotros-les sonreí mientras me paraba a apagar las luces.

-¿Cuándo va a venir a acostarse?-ambos niños me miraban expectantes.

-No lo sé, pronto-apagué las luces y me fui a dormir con ellos.

 

*

 

Eran ya casi la 1 am, cuando recibí varios mensajes por whatsapp, miré mi celular y era Valeria que me buscaba, deseándome primero las buenas noches y mandándome muchos emoticones amorosos. No me caía mal una breve distracción por ahora y viniendo de ella, era perfecto. Me había visto con ella al menos unas 4 veces más desde que le había dicho todo sobre los niños, pero siempre a espaldas de Beatriz, ella me armaba pleito con tan sólo la mención de su nombre. Cada vez que Valeria me citaba, yo acudía a verla, aunque siempre sin los niños. Yo deseaba que en serio los niños y Valeria pudieran llevarse bien, conocerse y no sé… arreglar mi futuro de cierta forma, pero viera como lo viera, yo quedaba como una canalla. Además de que Valeria tampoco deseaba verlos a ellos y yo obedecía, me escabullía de mi familia e iba a verla, tener esa clase de secretos y no poder decírselo a nadie, me estaba matando.

 

Ambas teníamos la esperanza de reunirnos de nuevo este fin de semana, esta vez con los niños, pero primero tenía que hablar con Beatriz y hacérselo saber, además con los niños y preguntarles si estaban de acuerdo. Mire sus mensajes, estaba deseosa de verme, me enviaba mensajes de voz y fotos de ambas abrazadas, me enternecían sus muestras de afecto y yo le contestaba diciéndole que la quería. Además, aquí entre nos… extrañaba tener su cuerpo desnudo entre mis brazos y tocarla todo el tiempo que yo quisiera.

 

Aunque hubo momentos en los que se enojaba, porque me tardaba en responder pero era porque yo estaba estudiando, se lo explique  pero eso no la convenció. Antes de la llegada de los niños, esta clase de cosas no la ponían así, pero ahora casi todo la ponía celosa y de mal humor, y si por error se me ocurría mencionarle eso a alguien de mi familia, Beatriz o hasta Katia, se me armaba el pleito a mí, comprendí que incluso en esto yo estaba sola.

 

-Hablamos más tarde-le dije ya un poco molesta por nota de voz, trate de que eso no se hiciera notar-te extraño, Valeria. Quiero verte pronto, mañana te aviso qué onda para el fin de semana. Yo te… te quiero.

 

Comprendí el poder mis palabras, no le había dicho que la amaba y no entiendo por qué, trate de convencerme de que seguro era porque yo estaba molesta con ella, seguro que eso era. Vi que me estaba empezando a responder igual por nota de voz y me esforcé por apagar mi wifi, pero no fui capaz de hacerlo.

 

-Perdona, no quería hacerte enfadar, Isa. Te amo, descansa. ¿Crees que podríamos vernos mañana? Al menos un ratito

-Yo… creo que sí, por la tarde si quieres que regrese de la escuela.

-Bueno, ya quiero verte, amor.

 

Fue lo que me dijo por nota de voz, así que apague mi wifi decidida a ponerme a estudiar, aun me faltaban dos temas antes de tenerlo aprendido ya todo.

 

*

 

Me desperté varias veces durante la noche, esperando a que Isabel llegará pero ya eran casi las 3 am y ella seguía sin subir al cuarto, me paré, prendí la luz y vi a los niños acostados, Merak estaba sudando así que lo destape un poco.

 

Me puse una sudadera porque estaba haciendo frío y baje a la sala donde seguro Isabel seguía ahí. Efectivamente estaba sentada en la mesa del comedor, dormida sobre su cuaderno y un libro, me acerqué y ella tenía frío, su piel estaba chinita y los vellos de sus brazos erizados. La levanté y ella apenas estaba consciente, no quería despertarse y se agarraba de mí con dificultad.

 

-Vamos a la cama-le dije ya un poco enojada de que estaba arrastrando los pies.

-Mi… celular…-ella trataba de abrir los ojos pero se le cerraban de sueño.

 

Mire hacía la mesa y su celular estaba debajo de su libro, lo tome, se lo puse en el bolsillo trasero de su pantalón y vilmente le agarre las pompis, ella reaccionó con sorpresa mientras yo moría de risa.

 

-Ya tienes tu celular, ¿contenta?

-Estás loca-me dijo un poco sonrojada.

-Lo que digas-le di un beso en la mejilla y la ayudé a subir por las escaleras. Sin duda ella no ha podido acostumbrarse a mis muestras de cariño.

 

Ya arriba, después de que ella se cambió y se puso su pijama, se quedó viendo largo rato a la cama, como si no estuviera creyendo que por fin se iba a dormir en un colchón después de casi 2 meses de estar en el suelo, al menos era justo ya para Noviembre y Diciembre, ella ya pudiera disfrutar de su cama.

 

-¿Emocionada?-le pregunte mientras me acercaba al apagador de la luz.

-Algo, ya quiero dormir en un colchón.

-Pues escoge tu orilla-le sonreí-los niños se duermen en medio.

 

Ella sin nada más que decir, se acercó a Dubhe que dormía del lado derecho de la cama y lo cargo hacia su hermano para que ella pudiera dormir, yo no tenía problemas porque Merak estaba en el centro y al ser una cama queen size, quedaba mucho espacio de sobra.

 

-Buenas noches-me dijo acomodándose en las cobijas y abrazando a Dubhe.

-Tus papás se van a ir temprano de excursión con sus alumnos.

-Mmmm-ella ya se estaba quedando dormida.

-Y tu hermano no creo que regrese hasta mañana en la noche.

-Ah… ok…

 

Pronto la escuche que se había quedado dormida y respiraba profundamente. Sonreí y traté de imaginarme sus rostros tras la oscuridad de la noche.

 

*

 

-Mamá… mami… mami, despierta-alguien me llamaba, uno de los niños pero apenas podía saber quién, el sueño me ganaba-mamá, despierta, por favor.

 

Entonces abrí los ojos de golpe, era Merak y sonaba mal. Lo vi y el pequeño estaba ahora de mi lado y con su hermano detrás de él, ambos despiertos.

 

-¿Qué pasa?-les pregunte incorporándome en la suave cama, era maravilloso dormir sobre un colchón de nuevo.

-Me siento mal-Merak tenía la nariz congestionada y se vía rojo de la piel, como si tuviera mucho calor.

 

Lo jalé hacia mí y puse mi mano sobre su frente y luego frente con frente, como lo hacían mis papás. Tenía fiebre. Aterrada desperté a Beatriz, la cual también tardó unos segundos en reaccionar. Ella revisó a Dubhe mientras que yo rápido le quitaba la ropa a Merak y lo dejaba solo con los calzones puestos y le puse una sábana encima.

 

Mientras lo atendía, me decía que le dolía el cuerpo y se sentía muy cansado, además de que estornudaba mucho y tenía escalofríos. Beatriz me dijo que Dubhe estaba bien y rápido lo mandamos a bañar mientras su madre bajaba a cocinar algo para él. Yo me quede con Merak para vigilarlo un poco más, se negaba a quedarse dormido. Mire el reloj, casi las 6 am.

 

-¿Por qué no te quieres dormir?-le pregunte de nuevo mientras checaba de nuevo su temperatura con mi mano, seguía ardiendo.

-Me da miedo-me dijo casi llorando.

-Está bien, me voy a quedar contigo-dije mientras me levantaba para buscar el termómetro pero Tomás no me dejó.

-No me iré a ninguna parte, sólo iré al baño a buscar el termómetro-el pequeño me miraba suplicante pero pensó mejor las cosas y me dejo ir, pero aun en el baño, yo sentía su mirada sobre mí. Dubhe se apenó un poco porque lo encontré medio desnudo en el baño de mi cuarto.

 

Al regresar y checar su temperatura, era casi de 37 grados, por lo poco que sabía de medicina, si su temperatura seguía aumentando, eso iba a ser muy grave y tendríamos que llevarlo al médico de urgencias. Estaba pensando en qué hacer, cuando Beatriz entró con el desayuno de Dubhe, cereal y yogurt, lo había preparado todo deprisa.

 

-¿Cómo sigue?

-Tiene mucha fiebre, casi 37 grados y no quiere dormir. Le duele el cuerpo y tiene moco.

 

Ella miró con preocupación a nuestro hijo y le sostuvo su manita.

 

-Le llamaré a mi papá-dijo ella.

-Yo a los míos.

 

Ambas nos paramos rápidamente pero Beatriz fue detenida por Merak, mientras yo salía de mi cuarto y asustada le llame a mis papás. He cuidado de niños antes, de mis primos hasta enfermos… pero vigilando que se tomaran sus medicamentos, pero jamás por un niño mío, esto me estaba haciendo entrar en pánico y no sabía qué hacer. Mamá fue la primera persona que vino a mi mente para pedir ayuda, después de calmarme un poco para explicarle todo, mi mamá me entendió, se río un poco por verme en estado de pánico, algo realmente nada común en mí.

 

-Tranquila, va a estar bien. ¿Cuánto dices que tiene de temperatura?

-Casi 37… tiene 36.6 grados centígrados.

-Ok, mira nosotros ya estamos en el colegio y no podemos regresarnos porque van a empezar a llegar los alumnos para la excursión, así que pon atención.

-¡Sí!-dije automáticamente como militar.

-Quítale toda la ropa y déjalo en ropa interior, con una sábana encima. A Dubhe aléjalo de su hermano, si pueden a él mándenlo a la escuela, el resfriado es contagioso.

-Ok

-No le pongas vaporub, hasta la noche. Denle un baño tibio, no caliente. Prueben darle de comer pan tostado con jamón y algún suero rehidratante, si lo vomita o no tolera la comida, coméntenlo al médico, van a tener que llevarlo si le sube la fiebre, le duele más el cuerpo, le zumban los oídos, o alguna otra molestia peor. Pueden darle unas humificaciones con las hierbas aromáticas que hay en la cocina, como cuando tu hermano y tú eran niños.

-Ok-dije ya más tranquila, recordando mi infancia cuando me enfermaba.

-¿Beatriz qué está haciendo?

-Se quedó con Merak en el cuarto, además le está llamando a su papá para ver si en algo nos puede ayudar.

-Ojalá que sí, el señor debe de conocer a varios médicos para niños, va a estar bien Merak, no te preocupes. Por ahora esperen la llamada del señor Daniel y ver qué les recomienda él. Trata de arreglar con la escuela de los niños para que vayan por Dubhe o bien, llévalo tú.

-Lo haré, ahorita que veamos cómo vamos a cuidar a Merak les llamó para avisar.

-Vale, y tranquila hija. Va a estar bien, esto de ser padres nos llena de pánico a todos alguna vez en la vida, pero no están solas, cualquier cosa nos puedes llamar.

-Gracias mamá, los quiero, suerte con su excursión.

-Y nosotros a ti, tesoro. Volvemos en la noche, tu hermano me mandó mensaje y dice que él volverá a casa mañana pero que las iba a ver en la Universidad, aunque supongo que ahora eso ya no se va a poder.

-…

-…

-¿Qué harás con lo de tu examen? ¿Irás a la universidad?

-No iré, me tendré que quedar en casa con Merak y Beatriz-escuche un suspiro y un leve sonido de mi madre, muy parecido al que uno hace cuando sonríe con orgullo. Entendí que había elegido la opción correcta, quedarme con mi familia.

-Muchas veces vas a tener que hacer sacrificios de este tipo, hija. Pero eso no significa que sea el fin del mundo, sólo respira y no te arrepientas de tus decisiones. Trata de hablar con tu maestro o con Katia y que te ayuden, ¿ella va en esa clase?

-Sí, va conmigo.

-Bueno, ahí lo tienes, mándale un mensaje a la profesora a través de ella.

-Es una buena idea, gracias.

 

Pronto dejamos de hablar porque iba llegando su jefa para firmar los permisos del autobús así que mejor colgué y regresé a mi cuarto.

 

-Pero… papá… ¿seguro que no puedes conseguir a alguien más?... No, eso ya lo sé. Que ella es la mejor… Sí, pero… ¿Qué le diré cuando aparezca?... ¿Y así nada más?... No es tan fácil, o sea… Ash, de acuerdo… pero en serio, trata de conseguir a alguien más… Vale, también te quiero papá.

 

Beatriz volteo a verme un poco cansada y suspiro.

 

-Ok, espera-dijo ella de nuevo hacia su papá-toma Merak, es tu abuelito-y le pasó el celular al pequeño, para después acercarse a mí mientras Tomás trataba de hablar normal por el teléfono.

-¿Qué te dijo?-le pregunté-¿nos va a ayudar?

-Si, pero es un poco más complicado que eso… tiene varios pediatras muy buenos amigos suyos, pero hay una que destaca dentro de los demás y que también me atendía a mí.

-¿Y por qué no la llamas?

-Por eso es complicado… es que es mi abuela materna, la mamá de mi mamá.

-Ay, no inventes-dije casi asustada.

-Ya sé, por eso le dije que no le dijera nada a mi abuela, pero tiene razón al decir que así tendríamos un mejor diagnóstico y aparte el cuidado de una abuela, que siempre es muy bonito.

 

Ambas nos quedamos en silencio y nos fuimos a sentar del otro lado de la enorme cama, Dubhe estaba terminando su desayuno y Merak seguía hablando con su abuelo.

 

-¿Nadie en tu familia sabe sobre los niños?-le pregunte.

-No, ¿en la tuya?

-Tampoco.

-…

-¿Y tu abuela es muy buena?

-Es la persona más genial que conozco, muy divertida y un poco… grosera, pero es muy buen médico. Aún tiene su consultorio y le gustan mucho los niños.

-Pero si atiende a Merak, obviamente tendría que ser aquí.

-Sí…

-Y se daría cuenta del enorme parecido entre ustedes dos.

-Ajá.

-Además de que estás viviendo en una casa que no es la tuya.

-Eso ya lo sabe, sin embargo nunca le dije porque… mis papás creo que le dijeron que era porque me sentía más cómoda aquí… y mi familia se enojó, tanto paterna como materna. Pero cuando los veo en las fiestas pues no pasa nada, pero igual dicen que debo de regresar a casa, lástima que no pueda decirles por qué no puedo volver.

-…

-…

-¿Qué es más importante para ti?

-¿Eh?

-Sí, ¿el qué dirán o los niños?

-Los niños, obviamente.

-Entonces me quedaré contigo cuando le digas a tu familia-le dije sinceramente, ella abrió los ojos con sorpresa.

-¿De verdad harías eso?

-Sí

-¿Y tú también le dirías a tu familia?

 

Yo me quedé helada, pocas veces hemos hablado entre nosotras sobre nuestras familias, hasta donde yo sé, a la suya le viene importando poco sus gustos personales pues ella siempre hizo lo que quiso con su vida, pero acerca de los niños… ni idea de lo que le dirían. Pero conmigo era otra historia, mi familia me soportaba si imaginaban que yo era heterosexual, pero si llevaba novia… no la recibían con buenos ojos. De sólo pensarlo, hasta coraje y tristeza me daba y ella lo notó.

 

-No lo sé… ellos me dan un poco de miedo-dije finalmente.

-No te preocupes-me tomo de la mano-yo te protegeré.

 

Y me besó, entonces mi cuerpo reaccionó y me aleje un poco, estaba muy sorprendida y la mire a los ojos, se veía aliviada de que no la hubiera aventado o insultado y aunque no niego que se me ocurrió, no lo hice, ni idea de porqué.

 

-Lo siento-dije tocándome los labios-no puedo-me levante de golpe y me aleje hacia la puerta.

-Isabel, yo…

-Escucha-le dije con seguridad-nunca he terminado de entender por qué te gustó, no soy la clase de persona que crees. Pero tengo novia y no voy a engañar a nadie-mire a mis hijos, ambos habían visto que su mamá me besó-lo siento.

 

Abrí la puerta y salí hacia la sala, a donde fuera pero lejos del cuarto al menos por unos minutos. Pero sentí a Beatriz abrazándome por la espalda ya en el pasillo.

 

-Beatriz, suéltame-trate de sonar tranquila pero aún seguía sorprendida y nerviosa por el beso. Ella me sujetó aún más fuerte.

-Tienes razón-me dijo hundiendo su cara en mi cabello-no te conozco como creí que lo hice desde que te vi, pero he llegado a ver cómo eres en todo este tiempo y nunca terminas de gustarme, al menos quisiera que confiaras más en mí y me dijeras cosas de ti y tu pasado. Yo te puedo decir todo lo que quieras saber sobre mí, déjame saber más sobre ti, quita esa estúpida pared que tienes entre todas las personas y tú.

-“¿Se dio cuenta?”-pensé-“¿cómo es eso posible? Siempre logra sorprenderme, hasta ahora me ha leído bastante bien”

 

Y me sonroje ante la idea de que existiera alguien capaz de querer saber todo sobre mí, mis miedos, recuerdos, fortalezas, historia, etc… pero sobre todo, alguien que no se rindiera para saber eso de mí a pesar de mi carácter por defenderme y no decir nada de mí misma.

 

-Gracias-le dije acariciando sus manos pero obligándola a que me soltará y me voltee a verla-tenemos aún un niño que cuidar.

-Ya lo sé-me sonrió con ternura-Yo trataré de hablar con el colegio para ver si puede venir el transporte por Dubhe.

-Va, yo mientras hablaré con Katia por teléfono y decirle que no iré a clases.

 

Ambas nos miramos y cada quien se fue por su lado, ella regreso a mi cuarto con los niños y yo me baje corriendo a la sala, tenía que contarle esto a alguien y la única persona que venía a mi mente era Katia. Le mande mensajes por whatsapp pero no me dejaba ni en visto, así que mejor le llame y no tardó en contestar, estaba ya de camino a la Universidad.

 

-¿Cuál es la urgencia con los mensajes? ¿Todo bien?

-Sí, eh… Merak se enfermó y no podré ir a hacer el examen, no sé si puedas hablar con la profe y decirle…-trataba de sonar tranquila pero no me salía.

-Yo le digo, a ver si te puede aplicar el examen a casa, ¿qué tiene Merak?

-Resfriado, al rato vendrá algún recomendado del papá de Beatriz para revisarlo.

-Abrázalo mucho de mi parte y que ojalá se recuperé pronto. 

-Lo haré, gracias.

-¿Y Katia tampoco va a ir a la escuela?

-Se va a quedar aquí igual.

-Está bien-a veces cuando hablábamos de Beatriz, mi amiga se molestaba y esta vez tampoco fue la excepción, pero tenía que decirle todo.

-Beatriz me besó-dije casi inaudiblemente de la pena.

-¿Qué? No te escuché.

-Que Beatriz me beso, ¡en los labios!

 

Por unos segundos no hubo sonido por la línea, sólo la respiración de Katia que se volvía más y más pesada. Me empecé a inquietar y sabía que se estaba enojando.

 

-¡¿Qué cosa?!-por fin ella grito enfadada.

-No era para que te enfadaras así-dije-me besó y ya.

-Ah, pero es que… Beatriz es… no me gusta que ella te haya… que alguien…

 

De pronto se cayó de golpe y yo me quedé un poco aterrada tratando de saber qué estaba pasando, la reacción de Katia me había parecido totalmente exagerada, no era para tanto…

 

-No me gusta que ella sea así de impulsiva-dijo por fin, trataba de sonar lo más tranquila posible-es tan…

-¿Beatriz?-sonreí

-Exacto, ash… me caga esa tipa.

-…

-…

-¿Me vas a ayudar con lo de la clase entonces?

-Sí, eh… ya casi llegó a la Universidad, te aviso en cuanto sepa algo. ¿Qué le debería de decir a la profesora? Ella ya conoce a los niños, de cuando los llevabas antes.

-No lo sé, dile que la verdad, de que uno de ellos se enfermó y yo me quedé a cuidarlo, no es necesario que tengas que decir que es mi hijo nada de eso.

-Que chica tan lista eres-me dijo entre divertida y sarcástica-Está bien, yo te hablo.

-Gracias-dije sinceramente.

-De nada, preciosa. Te tengo que dejar, bye bye.

-Adiós.

 

Hablar con Katia siempre ha sido una de las cosas que más disfruto de la vida, me hace reír y me comprende en la mayor parte de las veces, siempre pensé que era una lástima que ella me hubiera terminado pero resultó que como amigas nos llevamos bastante bien, así que en ese sentido… no me duele tanto. Me gusta saber que me apoya.

 

-¿Qué te dijo Katia?-me preguntó Beatriz en cuanto entré al cuarto, ella igual estaba al habla por teléfono.

-Me dijo que…

-Espera, dame unos segundos-me dijo interrumpiéndome y volviendo a su llamada-¡Anda, di que sí! ¡Ayúdame!-sonaba algo desesperada-Por favor-dijo en el tono más tierno posible y eso llamó mi atención, y no de muy buena forma.

 

Traté de concentrarme en mis propios asuntos y me puse a lado de Merak, que estaba aún despierto, negándose a dormir. Dubhe estaba a su lado y jugando con el cabello de su hermano.

 

-Sólo será por hoy, ¡y a Dubhe nada más!... ¡Claro que ya llamé a la escuela pero me dijeron que no podían dar el servicio sólo por un día!... Eso ya lo sé, es su casa, duh… Yo te entregaré a Dubhe y ya… ¿En serio? ¡Ay, gracias! Te adoro-se río con fuerza y sinceridad-¡claro que sí! ¡Luego te invito un café!... De acuerdo, te veo aquí en unos minutos, te envió la ubicación por whatsapp… Gracias

 

¿A quién le hablaba de esa tan tierna? Por lo que había entendido de la conversación, era un buen conocido de Beatriz que iba a llevar a Dubhe a la escuela. Beatriz se volteó hacia mí y me explicó toda la historia, mientras yo hablaba con Katia, ella llamó al colegio de los niños y trató de contratar al servicio de transporte por un día, pero eso estaba prohibido por las reglas del colegio, así que no nos podía dar ayuda. Entonces trató de pedir ayuda con sus amigos y amigas de la Universidad, hasta con su mejor amiga (que por cierto me odia) pero ninguno podía, ya todos estaban o en la Universidad o apenas de camino, Sólo uno iba saliendo de su casa y era Luis, el mismo que se junta con ella en la Universidad y que va en nuestra carrera y en algunas materias con nosotras. El chico por fin había aceptado venir a recoger a Dubhe, pero se había rehusado muchas veces porque no quería venir hasta mi casa y verme, no entiendo por qué me detesta tanto, pero igual no me importa mucho, además… va a venir a recoger a mi hijo… no podría estar más agradecida, creo. No tardaría en llegar, a este punto ya estaría a escasas cuadras de la casa, Dubhe ya estaba listo para irse y platicaba con su hermano. En eso sonó el celular de Beatriz, era su papá.

 

-¿En serio? Que buena onda, gracias papi. Más tarde te llamó, gracias por todo.

 

Ella le colgó al señor, me miró muy contenta, se encogió de hombros y me volvió a abrazar. Teníamos muchas personas apoyándonos de cualquier forma, mis papás aún lejos nos daban consejos parentales, los de Beatriz nos habían conseguido al médico y prometieron ayudarnos con el pago de los medicamentos, los amigos de Beatriz nos conseguirían las tareas, Katia me haría paro con la maestra y Luis vendría a recoger a Dubhe. Uno nunca imagina que ser papá o mamá sea tan complicado, piensa que quizás sea sólo dar de comer, jugar, dejarlos viendo la tele o videojuegos… pero es mucho más que eso… Es jamás abandonarlos, escucharlos, cuidarlos, respetarlos, educarlos, jugar con ellos, leerles cuentos, abrazarlos, que estén sanos y no sólo es la carga económica, es la emocional, pero tampoco significa que la vida acabe para los adultos, es que la vida de verdad divertida y familiar comienza, cuando uno se da cuenta de lo que es capaz de hacer por un pequeño… mi hijo.

 

No sé en qué momento abrace a Beatriz también, pero ahora la tenía entre mis brazos y mire a los niños, sus cabellos y ojos lilas me encantaban, eran los de su madre… Un sentimiento cursi y bonito me invadió, ojalá y yo también fuera su madre biológica, quizás y sólo quizás, realmente puedan estar emparentados con mi familia por parte de alguno de mis primos o hasta de mi hermano… Qué envidia.

 

Volvió a sonar el celular de Beatriz, lo que interrumpió nuestro momento y ambas nos separamos. Era Luis que recién llegaba a la casa. Rápido Dubhe cogió sus cosas, se despidió de su hermano y ambas lo llevamos hacia el jardín y luego a la calle. Al abrir la puerta del zaguán, Dubhe salió corriendo hacia Luis con tal familiaridad que me extrañó.

 

-¡Tío Luis!-grito el pequeño-¡Llegaste! ¡Qué bien!

 

Luis no era muy afecto a los niños, pero sentía respeto y amistad por el mío, así que le movió el cabello y lo saludo alegremente, entonces vio a Beatriz salir de la casa y corrió a abrazarla, ambos chicos se sujetaron fuerte, estaban felices de verse, como siempre. Beatriz y Luis casi siempre estaban juntos en la Universidad, rodeados de su círculo común de amigos, todos los presumidos y poco sociables de la carrera.

 

Él tomó a Beatriz de las caderas y la abrazó, plantándole un beso en los labios, yo me enoje pero trate de fingir que no pasó nada, porque cuando volteó a verme Beatriz, yo supuestamente estaba viendo hacia otro lado. Para cuando los volví a ver, Luis tenía sus manos ahora poco arriba de su cintura y yo seguía enojada, estaba claro que me había visto.

 

-Hola-me dijo sonriéndome con orgullo. Yo sólo asentí con la cabeza mientras veía como Daniel subía al auto. Le indique con señas de que se pusiera el cinturón.

 

De nuevo los miré, Beatriz estaba abrazada a él con cierta familiaridad y sonreía, siempre estaban felices juntos, ni idea de sobre qué platicaban, me di cuenta de que yo estaba enojada cuando sentí mis uñas encajadas en las palmas de mis manos. Ellos se separaron un poco y se despidieron, aunque Beatriz no se dejó besar esta vez, Luis le dio un beso en la mejilla que duró unos segundos.

 

-¿Tengo que recogerlo también?-preguntó él mientras caminaba hacia su auto.

-¡No! ¡Ya nosotras nos encargamos! ¡Gracias!-dijo ella-¡Ya te envié la ubicación de la escuela por whats!

 

Él entró a su auto y empezó a hablar con Dubhe, ambos se despidieron de nosotras con la mano y los vimos desaparecer por la calle. Estaba agradecida de que alguien hubiera llevado a Daniel a la escuela… ¿pero que hubiera sido él? No lo creo.

 

Cerré la puerta detrás de mí y Beatriz se esperó para caminar a mi lado por el patio. Se le notaba que quería decirme algo, pero no se atrevía y aunque lo hubiera hecho, no la habría escuchado, la visita del tipo me tenía de malas. Para cuando volvimos al cuarto, Merak seguía despierto y con fiebre, Beatriz se sentó a su lado sin saber qué hacer. Yo me baje a la cocina a buscar las dichosas hierbas que mi madre me había mencionado, pero como no las tenía etiquetadas o algo, tenía que guiarme por mi olfato para encontrarlas. La última vez que me las habían puesto, fue hace muchos años, más de 10 eso es seguro, pero todavía recordaba su aroma, era de esos recuerdos imposibles de borrar. Recuerdo a papá bañándome con agua entre fría y tibia, luego me ponían a oler las hierbas en agua caliente y para cuando me ganaba el sueño, me cargaba hasta mi cama y me dejaba durmiendo con apenas una sábana encima y los medicamentos que me tocaban.

 

Cuando por fin encontré las hierbas que estaban hasta atrás de una de las alacenas, casi se me cae encima una caja, la agarré y la puse en su lugar, afortunadamente estaba vacía. Katia me mandó un mensaje, avisándome que había hablado con la maestra y que más tarde me iban enviar el mensaje a casa, pero para que me lo pudieran recibir, tenía que llevar el justificante de mi hijo por parte del médico, al menos tenía un problema menos. Salí al garaje a buscar una cubeta donde poner el agua en cuanto esta hirviera y casi detrás de mí, ya estaba Beatriz, salía a buscarme, al parecer ya había llegado el médico enviado por su papá, pero ella no podía abrir porque no encontraba sus llaves, me pidió que la acompañará.

 

-Quizás las dejaste en mi cuarto-le dije mientras le quitaba el seguro a la puerta del zaguán.

-No sé, no me fije donde las deje. Ya ábreme.

-Lo que digas-dije en tono sarcástico y rodando los ojos.

 

Abrí la puerta y fuera estaba una señora, bajita y su cabello corto y completamente canoso, de piel muy blanca, labios delgados pero de un color rojo intenso y unos ojos hermosos color miel coronaban toda su belleza. Era mucho más pequeña que yo, quizás mediría 1.5 metros o algo así… Vestía una blusa blanca y una falda color azul cielo, traía sandalias y encima de todo, una bata de laboratorio que le llegaba hasta casi los tobillos debido a su estatura. Traía una bolsa del mismo color que su falda. Su cuerpo a pesar de su edad, se veía en forma, si aún ahora era hermosa, no me la imagino de joven, debió de ser una diosa asediada por los hombres y quizás hasta por mujeres.

 

-¡Betty!-grito la señora alegremente.

 

Entonces volví en mí tras escuchar hablar a la señora, ella entró sin decir más, casi hasta empujándome y abrazando con fuerza a Beatriz, quien abrazó a la señora con fuerza. Cerré la puerta tras de ellas y las miré, comprendí que se trataba de la abuela de Beatriz, quizás el señor Daniel no había podido conseguir a alguien más o bien, lo había hecho a propósito. Por lo mismo de la llegada de los niños, nosotras ya casi no salíamos con nuestras familias, lo cual nos desmoralizaba un poco, estar lejos de ellos y sólo saludar a nuestros primos, tíos, abuelos y demás, por teléfono o en visitas esporádicas y momentáneas.

 

-Ay, linda. Mírate, ¿de mañana y aún sin arreglarte?

-¿Eh? Ah, es que… he estado muy ocupada esta mañana, abuela.

-Oh, bueno, pero al rato lo solucionamos. Me da tanto gusto verte tesoro, ya no has ido a casa a visitarme.

-Lo siento, abue… Es que… ah… hay mucho que explicar.

-¡Y yo creo que mucho! ¡Recién me entero por parte de tu papá que estás viviendo aquí desde hace meses! ¿Cuándo planeabas decirme? ¿Y quién es ella?-me señaló a mí indiscriminadamente, me sentí un poco fuera de lugar.

-Abue, tranquila… ella es… vive aquí, es la casa de su familia, ¡Y no viviré aquí para siempre, oye!

-Ya, pero aún no me dices quién es.

-Es Isabel.

-¿Isabel? ¿La chica de la que siempre hablas?

-“Alto, ¿qué?”-pensé confundida.

-Sí, esa misma-dijo Beatriz volteándome a ver-Isabel, te presentó a mi abuela, Yolanda, la mamá de mi mamá.

-Ah, hola, buenos días…-dije aun extrañada.

-Hola-respondió la señora aun a lado de su nieta. No nos dimos la mano-En fin, las explicaciones luego, tu papá me dijo que hay aquí un niño enfermo y quiere que lo revise, así que vamos-dijo alegre al instante-¿Es el hermanito de ella?

-¿Hermanito?-pregunte cruzándome de brazos en señal de confusión.

-No, ah… la historia es más complicada que eso, abue. Pero ven conmigo, ¿quieres que te ofrezcamos algo de beber o comer?

-Al rato me serviría un buen desayuno, salí rápido porque tu papá dijo que era una emergencia.

-Pero un resfriado no suele ser para tanto-dijo Beatriz.

-¡Eso lo sé de sobra! Dijo que era emergencia porque ustedes dos-y nos señaló a amabas-estaban aterradas por el problema, vaya… el resfriado de un pequeño las tenía así-dijo casi en tono de burla. Podía reconocer en la señora, el comportamiento altanero y orgulloso de su nieta-¿Y bien, no me van a llevar con el niño?

 

Beatriz y yo nos miramos y llevamos a la señora por el patio hasta la casa. Una vez dentro, la señora dijo que tenía que hacer una llamada rápida para avisarle al papá de Beatriz que ya había llegado y que se quedaría con nosotras toda la mañana. Cuando la vimos desaparecer por la cocina para hacer su llamada. Tome a Beatriz del brazo y le hable en susurros.

 

-¿Y ahora qué haremos?-le pregunte.

-No lo sé, supongo que decir la verdad.

-¿Nos creerá?

-No tengo ni idea-ella se estaba poniendo nerviosa, movía una y otra vez sus manos, las tome entre las mías.

-Tranquila-le sonreí, aunque la verdad yo también estaba aterrada.

 

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A partir de este punto, comienza otra escena y esta vez, les recomiendo que la escuchen, porque justo quien la protagoniza lo está haciendo :)

 

https://www.youtube.com/watch?v=8Qx2lMaMsl8

 

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Admirar tal escena desde mi casa no tiene igual, después de todo pocas personas tienen el placer de tener un bosque justo fuera de su casa y menos aún que les pertenezca. Veo el bosque de Pino y Encino, el estanque de agua cristalina a lo lejos, las montañas elevándose a los costados de mi mansión. Afortunadamente me tapan la vista de todo lo feo, toda la ciudad y su contaminación, horror que esté obligado a vivir aquí para siempre, pero con mis libros, trabajo, mi bosque y mi adorada nieta tocando el piano para mí, nada me puede faltar. Lástima que no esté mi nieta y me tenga que conformar con escuchar el mp3 del dúo de flores de la ópera Lakmé.

 

Paso la mano por el piano de cola de Steinway and sons, imaginando las bellísimas piezas que me sé de memoria, nada que me calme más después de trabajar. Además de que toda una pared de mi oficina da hacia el bosque, tanto lujo. Dirigir a toda una familia tiene sus buenos frutos.

 

-Señor-dijo una de mis asistentes, tocando con los nudillos la puerta de mi oficina.

-Adelante-dije apenas volteando. Estaba enojado porque alguien se hubiera atrevido a interrumpir mi momento con la música.

-Tiene una llamada.

 

Tomé el teléfono entre mis manos y contesté, era una de mis tantas subordinadas y miembros de la familia.

 

-¿Y bien? ¿Alguna noticia?-pregunté con seriedad.

-Ya apareció uno de los integrantes de la familia.

-Perfecto, ¿quién?

-La abuela materna de Beatriz.

-Entendido, ¿algo más que reportar?

-No…

-Entonces adiós.

-Señor, antes de que cuelgue… ¿puedo arrepentirme?

-Ya es tarde-dije seriamente-tú quisiste poner esto en marcha, es la única forma de terminarlo.

-Pero yo…

-El destino las hubiera alcanzado de cualquier forma-no deje que me interrumpiera, odio cuando me hacen eso-acepta el trabajo que te he encomendado.

-De acuerdo, señor.

-No conviertas esto en algo sentimental, sabías lo que esto implicaba.

-Lo entiendo.

-Bueno, hasta entonces. Estaré esperando tu próximo reporte.

 

Colgué la llamada, sabiendo que podría tratar de convencerme de echar todo esto atrás, pero ya era muy tarde, desde que esos niños pusieron un pie en nuestra época, el destino ya estaba sellado, ahora sólo queda ver cómo se resuelve. No es que me guste dejar las cosas a su suerte, es sólo que en esta ocasión no podemos intervenir de ninguna forma.

 

-Ahora depende de aquellas dos.

 

Entonces noté que la pieza musical ya había cambiado a otra, Aire de Johann Sebastian Bach, mi padre decía que esa canción le recordaba a mí, curioso que nunca me haya dejado estudiar música. Pero pienso igual que él, la pieza me representa perfectamente.

 

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Esta es Aire de Johann Sebastian Bach. Quizás en mi historia no retome mucho a este último personaje, pero es uno de los más importantes y fue de cierta forma el responsable de la llegada de los niños. Si hago mucho hincapié en la música, es por eso, porque representan a mis personajes y la música refleja sus sentimientos para ustedes :) aunque son libres de escucharla o no.

 

https://www.youtube.com/watch?v=rrVDATvUitA

 

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Notas finales:

Qué les pareció? Aun más misterio? WTF? hahahahahaha ntc 

Ya todo lo tenía planeado n.n y que incluso la abuela de Beatriz fuera la primera en aparecer de ambas familias :) ella incluso tiene que ver con los nombres de los niños, ya verán de qué forma, por eso es tan importante que ella aparezca primero. 

Además, aquí entre nos... Ya tenía este capítulo escrito desde hace unas horas, pero una amiga me mandó un video de JuanGa y me quedé cantando con ella XD 

Ya saben... likes a mi página de facebook y eso n.n 

La música se las recomiendo :) porque es lo que yo misma pienso cuando escribo esas escenas. Van a haber capítulos donde las tendrán que escuchar porque van a describir la escena (bailes principalmente), algunos dirán que la música pues... equis... pero se equivocan XD si ya se dieron cuenta... a Beatriz le gusta la música más actual... a Isabel le gusta lo conservador y de los 80 para abajo XD no les ha pasado que tengan parejas así? :V yo sí hahahahahaha 

En fin, me despido :) prometo ya estar más atenta a mi página de facebook. 

Y un mensaje para P.A.A.Z, por este medio tampoco te responderé si deseas contactarme... éxito con lo que te propongas. 

IRIE RYUEN


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