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De niños del futuro y adolescentes del pasado por Irie Ryuen

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Notas del capitulo:

Perdonen la tardanza!!!! :( la Universidad me tuvo muy ocupada toda la semana u.u y ya se acerca el 14 de febrero :) hehehehehe

Disfruten mi historia!!!

De niños del futuro y adolescentes del pasado

VI

IRIE RYUEN

 

Trate de hacer hablar a Beatriz por todos los medios posibles, pero dijo que no era el momento, que lo que ella pensaba hacer era hablar con mi familia primero, ella suponía lo mismo que yo, los niños venían para quedarse una larga temporada y esto no sólo tenía que ver con nosotras. Si iba a discutir algo, lo haría con todos reunidos, esta mujer es una cabeza dura.

 

Pensaba que por su personalidad, ella iba a estar enfurecida o algo parecido, pero no… estaba demasiado tranquila y la Beatriz odiosa y grosera que yo conocía se había esfumado, “esto es imposible, tiene que ser un truco” pensé mientras la veía con odio al caminar de regreso con los niños, ella se dio cuenta.

 

-No tienes por qué ser grosera conmigo, Isabel-dijo sin voltear a verme.

-No tengo ninguna razón para ser amable contigo.

-¿De qué hablas?

-Desde que todo esto empezó, mis planes de vida no han ido más que desapareciendo. ¡Estoy perdiendo todo lo que amaba! ¡lo que deseaba!

-Si por amor y deseo te refieres a esa noviecita babosa tuya, por mí mejor-ahí estaba de nuevo, la Beatriz malvada-ella es una idiota.

-Cállate-evite gritarle para no llamar la atención-tú no sabes nada de ella.

-Tienes razón en eso, pero lo sé todo de ti y por eso lo digo, ella es una idiota.

-Muérete-ella seguía sin mirarme. Pronto todo su encanto que tuvo para mí hace unos minutos, se fue al carajo-como si realmente supieras algo de mí-me estaba tratando de contener para no matarla.

-Sé mucho sobre ti, ahora cállate y vamos de regreso con los niños. No confió en tu amiga Katia para que los cuide, esa chica está loca.

-Sí, claro… como tú eres tan buen ejemplo a seguir-dije en el tono más sarcástico que pude, ella lo noto pero fingió no hacerme caso-No vuelvas a hablar así de ella, jamás-le ordene.

-¿O qué harás?-ella se volteo de manera retadora.

-No te va a gustar lo que pueda pasar-la tome fuerte del brazo que hasta la lastime, no la solté hasta que ella forcejeo lo suficiente.

-Bueno, al menos estamos de acuerdo en que no te caigo bien-dijo ella sobándose el brazo, fingiendo que no le había dolido, pero sus labios rojos de habérselos mordido la delataban-pero yo no te odio ni nada de eso.

-Claro, como si alguien tan desagradable como tú pudiera sentir agrado por otra persona que no seas tú misma-esta vez mi comentario fue demasiado lejos que ella pareció ofendida, simplemente me barrió con la cabeza.

 

Caminamos con pesar de regreso y ahí estaba Katia recargada en la rampa para discapacitados, con nuestras mochilas en sus pies, los niños se estaban persiguiendo en el patio, jugando a lo que parecía ser “la traes”. Katia se veía aliviada por nuestro regreso.

 

-¿Qué pasó?-pregunte señalando las mochilas.

-El profesor nos sacó a todos por hoy, que volvamos la siguiente clase.

-Estupendo-dijo sarcásticamente Beatriz-gracias por el aviso y sacar mi mochila-su tono era más de reproche que de agradecimiento.

-De nada-Katia rodo los ojos.

-¿Y ahora qué haremos?

-Pues parece que los niños ya les arreglaron la vida-Katia señalo con el pulgar a los niños detrás de ella.

-¿Qué dices?

-Ellos llamaron a los papás de Isabel, que les devuelvas la llamada amiga.

 

No espere ni un segundo más y llame a mis padres, los niños les habían contado que ya habían visto a su otra madre, tenía que ver la forma de arreglar esto cuanto antes. Mi mamá fue la que me contestó, dijo que apenas iba de regreso a casa con mi papá y que nos esperaban para comer, que lleváramos a Beatriz con nosotros, deseaban conocerla y hablar con ella.

 

-Pero mamá, no puedo llevar a alguien así de…-“maldita a casa” era lo que realmente deseaba decir, pero pensé mejor mi respuesta para no hacer enojar a mi mamá-insoportable a la casa.

-¿Pues quién es la otra chica que tanto coraje te da?

-Es la chica más odiada de mi carrera, es un fastidio andante-Por unos segundos hubo silencio al otro lado de la línea.

-No importa, tráela. Fin de la discusión-acto seguido me colgó el teléfono.

 

Apreté el aparato con todas mis fuerzas, prácticamente imaginando que era el cuello de Beatriz, jamás había experimentado tanta furia. Ahora iba a llevar a esta grosera y estúpida a mi casa, lo peor en toda mi vida. Daba gracias al cielo que Valeria no me hubiera llamado en todo este tiempo, no quería hablarle en mi actual estado de ánimo.

 

Guarde mi celular en el bolsillo y regresé con los chicos, Katia intentaba hacerle la plática a Beatriz mientras ella me buscaba con la mirada y le dirigía gestos groseros a Katia, mi amiga estaba tomando todo esto de una forma bastante tranquila. Los niños afortunadamente estaban muy ocupados jugando como para darse cuenta de lo que pasaba. Sentí pena por Merak, él pasó más de tres días con Beatriz, seguro fue el infierno para él.

 

-¿Y bien?-me preguntó Beatriz.

-Vienes con nosotros-dije secamente-mis padres quieren hablar contigo.

-Bien-ella sonrió confiada y tomo sus cosas-¿cuándo nos vamos?

-Hay que esperar a que salga mi hermano, traemos auto y él se regresa con nosotros.

-Ah…-parecía decepcionada-bueno, no importa. ¿Tardará mucho?-miré mi reloj.

-Le falta media hora para que él salga de clases.

-Perfecto, hay que ponernos en marcha, para alcanzarlo en tu auto-se puso su bolso al hombro y camino hacia los niños.

-¿Y a esta que le pasa?-me preguntó Katia-¿ya son amigas ustedes dos? ¿Desde cuándo se hablan?

-Prefiero no hablar de eso-dije rascándome la cabeza-perdona que por nuestra culpa te sacarán de la clase.

-No hay problema, además los chicos entregaron la tarea por nosotras, así que está bien.

-¿Qué harás ahora?

-Me iré a casa, hace mucho frío.

-¿Quieres que te acerquemos al metro o algo?

-¿Y subirme al mismo carro que ESA?-señaló a Beatriz-no, gracias.

-Te envidio tanto, tú no vas a sufrir lo que yo.

-Tienes un aguante excepcional, seguro que puedes. Mejor me voy de una vez antes de que se ponga más odiosa. Me despides de los niños.

 

Espere a ver desaparecer a Katia a la distancia, para después voltear a ver a mi nueva familia (bastante disfuncional y loca), que me esperaba ya con sus mochilas al hombro, Beatriz les puso a los niños unas cobijas encima, ¿cómo alguien como ella podía cuidar a niños pequeños sin matarlos antes? Camine con pesadez, estaba segura que el frío no iba a ayudar a apagar el infierno que se iba a desatar con esta mujer a mi lado.

 

Las dos tomamos a los niños de la mano y nos fuimos caminando al estacionamiento, en el camino los niños empezaron a hacer bromas o decir cosas graciosas, querían aligerar el ambiente tenso del momento, pero no les funciono. En mi mente visualice quizás más de 30 veces, posibles muertes para Beatriz. Le dirigía miradas asesinas en el camino y ella sólo sonreía de manera confiada. El problema que a veces encuentro en la escuela, es que cada 5 metros o más te encuentras a algún conocido, esta vez no fue la excepción, varias personas se nos acercaron y nos miraban curiosos, varios eran mis amigos y otros de Beatriz, claro que preguntaban por los niños pero no me quedaba de otra más que decir que eran familiares y después salir de ahí, porque era obvio que iban a decir que yo estaba relacionada con Beatriz.

 

-¿Tanto coraje te da que te vean conmigo?-La mire con profundo odio.

 

Entonces mi celular sonó, era Valeria. Solté a Merak de la mano y me aparté de ellos un poco, Valeria parecía furiosa conmigo porque no nos íbamos a ver hoy, pero le dije que tenía mucha tarea y que era mejor que nos viéramos en unos días, que mi tarea era iba para largo, me colgó bastante decepcionada y enojada. No estaba de menos, yo la estaba evitando y todo por meter más problemas a todo esto, pero quizás eso lo complicaba todo… de cualquier forma iba a enterarse tarde o temprano de lo que pasaba, pero por ahora no quería morir. Al regresar con mi… familia, los niños me miraban preocupados y Beatriz enojada, sólo me limite sonreírles a los pequeños y volver a tomar de la mano a Merak.

 

Al llegar a la camioneta, metimos dentro a los niños en el asiento trasero, cuando me disponía a subir también, Beatriz me jalo de la ropa sacándome del carro y cerro frente a mí la puerta.

 

-¿Era tu novia?-me preguntó en tono autoritario y seco.

-Eso no te importa.

-Lo tomaré como un sí.

-¿Por qué tienes que ser una molestia todo el tiempo?

-Escucha, hasta ahora no te he dicho ninguna grosería, no me obligues a hacerlo, Isabel.

-Como quieras, ahora déjame pasar-ella no se movió-escucha…-suspire-si el destino insiste con ponerte a mi lado, mejor me suicido y acabo con esto-ella parecía realmente herida de qué pensará eso de ella y no lo dije por la furia del momento, sino porque era lo que yo realmente pensaba-déjame pasar-le ordene, ella no se movió-¡que te quites!

 

La tome de los brazos para hacerla a un lado pero ella aprovecho para abrazarme, de la impresión no supe qué decir o hacer, estaba completamente sorprendida y deseaba hacerla desaparecer en ese momento. Sentía que se separaba un poco de mí.

 

-¿Qué haces?

-Me gustas-dijo en voz queda.

-¡¿Estás demente?! Ni me conoces, babosa.

 

Ella me soltó y se quedo viéndome furiosa, de pronto fue como un duelo de miradas y lo peor era que los niños nos miraban un poco asustados.

 

-Es mejor que nos calmemos-dije respirando profundamente-que los vamos a asustar.

-Tienes razón-ella miró a los niños y les sonrió, aunque aun lucía herida.

 

A lo lejos vi a mi hermano caminando hacia nosotras, venía con su mochila al hombro y varios papeles en sus brazos, seguro le había dejado mucha tarea de nuevo. Se detuvo en seco y sorprendido cuando vio quien era la chica que estaba a mi lado, él ya la había visto antes. Fue en una fiesta de mi carrera a la que él me acompañó y de hecho él se había quedado prendado de su belleza durante algunos segundos, pero de inmediato lo baje de las nubes al decirle qué clase de persona era ella y claro, Beatriz no tardo en hacer notar sus malos modales al presumir todo lo que ella hacía y a los lugares a donde viajaba, agregando que a ella sólo le gustaban las personas más atractivas del mundo. “Te lo dije” fue lo último que recuerdo haberle dicho a Héctor antes de nunca más volver a hablar de ella.

 

-Wow-dijo él cuando estuvo frente a nosotras-eres idéntica a Dubhe.

-Querrás decir que mis hijos son idénticos a mí-dijo ella rodando los ojos, sentí en su tono un poco de altanería.

-Sólo físicamente-dijo él yendo hacia la cajuela-al menos ellos son amables.

-¿Qué has dicho?-pregunto de forma grosera, pero antes de que mi hermano pudiera responderle, la camioneta se abrió y los niños salieron corriendo hacia mi hermano, colgándose de su ropa.

-¡Tío Héctor!-gritaban los dos. Mi hermano sonrió y dejo sus cosas en la cajuela.

-Vaya, tú debes de ser Merak-mi hermano se agacho hacia Dubhe.

-Ese es Daniel-dijimos Beatriz y yo.

-Ah, perdón… me cuesta un poco de trabajo, son idénticos. Hola Merak-mi hermano se dirigió al gemelo correcto. El pequeño sonrió y lo abrazo gentilmente.

-Hola-dijo Merak tímidamente y dejándose cargar, mi hermano le hizo cosquillas.

 

Observe detenidamente a Beatriz, ella miraba a mi hermano y a los niños con cierta… felicidad, era una mirada de serenidad, me daba curiosidad saber en qué estaba pensando esta chica. Después de dejar que ellos convivieran un rato, mi hermano pregunto cuál era el plan ahora.

 

-Iremos a casa-dije abriendo de nuevo la camioneta y metiendo a los niños dentro.

-Tus padres me han invitado a comer-dijo Beatriz sonriendo confiadamente.

-¿En serio? Bueno…-no parecía muy complacido-de acuerdo.

 

Esperamos a que Beatriz se subiera con los niños detrás y mi hermano encendió el auto. Normalmente yo soy muy caballerosa, mi papá me enseño a ser bastante educada, perfeccionista, interesante, misteriosa y hasta sensual para las mujeres, no hay cita a la que yo no llegue con flores o algún pequeño presente, que no las acomode en sus sillas, les de la mano al cruzar la calle, bajar de algún vehículo o algo así, abrirles la puerta o decirles cumplidos, mucho menos… jamás he faltado en abrirles la puerta al subir en algún vehículo, pero esta vez ni loca iba a hacer eso con Beatriz.

 

El camino a casa fue bastante pesado, más porque nadie tenía algo que decir, mi hermano puso música a todo volumen. Los únicos sonidos dentro eran los de las voces de los niños platicando y riendo, por el espejo retrovisor mire a Beatriz, venía cuidando de los niños y viéndolos atentamente, con Dubhe mirándola de vez en vez, sosteniendo su mano, ella a lado de los niños parecía todo lo contrario a lo que verdaderamente era.

 

El frío seguía siendo descomunal y la calefacción fue lo único que nos ayudo en ese momento a mantenernos calientes. Afuera aun había niebla, las personas en las calles estaban abrigadas con suéteres, bufandas, guantes, algunas hasta botas traían. El viento apenas y movía los árboles, pero dejaba en ellos la sensación del frío. No había ni una pequeña señal del Sol a la vista, mire en mi celular el reporte del tiempo, iba a llover en unas horas.

 

Llegamos a la casa y note un carro frente a la casa que jamás había visto estacionado ahí antes. Quizás era de algún vecino o familiar que venía de visita. Mi hermano acciono el control remoto de la puerta del garaje y metió dentro la camioneta. Volteamos a ver a los niños, Beatriz les estaba ayudando a abrigarse, se habían quitado las chamarras y guantes.

 

-Quédate quieto-le decía a Merak mientras el pequeño no se dejaba poner el gorro.

 

Los cinco bajamos de la camioneta y caminamos hacia el patio, el garaje no conecta a la casa, sino a mi pequeño estudio donde a veces suelo quedarme días completos haciendo proyectos, en estos meses he estado practicando la elaboración de lámparas, muchos de ustedes sabrán que tener pareja sale bastante caro y mi beca de estudios es para mis materiales de la escuela y prácticas de campo, ocasionalmente comidas y almuerzos en la facultad, el resto del dinero lo obtengo de la venta de todo lo que creo.

 

Los niños tomaron rápidamente a mi hermano de la mano y corrieron con él del frío hacia la casa. Beatriz se paro en el patio viendo hacia la construcción, su mirada era pensativa.

 

-¿Qué ves?-le pregunte mientras me acercaba a ella, con mis manos dentro de mi chamarra.

-Tu casa-dijo mirando de arriba abajo-Es muy linda y tienes un patio enorme.

-Gracias-dije viéndola a ella, estaba extrañamente tranquila. Camine hacia mi casa-¡Metete o vas a morir congelada afuera!-“aunque en lo personal eso no me molestaría” pensé una vez dentro y cerrándole la puerta en la cara.

-¿Así tratas a tus invitados?-pregunto ella abriendo con fuerza la puerta (empujándome) y entrando a trompicones por ella.

 

No respondí y me limite a dejar mi bolso en la mesa de la entrada, ella hizo lo mismo. No veía a los niños ni a mi hermano por ninguna puerta, así que avance por el pasillo hasta la sala. Vi a mi familia ahí reunida y los niños jugando en las piernas de unas personas a las que no había visto jamás antes, pero que por su apariencia ya intuía quienes eran, los padres de Beatriz. El señor, bastante alto, sus piernas no se daban abasto entre el sofá y el piso así que tenía que inclinarse para no estorbar, era barbudo, de piel blanca y pelirrojo, de cabello corto, brazos fornidos y espalda en una perfecta forma trapezoidal. Traía puesto un suéter rojo, pantalones beige y zapatos de cuero marrones, un elegante reloj plateado y se notaba que era un fumador empedernido, desde donde yo estaba me llegaba el aroma. Sus ojos eran serenos pero gentiles, bastante impecable y pulcro, bien sentado y propio, su expresión vivaz y brillante… quizás era médico, descarte que fuera abogado o alguna de las otras profesiones que se me venían a la mente. Su madre por otro lado, también era pelirroja, de cabello rizado y largo, un poco llenita de la cara y cuerpo, traía puesto un saco blanco que le quedaba algo grande pero se veía calientito. Su rostro era amable y más risueño que el de su esposo, diferían en la forma de vestir, el señor como dije es más elegante, la señora informal sin rayar en lo fachoso, usaba colores llamativos, aun no podía sacar conclusiones de a qué se dedicaba. No era alta como su esposo, sus pies no tenían que inclinarse o algo para estar bien sentada y sus manos eran suaves. Los ojos de ambos no eran lilas, así que seguramente Beatriz los había heredado de alguno de sus abuelos o antecesores.

 

Ambos se veían contentos con los niños jugando entre sus piernas, cualquiera diría que sí eran de su familia, la señora tenía a Merak entre sus piernas y le estaba dando de comer un dulce, por otra parte, el papá de Beatriz estaba viéndonos atentamente, fue el primero en notar nuestra presencia.

 

-Qué bueno que ya llegaron-dijo mi mamá viéndonos desde el otro sillón-entren. Beatriz no espero dos veces a ser invitada.

 

Me sentía algo nerviosa, jamás había visto personas así en mi vida, no piensen que ya los visualice como mis… suegros, jamás. Es sólo que de cierta forma, su presencia es igual de llamativa que la de su hija, ahora estaba sumiendo que seguramente Beatriz era hija única. Me senté junto a Beatriz en otro de los sillones, ya no había tanto espacio en donde estaban mis papás y definitivamente no me iba a sentar con los de Beatriz, al parecer ella pensó lo mismo y se coloco a mi lado. Héctor estaba sentado frente a mí en el sillón individual.

 

-Ahora que estamos todos reunidos, es mejor decidir qué haremos a partir de ahora-dijo el papá de Beatriz, imponiendo el orden. Yo lo mire con atención-pero antes, creo que es mejor si nos presentamos contigo-se dirigió a mí-Me llamo Daniel Nirmala Márquez, soy como te abras dado cuenta, el padre de Beatriz.

-Y yo me llamo Claudia Iturbide Sánchez, soy la mamá de Beatriz.

-Hola-dije haciendo una pequeña reverencia desde mi lugar-yo soy Isabel Amzalag Prado-me pare para darle la mano a los señores, con ellos no podía ser grosera y menos frente a mi familia.

-Eres fuerte-dijo el papá de Beatriz una vez que me senté-tu saludo es bastante seguro, eso me agrada-el señor daba aires de grandeza, quizás era alguien bastante reconocido.

-Disculpe la pregunta, ¿pero a qué se dedica?

-Soy médico, me especializo en ginecología.

-Ya veo-dije sonriente, había acertado-lo supuse-Merak camino hacia mí y se sentó en mis piernas.

-¿Qué me delato?

-Su postura, vestimenta y en general, presencia-El señor sonrió complacido.

-¿Y de mí intuiste algo?-me preguntó alegre la señora Claudia.

-No, lo lamento-dije mientras Merak jugaba con mis manos, vi el rostro contrariado de la señora-pero seguro que lo que hace es igualmente bueno.

-No te preocupes, yo no me dedico a algo en particular, soy ama de casa, aunque me gusta mucho hacer deporte.

 

De pronto imagine el círculo familiar de Beatriz, el padre exitoso, con un sueldo bastante bueno; la señora Claudia, indicándole a la señora de la limpieza cómo ordenar su casa mientras ella salía a los gimnasios y a comprar ropa con Beatriz; y finalmente, la hija molesta, presumida y grosera, consentida a más no poder. Más tarde me enteré de que efectivamente ella era hija única. Beatriz al ver que no la presentaba con mis padres, ella solita lo hizo.

 

-Yo soy Beatriz Nirmala Iturbide, estudio la misma carrera que su hija-trato de ser cordial pero no los saludo de mano, a mis padres no les importo.

 

Ellos se presentaron con ella bastante bien, sin ser presuntuosos o humildes. La miraron largo y tenido, para concluir que ella era bastante bonita y por lo que veían, amble. “Esta bruja, es todo menos eso” pensé mientras apretaba fuerte los puños. Entonces mi hermano noto algo bastante importante y que yo pase por alto.

 

-Vaya, pero que interesante-dijo él.

-¿Qué cosa?

-Los nombres de los niños, llevan nombres de constelaciones y de sus abuelos-entonces miré con curiosidad a los niños-sí, miren… él es Dubhe Daniel, lleva el nombre del papá de Beatriz. Por otra parte, él es Tomás Merak, como mi papá.

 

Beatriz y yo nos miramos, ella me sonrió. Yo aun no podía acostumbrarme a eso y me limite a voltear de nuevo hacia los adultos. Los señores parecían complacidos, de igual forma apenas habían caído en la cuenta de que sus nietos llevaban sus nombres. Tan felices estaban que se pararon a abrazar a los niños efusivamente, el señor Daniel era tan alto y fuerte que no le costó ningún trabajo cargar a Dubhe por sobre su cabeza. Tomás disfrutaba que mi papá le hiciera cosquillas, de pronto me sentí entre demasiada cursilería, que hasta me sentía mal.

 

-Bueno ya, vamos a comer todos-dijo mi mamá, seguida de mi hermano y la madre de Beatriz.

 

Yo me quede para ver mejor a los niños y su relación con sus abuelos, de pronto me sentí de nuevo ajena a todo lo que me ocurría, como si viviera la vida de alguien más. Sentía que mis sentimientos debían de ser otros, respeto por mi nueva pareja, aceptación hacia los niños, esfuerzo por sacarlos adelante, etc pero en su lugar, sentía odio hacia Beatriz y deseaba que todo esto se acabará, buscar la forma de devolver a los niños a donde venían. Era mejor eso a enamorarme de Beatriz o simplemente quedarme con ella para que los niños siguieran existiendo en su época. Podía escuchar a mi madre y a la señora Claudia hablando en la cocina, mientras mi hermano iba y venía con los platos de comida.

 

-Pues yo pienso que una familia debe…-apenas y escuchaba a mi mamá.

-… Tiene razón pero no cree que eso es un poco…

-…No importa, creo que pueden…

-No lo sé… quizás…

-Ellos las necesitan…

-¿Pero cómo podemos hacer eso?...

-… Esa es mi idea… si usted tiene otra…

-… No, ninguna… opino igual… Así debe de ser…

-… Me parece lo más correcto…

-…Así ha sido desde que yo recuerdo… nuestros padres hacían lo mismo…

-Concuerdo…

-Entonces… pienso que primero debe ser aquí… Casi no estamos allá…

-… No tenemos problema…

-Pero es nuestra hija, los queremos también allá…

-…Lo estarán… tiempo… es lo que necesitan…

-¿Y su hija?... pareja… No le va a gustar…

-… Es mejor así… No es para ella… Tiene que madurar…

 

Me daba curiosidad saber lo que decían, pero el ruido en la sala donde yo estaba era mucho y si me acercaba iba a ser demasiado obvio. Entonces Beatriz me coloco una mano en la pierna y me miró con preocupación, yo la barrí con la mirada y me seguí concentrando en lo que decían, pero la conversación ahora había cambiado, específicamente hacia lo que mi mamá había cocinado y el postre que habían traído los padres de Beatriz.

 

El resto de la tarde fue normal… de no ser porque yo aun me sentía fuera de lugar, imaginaba que esto podría pasarme pero con los padres de Valeria. Que algún día nuestras familias podían estar reunidas así, sí me veía formando una familia con ella, pero no esto. El señor Daniel y mi papá hablaban cómodamente sobre deportes y baseball, nuestras mamás de ropa y moda, mi hermano tenía a los niños a su lado y les ayudaba a cortar su carne, las únicas en silencio éramos Beatriz y yo, a mí no me importaba (entre menos hablará con ella, mejor). Sentía su mirada sobre mí, una mirada curiosa pero no agresiva ni nada como las que normalmente ella me lanzaba en la escuela. Los adultos trataron de hacernos la plática, pero la única que respondía era Beatriz (y no muy cortésmente), yo me limitaba a asentir con la mirada.

 

Al terminar de desayunar, la mamá de Beatriz y ella se levantaron, hablaron un rato a solas y después dijeron que tenían que salir pero que no iban a tardar, el señor Daniel se iba a quedar en nuestra casa hasta que ellas volvieran. “Buena suerte” les dijo él con una taza de café en la mano, mientras ellas salían de la sala hacia la calle. Mi mamá jaló a mi hermano y a mi papá por un lado para hablar, dejándome a solas con el señor en la sala. Me daba coraje todo esto, sabía que algo estaba pasando pero nadie quería decirme nada, ahora mi familia estaba llevando a cabo una junta secreta, seguramente para decidir qué hacer ahora… ¡Y sin contar conmigo! ¡Yo debería de tener voz y voto en todo esto! Seguramente que por mi mal humor, por eso no me hablaban. Bufe de coraje y me cruce de brazos. Escuchaba a los niños jugar en el patio con una pelota.

 

-Entiendo que esta situación no te guste-dijo el señor Daniel viéndome tranquilamente-debe de ser muy difícil-lo mire con atención pero no le respondí-se ve que tienes un carácter bastante difícil, mi hija ya me lo había comentado-le dio otro sorbo a su café, yo seguía sin responder-y que tampoco eres buena socializando-se río un poco, parecía no importarle nada mi carácter-me da gusto saber que mi hija al menos nota eso en ti y le sigues gustando.

-¿Perdone?

-Nada-dejo su tasa en la mesita-espero puedas cuidar bien de los niños, nosotros les ayudaremos en lo que podamos. Lo cierto es que jamás pensé que Beatriz fuera a casarse, nadie que tuviera un sano juicio lo haría-me llamaba la atención la forma del señor Daniel de referirse a su hija, él sabía muy bien qué clase de persona era ella-mi esposa y yo la consentimos mucho, quizás demasiado y nunca nos preocupamos por su carácter, ella puede ser muy persuasiva y nunca se rinde hasta obtener lo que desea, es muy obstinada, presumida y bastante consciente de lo que hace, para ella normalmente el fin justifica los medios, nació con una belleza inigualable, eso sumando todas sus características, la hace una persona por completo diferente al resto, yo llegue a dudar muchas veces de que pudiera casarse o que alguien soportará su forma de ser. No estoy diciendo que detesto a mi hija o algo por estilo, al contrario, la amo mucho y sabía que en algún momento alguien iba a enamorarse profundamente de ella, al grado de soportarla muy bien, mejor que mi esposa y yo.

-Yo no estoy enamorada de ella, mucho menos apreciarla-dije seriamente, el señor no parecía sorprendido.

-Lo entiendo, quizás no lo sepas pero ella lleva tiempo fijándose en ti, sabe que ella no es de tu agrado y que ni siquiera deseas estar con ella, pero no puede evitarlo. No te estoy diciendo que te enamores de ella, sólo me inquieta saber qué va a pasar ahora, con los niños aquí, pues esos pequeños son la prueba de que en un futuro ustedes dos van a estar juntas. Lo que sí es cierto, es que no eres del tipo de persona que normalmente mi hija suele elegir como pareja.

-¿A qué se refiere?

-Verás…

-Perdonen la tardanza-mi mamá entro por la puerta que daba al patio, seguida de mi papá y mi hermano. Estaban tiritando de frío de haberse quedado fuera-teníamos varias cosas de las que hablar.

-No se preocupe-dijo el señor Daniel, levantándose del sillón y sacando su celular, alguien le llamaba-si me disculpa, debo de atender la llamada-salió hacia la cocina.

-¿No creen que debieron de haberme contado en aquella junta suya?-les pregunte de forma retadora y amenazante.

-Quizás-dijo mi hermano-pero de cualquier forma te íbamos a decir ahorita de qué hablamos, es una decisión definitiva-todos ellos se sentaron frente a mí.

-Estuvimos hablando de los niños y de lo que ahora va a pasar-dijo mi papá entre cruzando sus dedos-es obvio que no sabemos por cuánto tiempo los niños se van a quedar aquí, pero que son miembros de nuestra familia es innegable, aún si no son de forma sanguínea.

-Saber que la familia de Beatriz piensa lo mismo, es un alivio muy grande-dijo mi mamá, sirviéndose café-ahora debemos de cuidar de los niños todos, más ustedes dos al ser sus madres, pero es claro que esos niños las necesitan a las dos

-Además, ellos no deben de estar separados jamás, se hicieron mucha falta estando lejos uno del otro-dijo mi hermano-Isabel, deberías de entenderlo mejor que nadie, al ser mi hermana melliza.

-Veremos la forma de sacar todo esto adelante.

-¿Qué están tratándome de decir?-pregunté irritada-¡Al grano!

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-Que a partir de ahora, tanto los niños como Beatriz se van a quedar a vivir en esta casa-dijo mi mamá dejando su tasa.

-¡¿Qué?!-grite mientras me levantaba de golpe-¡¿Pero qué demonios?! ¿Por qué?! ¡Están locos!

-¡Isabel, cálmate!-mi papá también se levanto y se puso frente a mí, de una forma autoritaria que tenía años de no ver en él-¡Las familias no deben de estar separadas! ¡No cuando hay pequeños de por medio! ¡Como su madre deberías de saberlo! ¡Hay una razón por la que ellos están aquí y pensamos que tal vez sea para juntarlas! ¡Deberás de soportarlo mientras esto dure! ¡Los niños necesitan a sus madres al menos bajo el mismo techo! ¡Cuidando de ellos y queriéndolos!

-¡Pero papá!

-¡Nada de “pero”, Isabel! ¡Escucha a tu padre!-mi mamá me levantó la voz.

-¡Ustedes son todo lo que esos niños necesitan ahora! ¡Vas a aprender a llevarte bien con Beatriz te guste o no! Y en cuanto a Valeria-mi papá pareció relajarse-bueno… en eso no podemos ayudarte ni decirte qué hacer, sólo piensa en lo que es mejor para los niños y para ti.

 

Yo me quede parada y atónita, viendo al suelo y completamente enfurecida, ¡¿Qué carajos estaba de mal en este mundo?! ¡No, definitivamente no quiero! ¡Entiendo que los niños no puedan estar separados! ¡Pero Beatriz y yo juntas es otra cosa! ¡Jamás!

 

-Hermana, cálmate-Héctor me tomo de las manos-entiendo que esto no te guste pero trata de calmarte.

-¡Déjame!-aparte con enojo sus manos de las mías.

-¡Esto es ahora una responsabilidad para ti, Isabel!-mi mamá igual se paró hacía mí-¡Hazte cargo de lo que la vida te ha dado! ¡Tienes a unos niños maravillosos que te necesitan! ¡Y a Beatriz también la necesitan! ¡Tómalo seriamente! ¡Sé responsable!

 

“Responsabilidad” una palabra maldita para mí, siempre he vivido bajo ese ideal de responsabilidad, ser ejemplo a seguir y convertirme en líder algún día. “Honor, responsabilidad, orgullo, amabilidad, respeto” han sido todo lo que tratado de seguir en toda mi vida, aún si eso me lleva a hacer cosas que no me gustan, no puedo ni debo de quejarme, esa siempre fue mi idea de vivir, mis padres me lo inculcaron bien, “Donde fueres, haz lo que vieres” ese es uno de los tantos legados de mis padres en mí, con el tiempo entendí que era hacer lo que pudiera, aun si no me gustaba el fin o la forma de lograrlo, eso implicaba también las habilidades sociales y físicas, entre las primeras… ser amable y respetuosa hasta con los que me caen mal y sacarle provecho a las situaciones más adversas. Todo esto seguramente ustedes ya lo habrán notado anteriormente de mí. Y ahora mi madre usaba todo eso en mi contra… sabía que no iba a poder negarme una vez que me dijera eso. ¡Carajo!

 

-Bien, así… cálmate-dijo mi hermano, dándome palmaditas en la espalda, mientras que yo con lágrimas en los ojos, aceptaba lo que ahora fuera a pasar.

 

Entonces, el señor Daniel entró en la sala, guardando su celular en su estuche en el pantalón. Se veía serio, sacó un cigarrillo y lo prendió sin siquiera avisarle a mis padres, ellos detestan que alguien fume en casa. Con todo lo que estaba pasando, pronto me vi tentada a pedirle un cigarrillo para calmar mis nervios, sentía como mis manos y pies temblaban y mis lágrimas resbalaban por mi rostro.

 

-Bueno, mi esposa e hija ya llegaron a casa y van a traer consigo las cosas de Merak y las de Beatriz.

-De acuerdo-dijo mi madre, ocultando su desagrado al detectar el olor del cigarro quemándose.

-Lamentamos importunarles con todo esto. Pero en nuestra casa no creo que les guste quedarse, mi esposa y yo nunca estamos. Los niños necesitan un ambiente familiar más adecuado para ellos, además el cuarto de Beatriz no es tan grande como para tener a cuatro durmiendo en él.

-Eso me temo-dijo mi madre, sosteniéndome fuerte, se dio cuenta de que no me estaba sintiendo bien-con gusto los vamos a recibir en nuestra casa, sean bienvenidos de venir cuando quieran.

-Gracias, son mi hija y mis nietos, siempre que pueda vendré. Sin embargo, tampoco abusaremos mucho de su hospitalidad, por ahora se quedarán con ustedes, pero nuestra intención es que también en un tiempo, los niños e Isabel sean recibidos en nuestra casa a vivir por un tiempo.

 

Los adultos y mi hermano siguieron platicando del asunto y pronto me vi sumida en una inmensa confusión, si mi vida de por sí ya estaba yendo en declive, ahora era peor, muchos pensamientos surgieron en mi cabeza y a la vez ninguno, era como si de nuevo me sintiera ajena a todo lo que ocurría y de lo único que estaba segura, es que a partir de ahora mi vida ya no sólo sería mía. Lo único en lo que mi mente pensaba en ese momento, era “responsabilidad” y de cómo su significando se iba apropiando de mi mente.

Notas finales:

¿Y qué les ha parecido?

Ya saben, dejen reviews y todo eso n.n

DE PREFERENCIA, MIRAR EL VIDEO DE YOUTUBE :) PUEDE INTERESARLES, SALUDOS

IRIE RYUEN


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