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Solo un minuto. por CherryVampire

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Notas del fanfic:

Esto es lo que sucede cuando tienes un yeso en la pierna y nada que hacer.

LEANLO MIENTRAS ESCUCHAR ESTA CANCIÓN: CRY, CRY - T-ARA (BALLAD VERSION)

7 años. 7 años han pasado desde que mi vida dio un giro completamente. 7 años de llorar en silencio. 7 años de desear estar a su lado. 7 largos años desde que perdí a la persona más importante para mí…7 años desde la muerte de mi adorado príncipe, Donghae.

 

Appa! –Esa dulce y aguda voz me sacó de mis pensamientos.

Divisé a esa pequeña niña que corría hacia mí con una mochila en su espalda.

Era Seoyeong. Mi hija o más bien, nuestra hija.

Me arrodillé y extendí mis brazos para poder abrazarla, me recordaba tanto a él.

Tenía el cabello castaño y lacio, ojos marrones y mejillas rosadas, en pocas palabras, era igualita a Donghae.

-¿Cómo estás preciosa? –Le pregunté en un susurro.

-Bien, ¿iremos a ver a mamá? –Preguntó.

Esa pregunta me desconcertó por completo, ¿cómo es que sabía la fecha de la muerte de Donghae?, ella solo tenía 3 meses cuando su madre, como había comenzado a decirle a Donghae, había muerto.

-¿Cómo es que lo sabes? –Le pregunté mientras la miraba fijamente.

-El tio Heechul me lo dijo –Respondió sonriente.

Posé mi mirada en Heechul quien estaba a mi lado junto a Siwon.

-Ella preguntó y yo solo respondí –Contestó la princesa.

Suspiré y me paré, tomándola de la mano.

 

Muchas cosas habían cambiado durante la ausencia de Donghae, Super Junior había terminado y cada uno de los miembros habíamos tomado nuestro camino.

Heechul y Siwon estaban casados y tenían dos hermosos hijos, Ian de 6 y Seung de 2 meses y medio. Shindong vivía en Mokpo junto a su prometida. Kyuhyun y Sungmin ya no estaban juntos, Kyuhyun decidió seguir su carrera en solitario y Sungmin vivía en Miami, junto a su novio Aaron. Kangin y Leeteuk vivían juntos en una casa cerca de la playa y habían conseguido adoptar a una pequeña niña llamada Luna. Henry y Zhou Mi vivían juntos en New York y planeaban casarse el año entrante. Yesung y Ryeowook esperaban a su primer hijo mientras que yo, vivía en una casa grande en un barrio lujoso junto a mi hija de 7 años, Seoyeong.

 

Mi vida había dejado de tener sentido con su partida, si bien el médico había dicho que no había nada que hacer y que probablemente aquel fatal accidente lo habría matado instantáneamente, cosa que no ocurrió, yo aún tenía esperanzas, esperanzas de algo que, en el fondo, sabía que no ocurriría ya que las heridas eran demasiado graves como para sanar.

 

Ese día le había pedido a Leeteuk que cuidara de Seoyeong mientras yo iba al cementerio a ver a Donghae cosa que no era cierto, bueno, lo era, pero no del todo.

 

-Cuídate preciosa –Le dije a la pequeña niña mientras me arrodillaba frente a ella.

Asintió y me abrazó dulcemente.

Sabía que era una estupidez pero no había otra manera de calmar este maldito dolor que tenía 7 años ocultando a todo el mundo, pretendiendo que todo estaba bien, cuando todo este dolor estaba matándome lentamente.

Había metido en su pequeña mochila rosada, sin que se diera cuenta, todos sus documentos y lo que Leeteuk necesitaría para cuidar de ella, así como una fotografía de ella y yo, junto a otra de su madre.

-Recuerda que te amo demasiado… -Le dije mientras aún la abrazaba.

-También te amo papá –Respondió.

Las lágrimas ya caían por mis mejillas silenciosamente mientras me despedía de mi pequeña.

-¡Adios papá! –Gritó mientras agitaba su pequeña mano, en señal de despedida, ignorando lo que ocurriría más tarde.

Esa sería la última vez que la vería, sabía que Leeteuk la cuidaría mejor de lo que yo lo había hecho.

 

Las lágrimas caían rápidamente por mis mejillas mientras recordaba lo sucedido hacía unas horas.

Miré de nuevo el pequeño sobre amarillo y lo deje sobre la mesa de la sala.

Caminé hasta el baño y tomé uno de los frascos anaranjados que había allí.

Saqué un puñado y me lo metí en la boca mientras tomaba un gran trago de la botella de vodka que llevaba en la mano.

Caminé hasta la sala y comencé a sentir el efecto de las pastillas, sentí como mi vista se nublaba y caí al suelo.

Sonreí por un segundo y lo vi…estaba parado junto a mí, mirándome con tristeza.

No sabía si era el efecto de las pastillas o que pero se sentía tan bien tenerlo junto a mí.

Tomó mi mano y la apretó ligeramente.

Había comenzado a costarme demasiado respirar y sentía como mi pulso se aceleraba hasta tomar un ritmo bastante alocado.

-N-no sabes…cuanto hubiera…dado por estar contigo…aunque fuera… solo un minuto –Susurré.

-Calla, pronto lo estarás mi vida, solo duerme y pronto estarás junto a mí…Saranghae – Susurró Donghae mientras acariciaba mi cabello.

Cerré los ojos y dejé que todo sucediera, dejando atrás mi vida en este mundo de dolor y sufrimiento.

 

Ahora, mientras miro crecer a mi hija siento una cálida mano sobre la mía, es Donghae, quien me sonríe ampliamente mientras se recuesta sobre mi hombro, invitándome a estar con él, a su lado, no solo un minuto si no… por siempre.

               


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