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Olvido por Bpolarjen

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Notas del fanfic:

No me decidi a darle una OTP a esta historia, elijan ustedes, son libres de usarlo con su OTP.


 


Espero sea de su agrado lo escribi tratando de olvidar el dolor de cabeza que me esta matando en estos momentos.


 


Si quieren me puden dejar sus comentarios por aqui o por twitter @A_ForAnarchy 


 


Nos leemos despues, abrazos a todas y gracias por comentar

Notas del capitulo:

A leer...

Cada embestida era más errática que la anterior, sus ojos trataban de enfocarse en un punto muerto en la pared para continuar, el cuerpo atrapado entre sus brazos temblaba siguiendo el ritmo, tenía que complacerlo, eso era lo único que en su mente, debía dejarlo marcado con besos, que su aroma se grabara en su piel de tal forma que nunca lo abandonara, porque esta sería la última vez que se encontrarían y se dejarían llevar por ese amor prohibido, su última oportunidad para ser felices, el calor en su vientre iba aumentando, sabía que le quedaba poco, no hay ahí más para brindar, una, dos, tres estocadas más y se impulsó con toda la fuerza que le quedaba, ese último jadeo fue su adiós.

 

Siempre presumió de ser un caballero, nunca había incumplido una promesa pero hoy deseaba más que nunca hacerlo, no era adicto al dolor eso lo tenía claro, pero parecía que lo fuera al someterse a la tortura que dentro de menos de una hora se realizaría, hoy lo vería sonreír para otra persona, hoy su amor se entregaría a otros brazos y jamás volvería a su lado, siempre quiso creer que el amor era más que suficiente, pero tarde comprendió que no solo de amor se vive y que él nunca sería suficiente.

 

Las campanas sonaban marcando la hora de su muerte, era la burla a su dolor, sonreía porque el protocolo se lo pedía, no porque lo sintiera, busco con desespero una última vez esos ojos que antes lo miraban como si fuera su universo pero ya no brillaban por él, su corazón dejaba de latir con cada frase que salían de esos labios que besó hasta que lograba saciar su sed una lagrima resbalo por su mejilla, la única que permitiría salir por lo que no fue.

 

Demasiados inviernos pasaron frente a sus ojos, fueron tantos que perdió la cuenta después del primero o tal vez era que no quería pensar más él, tomo su maleta con unas cuantas cosas y partió sin rumbo alguno, necesitaba un nuevo aire, una nueva vida, se despidió de unos pocos con palabras vagas que no decían nada aunque tampoco era su intensión decir más, dejó atrás todos los recuerdos buenos y malos que los unieron, quiso ir a verlo una vez más pero no lo hizo por respeto al juramento que los alejó, ese día era el primero de muchos que esperaba fueran mejores que el anterior.

 

Olvidar no es posible, cuando amas de verdad siempre algo recordara los momentos que se compartieron con el ser amado, llega el punto en el que odia todo lo que alguna vez significo, las canciones, la comida, la ropa, las películas, los días soleados, la lluvia, hasta el aire, despertar durante mucho tiempo maldiciendo el existir, pero aunque se demore y duela, en algún momento encontrara el equilibrio entre lo bueno y lo malo y podrá seguir, siempre faltara algo, pero será algo que en algún punto de su vida recuperara.

 

El sonido del teléfono taladraba su cabeza, mal día para que alguien lo buscara temprano cuando el día anterior había bebido hasta el agua del inodoro con sus nuevos conocidos, un cuerpo caliente lo sujetaba como si fuera un amarre, con cierta delicadeza se desprendió de aquel que se encontraba a su lado, una oportunidad para tratar de recordar cómo se llamaba, era lo menos ya que le debía un excelente orgasmo, se levantó de la dejando ver su esbelto cuerpo con piel dorada como el sol, golpeo su pie con la mesa de noche, ahogando el grito poco masculino que casi soltó, camino cojeando hasta el buro frente a él dispuesto a decirle unas cuentas verdades al que lo interrumpía, tomo la llamada sin fijarse en el identificador y no alcanzó a decir nada cuando escucho la voz que deseo olvidar, volteo a mirar hacia su cama y envolviéndose con una toalla que tenía a la mano la cintura salió rumbo a su sala para torturarse una vez más. Esta vez no prometió ir, por lo visto a él no le había bastado con torturarlo una vez, ahora quería que fuera al bautizo de su primogénita, vaya burla, dijo que lo intentaría, que lamentaba el tal vez no poder asistir debido a sus ocupaciones, al otro lado de la línea solo se escucha el reproche y la ira contenida, ¿No había tenido suficiente?, por lo visto no, en algún punto de la historia él fue el malo, estaba a punto de colgar la llamada dispuesto a no tolerar más su actitud cuando la línea quedo en silencio cuando se escuchó una voz fuerte y clara llamándolo a sus espaldas, miro la hora y ninguna excusa sería creíble, aunque no era su deber aclarar nada, él ya había perdido ese poder, alcanzo a oír un haz lo que quieras y el tono muerto reemplazo su voz, por lo visto Dios por una vez tuvo un poco de misericordia de él, se levantó dejando a un lado su teléfono, hoy era su día libre y lo aprovecharía envuelto en las largas piernas que caminaban a su habitación.

 

Lo odiaba, con todo su corazón lo odiaba, era el hijo de puta más grande, ¿Cómo se atrevió a llamar a su familia e invitarlos?, claro ahora debía asistir, porque quien soportaría a su madre diciéndole que era hora dejar ir, que ese amor no le convenía, que viera la buena vida que tenía él al haberse casado con una mujer, si esa era su forma de castigarlo por haber continuado con su vida después de lo que tuvieron, lo consiguió, pero no le daría el placer de regocijarse en su dolor, no esta vez no lo permitiría, marco el número que ahora conocía de memoria e invito a las dulces piernas que ahora le hacían buena compañía, era hora de poner las cosas en su lugar.

 

El camino a casa fue rápido, las calles no habían cambiado mucho, pensó que los recuerdos lo golpearían hasta dejarlo sin sentido pero no fue así, por el contrario una paz lo invadió por completo, toco la puerta del lugar que una vez llamo hogar sujetando con fuerza la mano de su acompañante, estaba orgulloso de quien era, no pensaba ocultarse más aún si con eso alejaba a su familia. Decir que las cosas fueron buenas en su casa sería una mentira, su madre no pudo ocultar su cara de decepción al verlo llegar con un hombre, pero al final tuvieron que aceptarlo porque él no estaba dispuesto a ceder su felicidad de nuevo por complacer a otros, por comodidad reservo una suite en un hotel para que su pareja no se incomodara, ese día dejó el ultimátum, o lo aceptaban o se podían ir olvidando de su existencia, se despidió de su familia diciéndoles que se verían el día de la fiesta, salió caminando con paso firme y sintiéndose fuerte con la mano que le sujetaba.

 

El día de la fiesta llego, se vistió con sus mejores galas, el tiempo solo había hecho de él un hombre más fuerte, sus rasgos se acentuaron y su porte aumento, su acompañante se veía perfecto enfundado un traje que combinaba con sus ropas, hoy era su cierre y lo disfrutaría al máximo. Llego con treinta minutos de retraso, no quería dañarle a todos la sorpresa, toco el timbre del lugar y puso su mejor sonrisa, ocasionalmente giraba a ver a su pareja y le guiñaba el ojo con picardía, si algo le agradaba es que no necesitaba decir mucho con él para que lo comprendiera, cuando la puerta se abrió, vio a la mujer que en algún momento deseo odiar con todo su alma, ella le sonrió con dulzura y le abrazo como si fueran amigos de toda vida, devolvió el abrazo con cierta incomodidad al recordar que horas antes de su matrimonio él había marcado a su esposo, presento a su acompañante ganándose una mirada de asombro, que después fue reemplaza por una de incredulidad, ingreso en la casa que conocía mejor que su propia dueña, no en vano la escogió y siguió a la anfitriona hasta el festejo. Podía sentir la mirada llena de odio que le daban desde el otro lado la de la fiesta, sus viejos amigos le rodeaban felicitándolo por su pareja, el rubor ocasionalmente teñía sus mejillas cuando contaban anécdotas vergonzosas suyas, extrañaba esto, se disculpó por unos instantes para poder visitar el baño, en el trayecto saludo a varios que no había visto y tan pronto como ingreso se vio en el espejo frontal, el recuerdo del primer día que paso en esa casa llego a su mente, en aquel momento se creyó la persona más afortunada del mundo, ahora solo era algo que paso y en este punto solo sería un recuerdo para dañino para él, termino con sus asuntos y justo cuando se disponía a salir fue empujado con fuerza dentro de nuevo, su espalda fue a dar contra el mesón del baño, levanto la cara para ver quien lo empujo y no le extraño encontrarse con esos ojos cargados de odio, se irguió aprovechando al máximo su estatura dejando en claro que no se intimidaría, una sonora cachetada resonó en las cuatro paredes, acaricio su mejilla sin perder de vista a su atacante, guardo silencio y como si nada paso por su lado abrió la puerta y antes de decir dijo el punto final “Duele no es así”, abandono el lugar con paso firme para ser detenido por una mirada triste, ella lo miraba llena de dolor, bajo la cabeza pidiendo algo de perdón, paso por su lado yendo directo hasta el jardín, se despidió de todos rápidamente, sujeto a su pareja y salieron de ese lugar sin mirar atrás, ese fue su cierre.

 

Varias semanas pasaron después de la fiesta, no supo nada de su familia o amigos después, se ocupó con trabajo, viajes y su nuevo acompañante que poco a poco se ganaba un lugar especial en su vida, los días que no descansaba las pasaba bebiendo vino y escuchando música clásica a la luz de la chimenea, finalmente se sentía libre y no sabía cómo disfrutar de esa libertad, ocupado viendo caer la lluvia por la venta escucho el timbre de su teléfono, lo tomo y fijando sus ojos en el identificador, dio un largo suspiro y dejo perder la llamada, ya se había acostumbrado, el pitido de mensaje de voz sonó de nuevo y desmarcando el código de acceso y presionando el buzón de voz tan pronto como escucho la opción elimino el mensaje sin oírlo, tal vez nunca olvidaría, fue su primer amor, pero si podía hacerlo a un lado como a él lo hicieron e intentar ser feliz en compañía de su nuevo amor.

 

Finalmente comprendió que existen personas que nos marcan, para bien o para mal, pero solo debemos dejar a nuestro lado a las que nos hacen bien y descartar a aquellas que nos hacen mal, el ruido de las llaves en la puerta lo saco de su pensamientos, levanta los ojos para verlo llegar, allí esta él, con su sonrisa, tal vez no todo para él esta perdido.


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