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El hijo de la amiga de mi madre. por QueenOfYaoiland

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Notas del fanfic:

Esta historia va dedicada a Mylo | Milicienta | Milipichis | Shina o como ella decida llamarse, porque ya le debía muchas, y es una excelente niña que conocí cuando apenas comenzaba en los foros.

 

¡Te quiero! :)

Notas del capitulo:

Planeaba hacer un one-shot, pero las ideas empezaron a brotar de la nada y... digamos que será una historia bastante corta. ¿Tres o cuatro capítlos? Tal vez más, tal vez menos.

— Hola, mi nombre es Yeol; Park Chan Yeol.


Sus zapatos toscos y feos, su ropa comprada en la sección de ñoños, lentes gruesos de fondo de botella, brackets llenos de comida, granos de pre pubertad, voz chillona y molesta, cabello negro) cortado como si fuese un hongo. Eso era Chanyeol.


Baekhyun sonrió con incomodidad mientras era obligado a saludarlo. Ese niño —porque era dos años menor que él, por lo tanto un niño— era la definición perfecta de persona molesta. Lo conocían desde que tenía memoria, pero siempre que se encontraban, Yeol se presentaba como si fuese la primera vez. Tan molesto.


Chanyeol era el hijo de Park Eungi, la mejor amiga de su madre; una mujer hermosa y madre soltera, era la persona más amable y cariñosa que jamás conoció en sus catorce años.


¡Pero su hijo era una molestia!


Yeol siempre se encontraba obsesionado con algún tema; dinosaurios, autos, superhéroes, o lucha libre. Era demasiado afectivo para gusto del mayor, encimoso; abrazaba con demasiada fuerza y si se atrevía a besar la mejilla de Baek, esta quedaba llena de saliva. Parecía que podía hablar hasta por los codos. Y lo peor de todo, demasiado inocente para funcionar.


Su madre insistía en que Yeol era un gran niño, y que debía forjar una buena amistad con él. Baekhyun sabía que su madre solo se creaba un a telenovela en su cabeza, una donde él y el feo Chanyeol terminaban juntos.


Pero mientras Baek estuviese en su sano juicio, jamás se fijaría en Chanyeol.


— Baek, ¿quieres jugar con mis dinosaurios? —Le preguntó con una sonrisa.


Ambos se encontraban alejados de la fiesta que se llevaba a cabo en el patio de la casa Park, más específicamente en el cuarto del menor, ya que sus madres habían insistido en que fueran a jugar juntos, por ser los únicos menores del lugar. Ya no soy un niñito, mamá. Chanyeol era hijo único, por lo tanto, su cuarto era enorme y tenía tantos juguetes como quisiese.


— No, gracias. —Respondió entre dientes mientras se dejaba caer en la mullida cama y revisaba su celular.


Un mensaje de su mejor amigo había llegado; "¿Vienes a mi casa?". Suspiró molesto mientras respondía: "No puedo. Estoy atrapado con Súper Ñoño y sus estúpidos dinosaurios". Baekhyun casi podía escuchar la carcajada que Luhan había soltado desde donde quiera que se encontrase. No pasaron ni dos minutos cuando un nuevo mensaje llegó: "Que te diviertas entonces, solo no arruines su inocencia".


El chico castaño suspiró frustrado mientras guardaba su teléfono en su bolsillo. Alzó la mirada y encontró al dueño del cuarto tirado en el suelo mientras hacía ruiditos raros que aparentaban ser los rugidos de los pequeños dinosaurios de plástico en sus manos. Sonrió como un gato malvado con un plan entre manos.


— Yeol —le llamó y en seguida, el chico azabache le miró de inmediato— ¿en qué grado estás?


— Terminé el sexto grado —sonrió emocionado—. Saqué buenas notas, ya que estuve tomando algunos cursos de regularización, en esos cursos conocí a Seola, ella-...


— Sí, sí, sí —cortó el discurso del menor y se levantó de la cama—. Dime algo, ¿alguna vez has besado a alguien?


Chanyeol se incorporó del suelo, sentado frente al castaño, con la cara roja y una sonrisa tonta e inocente. Desagradable, pensó Baek mientras disimulaba una mueca.


— ¿B-Besar? Bueno, no. —El mayor sonrió satisfecho.


Baekhyun llevó sus manos detrás de su espalda y comenzó a avanzar lentamente hasta donde Chanyeol se encontraba. El menor, aún rojo como tomate, retrocedió aún sentado hasta que se topó con la pared y se vio acorralado por el cuerpo del castaño. Chanyeol se levantó como resorte, descubriendo que era ligeramente más alto que el mayor, por apenas unos centímetros, pero debido a la incómoda situación, el azabache se sentía tan pequeño e intimidado.


— ¿Te gustaría que te besara? —El castaño sonrió con malicia mientras ladeaba ligeramente el rostro.


Chanyeol tragó grueso, mientras asentía tímidamente. Baek cerró los ojos y juntó sus labios por apenas unos segundos, descubriendo que por tantos dulces que tragaba, lo labios del menor sabían a azúcar. El más alto sintió que las rodillas le temblaban y se dejó deslizar por la pared de su cuarto hasta caer de sentón en el suelo.


Baekhyun rió entre burla y enternecido por su reacción. Alto. Enternecido no. Borró su sonrisa y se cruzó de brazos.


— No le digas a nadie, Chanyeol, o te mato —amenazó al chico que aún seguía en su ensoñación, para después salir de la habitación y regresar a la fiesta.


[...]


— ¡Baek!


— Ay, por Dios —susurró mientras se cubría el rostro con una mano.


— ¿Qué sucede? —Preguntó su acompañante mientras le miraba.


— Nada, vayamos por el otro lado —ordenó mientras daban media vuelta en medio del centro comercial.


Pero era demasiado tarde. Chanyeol los había alcanzado.


— Oye, Baek, mi mamá dijo que vendrías hoy a mi casa, tu mamá está muy preocupada porque no te encuentran.


— Ahora no, Yeol.


— ¿Lo conoces? —Preguntó el tercero al castaño.


— Para nada.


— ¡Pero si somos novios!


El chico que era la actual cita de Baekhyun se largó a reír mientras soltaba la mano del castaño. Baek se quedo estático ante esa reacción y sólo alcanzó a fulminar con la mirada al azabache recién llegado.


— No sabía que te gustaban lo niños, Baek. Lamento interferir en ti sólida relación. Adiós. —Se dio media vuelta entre risas mientras metía sus manos en la cazadora negra y se marchaba sin escuchar la explicación del castaño.


— ¿Por qué dijiste eso? —Reclamó el mayor.


— Porque es verdad. Los novios se besan, ¿no? —respondió Chanyeol.


— ¡No! Te besé una sola vez... Ni siquiera cuenta como un beso real. No soy tu novio, ni siquiera soy tu amigo. Déjame de molestar, no me agradas. Te hablo sólo porque mi mamá me obliga.


Los ojos del azabache se aguaron y Baekhyun bufó con hastío, lo que le faltaba. Chanyeol se dio media vuelta, mientras salía llorando del centro comercial. El castaño ahora estaba hundido en la vergüenza porque las personas a su alrededor le miraban como bicho raro.


No cabía duda, Park Chanyeol era una total molestia en su vida.


[...]


Su madre lloraba entre triste y feliz a un lado de la camioneta de Eungi; ambas amigas se abrazaban y lloraban mientras hacían promesas de no perder contacto y verse tan pronto como les fuese posible.


Baekhyun rodó los ojos mientras se mantenía cruzado de brazos en su lugar.


En el asiento del copiloto, divisó la afligida figura de Chanyeol, quien mantenía la mirada perdida en algún punto entre sus manos. Baek se mordió ligeramente el labio inferior. El niño azabache llevaba dos semanas sin hablarle o siquiera mirarlo, y un raro sentimiento llamado culpa empezaba a carcomer el subconsciente de Baekhyun.


Tal vez, lo mejor sería disculparse, total, dudaba que alguna vez lo volviese a ver, y si era el caso, era mejor reencontrarse en buenos términos.


Después de una mini batalla interna, se decidió acercar a la ventana del auto, pero un fuerte abrazo que casi lo ahoga y le impidió realizar su acción, lo retuvo en el cuerpo de Eungi.


— Mi niño —habló maternal—, prométeme que no crecerás mucho y cuidarás de tu madre.


— Lo prometo —contestó con el poco aire que le quedaba.


— Entonces nos vamos —se subió al auto—. No es un adiós, sino un hasta luego.


— ¡Hasta luego! —Gritó su madre al auto en movimiento.


Oh, bien. No pudo disculparse. Pero tampoco era el fin del mundo. Además, una decepción amorosa ayudaría a que Chanyeol madurara y no había necesidad de guardar rencores. Al final las cosas se solucionarían por sí solas, ¿no?


[...]


El último año de la preparatoria era la muerte. Pensaba Baekhyun mientras él y Luhan se rendían ante otro examen reprobado, hundidos entre los libros de la solitaria biblioteca del instituto. Baek acarició su ahora rojiza cabellera mientras releía el mismo párrafo por tercera vez sin entender nada.


— Mejor consigo a un marido rico que me mantenga —bromeó el chino desplomándose en la mesa y haciendo a un lado las fotocopias que habían ordenado antes.


— Como si tuvieras esa suerte.


— ¡Alerta! —El rubio se acercó a Baekhyun sin despegar la mirada de un punto en la entrada del lugar—, chico lindo entrando en tres, dos, uno...


El chico de cabellos rojizos siguió la mirada de su mejor amigo hasta toparse con la silueta de un atractivo sujeto que caminaba hasta la recepción de la biblioteca con dos libros en una mano. Alto, demasiado alto; ojos grandes, al igual que sus orejas, pero eso se compensaba con lo fuertes brazos que se asomaban por la camiseta deportiva del uniforme; cabello blanco, asomando apenas unas raíces azabaches, un poco largo y peinado hacia atrás; cuando llegó con la bibliotecaria, mostró una hermosa sonrisa de dientes perfectamente blancos y derechos en medio de unos labios finos.


— Lo aparto —susurró el rojizo con una sonrisa de gato malvado creciendo en su boca.


— ¿Qué? ¡No! Yo lo vi primero —reclamó el chino, con un puchero—. Como sea, ¿será nuevo?


— Obviamente, ¿crees que un sujeto como él pasaría desapercibido? —Luhan se encogió de hombros—. Iré a saludar.


— Ey —regresó a Baekhyun a su lugar apenas vio la intención de este al tratar de ponerse de pie—, tranquiliza tus hormonas, que todavía tenemos un ensayo de ocho cuartillas por hacer.


— Sólo tomará un minuto —pero era demasiado tarde, el alto de cabello blanco se había ido. Bufó.


[...]


— ¿Vecinos nuevos? —Escuchó la voz de su amigo rubio a través de la bocina de su celular.


Un escandaloso camión de mudanzas se estacionaba en la casa de al lado, impidiendo a Baekhyun hacer su tarea, quien veía la escena desde la ventana de su habitación.Y al notar que se trataba de nuevos vecinos, hizo lo primero que se le ocurrió, llamó a Luhan. Los vecinos parecían ser una familia pequeña, pues no había muchos muebles, describía el rojizo.


— ¡No! 


— ¡¿Qué?! —Preguntó alarmado el chino.


Era imposible lo que los ojos de Baek veían. El lindo chico de cabellos blancos que encontró en la biblioteca salía de la casa de junto y se dirigía a la puerta de su casa. ¡¿Qué hacía?! Se miró al espejo y comprobó que lucía perfecto, le sonrió a tu reflejo.


— Te cuento mañana —fue lo último que le dijo al teléfono antes de colgar, ignorando los quejidos de su amigo del otro lado de la línea.


Un grito de emoción por parte de su madre lo alarmó. Esa mujer lo asustará , pensó mientras bajaba corriendo las escaleras y encontraba al vecino de cabello blanco en el umbral de su hogar, mientras le sonreía a su madre. La mujer notó la presencia de su hijo y abrió los ojos con emoción.


  — Baek, amor, saluda a Chanie. 


 

Notas finales:

Gracias por leerme UuUr

PiaPia


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