— ¡Yoongi baja de ahí! –Jimin no tiene ni idea de cómo su rubio novio había logrado subir al librero y como el pobre mueble aguanta su peso.
— ¡No! –Grita Yoongi encogiéndose un poco más sobre su propio cuerpo y haciendo tambalear al librero.
—Vamos Yoongi, hace una semana que no te bañas. –Cada 2 días Jimin tenía que lidiar con eso, pero esta vez tenía tanto trabajo por ser fin de año que ni siquiera podía preocuparse por la higiene de su novio.
— ¡Me baño todos los días! No soy un sucio como tú. –Recrimina Yoongi moviendo su cola de un lado a otro y haciendo que el librero vuelva a moverse.
—No está considerado como “bañarse” el que te embarres saliva en las manos y luego las pases sobre tu cara y cabello, eso es aún más sucio. –Jimin brinca intentando tocar la cola de Yoongi pero el librero es demasiado alto para siquiera tocarle un pelo.
Yoongi hace una mala cara y el celular de Jimin suena, distrayendo al dueño del aparato y haciendo que el minino tenga la oportunidad de bajar rápidamente del librero sin siquiera lastimarse un poco (en esos casos Yoongi agradece infinitamente la parte gatuna en sus genes) y corre rápidamente hacia su habitación especial encerrándose para que Jimin no lo pueda obligar a bañarse.
El castaño se da por vencido y se sienta en el sofá para contestar la llamada y relajarse un momento de su ajetreada vida.
— ¿Jimin?
—Ah Tae, eres tú.
— ¿Ya lograste bañar a Yoongi?
—No, ya intenté de todo pero no quiere, ¡dice que ya está lo suficientemente limpio! –Grita Jimin intentando poner en vergüenza a Yoongi pero éste sólo aumenta el volumen de su música.
—Cuando salí al supermercado vi en la sección de bebés muchos juguetes de goma para la bañera y unas cosas llamadas “bombas de baño”, compré una porque se veían interesantes y pensé “Wow, tal vez esto le podría ayudar a Jimin”.
— ¿Qué son?
—Son bolas de sales efervescentes con aromas que ayudan a relajar, además crean burbujas y cuando la bola se acaba adentro hay un regalo sorpresa. Y tal vez a Yoongi le parezca divertido o interesante probarlas y por fin eso lo logre meter al agua.
—Suena interesante, pero supongo que Yoongi creerá que eso es demasiado tonto o algo por el estilo, ¡ya sabes cómo es de amargado! –Vuelve a gritar para que Yoongi escuche pero lo duda pues la música está demasiado fuerte. – ¿Dijiste que ayudan a relajar, cierto? Tal vez la compre para mí. De verdad necesito descansar un poco, últimamente estoy muy estresado.
—Bueno, por lo menos mi información te sirvió de algo. ¡Suerte Jiminnie!
—Gracias Tae, hasta luego.
Al día siguiente Jimin llega del trabajo con 3 paquetes de bombas de baño y galletas de chocolate que le daría a Yoongi solamente si decidía bañarse y algunas cosas más que necesita para llenar la alacena.
— ¿Me trajiste algo Jiminnie? –Yoongi se acerca rápidamente a inspeccionar las bolsas en cuanto ve llegar a su dueño, moviendo su cola de un lado a otro y con las orejas en alto.
— No, no hay nada para ti. –Las palabras son secas y sin ninguna emoción, Jimin aleja las galletas de la vista de Yoongi y las lleva al baño junto con las bombas de baño. –Me voy a bañar, puedes hacer lo que quieras mientras tanto, pero agradecería mucho si lavas los platos que hay. – El castaño está usando un tono enfadado y eso ni siquiera tiene que ver en algún plan para que Yoongi se bañe. –Me tardaré pero no te preocupes, estoy bien.
Después de decir esto se aleja hacía el cuarto de baño de forma pausada y lenta, de verdad su semana ha sido un infierno y el cansancio está haciendo estragos sobre su cuerpo, ruega porque la ducha y las sales aromáticas lo ayuden aunque sea un poco. Prepara el agua hasta que está en una temperatura agradable, y se despoja de su playera, pantalón y calcetines. Jimin está a punto de cerrar la puerta cuando Yoongi llega corriendo con una toalla sobre su hombro.
— Jiminnie… me quiero bañar. –Dice el gatito de forma firme. –Pero sólo lo haré si es contigo.
Jimin sonríe y comienza a creer que ese baño sí le servirá para relajarse. Asiente con la cabeza y el rubio se acerca hasta él dejando la toalla sobre el mueble que está junto al lavabo, quita toda su ropa y se mete a la bañera, Jimin lo imita. Yoongi le hace señas para que se recargue sobre su pecho y el castaño lo obedece (como siempre), en ese momento siente unas delgadas manos posarse sobre sus hombros y empiezan a hacer círculos relajantes sobre sus músculos tensos.
— Escuché que estabas muy estresado y todo el día estuve pensando en qué podía hacer para ayudarte, creo que esto es lo que realmente necesitas ¿no es así? –Pregunta Yoongi mientras sigue masajeando el duro cuerpo de su novio y echa un poco de jabón líquido para ayudarse a resbalar mejor. —Además también quería ver esas cosas que ayudan a relajar. –Termina con una sonrisa victoriosa cuando ve como Jimin voltea sorprendido.
— ¿Cómo es que sabes…?
—Jimin ¿no recuerdas que la mitad de mis genes están compuestos por genes de gato? Incluso con la música tan fuerte podía escuchar de lo que hablabas con Taehyung. – Ahora la cara de Jimin se ve preocupada pues recordó haber dicho algo malo de su novio el día anterior. –Sí, también escuché lo de amargado pero no te preocupes, luego me vengaré de eso. Ahora dime qué es eso que ayuda a relajar, tengo mucha curiosidad.
Jimin se estira un poco alcanzando un paquete azul con letras japonesas y lo abre, dejando a la vista una bola morada que empieza a deshacerse en cuanto entra en contacto con sus manos mojadas. El castaño ríe mientras siente como se empiezan a formar pequeñas burbujas de jabón en su palma y un delicioso aroma a moras inunda la habitación.
— ¡Déjame ver Jimin, yo también quiero jugar! –Yoongi deja el masaje en los hombros de su novio e intenta arrebatarle la bomba de baño.
Al final terminaron teniendo una pequeña batalla con agua y jugaron como si en realidad tuvieran 5 años. Esas bolas de sales aromáticas no sólo sirvieron para relajar a Jimin, sino que también hicieron que Yoongi decidiera bañarse más seguido pues “amo esas bolas de sal Jimin, además ahora quiero juntar toda la colección de los muñecos de plástico que vienen dentro de ellas”.