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Familia Cavallone por Ren Konae

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Notas del fanfic:

El día D18 puede hacer milagros, más si estoy de vacaciones. Disfruten. 

Notas del capitulo:

Primer capítulo de un fanfic corto, asumo no más de cinco. Donde se hará breves observaciones de la descendía Cavallone por parte de Dino. 

Objetivo I: diabólicos gemelos


 


La pluma que descansaba fue tomada de nuevo, leyendo con cuidado cada hoja antes de firmar. Él era el jefe de una importante familia no podía darse el lujo de firmar sin comprender qué decía esos papeles, un pequeño error podía costarle mucho a su familia, y ver cuál alianza entre esas familias sería la más indicada para ellos.


Las vocecitas alegres de los niños se escuchan por toda la mansión Cavallone. Dino sonrió al escuchar a sus pequeños en sus travesuras y a las niñeras en su frenética carrera por hacer que ellos se bañen. Decidió que era momento de un descanso.


Los pasillos de la mansión quedaron en silencio de pronto. Y Dino supo que había algo raro en ello, desde que los niños nacieron el silencio era un recuerdo borroso, algo imposible de alcanzar por esos primeros años de su infancia.  


La primera risilla vino desde un cuarto, se acercó a ese punto, allí estaba escondido el más pequeños de todos tus hijos. Los grandes ojos azules metálicos lo miraron con cierto disgusto, por ser descubierto, y él lo cargo como el niño que era, vestido de conejito.


Dino tenía que reconocer que el parecido con su «madre» le fascinaba, tener dos pequeñas miniaturas de Kyouya era celestial, no sólo porque amaba a su esposo hasta casi rayas a la locura, sino porque estos niños parecía no tener barreras ni impedimentos, eran igual al guardián en sus años de adolescente. Rebeldes por excelencia, iban por lo que querían sin pensarlo mucho, siempre fieles a su instinto, heredado de Kyouya, y ese sentido agudo que le ayudaba a saber qué estaba pasando. Ellos no mostraban la característica torpeza suya, sino los dotes del guardián por lo tanto le gustaría suponerse que ellos serían igual de fuertes que el mismo Kyouya.


El segundo de sus hijos en hacer acto de presencia era el gemelo del conejito, que estaba vestido como un gatito y le gusta el color morado, miraba entretenido como su gemelo era cargado como un costal de papas. Dino agarró a los dos gemelos y los llevó con sus niñeras que aún seguían correteando y buscándolos para asearlos.  


Dino miró como el pequeño rostro de sus hijos mostraba su ceño de molestia al saber que sus travesuras fueron interrumpidas. Era imposible no sonreía más al ver esa expresión que siempre hacía el adolescente Kyouya, cuando él detenía sus intenciones de golpear al grupo de Tsuna hasta el cansancio.  


—Kyo va a venir en la tarde y los dos tienes que estar presentables para recibirlo —dijo Dino a los gemelos.


Dino se dio cuenta que ambos se estremecieron, si había a alguien que ese par de diablillos hacían caso y sin discutir era Kyouya. Su esposo había ejercido su rol de madre castigadora al saber que esos pequeños habían incluido en sus experimentos a Hibird, entre ellos dejar a pobre pajarito en la intemperie para saber qué tan resistente era al viento helado.


—Kyo, ¿vendrá hoy? —dijo el pequeño vestido de conejito a su padre, mientras veía a su hermano, que estaba en el brazo izquierdo de Dino.


—Sí —reafirmo Dino.


—Pero aún no hemos preparado a Hibrid —contestó el gatito.


Dino levantó la ceja. El pequeño pajarito amarillo no necesitaba ninguna preparación, siempre recibía a su dueño cantando para él, gestó que hacía sonreía a Kyouya. Dino se tensó y decidió indagar más en el tema.


—¿Por qué necesita ser preparado?


Los pequeños diablillos comenzaron a hablar sobre el plan de crearle ropa a Hibrid, Dino hasta cierto punto le causaba ternura escucharlo, pero llegó la mencionó de las agujas que usadan cuando estaban cociendo y le pequeño animal estaba con la tela puesta, ya no le pareció agradable. Es más, sintió un mal auguro cuando ellos relataron que la ave chillaba cada vez que ellos cocinan.


Dino miró su reloj de pulsera. Kyouya había informado que llegaría cerca de la hora del almuerzo y él tenía que estar seguro que Hibird aún estuviera con vida, de lo contrario sus pequeños retoños serian encarcelados en su cuartos hasta la mayoría de edad, y eso si es que Kyouya asimilaba la idea que fue por inocencia de los niños y sin maldad en sus actos. También, necesitaba arreglarse y estar presentable. Hace tres meses que no se veían, ya que Kyouya se fue a una misión de investigación para Vongola. Por un tiempo él se quedaría en Italia, para la siguiente fase del plan. Y el aprovecharía para recibir los mimos que el guardián de la nube le debía.  


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