El hubiera no existe.
Era una noche helada, sin nieve o lluvia, sólo con un furioso aire frío, Kim Yongwoon corría por las calles de Seúl hacia el hospital, haciendo caso omiso al clima pues sólo traía una playera de mangas cortas, un pantalón de mezclilla y unas sandalias.
Bajó con rapidez al metro, a tal velocidad que se resbaló en los últimos escalones, las personas se acercaron a ver cómo estaba pero apenas cayó se levantó con la misma velocidad y siguió corriendo.
Sabía que en metro llegaría más rápido, pero en momentos como este le parecía que el transporte iba demasiado lento, como si justo en un momento así el conductor hubiese decidió ir más despacio. Estaba frente a la puerta mirando su reflejo, la cara lamentable que le mostraba el reflejo: sus ojos rojos, sus labios morados, obviamente por el frío que había decidido ignorar; su corto y obscuro cabello despeinado, ese no era el habitual Kim Yongwoon que mostraba, el arrogante, musculoso Kim Yongwoon. Ahora estaba siendo reflejado un chico más humano, uno que sufría y que lo único que quería era llegar ya al hospital.
Su celular sonó, sintió su corazón latir esperando que fuese otra llamada de la policía pero que esta vez le trajeran buenas noticias, algo así como “encontramos a los culpables y su pareja está bien”. Esa era cosa de las películas porque en realidad el sonido era del alarma, las doce, había puesto el alarma porque a esa hora empezaría la película favorita de Sungmin y quería que la vieran juntos.
-Voy a comprar algo para que comamos mientras la vemos-le había dicho el menor, Yongwoon sólo asintió mientras seguía mirando televisión, un rato más tarde le hablaron para decirle que habían encontrado a su pareja golpeada en un callejón y estaba siendo llevado de emergencia al hospital.
La puerta por fin se abrió, Yongwoon reanudó su carrera, el hospital estaba a tan sólo un par de cuadras de la salida del metro.
-Si hubiera- pensó-si le hubiera hecho caso al mal presentimiento que tenía, si lo hubiera acompañado, si no me hubiera importado tanto un estúpido partido de beisbol.
Pero él hubiera no existe y eso Yongwoon lo sabía muy bien, por ahora sólo le quedaba correr para llegar al hospital y asegurarse de que siguiera con vida, de repente la idea de que el menor pudiese estar muerto cruzó su mente, un nudo se formó en su garganta y su vista se nubló por las lágrimas que intentaban salir contra su voluntad.
Entró al hospital recibiendo la mirada de confusión de las enfermeras.
-Estoy buscando a Lee Sungmin-dijo a la recepcionista.
-¿Quién es usted?-preguntó ella con un tono aburrido buscando el nombre del chico lentamente en una libreta, desesperando al chico que ahora traía mucha prisa.
-Su pareja-dijo mirando a todos lados como si Sungmin fuese a salir de la nada y le dijera que estaba bien.
Ella se limitó a alzar una ceja y seguir buscando el nombre.
-Está en la sala de operaciones, al parecer tuvo un problema en el cerebro, puede esperarlo ahí-dijo señalándole unos asientos frente a los que había un televisor.-Pero primero necesito que me ayude a llenar esto-y le extendió una hoja en la que preguntaba los datos básicos de Sungmin.
Yongwoon iba a protestar, pero sabía que eso sólo traería problemas así que decidió llenar la hoja y sentarse, los policías lo vieron y empezaron a hablarle, habían asaltado al pequeño, a SU pequeño, al parecer le habían quitado todo y lo habían golpeado.
-Los ladrones no fueron muy listos, había una cámara cerca, veremos si nos da alguna pista.
Yongwoon miró al pisó, quería ver a Sungmin, sólo eso, le daba lo mismo si esos se habían robado hasta la casa entera, sólo quería que estuviera bien, nada más. Sintió la mano de uno de los policías en su hombro.
-Estará bien-dijo-se nota que es fuerte, por las grabaciones se nota que no es alguien que se deja vencer fácilmente-y dicho esto se dio la vuelta- Ah por cierto-y le dio un sobre- lo escondió en su zapato supongo que era para ti.
Los policías se dieron la vuelta y se fueron, Yongwoon abrió el sobre con las manos temblorosas y vio un par de boletos para el siguiente partido de su equipo favorito de beisbol y una tarjeta con un mapache que decía: “veámoslo juntos la próxima vez ˆˆ”. No pudo más y se soltó a llorar.
Recordó cuando lo conoció por accidente mientras caminaba por el campus de la escuela y vio al equipo de artes marciales haciendo una demostración, se había sorprendido bastante al verlo tan flaquito y pequeñito pelear con una gran fuerza, le parecía increíble que unos cuantos ladrones pudiesen derrotarlo, derrotar al fuerte Sungmin que conoció en ese momento; recordó cuando llamaron a un voluntario y el confiado pensó que lo derrotaría pero termino en el piso; recordó cuando se enamoró de Sungmin, de esa extraña combinación entre ternura y fuerza, entonces ¿Cómo lo podían haber dejado tan mal unos simples ladrones?
Sintió una mano en su hombro que lo sacó de sus pensamientos, era una enfermera algo joven, con el cabello castaño recogido en un pequeño chongo.
-¿Kim Yongwoon? ¿Es usted la pareja de Lee Sungmin?
Este asintió, ella le dio la tarjeta de identificación que habían encontrado de Sungmin, tenía sangre.
-Creemos que Sungmin fue golpeado con algún objeto como un bate o un garrote, también por las cortadas que tiene, traían navajas…él tuvo un derrame cerebral por los golpes que le dieron, ya está fuera de peligro porque por suerte lo atendimos a tiempo pero…no sabemos qué problemas pueda tener-Yongwoon apenas oyó eso se levantó-Puede pasar con él pero está dormido, avísenos cuando despierte para que podamos saber si el derrame dejó alguna función mal en su cuerpo.
Dicho esto lo guió por un pasillo, sólo se oían los gemidos y llantos de las personas, además del molesto sonidito del monitor cardiaco.
-Aquí-dijo ella deteniéndose frente a una habitación- puede quedarse aquí, sólo no haga mucho ruido.
Yongwoon asintió, ella le dio una sonrisa y se fue, al entrar sintió como un golpe en el pecho. Ahí estaba Sungmin llenó de vendas en su cabeza y su cara, un yeso en su brazo derecho y pierna izquierda, además de que se veían rasguños y moretones menores por todo el resto de su cuerpo. Se acercó un poco más y miró su rostro, al parecer dormía tranquilamente, decidió sentarse y observarlo, esperando que pronto despertara.
Los minutos se convirtieron en horas y las horas en días, de repente Sungmin recuperaba la conciencia pero era sólo un instante y volvía a dormirse, Yongwoon empezó a cambiar turnos con él hermano y otros amigos de Sungmin, seguía sintiendo nervios de que despertara y el estuviera en casa durmiendo.
Había decidido que aprovecharía el tiempo y arreglaría el departamento donde vivían para que cuando volviera Sungmin se pusiera muy contento, limpió, acomodó y compró varias flores que desde hace tiempo Sungmin le había dicho, alegrarían su hogar.
Terminaba de bañarse cuando recibió una llamada, era de Donghae el hermano de Sungmin, su corazón palpitó muy rápido, estaba prácticamente seguro de por qué era.
-Sungmin despertó-le dijo.
Apenas escuchó eso, se vistió a toda velocidad y fue al hospital, decidió ser más práctico esta vez y pagar un taxi, le pidió que se detuviera frente una dulcería, compró unos chocolates con relleno de fruta que tanto le gustaban a Sungmin, el taxi avanzó, pagó dándole una buena propina al taxista, en un momento así, el dinero era lo de menos.
Sentía que su corazón se saldría de su pecho, llegó a la habitación, todos ya estaban ahí rodeando a Sungmin, él sonreía mientras intentaba responder las preguntas que le hacían.
-…No me acuerdo que pasó-le decía a su hermano- pero me duele un poco la cabeza.
Yongwoon se acercó y lo miró con unas rebeldes lágrimas resbalándose por sus mejillas.
-Me alegra que estés bien-le dijo.
Y la sonrisa desapareció.
-¿Quién eres?-preguntó mirando a los demás esperando que ellos le dieran una respuesta-¿Eres el doctor?
Yongwoon sintió como si algo dentro de él se rompiera y más lágrimas empezaron a caer.
-Sungmin, es tu pareja, Yongwoon, llevas ya casi tres años con él.
Él miró sorprendido a todos.
-No…no es verdad…mi novio se llama Kyuhyun…si es una broma no es chistoso.
-Es enserio-le decía su hermano-¿no te acuerdas?
Sungmin seguía negando con la cabeza luego empezó a sentir un dolor punzante en la cabeza.
-¡Vete!-le gritó a Yongwoon-¡no sé quién eres! ¡No sé qué quieres! sólo vete-decía mientras se agarraba la cabeza y empezaba a retorcerse de dolor.
Llamaron al doctor, después de un rato lo volvieron a anestesiar, nadie sabía qué decirle al destrozado hombre que miraba tristemente la ventana.
Yoongwon se sentía emocionalmente terrible, quería golpear a todos, quería llorar, quería gritar, pasó su mano por su bolsillo, aún traía la tarjeta que Sungmin le había dado y los chocolates que había comprado. Los sacó y los dejó juntó a la cama del pequeño.
-Oye-le habló a Donghae-ten, Sungmin los había comprado para nosotros pero creo que sería mejor si los tienes tú-le dijo dándole los boletos-Nos vemos-concluyó saliendo del hospital, primero a paso lento y luego corriendo.
Cuando llegó a su departamento se dejó caer en su cama y empezó a llorar, juraba que aun sentía el aroma de Sungmin, veía las fotos de ambos y sólo aumentaba el dolor en su pecho.
-Lo siento-empezó a gritar a la nada soltando puñetazos a un enemigo invisible, Sungmin no lo reconocía, Sungmin había sufrido por su culpa, quizá ahora sólo tenía que mantenerse alejado de él, el hubiera no existe, eso lo sabía muy bien y no quería arrepentirse de nuevo.
-Adiós pequeño-susurró a la nada.