Pesadilla
El pupitre le era incomodo además de que no podía conciliar el sueño con tantas risas de las mujeres idiotas que rodeaban el pupitre del estúpido Friki del baseball.
¿Por qué no le dejarían en paz?
Chasqueo la lengua molesto consigo mismo, no debería ni importarle.
Dejo su posición de ¨dormir¨ en el pupitre y pararse sin mirar a nadie, total su Joudaime había faltado por un resfriado así que no tenia que estar cerca del friki del baseball; al salir no le hizo ningún caso a ninguna de las mujeres estúpidas por mas que le acosaron ¿era tan difícil para sus cerebros captar que no las quería alrededor?
La azotea no se veía tan divertida sin el friki…sin el Decimo, chasqueo la lengua antes de sacar un cigarrillo.
Era confuso.
Era molesto.
Era doloroso.
Y aunque no quisiese aceptarlo estaba celoso, todas esas mujeres podían estar naturalmente cerca del estúpido del friki del baseball mientras que él…no podía; un par de gotas empezaron a caer en sus manos.
¿Estaría lloviendo?
Miro al cielo solo para encontrarlo despejado.
¿Entonces..?
Gotas empezaron a caer libremente por sus mejillas. Ah no era Lluvia, no era la lluvia que esperaba.
Era doloroso no poder decirlo.
Era doloroso no poder decirle que le gustab…
Un movimiento suave pero persistente en su hombro le despertó.
El peli plata parpadeo varias veces hasta identificar su cama, miro la mano en su hombro para luego dirigir la mirada hacia unos preocupados ojos cafés.
-¿Hayato te encuentras bien?¿Te duele algo?¿Por que lloras?¿Tuviste una pesadi..?-
Cualquier cosa que el pelinegro fuese a decir fue acallada por el repentino abrazo que le dio el peliplata, era algo preocupante los ligeros temblores que tenia.
-Solo abrázame, estúpido friki del baseball.
Takeshi le dio a su esposo una pequeña sonrisa a la vez que le limpiaba las lagrimas, Hayato solo le pedía que le abrazase cuando tenia una pesadilla lo cual raramente ocurría, lo normal era que el peliplata le abrazase por la espalda ya que le gustaba mas dormir de ese modo; paso un brazo por debajo de la cabeza del peliplata para que este le usase de almohada a la vez que con su otro brazo le rodeo la cintura con el mayor cuidado posible, puede que fuese difícil de creer que Hayato tuviese siete meses con ese pequeño vientre; poco a poco los temblores de su esposo fueron disminuyendo haciendo que la respiración del peliplata se acompasara dándole a entender que se encontraba dormido.
Lo que fuese que hubiese soñado lo debió de haber asustado bastante, le dio un beso en la frente antes de estrechar delicadamente su cuerpo contra el suyo.
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Posibilidades
El humo rosa fue desapareciendo mostrando a un Takeshi 10 años menor quien le miraba algo curioso.
Jesú! Agradecía que la fuente del desayuno le cubriese el vientre o no sabia lo que le daría a su esposo 10 años menor.
-Jajaja ¿Gokudera estas enfermo?
El peli plata soltó un suspiro frustrado.
No, solo tu yo 10 años en el futuro es un exagerado que quiere que me quede el ultimo mes de embarazo en la enfermería de la mansión.
Pese a que eso era lo que quería responder podía ver claramente la preocupación en los ojos del menor.
-Solo es anemia.
El pelinegro miro la alianza en la mano del peliplata pero antes de que pudiese preguntar algo la puerta fue abierta dejando ver a un Shamal leyendo algunos de los papeles que tenia en la mano.
- l'amore è nell'aria, no es así Hayato, mi amor?…
El doctor levanto su vista de los papeles al no recibir la risa del guardián de la Lluvia ni los usuales insultos del peliplata ante la broma usual, por raro que sea desde el matrimonio de ambos guardianes, el japonés ya no le miraba como si quisiera rebanarlo.
Oh-oh. Se dio cuenta de su error muy tarde.
Hayato miraba pálido a su esposo 10 años menor a quien se le había borrado cualquier indicio de vida en el rostro.
-…volveré mas tarde.
El peliplata no hizo caso a las palabras del doctor simplemente se quedo mirando al pelinegro menor.
-Escucha Take...Yamamoto no es lo..-
Cualquier cosa que el peliplata fuese a decir fue interrumpida por el pelinegro menor quien le había cogido de los hombros y le miraba con la misma decisión con la que le pidió salir hace…cierto, hace 10 años exactos.
-No dejare que ese pervertido se quede contigo.
Y antes de que tan siquiera hubiese podido reaccionar el pelinegro le había dado un casto beso para segundos después desaparecer en un humo rosa.
-Jajaja te ruborizabas bastante diez años atrás, Hayato.
Takeshi miro a su esposo solo para encontrarle estático, sorprendido y ruborizado.
Ahhhh ya recordaba que era lo que le dio valor hace 10 años para pedirle salir al peliplata, la posibilidad de perderlo.
Gracias por leer!
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