Emociones pacificas
Habían pasado dos semanas desde que el peliplata le había ¨dicho¨ la noticia de su próxima paternidad al guardián de la Lluvia, una desde que el pelinegro se recupero del shock emocional, y seis días desde que no había dejado de sonreír, incluso mientras dormía; se habían empezado a escuchar las apuestas, fomentadas por el ex-arcobaleno del Sol y el ex-arcobaleno de la Niebla, de cuanto le duraría la sonrisa al pelinegro antes de que el guardián de la Tormenta lo intentase estrangular por no conseguirle un antojo, otra vez.
El guardián de la Lluvia suspiro soñador.
En 6 meses vería a su retoño.
La vista al lago era magnifica, y el ligero peso en sus piernas lo era aun mas.
Takeshi paso los dedos por los finos cabellos plateados, siguió la línea del mentón y luego delineo el puente de la nariz del guardián de la tormenta, según sus experiencias pasadas tenia pleno conocimiento de no tocar el vientre ligeramente abultado ya que recibiera una llave maestra mas un millón de insultos de un adormilado Hayato; y pensar que le tuvo que prácticamente arrastrar al peliplata a una salida inesperada al parque por la llegada de Varia.
¿Porque no te caería bien Squalo? Nunca lo sabría.
El guardián de la Lluvia observo el vientre que contenía al pequeño.
-Nos veremos en unos meses, uh seras un él o una ella? No importa pero te enseñare a jugar baseball aunque Hayato me intentara matar por eso.
El pelinegro sonrió de manera soñadora, su hijo o hija aun no nacía y ya le adoraba.
-¿Y ahora, por qué te intentaría matar?
El pelinegro dejo de ver el vientre del guardián de la tormenta para ver los adormilados ojos verdes de su pareja.
-Por nada.
Hayato parecía que iba a gritarle, otra vez, pero envés de eso cogio la mano que pasaba por sus cabellos y rapidamente la coloco sobre su vientre.
El pelinegro iba a preguntarle que era lo que hacia hasta que lo sintió.
Si antes habia estado sonriendo alegremente, ahora brillaba de emoción.
Un movimiento.
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Llamada a larga distancia
-Alo, Viejo?
Era bien entrada la tarde en Italia por lo que en Japon debía de ser de mañana, al menos esos fueron los pensamientos de un ojeroso guardián de la Lluvia.
-Hijo ingrato, ya ni llamas a tu anciano padre.
El saludo hizo a Takeshi soltar algunas risas algo apenadas mientras se rascaba una mejilla, aunque su padre no le viese. Desde que el peliplata le había dado la noticia de que iba a ser padre no podía estar mas feliz, nervioso, preocupado, eufórico, orgulloso, y todo al mismo tiempo mientras que en ningún momento había borrado la sonrisa cegadora de su cara, al menos no desde hace dos dias que sintió el movimiento de su futuro hijo o hija.
-Ma ma es que no he tenido suficiente tiempo con las idas al medico de Hayato y sus anto..-
La voz preocupada de su padre le corto rápidamente.
-Que le paso? ¿Esta enfermo?
Ugh.
Ahora que lo recordaba… Hayato había llamado a su hermana hace unas semanas para comentárselo mientras que él se había olvidado de decírselo a su padre.
-Lo siento, viejo, me olvide de comentártelo, este ultimo mes a sido de locos..-
La voz preocupada de su padre paso a tener tintes molestos, desde hace años su novio y su padre se llevaban a la mar de bien, por lo que cuando algo le llegaba a pasar al peliplata el segundo en saltar a matar a cualquiera era su padre, el primero era él.
-Takeshi, no me estés con rodeos, que le sucedió a mi futuro yerno?
El nombrado rio nervioso sin borrársele la sonrisa que había mantenido desde ya largo tiempo.
-Nada malo, solo que estará unos 6 meses deshabitado, con algunos mareos y unos antojos un poco extraños.
Y si que eran extraños, el ultimo que tuvo el peliplata fue de pepino cocido con paprika y chocolate, y sushi con kétchup y salsa de soja, el único problema que tuvo el guardián de la Lluvia fue conseguir paprika a las 3 de la mañana.
-Takeshi me estas diciendo lo que creo que me estas diciendo?
La voz de su padre dio un giro de 180 grados, era la misma voz que había tenido Takeshi desde que le dieron la noticia, salvo por la semana de shock que tuvo.
-Serás abuelo, Viejo.
Takeshi solto un suspiro soñador.
-Hijo malagradecido e ingrato, yo no te crie así.
Como esperaba su viejo no podía estar mas contento que…eh?
-¿Eh?
Takeshi que hasta ahora sonreía feliz, casi con locura asustando a cualquiera que fuese su objetivo en las misiones, ahora luego de tanto tiempo se le borro la sonrisa.
Que se podía decir, Reborn había vuelto a ganarle una apuesta a Mammon.
-Se supone que primero te casas y luego la familia, no me digas ni una sola palabra mas, tomare un vuelo a Italia, me recoges.
Para cuando las palabras de su padre ingresaron a su cabeza su padre ya había colgado.
Pasaron unos minutos para que el pelinegro quitara su celular de su oído y pasase una mano por sus cabellos.
-Ahora no solo Hayato me va matar, sino mi padre le ayudara. ¿Quién falta, Bianchi o Shamal?
Esperaba que no ya que su futura concuñada se había escuchado bastante feliz por la noticia, al menos por el altavoz ya que Tsuna la había mandado a una misión de 4 meses fuera de Italia.