Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El chico de al lado por Lyn-Lyn

[Reviews - 62]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

^^ aquí tengo el siguiente capítulo de esta historia ^^ espero que lo disfrutéis ;) 

Capítulo 18: Jack

            Miraba el móvil continuamente, esperando no recibir un mensaje de socorro, pero ansiando el mensaje que me confirmaría que Mark estaba bien. No podía creer que se había sentido tan solo. Pensaba que solo había sido yo todo este tiempo, pero no. Él también sentía celos y se había sentido solo y eso me hacía sentirme algo más querido.

            El mensaje no llegaba y yo tenía que quedarme allí encerrado. Estaba a punto de avisar a Dash, que era el único que sabía de su situación plenamente. Dash lo vivía igual que él y sería él quién mejor pudiera ofrecerle ayuda. Pero si estaba con Jay… sabía de sobra que Mark no quería que él se enterara y el resto de miembros de la banda… simplemente habían ido sumando las pistas que yo había ido dejando. Ni Rudy ni Bill eran idiotas.

            El tiempo pasaba y no sabía qué hacer. No recibía noticias de Mark. ¿Estaría bien? Tendría que estar bien… mierda. Maldito fuera su padre. Como le hubiera hecho cualquier tontería, lo mataba. Iba a matarlo y a esparcir sus restos en el mar. Maldito fuera.

            Cada minuto que pasaba sin recibir noticias de él era como una aguja clavándose lentamente bajo mis uñas. Lo peor era que no podía ir a verlo. No podría protegerlo. No podría eliminar a su padre. En esas dos semanas, mi hermana había mejorado, pero para pagar la cuenta del hospital iba a necesitar un dinero que no había reunido. Necesitaba trabajar a todas horas para ir reuniendo el dinero para pagar la cuenta y últimamente estaba tan cansado… solo el pensar que Mark me estaba esperando, me daba fuerzas.

            Ver su cara sonrojada y llena de lágrimas en el pecho de Eric no me había gustado nada. Eric no era más que un problema añadido a la larga lista de mis problemas. Siempre estaba en todas partes y era volátil… era un misterio y había algo que no terminaba de encajar con él. Había algo que no cuadraba.

            Terminé mi turno en la librería y empecé otro, luego corrí a otro sitio para empezar mi turno… cené algo y seguí trabajando. Eran ya cerca de las tres de la mañana cuando terminé y en ese momento tendría cerca de tres horas y media para dormir antes de volver a empezar otro trabajo. Ninguno de ellos era a tiempo completo, pero necesitaba la mayor cantidad de ingresos que pudiera obtener.

            Podría vender mi guitarra… pero era él último recuerdo que conservaba de mi padre. No iba a ser capaz de venderla.

            Mark no me había llamado. ¿Era eso algo bueno? Debía serlo… ¿no?

           Tras mis tres horas de sueño, volví al trabajo y allí comencé a recibir un montón de mensajes de Jay y de Dash. Me decían que Mark tenía una marca en la cara, como si se hubiera metido en una pelea. No solo eso, me decían que iba caminando junto a Eric cuando yo le dije específicamente que no volviera a verlo. No me gustaba esto y lo que era aún peor, no podía hacer nada para evitarlo. Solo pude contestar que lo alejaran de él y que mantuvieran a Eric al margen mientras yo trabajaba.

            Hoy tenía un rato libre y quería ir a ver a mi hermana y hablar con el doctor que la estaba tratando, pero quería ver a Mark también… ¿Qué iba a hacer? ¿Qué iba a hacer si resultaba que su padre había estado maltratándolo otra vez? ¿Iría a ver a mi hermana al final? Decidí llamarla por si acaso.

-          Hola, Jack –su voz sonaba cansada porque se había estado intentando mover antes de tiempo para irse antes y tener que pagar mucho menos.

-          Linds, ¿cómo estás? –pregunté utilizando su misma voz cansada.

-          ¿Cómo crees? Sigo intentando hacer que me den de alta –parecía enfadada por algo-. El estúpido del médico dice que es muy pronto pero yo me encuentro bien –protestó elevando el tono de voz.

-          Tienes que hacerle caso, Linds. A ver si estás mejor pronto.

-          Más me vale… de todas formas, ¿por qué llamabas?

-          No sé si ir a verte hoy… yo…

-          ¿Ha pasado algo? –me interrumpió con voz grave-. ¿Mamá…?

-          No –la corté-. No es con mamá. Es con Mark. Estoy preocupado –era raro que yo le dijera este tipo de cosas a mi hermana pero necesitaba contárselo a algo.

-          Ve con él. Si tienes dudas en si debes ir a verlo… yo no te puedo pedir que vengas. Pero lo que sí te pido es que recuerdes lo que te dije la última vez –suspiró contra mi oreja-. Ese chico es demasiado dulce para involucrarse contigo.

-          No te concierne, Linds –la regañé.

-          Lo sé. Solo te digo que lo tengas en cuenta.

-          Lo haré. Nos veremos pronto.

-          Eso espero. Tengo que salir ya de esta cama –escuché un sonido estrangulado de ella luchando por salir de la cama-. Odio estar tirada aquí todo el día. Nos vemos, Jack. Ten cuidado.

-          Te quiero, Linds.

-          Y yo a ti, pequeño.

Colgué y suspiré, mirando mi móvil. Si no fuera porque lo necesitaba, lo mismo incluso habría dado de baja este número en la compañía… pero este pequeño aparato me había avisado de que mi hermana había sufrido un accidente. Apagando la pantalla, pensé: “ah, quiero ver a Mark”.

Era todavía por la mañana, así que aproveché la media hora del descanso para colarme en el instituto. Esperaba que Mark estuviera bien. Esperaba que se alegrara de verme. Esperaba sinceramente que nada grave hubiera pasado con su padre.

Me salté el muro y me hice daño al caer en las manos, pero valió la pena al ver los rostros asustados de un grupo de chicas que estaban hablando junto al muro en el momento en el que caí al lado de ellas.

Les guiñé un ojo y fui a la cafetería, donde no había ni rastro de los chicos, lo que me extrañó. Mandé un mensaje a Dash y me dijo que estaban detrás del instituto. Justo donde Mark había decidido primero ir por Jay y no quedarse conmigo.

Al llegar allí, pude ver a Dash, Jay, Rudy y Bill sentados contra la pared del instituto, sin quitar la vista a algo que había frente a ellos. Alcé la vista y encontré a Mark sollozando en brazos de Eric, quien lanzaba miradas de odio a los chicos que estaban allí sentados.

Lo peor fue que cuando Mark se fue retirando, pude ver moratones en su cuello y en su cara, al igual que en sus brazos. Aquello me sacó de mis casillas de una manera que pensé que no podía ser posible. Pisoteando con fuerza, llegué hasta donde estaban ellos dos y esperé a que Eric me notase. Cuando lo hizo, pareció empalidecer al verme.

Me agaché a la altura de Mark y esperé hasta que este abrió los ojos y los posó en los míos. Su azul cielo estaba aguado, llenos de dolor y de lágrimas, sus ojos me decían que había sufrido mucho.

-          Jack… -murmuró con la voz rota, casi afónica.

De repente, Mark se lanzó a mis brazos, cayéndonos a ambos al suelo mientras lloraba en mi pecho, agarrando mi cuerpo con tanta fuerza que casi me dolía.

Eric frunció el ceño y me hizo un gesto feo que hizo que los demás se le acercaran amenazadoramente. Negué con la cabeza y los chicos se retiraron y lo dejaron irse mientras que yo volvía mi atención al cuerpo tembloroso de Mark.

Estaba temblando y eso no me gustaba más de lo que me gustaba verlo herido. Se separó gentilmente de él y le lazó la cara para poder ver los moratones tanto en su rostro como en su cuello. Eran, claramente, marcas de dedos lo que había en su cuello. No solo eso. Estaba seguro de que había muchas más marcas en todo su cuerpo.

-          Lo voy a matar –anuncié con ira.

-          No… -negó con la cabeza. Por favor… -sorbió por la nariz-. Te va a hacer daño, Jack. Me lo dijo –rompió a llorar.

-          Sshhh… -intenté tranquilizarlo mientras en mi mente planeaba pasar un coche encima de su cuerpo varias veces hasta que no pudiera moverse.

Lo ayudé a levantarse y ambos nos fuimos a sentar contra la pared del instituto, ya que el resto del grupo se había dispersado tan pronto como lo había hecho Eric.

-          Jack… él me llevó a casa y me pegó allí… -sus labios bajaron y nuevas lágrimas acudieron a sus ojos-. Fue horrible… ¿por qué me odia tanto? –se quejó con esa voz ronca, pasando una mano por su cuello.

Tomé su mano y la besé con todo el cariño que pude, lamentando no haber ido con él cuando pude. Lamentando haberme quedado allí sin hacer nada, viéndolo partir.

-          Lo siento… no pude protegerte –él negó con la cabeza y forzó una sonrisa.

-          Está bien.

-          ¿Cómo va a estar bien? Es evidente que no está bien. No está bien, Mark. Por favor, nada de lo que te suceda va a estar bien –cerré los ojos con fuerza, atrayéndolo hacia mí en un abrazo.

-          Mi madre… ella nos vio esta vez. No hizo nada –eso me apretarlo contra mí aún más.

No era justo. No era justo que nos trataran así. A ninguno de nosotros. ¿Por qué nos merecíamos esto? ¿Por qué nos hacían esto?

Viéndolo así, no podía evitar recordarme a mí mismo. Siendo pequeño, me golpearon tantas veces… tantas veces en las que tuve que apretar los dientes y tragarme las lágrimas por la injusticia. Yo, quien deseaba que él experimentara lo mismo que había vivido yo, me daba cuenta que en realidad no debería haberle deseado eso a nadie. Nadie se merecía vivir por esto.

El dolor, la impotencia, la humillación, la vergüenza… lo peor era que yo me había acostumbrado a vivir con ello y sabía que no habría más futuro para mí que el de sobrevivir bajo a este yugo… pero Mark. Todavía había esperanza para él.

-          Ve a la policía –dije de repente.

-          No puedo. Mi padre es amigo de ellos… lo cubrirían todo. Después, él lo sabría y yo… yo… -falló en poder hablar.

Pude sentir su dolor tan profundo, tan hondo y tan sincero que me daban ganas de llorar a mí también. ¿Por qué esto tenía que ser así para nosotros? No lo sabía, pero tenía que calmar a Mark. Tenía que cuidar a Mark. Era lo único bueno que había ahora en mi vida.

Le di un suave beso en los labios, intentando que sintiera todo mi cariño a través de nuestras bocas unidas. En cuanto saboreé sus lágrimas, paré de golpe y lo vi con los ojos cerrados y una mueca triste en su rostro hinchado y sonrojado.

-          Ese malnacido… ¿te hizo algo más?

-          No… pero me dijo que era porque mamá estaba ahí también… -hipó-. Si ella no hubiera estado ahí… él…

-          Mark, yo…

-          Me dijo que como te viera, te iba a matar, Jack. Dijo que te haría daño. Me tiró el teléfono y dijo que no tendría uno nuevo. Tengo prohibido hablar contigo o verte –escondió su rostro de nuevo en mi pecho, aspirando con fuerza aire que parecía no ser suficiente para él-. ¿Qué… hago? –su voz rota me dolió.

-          No puedo protegerte de él. Lo siento, Mark. No puedo protegerte de él –lo abracé esperando que por lo menos se sintiera mejor de tenerme ahí ya que era un completo inútil.

-          No quiero q-que… me protejas de él. No es tu culpa. Q-quiero saber qué pasa. Quiero saber por qué es así conmigo…

Lo abracé y apoyé mi cara sobre su cabeza, frotando su espalda, tratando de darle calor hasta que por fin dejó de llorar.

Le mandé entonces un mensaje a Dash y le dije que recogiera las cosas de Mark y se las llevara a Jay para que él las pusiera en su habitación. Ahora mismo, mi princesa no estaba para estar en el instituto. Mi princesa necesitaba olvidarse de todo y ser feliz por un rato.

-          Ven, vámonos de aquí.

-          ¿Q-qué? P-pero yo…

Me levanté y lo cogí por la mano, llevándolo hasta el muro, instándole a que me usara para escalar a lo alto de aquel sitio. No parecía muy convencido pero lo hizo. Subió fácilmente a lo alto del muro y esperó a que yo estuviera arriba del todo, a su lado.

-          Bien, ponte en pie. Con cuidado –instruí.

Lo hizo y yo lo imité, cogiendo su mano con fuerza, sonriendo y esperando a que él sonriera conmigo también.

-          A la de tres –sonreí y puso cara de miedo.

-          Espera, Jack…

-          Una –me incliné haciendo que él se inclinara.

-          Jack, está alto, un momento.

-          Dos.

-          No, no, Jack, espera un momento.

-          ¡Tres!

Salté y lo arrastré conmigo, escuchando su grito al caer al suelo a mi lado, completamente intacto ya que aquel sitio no estaba tan alto como para que nos doliera aterrizar. Solamente yo podría haber sido tan estúpido de lastimarme antes por no caer bien al suelo.

Se hizo el silencio y me sorprendió ver que Mark retiraba su mano de la mía y me golpeaba con las manos abiertas en el hombro una y otra vez, con una expresión iracunda tan mona que me hizo reír.

-          ¡Esto no es gracioso! –se quejó. Pero sonreía. Estaba sonriendo por mí.

-          Venga, vamos.

Le cogí la mano y eché a correr, obligando a mi princesa a que me persiguiera. Él corrió a mi lado, al principio con reticencia, después con muchas más ganas, con los ojos cerrados, sintiendo el viento en su cara.

Corrimos hasta que no pudimos más y tuvimos que parar, cerca de la playa. Muchas veces olvidaba que teníamos playa porque no era de mis sitios favoritos, pero al ver la mirada de Mark hacia la arena, no pude evitarlo y tiré de su mano hasta que nuestros zapatos pisaron la arena.

Me deshice de sus zapatos y los míos lo más rápido que pude y enterré los pies en la arena caldeada por el sol, cerrando los ojos y oliendo la sal del mar que el viento traía hacia nosotros.

-          Vamos –me dijo Mark, mucho más animado que antes.

Lo seguí hasta la orilla, donde el agua fría nos empapó los pies. Más molesto que otra cosa, me levanté los pantalones para no mojármelos, pero a Mark pareció darle igual. Cerró los ojos y se dejó llevar.

Sonriendo, me agaché y cogí un poco de agua entre mis manos y se la lancé, haciéndolo gritar y abrir los ojos de golpe, medio enfadado medio contento.

-          Te vas a enterar.

Desde donde estaba, me lanzó agua con su pie, salpicándome toda la espalda. Por lo menos se rio al verme perdido de agua. Por lo menos parecía contento de estar aquí conmigo.

-          Esto es la guerra –anuncié.

Volví a echarle agua, esta vez completamente agachado y con ambas manos, mojándolo bastante y haciendo que chillara al notar el agua fría entrar en contacto con su piel.

Corrimos persiguiéndonos el uno al otro y acabamos jadeando en la arena, manchados de arena y de agua, pero ambos sonreíamos. Me giré para estar tumbado de lado, mirando el perfil de Mark bañado por el sol. Miré alrededor para ver que no había nadie y me incliné a besarlo. Lo que había previsto que fuera un beso corto, se convirtió en algo mucho más salido de tono. Ya no sabía quién había movido primero el brazo o quién había profundizado el beso.

Cuando nos separamos, Mark tenía la piel rojiza alrededor de sus mejillas y sonreía mucho más tranquilo que antes. Acaricié su piel y posé la mano en su cuello y sobre su pecho, atrayéndolo hacia mí en un abrazo, ocultando mi cara en su cuello, oliendo el olor a sal impregnado en su piel.

-          Tenía mucho miedo, Mark… miedo de que estuvieras…

Él estornudó entonces, cortando el ambiente de todo lo que quería decirle, haciéndome reír de repente.

-          Será mejor que nos vayamos. Estás cogiendo frío.

Me lo llevé al refugio y le dije que se duchara porque iba a resfriarse si se quedaba con la ropa mojada puesta durante mucho más tiempo. Ya no era como en verano. Estaba empezando a hacer frío y Rudy, Bill y Dash habían traído mantas al refugio.

Se duchó el primero y se puso la ropa que yo le había prestado: una combinación de mi ropa y la de Rudy, por lo que, cuando salió de la ducha, con el pelo mojado y las mejillas sonrosadas por el calor, estaba más que adorable. Tuve que contenerme para no saltar allí mismo encima de él.

-          ¿Me esperas a que salga para acompañarte? –él asintió y yo le lancé una de las toallas al pelo-. Sécate ese pelo.

Lo ayudé un poco a mover la toalla encima de su pelo y luego me fui al baño, donde tuve que tomar primero una ducha fría antes de poder ponerme agua cálida. Estaba algo contento por mi princesa. Parecía mejor que esta mañana.

Terminé de ducharme y me eché una toalla a la cabeza y otra la puse rodeando mi cintura, después de haberme secado un poco, claro. Salí del baño en busca de Mark, esperando que no se hubiera ido mientras yo estaba duchándome, pero me lo encontré en la habitación en la que teníamos todos los instrumentos.

Cuando se giró y me vio sin camiseta, se puso completamente colorado y giró la cabeza deprisa, no queriendo hacer contacto visual conmigo.

-          P-ponte una c-camiseta –dijo nervioso.

-          ¿Por qué? –me gustó provocarlo sabiendo que tenía un buen cuerpo y que él no me era indiferente.

-          Sabes por qué –dijo aún sin querer mirarme.

Aproveché para agacharme y ponerme a su altura, colgando la toalla con la que había estado frotando mi pelo sobre mis hombros. El pobre se llenó de valor para mirarme y cuando me vio tan cerca, su piel se coloreó de rojo hasta en las orejas.

Un poco más violentamente de lo que pretendía, coloqué la mano en la parte de atrás de su cuello y lo atraje hacia mí por un beso más cálido de la cuenta y luego lo solté.

-          Hmmm… sabes a mar –dije coqueto.

-          T-tú también –acusó él más nervioso.

Sonriendo, me puse en pie y le revolví el pelo, consciente de que al haberme dado la vuelta él estaba observándome de arriba a abajo. Comiéndome con los ojos. Bueno, por lo menos eso me gustaría creer a mí. Sabía que él iba a necesitar mucho más tiempo que yo para ahondar en nuestra relación.

Caminaba por el pasillo, volviendo a secarme el pelo con la toalla, notando que todavía estaba mojado y aunque lo había lavado, aún podía oler la sal; entré en la habitación de los colchones y abrí el armario para buscar algo que ponerme.

Noté entonces, como algo se chocó contra mi espalda y al girarme, Mark pasó una toalla alrededor de mi cuello y me atrajo hacia él, comenzando un beso que era de todo menos inocente. No pude evitar, recorrer mi brazo alrededor de su cuerpo, bajando cada vez más hacia su trasero. Me encantaba ese pequeño y sobresaliente traserito suyo.

Él jadeó, lo que me dio fuerzas para pasar la mano por debajo de su camiseta sin dejar de besarlo y él se pegaba cada vez más a mí, sin dejar de mover las manos por mi pelo, jugando con su lengua en mi boca y sus manos por mi cuerpo.

Estaba temblando contra mí y entonces me di cuenta de lo que acabaría haciendo de no pararme, así que inhalé hondo y me separé.

-          Sé lo que vamos a acabar haciendo y no sé si estás preparado. Mejor que dejemos esto así y nos vayamos –deposité un suave beso en su frente y le sonreí, dispuesto a decirle que esperara fuera un poco mientas me cambiaba

Él me retuvo por el brazo, completamente rojo y me atrajo hacia él, besándome con más pasión incluso que antes.

-          No quiero parar… -susurró.

A aquello le correspondí con un fuerte beso en los labios. Yo tampoco quería parar.

 

Notas finales:

¿os gustó? ^^

Nos leemos pronto en el siguiente capítulo ^^ 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).