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Aquí hay gato encerrado por PalomaNegra

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Notas del capitulo:

ADVERTENCIAS: Este capítulo tiene escenas subidas de tono. 

AQUÍ HAY GATO ENCERRADO

Capítulo IV: Intruso ruso

Habiendo pasado cerca de tres horas desde que ambos se quedaron dormidos, Kuroo abrió sus ojos lentamente teniendo una escasa visión de su alrededor. Estaba oscuro, y tan pronto como descubrió que su cabeza estaba entre dos almohadas, se tranquilizó y se sentó apoyándose en el respaldo de la cama. Kenma dormía como un bebé apegado a él y con el movimiento que había causado, el armador de Nekoma gruñó y se volteó en la cama para darle la espalda.

"Estuvo cerca" pensó Tetsurou un poco nervioso al creer que lo había despertado. Echó un vistazo a la habitación, notando que las ropas estaban tiradas sobre el suelo y el frasco con lubricante se había volteado sobre la alfombra. Algunos muebles se encontraban fuera de lugar y el reloj de pared estaba en el suelo desarmado. Al recordar esa noche suspiró pesadamente y se puso de pie con la intención de ir a la cocina por un vaso con agua, no sin antes buscar sus calzoncillos entre la ropa que estaba el piso para ponérselos inmediatamente.

—Qué noche más increíble...— decía el capitán caminando por la casa con una gran sonrisa en sus labios. Al llegar a la cocina, bebió el agua de un solo sorbo y estiró los músculos de sus brazos y espalda. Cuando volvió donde Kozume, se acomodó junto a él y siguió durmiendo.

A pesar de que ya había amanecido, la habitación se mantenía oscura por las gruesas cortinas que tapaban las ventanas, y Kenma se despertó recién al medio día, hora en que abrió lentamente sus afilados ojos y sintió el aliento de su novio cerca de su cabeza. Se refregó uno de sus párpados y se fue separando lentamente de los brazos del mayor.

—¿Qué día es hoy?— se preguntó somnoliento antes de bostezar sin taparse la boca. Buscó su celular con la mirada dentro de la habitación, pero al no divisarlo a simple vista, decidió tomar su consola que estaba sobre su mesita de noche.

Lo primero que hizo fue estirar su brazo, y al no ser suficiente, movió un poco su cuerpo sintiendo una fuerte puntada en la zona de sus caderas mientras las sábanas se deslizaban por su piel desnuda. Tan pronto como ese dolor fue volviéndose constante los recuerdos de la noche anterior aparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Su rostro se fue enrojeciendo gradualmente. Al principio creía que se trataba solo de un sueño, pero el hecho de que ambos estuviesen desnudos en la misma cama, que su habitación se encontrara muy desordenada, y por sobre todo, que Kuroo se viera muy contento durmiendo al lado suyo, eran suficientes pruebas para convencerse de que esas imágenes eran recuerdos recientes y reales.

Estaba aterrado. Jamás pasó por su cabeza que la maldición podría sacar su lado más libidinoso, y haciendo un intento por evadir la realidad lo antes posible, tomó la consola y se puso a jugar un videojuego.

—Oh, ya despertaste.— se escuchó la voz ronca del capitán. —¿Cómo dormiste? — preguntó mientras estiraba sus brazos.

Kenma se encontraba avergonzado, y dándole la espalda con su consola en mano, no respondió a la pregunta. Kuroo entendió perfectamente que su novio quería evitar una conversación sobre el tema de anoche, y dando un suspiro, se levantó de la cama.

—¿Quieres que te traiga desayuno? — preguntó mientras se rascaba el trasero.

Kozume sentía que en cualquier momento su estómago empezaría a sonar por el hambre, y asintió con su cabeza sin despegar su vista del juego. Tetsurou abrió la puerta dejando entrar una ligera brisa helada que provocó un escalofrío en el cuerpo del armador de Nekoma.

—¡Ah! ¡Achú!— exclamó Kenma antes de sobarse la punta de su nariz con el dedo índice.

—Creo que antes de desayunar, debería darte una ducha y ponerte algo de ropa...

—Eso mismo estaba pensando.— habló el rubio en voz baja en tanto dejaba su consola sobre el mueble. Luego agarró su camiseta que estaba bajo las sábanas y la sujetó cerca de su entrepierna para tapar esa zona. Al bajarse de la cama, sintió un fuerte dolor a la altura de sus caderas, y al dar unos dos pasos, se asustó al sentir que algo recorría sus muslos. Kuroo tragó saliva al ver claramente lo que sucedía. En tanto, Kozume, preocupado, tocó discretamente su trasero para averiguar el tipo de fluido que recorría su piel. Cuando observó con detención sus dedos, su cuerpo se tensó al cerciorarse de que se trataba de líquido seminal. Inmediatamente después, sus ojos se pusieron blancos.

—¡Kenma!— exclamó Tetsurou reaccionando rápidamente al ver que su novio perdía el conocimiento. Sus buenos reflejos lograron que alcanzara a sujetarlo antes de que tocara el suelo.

Tuvieron que pasar cerca de diez minutos para que despertara. El capitán de Nekoma lo había arropado con varias sábanas y lo mantenía asegurado entre sus brazos.

—¿Kuro?— preguntó el menor inclinando su cabeza hacia arriba para ver a su novio.

—Menos mal.— respondió aliviado y acercándolo más a su cuerpo. —Qué bueno que despertaste, estuvo a punto de llevarte a un hospital.

—Estoy bien, no es para tanto...

—Lo siento.— se disculpó Tetsurou de improviso, provocando un perfecto silencio en la habitación. —Ayer me encontraba muy emocionado, y no pasó por mi mente que podrías sentirte mal por todas las cosas que hicimos. Debió haber sido chocante despertar en la mañana y ver...

—Kuro.— interrumpió el rubio bajando su mirada y sintiendo que sus pulsaciones se aceleraban. —Estuviste bien anoche.— añadió sintiendo un nudo en la garganta. En esos momentos agradecía estar dándole la espalda a su novio para decirle ese tipo de cosas.

El capitán de Nekoma quedó sorprendido y ambos quedaron callados durante varios minutos más. Kozume se volteó un poco para apoyar su mejilla contra el pecho desnudo del moreno, y este, repartió un par de besos sobre su cabello. Kenma cerraba sus ojos cada vez que sentía que Kuroo lo besaba hasta que no pudo resistir más, e impulsó su cuerpo para sentir esos besos en sus labios. Al principio, solo rozaron sus bocas, pero luego, se fue volviendo cada vez más osada aquella acción mediante los movimientos y gemidos que expresaban.

—Me encantaría despertar todas las mañanas con un beso como este.— dijo Tetsurou al separarse unos centímetros de la boca de su novio.

Kenma tenía la intención de continuar, pero un sonido en su estómago interrumpió ese romántico momento. El hambre atacaba y no era menor después de todo el desgate energético que había provocado esa extensa noche de pasión.

—Podemos seguir más tarde, iré a preparar algo para comer.— dijo de pronto Tetsurou moviéndose de su lugar para cargar a Kozume entre sus brazos.

—¿A dónde me llevas? — preguntó afirmándose en los robustos hombros de su novio.

—Te dejaré en la bañera.— respondió mientras entraba al baño más cercano y lo dejaba lentamente sobre el suelo. —¿Puedes entrar solo?

—S-sí, pero date vuelta.— respondió nervioso y sacándose las sábanas de encima para meterse con un poco de dificultad dentro de la bañera que ya se encontraba llena de agua caliente. La agradable temperatura del agua había ayudado a disminuir la intensidad del dolor que tenía su cuerpo.

Tetsurou, al escuchar que cesaba el sonido del agua, volteó a mirar a Kenma quien se encontraba sumergido hasta la boca dándole la espalda y haciendo espuma.

—No encorves tanto la columna, déjame frotarte la espalda.— dijo Kuroo sentándose en un pequeño banco que estaba ubicado frente a la bañera. Sin esperar una respuesta, enjabonó y masajeó pasando por todas las marcas que le había provocado al succionar la piel.

El jabón provocaba que las manos de Tetsurou se resbalaran continuamente, y cuando pasó por los hombros, los acarició con mayor delicadeza. Kenma disfrutaba esto, incluso cuando su novio vertía el agua desde una pequeña cubeta hacia su cuerpo para sacarle el exceso de jabón.

De pronto, Kozume se movió dentro del agua al sentir la boca del capitán en su hombro derecho. Primero fue un roce de dientes, y luego un dulce beso.

—Kenma, volveré en unos minutos.— le susurró cerca del oído antes de ponerse pie y salir del cuarto de baño. Quería dejar tranquilo a su novio mientras se aseaba sus partes íntimas, por lo que no dudó en dejar la puerta cerrada.

Por otra parte, Kozume, se había quedado dentro del agua con la piel erizada. La voz de Tetsurou había provocado que la erección, que llevaba ocultando hace varios minutos, se volviera más notoria que antes. De igual forma, se sintió aliviado al saber que se encontraba solo en el baño, y  dedicó ese tiempo a solas para complacerse con ambas manos. Gimió despacio varias veces mientras se tocaba los genitales y entreabrió un poco sus ojos mientras relajaba su cuerpo. Kenma había logrado  encender su imaginación mediante los recuerdos de la noche anterior, los cuales se volvían más precisos cuando pasaba sus manos por las zonas de su cuerpo que habían sido saboreadas por los labios de su novio. Luego, apoyó sus rodillas sobre el fondo de la bañera y con una mano se tocó atrás para dejar salir el resto de semen que tenía en su interior. Volvió a gemir al sentir que el agua se metía en su cuerpo, y elevó un poco sus caderas para evitar que el agua siguiera entrando. Sin dejar de tocar su entrepierna, empezó a contraer y dilatar los músculos de su orificio anal para terminar de expulsar cualquier líquido que se encontrara alojado, y una vez que sintió limpio, metió uno de sus dedos entre sus glúteos con clara intensión de rememorar los intensos movimientos de cadera a lo cual era sometido. Kenma simuló esta escena con un poco de vergüenza, pero sin duda esos recuerdos ayudaban a excitarlo y hacer más placentera la masturbación.

Una vez que logró culminar, se apresuró en vaciar la bañera. Tomó el champú y se frotó el cabello rápidamente para enfriar su cabeza antes de que llegara el moreno. Justamente en ese momento, Kuroo tocaba la puerta del baño,  sobresaltando a Kenma que hace unos pocos minutos había terminado de correrse. Kuroo notó el sonrojo en las mejillas de Kozume, y este, tomó una cubeta repleta de agua para echársela encima de la cabeza y intentar que su bochorno pasara desapercibido.

—¿Estás listo?

El rubio asiente con la cabeza mojada y espera ser ayudado por Tetsurou para salir de la bañera, envuelto en una gran toalla, y otra más pequeña sobre su cabello.

—¿Por qué sigues en calzoncillos?— pregunta el rubio quien tenía el rostro mojado.

—Metí toda mi ropa a la lavadora.— respondió Kuroo. —Y lo más probable es que tu ropa sea demasiado pequeña para mí.

El joven armador frunció el ceño por el último comentario y se quedó callado mientras era llevado a su habitación. Pese a que ya podía caminar solo, no le incomodaba la idea de que Kuroo lo cargara e hiciera todas esas cosas por él.

—Por cierto, el arroz estará listo dentro de unos minutos.— dijo Tetsurou dejando a su novio encima de la cama, la cual tenía las sábanas cambiadas. —¿Dónde dejas tu pijama?

Kenma indicó el lugar donde guardaba su ropa y mientras esperaba, decidió tomar su celular para ver la hora. Al desbloquearlo, se sorprendió al ver que tenía tres llamadas perdidas y diez mensajes de texto sin leer. Preocupado, vio que la primera llamada era de su madre, y las otras dos eran de Lev. Comparó la hora actual con la de los mensajes y al notar que se trataba de algo reciente, comenzó a revisarlos rápidamente.

 

El primer mensaje decía:
"Buenos días hijo, hubo un error con los exámenes médicos de tu abuela, 
por lo que nos tendremos que quedar unos días más con ella. 
Hay dinero bajo el florero de la cocina para que compres algunas cosas para comer. 
Te extrañamos."

El segundo mensaje decía:
"Kenma, olvidé mencionarte que ayer nos encontramos a la familia de tu compañero ruso.
Le encargamos que te llevara un pie de manzana preparado por tu abuela.
Pasará por la casa durante el mediodía, no vayas a quedarte dormido."

El tercer mensaje decía:
"¡Hola Kenma! 
¿Cómo estás? 
¡He llegado temprano a Tokyo con el pie de tu abuela!"

El cuarto mensaje decía:
"Kenma, ¿te llegó mi mensaje anterior?"

El quinto mensaje decía:
"Al menos contesta mis llamadas, ¿Estás vivo?"

El sexto mensaje decía:
"Hijo, respóndele a tu compañero. Irá a la casa a dejarlo dentro de una hora"

El séptimo mensaje decía:
"Kenma, tu madre me dice que entre a tu casa si no me respondes. Lo dejaré dentro del refrigerador."

El octavo mensaje decía: 
"Hijo, Lev pasará a la casa a dejar el pie, al menos baja de tu habitación para recibirlo.
(Y vístete si aún andas en pijama)"

El noveno mensaje decía:
"Estoy afuera, tu madre está un poco preocupada porque no respondes sus llamadas.
Sigues durmiendo, ¿Verdad?"

 

Cuando estuvo a punto a leer el décimo mensaje, escuchó unas pisadas que parecían dirigirse a su habitación. Tetsuruo, quien se encontraba con el pijama en mano, ahora se entretenía revisando el cajón con la ropa interior de su novio para ver los diferentes modelos que usaba a diario, sin percatarse que los pasos estaban cada vez más cerca. Kenma quiso correr para cerrar con seguro la entrada de su alcoba, pero su cuerpo seguía adolorido y al abrir su boca, escuchó unos toques en la puerta.

—Permiso~.— se escuchó una animada voz desde el otro lado de la puerta. Tanto el capitán como el armador se paralizaron por unos segundos y vieron que el picaporte se giraba lentamente.

El rubio, sin pensarlo mucho, se metió bajo las sábanas para solo asomar sus afilados ojos. Justo en ese momento, Lev entraba en escena, quien con su metro noventa y cuatro de estatura, tuvo que agachar un poco su cabeza para entrar a la habitación.

—¡Buenos días Kenma!—saludó con una gran sonrisa mientras Kenma lo miraba atento desde su posición.

Tetsurou, quien se encontraba sujetando algunas prendas de su novio, quedó observando atónito al intruso.

A Lev se le fue borrando la amigable sonrisa de su rostro, e inmediatamente adoptó una postura pensativa una vez que enfocó su atención al desorden de la habitación. Desde un principio la oscuridad que había en el lugar a esas horas del día ya le parecía sospechosa. Pero además, ¿Por qué Kenma se había escondido entre las sábanas? ¿Por qué los muebles se encontraban fuera de su sitio? ¿Por qué el reloj estaba desarmado sobre el suelo? Y por sobre todo, ¿Qué hacía Kuroo en la habitación de Kenma vistiendo solo unos calzoncillos?

Definitivamente había gato encerrado. 
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Continuará...

Notas finales:

¿Qué sucederá con la llegada del espía ruso a la habitación de nuestro querido gatito? 

Espero que le hayas gustado y no olviden dejarme un review (ustedes saben que adoro responder reviews y contesto cada uno). A todo esto, creo que Kuroo se merece un premio al mejor husbando para Kenma.

¡Saludos!

PD: El próximo capítulo es el último del fanfic.


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