Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aquí hay gato encerrado por PalomaNegra

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

"No pensé que llegaría odiar tanto a Kuro. Ahora tan solo me gustaría desaparecer".

Kuroo se encontraba sentado al lado de Kenma. A menos de medio metro de distancia. Ambos escuchaban las palabras de un viejo que les hablaba acerca de la maldición. En tanto, los gatos aparecían de todos los rincones. Algunos paseaban levantando su cola, otros se acomodaban sobre el suelo y unos pocos jugaban muy animados. La habitación era cálida, había té y una estufa encendida. Por la ventana se veían las hojas amarillas y secas que caían con la fuerza del viento. De pronto, el anciano interrumpió su relato al escuchar el sonido del teléfono. Se puso de pie, y salió con prisa. Allí habían quedado los jugadores de Nekoma. Uno al lado del otro. En una habitación repleta de gatos.

Dos días antes, ambos jugadores se encontraban solos a media noche. La maldición del gato había afectado también a Kuroo, la cual le otorgaba las mismas características físicas que a Kenma. Y no solo eso, sino que ambos se encontraban en época de celo.

Kozume Kenma permanecía recostado sobre la cama observando a su novio quien lo acababa de arrojar contra el colchón. Ahora se mordía los labios sin despegar los ojos de Kuroo.

—En mi casa no había nadie, si tan solo me hubieses avisado que querías esto...— dijo Tetsurou acercando su boca detrás de la oreja del rubio y lamiéndola con delicadeza.

Kenma empezó a suspirar y de apoco él mismo se fue bajando los pantalones junto a su ropa interior.

—Shhh...— susurró en seguida Kuroo al escuchar las reacciones de su novio. Había posado su dedo índice sobre la boca de su novio. Kenma movió sus orejas de gato y cambió su semblante. Parecía afligido por tener que callar esos suspiros. — ¿Acaso quieres que te escuchen cómo te hago el amor?— le preguntó al oído.

Kozume sintió que la temperatura de todo su cuerpo subió súbitamente al escuchar esa pregunta. Simultáneamente las lágrimas se acumularon en sus ojos.

Tetsuruo sonrió satisfecho al haber conseguido esa respuesta y le dio un corto besos en los labios.

—Mírame, Kenma...— ordenó el moreno acariciando el cálido rostro del armador.Luego metió sus largos dedos entre la cabellera teñida y tocó las orejas de gato que nacían en la parte superior de su cabeza.

Kozume levantó la vista avergonzado y abrazó con fuerza al mayor para arrastrarlo con él hacia la cama. Quería sentir el peso del cuerpo de Kuroo sobre el suyo. Su ronroneo no iba a detenerse, y el de Tetsurou tampoco. Movió sus colmillos hasta el hombro del moreno y los acomodó suavemente sobre su playera. Luego frotó su entrepierna expuesta contra el cuerpo de su novio. Un leve gemido se le escapó mientras hacía esto y tan pronto como sintió que se liberarían de su boca más de estas reacciones, mordió con fuerza la piel de Kuroo, ocasionando un quejido de dolor en el capitán de Nekoma.

—Tú también debes guardar silencio...— se quejó Kenma con una mirada desafiante.

—Podrías morder la almohada.— contestó Kuroo con una expresión de dolor y enfado.

Hubo un silencio por parte de los dos y de forma sincronizada, ambos se acercaron para besarse con desesperación. Kozume pasaba sus manos por el cabello de Tetsurou y le masajeaba las orejas de gato, en tanto, Kuroo, se concentraba en la cálida espalda de su armador. De pronto, Kenma bajó una mano hasta su pantalón y deslizó la prenda junto a su ropa interior quedando desnudo desde la cadera hasta los pies con el fin de liberar su cola de gato que tanto le molestaba.  Kuroo quien seguía encima, aprovechó esa pausa para sacarse su playera. 

Kenma quedó boquiabierto al ver los músculo de Kuroo que parecían estar más tonificados que hace un mes atrás. Testurou, en cambio, se sintió  orgulloso de la reacción que había provocado en su novio. No solo había logrado que Kenma quedara hipnotizado con su cuerpo, sino que había conseguido que la erección del rubio llegara casi a su límite. 

—Kuroo, déjame partir primero..— dijo el armador en voz baja rodeando con sus brazos el abdomen de su amado y besando uno de sus hombros. —Comprendo lo que debo hacer.— añadió pasando su lengua por la zona de la clavícula y bajando por el pecho. No solo quería sentirlo con su boca, sino que también quería palpar los músculos expuestos con sus dientes y lengua. El aroma que sentía al encontrarse tan cerca de él  lo incitaban a saborear cada rincón de su morena piel.

  "No te das cuenta de las cosas que dices" pensaba Tetsurou tapando la mitad de su rostro con una de sus manos. 

Kenma ahora se encontraba recorriendo los músculos del abdomen con su lengua, acercándose cada vez más a los oblicuos. Sus manos las detuvo en la cintura de Kuroo y se quedó un rato ahí, metiendo y sacando su lengua del ombligo, para luego seguir el recorrido hacia más abajo  hasta llegar al límite entre la piel y el pantalón aflojado. Un tanto ansioso sacó el cinturón y lo arrojó al piso, luego terminó de bajar el cierre del pantalón, y fue deslizando la prenda hasta la altura de las caderas. La tela del calzoncillo estaba tensa, Kenma no quiso esperar, y  metió una de sus manos para agarrar el miembro viril y sacarlo. 

"Esta forma de comportarse..." seguía pensando Kuroo soltando un leve gemido que en seguida tuvo que callar  para no ser escuchado en la casa. Al concentrarse en lo que estaba pasando suspiró mucho más despacio, y puso los ojos blanco del placer. Guió los movimientos posando su mano detrás de la cabeza de Kenma y agarrando unos cuantos mechones de cabello para moverlos a su antojo.

Kozume por su parte también disfrutaba recibiendo caricias detrás detrás de su nuca. El interior de su boca estaba repleto con cada movimiento que hacía con su cabeza hacia adelante, y al separarse de la erección, juntaba sus labios para repartir algunos besos en la zona superior. Al rato volvía a retomar la secuencia anterior, donde cada vez lograba llegar un poco más lejos. Escuchar los leves suspiros de su novio lo impulsaban a continuar con aquella acción.

Kuroo echó su cuerpo hacia atrás para recostarse sobre las almohadas sin despegar su vista de todo lo que hacía el rubio, y se mantuvo así por un largo rato. 

—Kenma...

El armador que seguía con el miembro en la boca, levantó su vista curioso y emitió un sonido para dar a entender que lo estaba escuchando.

— ¿Puedo lanzarlo a tu rostro?— preguntó Tetsurou  con voz seria. 

Kozume fue sacando lentamente la erección de su boca y asintió un poco extrañado por la pregunta.

"Tienes fetiches extraños" pensó Kenma cerrando sus ojos y masturbando el miembro viril de su novio en dirección a su rostro. 

  Kuroo mordió su labio inferior y agarró con fuerza las sábanas. Su cuerpo se tensó  al ver a Kenma dispuesto a cumplir una de sus fantasías y al rato de haber hecho esa pregunta, eyaculó acompañado de un fuerte suspiro. 

Primero fueron un par de gotas que cayeron sobre su frente, luego un fluido mucho más denso cayó bajo su ojo izquierdo, y el resto, bajo su nariz.  Kenma abrió su boca y luego sus ojos al sentir que ya no salía más. Pero volvió a cerrarlos al sentir que otras gotas iban directo a su rostro. Estas cayeron sobre su labio inferior, e inmediatamente se mordió los labios y pasó su lengua para limpiarlo. 

—No sabe tan mal...— comentó el rubio retirándose el exceso que tenía cerca de los ojos para luego limpiarse los dedos con la lengua.

Kuroo rió despacio mientras sus mejillas se enrojecían. 

— ¿Qué otra cosa quieres que haga?— preguntó Kenma bajando sus orejas de gatos. Parecía muy decidido en cumplir con cualquier petición que se le ocurriera a su novio.

—Te pediré algo luego.— dijo Tetsurou volviendo a la compostura mientras se sentaba sobre el colchón. Luego se acercó lentamente hacia él para quedar encima de su cuerpo. —Ahora es mi turno.

Tras posarse sobre su armador, lamió y besó cerca de su cuello. En esta posición aprovechó de desabotonar la camisa de dormir del rubio. Hizo esto con los primeros tres botones inferiores, y luego subió la tela para dejarlo casi desnudo. Lo observó fijamente a los ojos y luego recorrió con su vista cada centímetro de su piel. Al rato apoyó sus grandes manos sobre la cintura, masajeó hacia abajo para llegar a las caderas y se detuvo a tocar con más fuerza los muslos. Kuroo sabía que Kenma necesitaba ayuda para eyacular, y fue acercando la yema de sus dedos por debajo de sus testículos. Los tocó suavemente mientras se llevaba la erección a su boca. 

Las orejas gatunas de Kenma comenzaron a moverse y su cuerpo se sacudió al sentir que Tetsurou le practicaba una felación. Un poco temeroso, imitó lo que había hecho su novio anteriormente con él, y tocó el oscuro y desordenado cabello mientras recibía placer. Con la otra mano sujetaba las sábanas, en tanto su boca la mantenía abierta intentado evitar cualquier suspiro demasiado fuerte.

   De pronto, no pudo evitar gemir un poco más fuerte al sentir el dedo de Kuroo hurgando en su interior. Ya eran demasiadas zonas erógenas estimuladas simultáneamente. Parecía que no iba a poder resistir mucho tiempo.

—Solo un poco más, Kenma...— murmuró Tetsurou antes de pasar su lengua por el miembro de su novio. 

Kozume tensó más sus pies . Agarró su almohada para morderla e intentar callar los constantes gemidos que salían de su boca . Sus piernas estaban más abiertas y había elevado un poco sus caderas. Kuroo sonrió y continuó masajeando esas zonas hasta que Kenma no logró resistir más y eyaculó sobre su propio abdomen. 

Tetsurou se acercó más al cuerpo de su novio, y empezó a limpiar a besos los fluidos que habían caído cerca de su pecho. Kenma había soltando la almohada y fijó su vista a la cabellera de su capitán, la cual veía moverse constantemente sobre su abdomen.

— ¿Trajiste esa cosa?— preguntó el armador mirando hacia un lado con vergüenza.

— ¿Qué cosa?— Kuroo se había separado del pezón que se encontraba mordiendo en esos momentos.

—Lubricante.— respondió en voz baja.

—Oh, ya veo, estabas esperando por esa parte.— dijo Kuroo empezando a pellizcar con fuerza el pezón que había humedecido anteriormente. 

Kenma quiso responder, pero cerró los ojos y gimió con algo de fuerza al sentir los dedos de su novio tocarlo en esa parte de su cuerpo. Sus mejillas se calentaron en pocos segundo y bajó la vista.

—Podrías haberme avisado.—  murmuró Kenma un poco molesto y volteándose sobre la cama para acercar la almohada a su rostro. Al rato, levantó sus caderas y esperó a que Kuroo se hiciera cargo del resto. 

Tetsurou parecía sorprendido por ese comportamiento tan encantador de su novio,  y sacando el lubricante que tenía en su abrigo, se posó detrás de Kenma. Lo abrazó y acercó su boca a la oreja gatuna. En seguida, apegó su entrepierna al trasero de su amado y comenzó a frotar lentamente. 

—;Kenma, quiero aclarar una duda. 

—¿Podría ser en otro momento?— preguntó el rubio abrazando la almohada con más fuerza al sentir que la entrepierna de Kuroo comenzaba a endurecerse.  

—No, tiene que ser ahora...

—;Apresúrate.

—¿Te agrada lo que estoy haciendo?

Kozume quedó en silencio y no quiso responder a esa pregunta, solo se limitó a sincronizar los movimientos de cadera de Kuroo con los suyos para dar a entender que no le desagradaba para nada. 

—Te lo preguntaré de otra forma... En el caso de que no estuvieras en celo, ¿te comportarías de esta forma conmigo?

—No lo sé.— dijo Kenma en voz baja con la clara intención de cortar con esa vergonzosa conversación.

—Está bien, está bien.— respondió resignado y manteniendo la misma posición pero aumentado la presión sobre la zona trasera de su novio. 

Ya eran cerca de las cuatro de la mañana, y Kuroo había preparado cuidadosamente a Kenma. El sonido de la tormenta ayudaba en esos momentos para esconder cualquier sonido sospecho que pudiera alertar a sus padres. Las sábanas se encontraban húmedas, los vidrios empañados, y la ligera brisa que entraba por el diminuto espacio que dejaba la ventana entreabierta, no lograba bajar la temperatura de la habitación.

A esas horas de la madrugada, ya habían consumado el acto en varias ocasiones, y ahora ambos se encontraban desnudos sobre la cama besándose y frotando sus cuerpos. Las piernas de Kozume se encontraban sobre los grandes hombros de su novio, en tanto Kuroo embestía con tanta fuerza como las veces anteriores, sin embargo hasta ese momento, se resistía a correrse al interior de Kenma. No fue hasta que el mismo armador se lo pidió para que Tetsurou se decidiera a cumplir con esa petición. 

— ¡Bien, en ese caso, creo que es momento que yo también te pide algo.

— ¿Qué cosa? — preguntó con dificultad.

 Kuroo se acercó al oído de Kenma y le susurró despacio lo  que tanto anhelaba esa noche.

—Pero eso no...—  respondió inmediatamente antes de apretar sus labios al sentir que Kuroo hacía fuerza para ahondar más en él. —Nos pueden escuchar...— dijo rápidamente antes de sentir varias embestidas seguidas que provocaron que apretara con fuerza sus labios.

—Ahora la tormenta hace suficiente ruido para que no nos escuchen.— dijo Kuroo acomodando nuevamente su rostro en la zona que había entre el hombro y mejilla de su amado. —Hazlo...—añadió en voz baja para continuar con sus embestidas. 

Kenma apretó sus glúteos y se entregó al placer, olvidando por completo si alguien dentro de su casa sería capaz de oírlos. Enterró sus uñas en la espalda de Kuroo y acercó su boca a la oreja de su novio para cumplir con su pedido. Tetsurou, a su vez, también cumpliría con las exigencias de Kozume. 

 Unas horas después, el despertador de Kenma no dejaba de sonar. A los pocos minutos entró su madre para apagar el artefacto, y en cuanto dio unos pasos por la habitación, notó que la ventana se encontraba un poco abierta. Inmediatamente retó a su hijo que recién estaba abriendo los ojos.

 Kenma parecía estar muy agotado para decir algo y se limitó a bostezar. En ese momento algo había dicho su madre que no alcanzó a escuchar con claridad. La madre de Kenma suspiró y tras cerrar la ventana se retiró de la habitación.

— ¿Qué pasa con la escuela?—  se preguntaba Kozume en voz baja. Al ver la hora de su reloj se sentó rápidamente en la cama. Todo su cuerpo parecía fatigado y sintió un fuerte dolor en sus caderas.

"Otra vez este dolor..."  pensó recordando su primera vez. "Maldito Kuro..." seguía pensando en tanto se quitaba el cobertor de encima. 

Al momento de ponerse de pie sintió que la puerta se abría nuevamente. Esta vez era Kuroo quien venía vestido con una ropa casual y traía una enorme bandeja con el desayuno.

— ¿Qué haces aquí?

— ¿Eh? ¿Qué clase de pregunta es esa?—  preguntó Tetsurou un poco ofendido y dejando la bandeja sobre el kotatsu.

— ¿Y por qué no llevas puesto el uniforme?— siguió interrogando el armador confundido. 

—Toma asiento y te explico.—; respondió sonriendo. Kenma se avergonzó al ver la sonrisa que se le había formado en el rostro a su novio. En su actual estado, volver a sentarse o el solo hecho de ponerse de pie ya le provocaba un molesto dolor.

Una vez acomodado, Tetsurou se sentó al lado de él y besó su cabello. 

—Anoche antes de volver a mi casa, dejé todo en su lugar por si tu madre venía a despertarte. Eso incluyó que te pusiera otro pijama y cambiara tus sábanas. El crimen perfecto.— finalizó con una sonrisa burlona.

—Gracias.— dijo Kenma bajando su vista un poco avergonzado. Kuroo habría esperado una mirada amenazante después de lo que  había dicho, pero le sorprendió aquella respuesta tan modesta. Se quedó un rato en silencio para luego rodearlo con su brazo y acercarlo a su cuerpo.

—El caso es que estás de suerte. Suspendieron las clases por el temporal de anoche.  El instituto se inundó y avisaron que hoy y mañana no habrán clases. Además, se canceló la práctica hasta el lunes, pero de igual forma iremos a entrenar el sábado con los búhos... así que tienes hasta ese día para recuperarte.

Kenma en seguida cambió el semblante y lo miró enojado.

—Pero descuida, vine a hacerte compañía. Recuerda que mañana debemos ir al templo de gatos.

Kozume se quedó callado y asintió con la cabeza antes de tomar su consola. Ese día pasaron toda la mañana y la tarde juntos.

La mañana del viernes Kuroo lo había ido a buscar a su casa. Esta vez se había quedado afuera a esperarlo. Kenma salió en seguida y lo saludó como de costumbre. Estaba abrigado con varias prendas invernales, incluso una enorme bufanda cubría la mitad de su rostro.

Tetsurou le había causado  gracia la vestimenta de su amado e intentó ocultar su risa volteándose a  otro lado. Kozume ignoró este comportamiento y se adelantó unos pasos para llegar cuanto antes al templo y terminar con esa visita casi obligada. 

Durante el trayecto no hablaron mucho. Kenma estaba un poco nervioso, en cambio Tetsurou se mostraba impaciente. Al llegar al templo, había un hombre barriendo a las afueras de la pequeña edificación la cual tenía en sus alrededores una gran colección de figuras de gatos blancos. Por los alrededores se veían varios cerezos que aún conservaban sus amarillentas hojas otoñales. El anciano, que parecía concentrado en la limpieza, se detuvo para dejar la escoba a un lado al notar a los dos jóvenes acercarse. 

—Vinieron al lugar indicado.

—Pero...

—Pasen, tengo té y algunos dulces.

—No le hemos preguntado nada aún.

—Ya sé a qué vienen. Son de Nekoma y vienen a preguntar sobre sus poderes sobrenaturales gatunos.

— ¿Cómo lo supo?— dijo Kuroo volteando a mirar a Kenma confundido. 

—Síganme, les contaré un poco sobre los orígenes...— dijo el anciano caminando a paso rápido por un camino de piedras hasta la entrada al templo. Antes de entrar, todos se sacaron los zapatos y lo dejaron en la entrada. Luego caminaron hasta  llegar a una cálida habitación repleta de gatos de diferentes razas.  —Tomen asiento.— añadió señalando el lugar y al mismo tiempo caminando hacia la estufa para encenderla. 

Ambos jugadores de Nekoma se sentaron sobre unos cojines que estaban sobre el suelo y miraron con atención al hombre que ahora se encontraba sirviendo té. 

—Empecemos por partes. Los primeros registros datan hace un par de décadas en Tokyo, pero lo curioso es que solo se conocen casos que afectan a los estudiantes de Nekoma, específicamente a los jóvenes con escasa o nula capacidad de demostrar sus verdaderos sentimientos.

Kuroo abrió un poco más los ojos de la sorpresa mientras Kenma se retraía e intentaba fijar su atención en los gatos que estaban en la habitación.

—Es para toda la vida, pero no impide tener una vida normal. Existen rituales para sellar esos poderes durante un tiempo, sobre todo para esos días donde las hormonas no se pueden controlar...

—Espere, quisiera preguntar sobre los eclipses...— interrumpió Kuroo sabiendo que la conversación se volvería incómoda para Kenma. 

—Este "poder" se traspasa a través de las relaciones sexuales.— prosiguió el anciano sin hacer caso a la interrupción del capitán de Nekoma.  —Debo suponer que ustedes ya consumaron su relación. Lo digo porque en general siempre vienen en parejas a resolver sus dudas...

Tetsurou sonrió nervioso en tanto Kenma había bajado la cabeza por la vergüenza. Ninguno de los dos  pudo negarlo y se quedaron callados. Kenma por su parte comenzó a sudar frío, y sintió una fuerte presión en su pecho. Lo único que quería era salir cuanto antes de ahí.

—Descuiden, no hay de qué avergonzarse. Sé que los tiempos cambian y la juventud de ahora está cada vez más apasionada... En fin, ¿en qué iba? — preguntó rascándose la barbilla mientras Kozume parecía que se decidía a dejar el templo en esos momentos. No alcanzó a ponerse de pie cuando escuchó lo que tanto temía por escuchar sobre la maldición. —Me imagino que ya se dieron cuenta de que el estado de celo es perfectamente controlaba después de las tres horas. Es decir, después de las tres de la mañana la mayoría de las personas pueden volver a dormir sin ningún problema. En realidad solo basta con encargarse del problema una vez para volver a la normalidad.

Hubo un instantáneo silencio en la habitación después de esas palabras. Hasta los gatos habían dejado de ronronear e incluso el sonido del viento se había detenido. Luego de un par de segundos, que para el armador se hicieron eternos, el sonido de un teléfono interrumpió esa tensa escena.

— ¡Debe ser mi hija! — exclamó rápidamente el viejo poniéndose de pie. —Solo puedo comunicarme con ella una vez al mes, me tendrán que disculpar, solo me tomará un par de minutos.

Kuroo asintió con la cabeza dando a entender que comprendía la situación. Kenma por su parte, mantenía la cabeza agachada.

—Regreso en seguida.— dijo el anciano poniéndose de pie y retirándose del lugar con prisa.   

"Vaya vaya..." pensaba Tetsurou mientras una orgullosa sonrisa se formaba en sus labios.

 El rubor en las mejillas de Kenma era directamente proporcional a la felicidad de Kuroo, y en cuanto notó que el capitán de Nekoma no dejaba de observarlo, lo único que deseó en esos momentos era desaparecer de la faz de la Tierra.

.

.

.

Continuará...

Notas finales:

Gracias por su apoyo en forma comentarios. Lamento la tardanza, ya estoy finalizando mi semestre en la U, es mi último año y joer, ha sido complicado. 


Me harán muy feliz leer sus comentarios y/u opiniones. Subo esta misma historia en wattpad, recomiendo esa plataforma porque aquí los virus son pan de cada día


¡Saludos!


PD: Pillaron a Kenma (?) -para los que no recuerdan, se supone que el celo le duraba toda la noche, pero nah :v  la cosa nunca fue tan así. Kenma seguía igual de candente después del celo pero no se lo iba a decir a Kuroo por vergüenza. Ahora el pobre quiere que se lo trague la tierra xD- 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).