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Siempre Implícito por Miss Eun

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Notas del capitulo:

Feliz Navidad. (?)

ChanYeol y MinSeok se habían conocido doce años atrás, cuando ambos entraron como practicantes en YCP Ent. con apenas dieciocho años. Los padres del alto creían firmemente qué, como heredero de la “más grande” compañía de telecomunicaciones en Corea, su hijo debía conocer de fondo el negocio, por lo que insistieron que debía empezar desde el peldaño más bajo, cosa que realmente al peligris no le molestó.

 

Ambos hombres se encontraban en las afueras del colosal edificio, mientras esperaban que el joven encargado de traer el auto de ChanYeol, llegase con éste. Nunca tenían un tema de conversación en especial, tampoco tenía un día determinado para salir a almorzar juntos, por lo que la invitación que el hombre con mirada felina le había hecho coincidía demasiado con el día en el que medio mundo sabía que la había cagado, eso sin mencionar la miseria en la que se encontraba. Ya no podía escapar del interrogatorio que seguramente le haría el contrario.

 

Al alto le llovía sobre mojado, porque eran demasiadas desgracias en un día. Era eso o que simplemente el universo quería tocarle los cojones a ChanYeol. Su mirada se encontró con la figura del pequeño hombre de cabello castaño, quien era acompañado por su asistente de ojos saltones, como siempre, al otro lado de la calle. Ambos hombres charlaban y reían de quién-sabe-qué-mierda, provocando que el alto entrecerrara sus ojos. ¿Qué se traían esos dos? Seguramente si lo averiguara podría sacarle provecho a esa clase de información.

 

Su mirada debía ser jodidamente intensa, porque segundos después los ojos de BaekHyun se encontraron con los suyos. Una sonrisa de hijo de puta se formó en los labios del castaño, lo sabía. Sabía lo jodido que lo había dejado esa mañana y sabía perfectamente lo mucho que le había afectado. MinSeok dejó de hablar al percatarse que prácticamente se encontraba haciendo un monólogo en el que solamente él estaba interesado, para luego observar en dirección dónde miraba el gigante.

 

Quizá fue un impulso idiota, pero la verdad era que ChanYeol realmente era un idiota. Cruzó la calle a zancadas, esquivando torpemente los autos que circulaban sobre ésta mientras era observado por un BaekHyun con el ceño fruncido. Cuando hubo llegado al lado contrario, tomó sin titubear al castaño por su muñeca, haciéndole soltar miles de maldiciones mientras le arrebataba las llaves del auto que yacían sobre la mano que tenía prisionera.

 

Abrió el asiento del copiloto, tirando al más bajo dentro del auto y cerrando la puerta, seguidamente se dirigió corriendo al asiento del conductor, arrancando rápidamente el automóvil dejando a un MinSeok y un KyungSoo con interrogantes dibujadas en sus rostros.

 

—¡Abre la jodida puerta, Park ChanYeol!

 

—Puedo abrirla, pero no me detendré. —dijo quitando el seguro de la puerta del copiloto al mismo tiempo que pisaba más el acelerador. —¿Saldrás?

 

—Bastardo. —refunfuñó. —¿Qué coño crees que haces? —preguntó minutos después, rindiéndose y acomodándose sobre el asiento.

 

—Investigación de campo.

 

—¿Investigación de campo? —bufó incrédulo.

 

—Sí, ya sabes, observación, entrevistas y toda esa clase de mierdas. —contestó casualmente mientras se pasaba un semáforo en rojo.

 

—¿Quieres detener el maldito coche? Vas a matarnos.

 

—Es una suerte que tengas seguro de vida.

 

—¿Estás teniendo un mal día, Park? —ladeó una sonrisa triunfadora, olvidándose del hecho que el loco bastardo a su lado era la persona más temeraria al volante, al menos en ese momento.

 

—Eso fue muy bajo, BaekHyun.

 

—Solo busco la veracidad de las cosas.

 

—¿Hoy sí te interesa la veracidad de las cosas? —cuestionó observándole con sus profundos ojos.

 

—¿Qué coño hablas? ¡Y mantén la puta vista en el camino! —ordenó empujando el rostro de ChanYeol con una mano, de manera que mantuviera su mirada al frente.

 

—Creo que ya hemos tenido suficiente de éste jueguito tuyo, ¿No crees?

 

—No sé de qué hablas. —contesto secamente, evitando el tema. ChanYeol bufó, cansado.

 

—No creo que sea conveniente que te hagas el desentendido, Baek. —reprochó tranquilizando su tono de voz. —No sé por qué no se me ocurrió lo de las CCTV a mí. —comentó segundos después, cambiando de tema bruscamente.

 

—Porque eres idiota. —soltó. —Además… Soy mejor periodista que tú. —alardeó fijando su mirada hacia la ventana. —ChanYeol bufó divertido.

 

—Lo aprendiste de mí. —replicó.

 

—¿Qué quieres ChanYeol? —interrumpió, incómodo.

 

—Ya te lo he dicho, hago investigación de campo. En este momento te estoy entrevistando. —BaekHyun alzó una ceja ante la respuesta tan idiota que el gigante le había dado.

 

—No me importa tu mierda, regrésame con KyungSoo. —ordenó cruzándose de brazos.

 

—Tú... ¿Follas con tu asistente? —preguntó de repente.

 

BaekHyun hubiera deseado no ver aquel destello en los ojos del estúpido gigante, pero ahí estaba tan presente como en todos sus encuentros, haciéndolo maldecir por hacerlo titubear diversas veces.

 

—No me jodas. —se limitó a decir.

 

—Responde.

 

—¿Tú lo haces? —replicó.

 

—Podría ser. —divagó. — Responde.

 

—Podría ser. —mintió.

 

—¡Mierda, Baek! —exclamó frenando el auto en seco, provocando que sus cuerpos se impulsaran hacia adelante turbulentamente. —Responde.

 

—¡Te he respondido, loco bastardo! —gritó exasperado. —¡Y deja de llamarme así!

 

—Cinco años, Baek. —dijo mientras estrujaba fuertemente el volante que aún mantenía en su agarre. —Han pasado cinco años desde entonces. ¿No puedes simplemente dejar ir el pasado y caminar hacia el futuro?

 

—Esa frase es de una película, señor plagio.

 

—En realidad lo dijo Walt Disney, luego lo usaron en una película. —BaekHyun rodó los ojos.

 

—Como sea. —le restó importancia. —Yo estaba llevando bien las cosas, ChanYeol. ¿Por qué coño te apareciste por mi oficina? —se quejó.

 

—Me habló tu novio, no pude negarme. —se excusó. BaekHyun bufó exasperado.

 

—Déjate de mierdas.

 

—De todos modos… —prosiguió ignorando el comentario que su acompañante acababa de hacer. —Los dos somos adultos, Baek… —tomó aire. Se había ganado la atención del castaño con esa última declaración, quizá el más bajo estaba equivocado y ChanYeol había dejado de ser un gilipollas. —Yo, especialmente… Soy uno muy caliente. —ladeó una sonrisa. No, no había cambiado ni una mierda.

 

—Suficiente. —sentenció exasperado mientras abría la puerta del auto, bajándose rápidamente de éste mientras aún se mantenía detenido a media avenida. Cerró la puerta de un porrazo al mismo tiempo que gritos afloraban la boca del alto. —¡Asegúrate de regresar mi auto en menos de dos horas, si no quieres que ponga una denuncia en la comisaría! —amenazó con un dedo mientras asomaba su rostro por la ventana, luego giró sobre sus pies mientras caminaba lejos de su propio coche, deteniendo un taxi en menos de treinta segundos, dejando a ChanYeol sin oportunidades de bajarse del auto, el cual era estúpidamente pequeño para su estatura.

 

ChanYeol seguía recordando claramente la primera vez que vio al pequeño hombre de hermoso trasero. Le extrañaba demasiado, claro que eso era algo que se negaba a aceptar, incluso a sí mismo. BaekHyun apenas pisaba los veinte cuando cruzó por primera vez la puerta de la comisaría del sector del río Han con una pequeña libreta en manos, una mochila de una sola asa cruzada en diagonal sobre su pecho y una réflex colgada en el cuello.

 

El tipo era unos centímetros más bajo que ChanYeol, de nívea piel y facciones estúpidamente delicadas, especialmente para un hombre. El gigante de veintitrés no pudo evitar pensar que el más bajo era caliente, y vaya que lo era con ese ridículo delineador sobre sus ojos que, a su sorpresa, le sentaba jodidamente bien, acentuando su mirada.

 

Era obvio para ChanYeol que el más bajo era carne fresca, y él debía actuar rápido si no querían que le arrebatasen al pequeño tipo caliente de sus garras, porque sí, lo quería para él.

 

—¿No valoras tu vida? —le susurró por detrás del oído, inclinándose hacia el menor, quien se giró completamente para ver a quien le dirigía la palabra.

 

—¿Cómo? ¿Por qué lo dices? —preguntó ladeando su cabeza, con la duda plasmada en su rostro y haciendo un pequeño puchero con sus labios. ChanYeol disimuló la reacción de sus rodillas temblorosas, porque el tipo era mucho más atractivo de cerca de lo que se había imaginado. Ladeó una sonrisa mientras soltaba un bufido, divertido.

 

—Lo que quiero decir, es que si valoras tu vida… Deberías dejar esos pantalones ajustados para ir a clubes nocturnos. —dijo aún con la sonrisa dibujada en sus labios.

 

—¿Qué tienen de malo? —preguntó frunciendo el ceño, observando sus propios pantalones en busca de algo que estuviese fuera de lugar.

 

—Te van a violar, se te marca el trasero. —soltó, divertido. BaekHyun se sonrojó, cosa que a ChanYeol se le antojó estúpidamente adorable.

 

—Tengo buen trasero. —afirmó defendiéndose. No era la respuesta que ChanYeol esperaba por lo que le hizo ensanchar aún más la sonrisa que le dedicaba al castaño.

 

—Es bueno que lo sepas. —rió. —¿Siempre eres así de seguro?

 

—Podría ser.

 

—Supongo que eso es bueno, sobre todo si no quieres ser comido por los lobos.

 

—Estoy consciente del salvajismo periodístico, señor lobo. —bromeó, riendo suavemente mientras caminaban por uno de los pasillos de la comisaría.

 

—ChanYeol.

 

—¿Perdona?

 

—Mi nombre, es ChanYeol. —afirmó haciendo contacto visual con el más bajo y mostrando su mejor sonrisa, seductora, si le preguntasen a BaekHyun.

 

—Bueno pues, un gusto. —sonrió, caminando lejos del gigante.

 

—¡Oye! —le llamó cuando se percató que el pequeño tipo caliente se alejaba de él. —¿No me dirás tu nombre? —El más bajo rió.

 

—¡Tal vez te lo diga cuando dejes de observar mi trasero! —exclamó dos metros por delante del gigante mientras le sonreía.

 

ChanYeol rió. No tenía planeado abordar al chico de aquella manera, pero tampoco podía desaprovechar la situación, le intrigaba demasiado el tipo de culo bonito y delicadas facciones, más de lo que lo había hecho nunca cualquier otra persona.

 

—BaekHyun. Ese es mi nombre.  —exclamó minutos después, apoyado sobre el marco de la puerta mientras observaba con mirada divertida a ChanYeol, quien acababa de salir de sus pensamientos al oír el nombre del castaño. Sonrió una última vez antes de darse la vuelta y dirigirse de regreso a su trabajo.

 

ChanYeol era el jefe de un pequeño equipo periodístico, cosa de la cual BaekHyun se enteró dos horas después cuando se hizo la presentación formal entre todos los presentes. También se enteró que trabajaba para YCP Ent. y había estado trabajando en el sector del río Han por aproximadamente cuatro años.

 

La reputación del gigante era un tanto confusa, BaekHyun había escuchado de todo acerca del tipo caliente de la YCP Ent. El alto era un excelente periodista, apasionado por su trabajo y muy eficaz. Pero por otro lado, el pelinegro era conocido por ser un casanova de primera categoría, capaz de conseguir a todo aquel que se le pusiese enfrente si así lo deseaba. También era un gilipollas y a pesar de que ChanYeol cumpliera con todo aquello que BaekHyun deseaba en un hombre, los tipos así solían caerle en los huevos.

 

Una parte de BaekHyun se sintió ofendido si el tipo creía que él sería una especie de presa fácil, aunque tampoco le molestaba entrar en el juego de Park ChanYeol, porque él sabía cómo jugar también.

 

Sin embargo, BaekHyun no esperaba encontrarse con el gigante a la salida de la comisaría de ese mismo día, recostado sobre la vieja pared de ladrillos bermellón con aquel enorme abrigo en color marino. Tampoco esperaba que le regalara una sonrisa sincera al momento que sus miradas se encontraron, haciéndole tragar en seco al mismo tiempo que se volvía a replantear si jugar o no al juego que ChanYeol estuviera dispuesto a proponer.

 

—¿Así que trabajas para BHB Corp? —preguntó el alto acercándose.

 

—Mhm. —se limitó a pronunciar.

 

—Ya veo. —bufó divertido.

 

—Tú trabajas para la YCP Ent. —comentó de repente. —Lo cual es una lástima… —dijo introduciendo sus manos en los bolsillos de su abrigo, la temperatura empezaba a bajar al mismo tiempo que el sol descendía por el horizonte, dándole entrada la penumbra nocturna.

 

—¿Una lástima? —cuestionó al tiempo que emprendía su paso junto al más bajo, sin algún destino en específico marcado.

 

—Mhm. —volvió a asentir. —Te iría muy bien en BHB Corp. estoy seguro de eso. Eres un excelente periodista, por lo que escuché. —ChanYeol rió suavemente.

 

—Lo soy. — expresó altaneramente mientras subía su rostro en dirección al cielo crepuscular, ganándose una mirada acusatoria por parte del más bajo, de la cual no se percató. —Sin embargo… —continuó. —Aún me falta mucho por aprender. Ciertamente el ser humano nunca deja de aprender, y no espero confiarme de mis habilidades. —dijo bajando su mirada hacia BaekHyun, encontrándose nuevamente con sus ojos. —Me he equivocado muchas veces en el pasado, Baek. —el aludido enarcó una ceja, sin embargo no se atrevió a interrumpir las declaraciones de su acompañante. —De esos errores y equivocaciones he aprendido lecciones muy valiosas que me han hecho ser como soy actualmente. —rió. —La vida es una paradoja, si lo piensas bien, ¿No crees?

 

BaekHyun nuevamente se limitó a asentir mientras seguía el paso del gigante. ¿Quién era ese tipo con el cual se encontraba caminando en esos momentos? Nunca lo supo, lo único que el castaño llego a saber fue que aquel ChanYeol que se mostraba ante él, volvió a mostrarse diversas veces frente a él.

 

ChanYeol aparcó el auto de BaekHyun justo enfrente del maldito edificio de la BHB, treinta minutos después que el más bajo bajara del mismo, tomando aquel taxi a media avenida. MinSeok yacía al otro lado de la acera con JongDae al lado, ambos hombres notaron la llegada del gigante, observándolo entre curiosos y divertidos ante la situación.

 

El alto bajó del pequeño coche deportivo con dificultad para luego dirigirse a la recepción de la televisora contrincante, hablando con la recepcionista, quien al inicio se había negado rotundamente el dejarle pasar hasta el último piso y dirigirse hasta la oficina de BaekHyun, como lo había hecho la vez anterior.

 

Solamente fueron necesarios un par de guiños, relucir su perfecta sonrisa seductora y algunos cumplidos genéricos para que la encantadora mujer le diera un carné de acceso junto con su número telefónico, el cual ChanYeol no iba a utilizar ni de coña.

 

Llegó hasta el último piso del colosal edificio mientras se adentraba por la estancia, en busca del despacho de BaekHyun. Los empleados le miraban de reojo como era habitual, eran una bola de chismosos y ChanYeol lo sabía. No iba a saludarles ni ser educado como la última vez, no estaba de humor, aún seguía molesto por lo sucedido en la mañana, a eso sumándole que BaekHyun le había dejado solo en su puñetero auto para personas jodidamente pequeñas.

 

—¡Oye! —gritó KyungSoo en cuanto le vio tomar el pomo de la puerta que daba con la oficina de BaekHyun. —¡No puedes entrar así, bastardo!

 

—Yo solo me anuncio. —gruñó abriendo rápidamente la puerta y cerrándola con seguro justo en las narices de KyungSoo.

 

BaekHyun lo observó con una expresión que se debatía entre la sorpresa y la exasperación. Se levantó de su asiento con el ceño fruncido sin despegar la mirada de ChanYeol. Ambos eran capaces de sentir la tensión en el ambiente, nada cómoda si le preguntaran a cualquiera de los dos.

 

—Creo que ha sido suficiente de ésta mierda por un día, Baek. —chilló con un tono de voz severo mientras se acercaba amenazadoramente en dirección al castaño. —Y no me vengas con las mierdas de las formalidades, no estoy de humor.

 

—Bien. —aceptó a regañadientes, formando un rictus con la boca. —¿Qué es lo que quieres? —preguntó de mala gana, sin romper el contacto visual en ningún momento.

 

—Quiero aclarar las cosas.

 

—Creí que todo estaba claro.

 

—No para mí. —declaró bajando la severidad en su tono de voz. —Nada que tenga que ver contigo está claro para mí, no durante los últimos años. —comentó con seriedad, aunque más tranquilo. BaekHyun se odió por un momento, porque estaba a punto de flaquear su inquebrantable mirada. En su interior seguía existiendo algo que solo Park ChanYeol era capaz de hacer vibrar.

 

—Si vienes a hablar de eso, será mejor que regreses por donde llegaste. —alcanzó a decir con dificultad.

 

—Está bien. —suspiró. —Dejaremos ese tema para la próxima vez. —planteó.

 

—¿Algo más?

 

—La guerra sigue en pie. Aún sigo creyendo que lo que hiciste fue muy bajo, pero me alegra que lo hicieras. —sonrió, sin embargo ésta vez no había ni una pizca de prepotencia, burla o algún sentimiento similar en ella.

 

—Lo sé… Yeol.

 

—Baek… —pronunció delicadamente, como si se tratase de una suave caricia. —A pesar de todo, ha sido bueno volver a verte. —comentó mientras se giraba de regreso a la puerta. —Dejaré las llaves de tu coche con KyungSoo. —dijo antes de salir de la estancia.

 

Decir que lo sucedido hace apenas una hora no le había afectado, sería mentir. Le había afectado de manera trascendental, hasta el punto de no poder negárselo ni siquiera a sí mismo. ChanYeol siempre causaba eso en él, desde la primera vez que lo había conocido hacía ya aproximadamente cinco años. El tipo se le había acercado y desde el inicio existió esa clase de conexión entre ambos, conexión que BaekHyun había tratado de olvidar durante un largo tiempo.

 

BaekHyun nunca se lo había comentado a nadie, ni siquiera a KyungSoo, siempre había fingido el no conocer al tipo de sonrisa seductora y por lo que se había enterado por puros comentarios casuales de los demás empleados, el gigante lo hacía de igual manera. Lo habían manejado bastante bien durante los últimos años, no se habían visto por mucho tiempo, ni siquiera habían coincidido en eventos sociales y tampoco se habían encontrado al otro lado de la calle como había estado sucediendo desde el día anterior.

 

El destino era un hijo de puta que le había hecho creer que no tendría que lidiar con Park ChanYeol nunca más en su vida, pero era una vil broma, porque era consciente que desde ese momento, se iba a encontrar con el gigante numerosas veces en el futuro cercano.

 

***

 

—Creo que hay algo que debes contarme. —dijo el de sonrisa felina sentándose frente al escritorio de cristal que yacía en la oficina de YooRa.

 

—¿A qué te refieres? —preguntó sin despegar la mirada de los papeles que tenía entre manos. —¿Quién mierda escribe esto?

 

—¿No me vas a prestar atención, maldito bastardo? —chilló JongDae. ChanYeol suspiró profundamente, para poner su mirada sobre él con gesto severo.

 

—¿Qué quieres, Chen?

 

—Quiero que me digas que pasa con Byun BaekHyun. —exigió. —Y no me vengas con esa excusa de mierda de “solo quería conocer mejor a mi rival”. No se te da mentir. —reprochó.

 

—Entonces no sé qué esperas. Ya te lo he dicho. —pronunció volviendo a poner su atención a los viejos reportajes.

 

—Me ocultas algo, lo sé. —dijo con entrecerrando sus ojos. —Llevas dos semanas llegando antes de la hora de entrada y te diriges directamente hasta acá a revisar la misma mierda, y todo desde que secuestraste al director de la BHB Corp. en su propio jodido auto.

 

—Me ha declarado la guerra, solo me lo estoy tomando en serio. —respondió secamente.

 

—A otro perro con ese hueso, ChanYeol. —exclamó molesto. —Estás actuando igual que hace cinco años, la diferencia es que en aquel entonces pusiste tu atención en el culo de Dara, hoy te escondes entre esos reportajes de mierda. —acusó. —No volveré a cometer el mismo error. En ese entonces te dejé en paz porque creí que lo ibas a superar rápidamente, pero no lo hiciste. —ChanYeol enarcó una ceja, regresando su atención hacia su amigo quien le observaba severamente con el ceño fruncido.

 

El gigante sabía que no podía ocultarle nada a JongDae, el tipo lo conocía demasiado bien, lo cual resultaba un punto en contra cuando quería ocultarle cosas escudándose en excusas estúpidas. Verdaderamente él mismo se había sorprendido por el hecho de que en aquel entonces el tipo le hubo dejado en paz con el tema de haber dejado su encomienda en el río Han, aceptando de buenas a primeras el ascenso que le propuso el jefe de periodismo.

 

Estaba jodido, porque el hombre no se iba a detener hasta sacarle la última palabra que tuviera que ver al respecto con eso, aunque quizá ya había llegado el momento de dejar salir todo aquello a flote.

 

BaekHyun le seguía provocando demasiadas emociones, justo como lo había hecho en el pasado. El tipo de trasero hermoso seguía ahí, justo al cruzar la calle, pero ambos eran lo suficientemente estúpidos como para no detenerse a pensar que la solución estaba simplemente en sentarse a charlar, tal vez con un buen café americano de por medio. Quien sabe, tal vez podrían hacer mucho más que simplemente arreglar el mal entendido del plagio de reportajes.

 

ChanYeol apoyó todo su peso contra el respaldo de la silla, recostándose sobre ésta a la vez que suspiraba por milésima vez en las últimas dos semanas. Se cruzó de brazos mientras hacía un puchero con los labios en desacuerdo con lo que estaba a punto de decir, pero nuevamente, ya no tenía de otra.

 

—¿Recuerdas hace cinco años, cuando te dije que había un tipo que llamaba mucho mi atención?

 

—¿Hablas del tipo caliente de culo bonito? —recordó frunciendo el entrecejo.

 

—El mismo.

 

—¿Qué tiene que ver él con todo esto? Pensé que se había largado sin decir nada.

 

—Sí. —pronunció. —Bueno, no exactamente… Algo parecido. —titubeó. JongDae trataba de atar los cabos sueltos, sin mucho éxito.

 

—Aclárate.

 

—Bueno, el tipo no se fue, ¿bien? —comentó un tanto exasperado. —Fui un gilipollas…

 

—No me extraña. —interrumpió. ChanYeol le observó con los ojos entrecerrados, molesto. —Continúa. —ordenó, esbozando una sonrisa burlona.

 

—Lo insulté, me insultó. Fue un desastre, dije cosas hirientes y él me las dijo a mí. —dijo con dificultad, un nudo empezaba a formarse en su garganta y se sintió vulnerable, odiaba esa maldita sensación. —Ese tipo era Byun BaekHyun. —soltó antes de perder el control sobre sus emociones. JongDae no estaba seguro de lo que sus oídos estaban escuchando, sin embargo, el semblante del gigante le aclaró su duda. Hablaba en serio.

 

—Creí que habías dicho que no conocías al director de la BHB Corp.

 

—Mentí, ¿bien?

 

—Bueno, al parecer sí sabes mentir, porque te creí. —exclamó —Me ofendes, Park ChanYeol. ¿Mentirle así a tu mejor amigo? —pronunció llevándose una mano al pecho, exagerado. ChanYeol bufó.

 

—¿Ahora sí me dejarás seguir con mi puñetero trabajo?

 

—No. —respondió frescamente. ChanYeol rodó los ojos. —¿Me estás diciendo que el único tipo al que tomaste en serio en una relación es Byun BaekHyun, director y dueño de la BHB Corp.?

 

—Mhm.

 

—¡El tipo está entre los diez empresarios más guapos de Corea, según esa puta revista…! —pronunció perdiéndose en sus palabras. —¡No recuerdo su nombre, pero es importante! —reprochó.

 

—Yo también estoy entre ellos. —gruñó frunciendo el rostro, ofendido.

 

—Sí, pero él está en un puesto más alto que tú. —se burló.

 

—Joder, JongDae. Vete. —ordenó.

 

—¡Espera, espera! —dijo haciendo ademanes exagerados. —¿Es por él que dejaste el periodismo? Desde entonces has estado más imbécil, porque ya eras imbécil. A lo que me refiero es que te vas detrás de cualquier culo. Antes tenías un estándar y estilo. —ChanYeol frunció su rostro al escuchar eso, poniéndose de pie.

 

—Vete. —ordenó con severidad mientras señalaba la puerta con su índice.

 

—Vale, vale. Me voy. Pero que lo sepas, no he terminado contigo. —fue lo último que dijo antes de cruzar por la puerta, alejándose por el amplio pasillo.

 

Decirle todo aquello a JongDae fue más difícil de lo que había creído a pesar que todo lo que había dicho era demasiado superficial, sus emociones solían ganarle siempre que recordaba los acontecimientos relacionados con su separación con BaekHyun.

 

El castaño era el único capaz de sacar su yo interior, dejando de lado aquella fachada de gilipollas seductor que solía usar la mayoría del tiempo. No era que ChanYeol fuese un insensible como todo el mundo solía decir que lo era, lo que sucedía era que nadie había sido capaz de merecer su esfuerzo ni de llamar su atención como lo había hecho el más bajo.

 

La mayoría de sus conquistas eran chicas o chicos superficiales, agradables a su vista, pero con los cuales no le apetecía pasar más de una noche desenfrenada en algún lugar discreto. Lo mismo había sucedido con Dara, con la única diferencia que la mujer era presentadora de uno de los shows que producía la YCP Ent. sirviéndole a ChanYeol como excusa para abandonar el departamento de periodismo y el noticiero con éste.

 

La verdad era que Dara era una mujer hermosa, el sueño para cualquier hombre, pues la chica aparte de tener belleza, era agradable. Cosa que no aportó nada en la “relación” porque la cabeza de ChanYeol seguía traicionándole, bombardeándolo con imágenes de BaekHyun cada dos por tres. De igual manera, Dara nunca se tomó en serio su relación con el heredero de la YCP, dejando el asunto de lado por el bien de ambos.

 

ChanYeol seguía sumergido entre los viejos reportajes y los nuevos que llegaban a la oficina que volvía a ser suya, esforzándose por no pensar nuevamente en BaekHyun. Tomó el reportaje que acababa de llevar una de las internas, el cual había dejado agraciadamente sobre el escritorio mientras hacía una estúpida reverencia la cual ChanYeol ignoró aposta.

 

Se había encontrado nuevamente con un artículo escrito a la perfección, complejo, denso, bien estructurado y lleno de recursos visuales que realmente aportaban a la noticia. Se encontraba con esa clase de reportajes y notas cada cierto tiempo. Empezaba a tener la sensación que algo no estaba bien, porque reconocía la escritura y la manera tan fluida en la que las palabras yacían plasmadas sobre el papel. Todos los reportajes que se asemejaban a ese tenían un autor diferente, sin embargo, ChanYeol sabía que se trataba de la misma persona, porque había revisado cada maldito reportaje de los supuestos autores y joder, escribían como la mierda.

 

O eran muy exagerados o eran aburridos, no tenían ese nivel de escritura ni de análisis. Algo simplemente no encajaba en todo aquello.

 

Notas finales:

Si llegaron hasta aqu, ¡gracias por leer!

 

 

Nos leemos pronto~

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