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And Lately, I Think of You por Breniiful

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Notas del capitulo:

¡Hola!

No me tarde tanto en actualizar, creo yo XDDD

Muchas gracias a: Garry, Len, kamy Nezumi Uchiha; por sus cuquis comentarios.

Como notaron cambié el resumen de la historia, creo que lo haré con cada capítulo XDDDD Al fin, sólo son 6 :DDDDD

Sin más que decir les dejo con el segundo capítulo de esta historia.

Im fine thank you, ¿and you?

 

—Señor Jaeger, le acaban de traer este arreglo—.

 

Eren se levantó aburridamente de su silla para recibir aquellas violetas blancas que inesperadamente le habían enviado, detalle que seguramente pertenecía a su madre. Últimamente andaba algo decaído de ánimo, por lo que su familia y sus amigos intentaban de cualquier forma hacerle sonreír. Este hecho estaba reflejándose incluso en sus pinturas, todas ellas mostraban un opaco gris que remotamente le recordaba a alguien.

 

Pasaron segundos en los que se mantuvo observando a la nada, hoy era la fiesta de las violetas, donde toda la gente celebraba entre risas y colores, mientras cientos de carruajes alegóricos transitaban por las calles de Tourrettes-sur-Loup. Para él inexplicablemente el día se encontraba turbiamente gris, como aquellos ojos, esos profundos ojos que hacían tormentas en su mente por las noches.

 

Eren colocó su cabeza en el restirador, la pintura que plasmaban sus acuarelas estaba arruinada, quizá colgarse del árbol más cercano ayudaría a mejorar sus problemas. Por qué si ya habían transcurrido 365 días de aquel suceso, aún no podía sacárselo de la cabeza.

 

Volteó a ver el reloj, eran justo pasado del medio día. Sintió los ojos sumamente pesados, tal vez era una buena idea tomar una siesta.

 

»Yo estoy bien Levi, y tú, ¿lo estás?«

Fue su último pensamiento antes de caer rendido ante el mundo de los sueños, donde quizá el para siempre que ambos se prometieron no estaba inconcluso.

 

 

 

 1. 4 meses después de la ruptura: Entre ramen frio y seca agonía.

 

“Recientemente escuché sobre ti,

escuché que ya vives en un gran departamento.

Aun como ramen todos los días,

estoy envejeciendo pero mis gustos no han cambiado.”

 

¿Qué he de hacer? ¿A dónde he de ir?

 

Con esas preguntas amanecía y despedía el día Eren, después del rompimiento con Levi Ackerman su corazón permanecía intranquilo en todo momento.

 

Levi, esa persona causaba estragos en su vida y eso que ahora mismo no estaba junto a él, estaba realmente jodido por sentirse de esa manera.

 

Claro, le dolía que aquella persona con quien creyó que compartiría su para siempre le botara de una forma tan fría. Aunque después de meditarlo cientos de noches bajo la luz de la Luna, había llegado a una íntima conclusión: la relación con Levi no tenía  remedio alguno.

 

Sin tiempo para un ‘te amo’ en las noches, o una cita clandestina al finalizar el trabajo. Nada, ciertamente Eren no recordaba la última vez que había hecho el amor con Levi. Su relación se fue estancando en algún momento de la vida y enfriándose cual iceberg, seguramente si el mayor no hubiera puesto el fin, Eren lo iba a hacer tarde o temprano.

 

¿Cómo derrites el hielo cuando el hielo está extinto?

 

A las tres de la tarde y con un tazón de ramen entre las piernas, Eren se preguntaba si tal vez tuvo que haber suprimido más sus sentimientos y permanecer más tiempo junto a Levi.

 

Se carcajeó de sí mismo por tan burdos pensamientos, seguramente si su ex lo mirara de esa manera —tan triste y perdido— lo golpearía hasta hacerle cobrar la razón. De todas maneras no estaba tan perdido como lo hacía aparentar, gracias al apoyo de sus amigos había decidido abrir una galería y sin imaginarlo, los patrocinadores le llovieron como en una noche en plena tormenta.

 

Eren estaba feliz, al final su vida no estaba llena de malas noticias,

.

.

.

.

.

Ese domingo en particular era cumpleaños de Armin, le habían planeado una fiesta sorpresa. No planeaba ir, pero gracias a las asombrosas hazañas de Sasha y Connie, lograron sacar a Eren de su nuevo departamento.

 

Después de lo sucedido con Levi, la inspiración se había ocultado y por más que la buscaba, esta no llegaba de nuevo a él. De nada le servía ponerse a pintar con sus acuarelas favoritas si todo quedaba resumido en un profundo negro, ni un trágico amanecer o una ferviente tarde llegaban a tocar las yemas de sus dedos, y eso ya estaba cansándole.

 

La verdad no estaba de humor para salir, pero sí lo bastante desesperado como para ir a buscar cualquier rastro de inspiración por mínimo que este fuera.

 

La fiestas estaba en exceso animada, Armin se había convertido en un Medico lo bastante popular y querido por la gente, así que ahora se encontraba envuelto entre cientos de gentes desconocidas en un pequeño lugar.

 

Odiaba admitirlo, en serio lo hacía, al final de cuentas el pasar tanto tiempo con Levi le había vuelto algo quisquilloso. Y el estar rodeado de tantas personas le hacían querer vomitar, salió al palco del apartamento para poder respirar un poco, el aire de la cuidad no le ayudaba mucho, pero eso era mejor que nada.

 

—Hola Eren, cuanto tiempo—.

 

El castaño frunció el ceño, justo en esos momentos le apetecía estar solo. Su cara solo mostró desaprobación y se dedicó a arrugar la nariz frente al desconocido que le hablaba.

 

—Veo que no te acuerdas de mí, no me esperaba más de un idiota como tú—.

 

Oh, no. Eren odiaba que lo insultaran, bastante tenía que soportar con su monótona vida como para que llegara un bastardo cualquiera, y le recordara que en verdad es un idiota.

 

—Imbécil—. Repentinamente tomó al otro de la camisa y lo empotró contra la pared, era más alto que él, aunque eso no impedía que le diera unos buenos golpes. 

— ¿Quién jodidos te crees que eres? —. Aquella peculiar mirada esmeralda se cruzó con unos ojos dorados como el sol al amanecer. — ¿Jean? —.

 

El otro sonrió y Eren le devolvió la sonrisa. Jean era su rival cuando iban en primaria, ambos se molestaban hasta el punto de hacerse llorar. Se juraron odio a los ocho años y se volvieron amigos a los 10. Poco después los papás de Jean se mudaron y perdieron todo el contacto que tenían.

 

Hoy con 13 años de diferencia, platicar con él no era tan desagradable como lo fue hace tanto.

 

A la medianoche regresó a su departamento, lo primero que se le ocurrió fue prender el televisor. Las copas se le habían pasado un poco y su cuerpo le estaba recriminado de una manera nada agradable.

 

“En otras noticias, Annie Leonhardt hija del alcalde de Londres, sale libre de prisión después de tres años de haber sido capturada por el homicidio de su esposo. El abogado Levi Ackerman lo logró resolver el caso que había sido denominado como ‘imposible’ y salió victorioso encontrando al verdadero culpable”

 

Cabello negro cayendo elegantemente a los costados de la frente, piel tersa y blanca, ojos grises mirando todo con superioridad. Y como olvidar esa mueca en los labios tan jodidamente seductora, digna de estar  adornando el rostro de Levi. Esos fueron los motivos por los que  Eren quiso salir huyendo de su casa, para volver a encontrar el calor perdido en la boca de ese idiota.

 

Se arrepintió tres segundos después, lo que hizo fue agarrar sus colores y comenzar a dibujar.

 

Después de cuatro meses sus trazos comenzaron a tomar forma, aquellos brumosos ojos grises fueron plasmados en un lienzo. ¿Por qué era tan difícil olvidarle?

 

»Yo estoy bien Levi, y tú, ¿lo estás?«

 

 

 

 2. 9 meses después de la ruptura: Entre lecciones de conducir mal aprendidas y ojos dorados desafiantes.

 

“Escuché que compraste un carro,

aquel auto costoso del que siempre hablabas.

Yo también estoy aprendiendo a conducir,

no sabría que sería tan difícil.”

 

— ¡Eren! Joder, pon atención a la carretera que casi te saltas un tope—.

 

Últimamente la vida había sido menos sofocante para el castaño, con la reciente apertura de la galería, la cual se había convertido un éxito rotundo. Los viajes a distintas partes de Francia no paraban, el trabajo lo salvó de ahogarse en sus recuerdos y ahora se encontraba más calmado, más feliz.

 

La agencia que era la encargada de patrocinar sus pinturas, por el gran éxito de sus obras le proporcionaron un automóvil nuevo. Eren estaba inmensamente feliz, el único problema era que no sabía cómo conducir.

 

Le dieron un mes para aprender y asignaron a su representante como nuevo profesor. Jean Kirschtein resulto ser su magnífico —e idiota— nuevo representante, enojarse por un detalle como ese ya era lo bastante absurdo como para pensarlo.

 

Hace exactamente cinco horas le había pedido a Eren salir formalmente, suceso que le cayó como balde de agua fría al castaño, por supuesto luego de escucharle rápidamente se negó. La verdad él no era un chiquillo puro y casto, así que se había besado unas cuantas veces con Jean y si es momento de confesar cosas, hubo un momento donde estuvo a punto de acostarse con él luego de una larga borrachera.

 

Esa vez lo único que lo detuvo, es que al perderse entre los ojos de Jean, no estaba ese brumoso gris con el cual adoraba fantasear ni aquellas manos que lograban quemar su piel con el mínimo roce. No sentía otra cosa por Jean que no fuera atracción momentánea y eso lo ponía intranquilo. Porque en el fondo de su corazón sentía que le estaba siento infiel a Levi, como si sus sentimientos estuvieran amarrados y por más que tirara no los podía liberar.

 

A este pasó Eren estaba a punto de arrojarse de la ventana de su auto nuevo, ¿Por qué era tan difícil olvidarle? ¿Por qué?

 

—Oye idiota—. Eren pisó el freno. —Si no vas a poner atención a esto, será mejor que concluyamos las clases—.

 

Las cejas castañas se surcaron en clara señal de molestia, si el idiota de Jean seguía con sus reclamos, no se hacía responsable de mantener sus puños en su lugar. Aunque la verdad Kirschtein se estaba portando en demasía amable con él, así ya no podía saltarle a golpes como tanto ansiaba.

 

Se recriminó a sí mismo y tan solo colocó su cabeza en el volante esperando a que el sol consumiera poco a poco su persona.

 

Unos pocos días antes de romper con Levi, este había dado el primer paso y le propuso a Eren enseñarle a conducir en verano. Se lo había dicho luego de una breve pelea y obviamente los ojos esmeraldas del castaño se iluminaron al escucharle, esos eran los pequeños detalles que hacían sostener su corazón e impedir dejar ir a Levi.

 

Estaba dolorosamente enamorado y quería permanecer con ese imbécil de los ojos grises toda la vida. Aunque hoy esos pensamientos que tuvo aquel día no significaban nada.

 

La brisa seca revolvió más su rebelde cabello, levantó la mirada y sin pensarlo enfoco al otro lado de la carretera.

 

Un auto llamó su atención, era un Porsche y no cualquier Porsche . Era el 918 Spyder del cual estaba cansado de oír mencionar y que Levi ansiaba obtener a toda costa. No era un secreto que aparte de la limpieza y el orden, Levi era fanático de los automóviles costosos. Normalmente se compraba uno o cambiaba de modelo cada medio año, Eren jamás olvidaría aquellos gestos infantiles que hacía el mayor cuando corría a toda velocidad en alguno de sus autos.

 

Los ánimos se le bajaron más al ver que él no obtenía nada en la conducción, quizá Levi sería un mejor profesor.

 

Al llegar a su casa la inspiración le azotó de pronto, Eren se desquitó con sus lienzos y sus nuevas acuarelas. El ir y venir de colores fueron apareciendo; sueños rotos, promesas destruidas, un cuento escrito sin ningún final feliz.

 

Sonrió entre lágrimas al acabar su nueva pintura, al final todo siempre quedaba reducido a una sola persona, a él.

 

»Yo estoy bien Levi, y tú, ¿lo estás?«

 

 

 

 

 3. 12 meses después de la ruptura: Entre nuevas oportunidades, noticias inesperadas y sofocantes reencuentros.

 

“Estoy bien, gracias, ¿y tú?

No puedo creer que solíamos estar enamorados

hace un tiempo atrás, es tan gracioso.

 

Realmente lo estoy haciendo buen, soy feliz.

No te preocupes por mí y ten una buena vida.”

 

 

Jean había entrado a la oficina de Eren, el chico estaba durmiendo en la mesa con todo el cabello revuelto entre pinturas y con una mueca lo bastante adorable como para robarle un beso.

 

Eren era extremadamente atractivo y para su pesar él no se podía sacar el doloroso esmeralda de su mente.

 

La respiración del castaño era pausada y tranquila, Jean no quería interrumpir los sueños de Eren, pero esta vez las noticias eran demasiado importantes como para hacerlo esperar.

 

—Eren…—lo llamó dulcemente, mientras agitaba la mata café de un lado a otro. —Eren, es hora de despertar pequeño idiota—. 

—Cinco minutos más, Levi-san, solo cinco minutos más—.

 

Una sonrisa genuina apareció en el rostro de Eren al mencionar tal nombre, era como si miles de soles alumbraran su rostro cada que lo decía. Jean sintió envidia, porque quería a Eren sólo para él, pero el otro seguía empeñado en continuar viviendo bajo la sombra de su ex.

 

Con una de sus manos apretó la nariz de Eren, impidiéndole respirar. Un minuto o quizás fueron segundos, el castaño le soltó un manotazo que le provocó ardor en la piel.

 

— ¡Jean, idiota! ¿Qué diablos haces? ¿Intentas matarme, o qué? 

—No, Eren. Me gustas, no intentaría dañarte por nada del mundo

 

Jean era demasiado directo, cualidad que a veces molestaba un poco a Eren, porque nunca sabía cómo reaccionar ante sus palabras.

 

Disimuló muy bien su recién formado sonrojo y se mantuvo esquivando esa mirada dorada que lo observaba con intensidad, como si se lo quisiera comer de un solo bocado.

 

— ¿Tienes algo importante que decirme? —.

 

Cuando Eren cambiaba el rumbo de la conversación, era una señal de que se había puesto nervioso. Jean no sabe si eso es bueno o es malo, pero al menos sabe que no le es de todo indiferente a Jaeger, aunque quizá lo que diga ahora afecte los planes que tenía esa tarde para con él.

 

—Te demandaron por plagio—.

— ¡Que carajo! —. El enojo se le subió al rostro. — ¿cómo? ¿Quién? ¿Por cuál obra? —.

—Fue un artista sueco, su pintura y la tuya son extremadamente similares. El cuadro fue ‘Surplus Princess’, que está valuada en dos millones de dólares—.

—Joder, pero si esa pintura la hice hace cinco años, cómo demonios pudo ocurrir eso ahora—. Gritó Eren, con fuego saliéndose de sus esmeraldas ojos.

—Al parecer en una visita a Francia visitó tu galería y ahí encontró esa dichosa pintura—.

—Oh, Dios. Necesito contactarme con un buen abogado, Jean encárgate…

—Ya lo hice—. Interrumpió Kirschetin. —Es un abogado muy reconocido en toda Europa, ya te agende una cita con él la próxima semana—.

 

Eren se sentó en aquel sofá rojo, escondiendo su cabeza entre sus piernas, para tener 24 años era lo bastante temperamental y no sabía ocultar cuando algo le agobiaba. Jean observó a su alrededor y notó que el arreglo que había mandado a hacer exclusivamente para el castaño continuaba intacto, ni siquiera la nota en la que puso su corazón había sido leída.

 

Sonrió nostálgicamente, quizá nunca iba a lograr que Eren se enamorara de él. Jean era lo bastante terco como para darse por vencido, no quería su amistad, él quería todo y lo quería ahora.

 

—Veo que recibiste mis flores—. Recalcó Jean, mientras se hacía un lugar a lado del castaño.

— ¿Son tuyas? —. Preguntó, sin separar su cabeza de entre sus piernas. —Son hermosas, Jean. Muchas gracias, pero sabes que ahora no tengo tiempo para eso—.

 

Jean hizo una mueca de desaprobación, Eren era lo bastante predecible y él demasiado cabeza hueca como para no continuar insistiendo.

 

—Eren, hoy es la fiesta de las violetas. No solo te las traje porque me gustas, ¿sabes cuál es el significado de las violetas blancas? —.

 

Por fin Jean había capturado la atención de Eren, y aprovechó que éste tenía los labios fruncidos para robarle un pequeño beso.

 

Espero cualquier reacción por parte del castaño, un golpe, que le arrojara las flores en la cabeza, todo; nunca imaginó que Eren le correspondería el beso de una manera tan intensa, ese hecho le quitó un gran peso de su corazón.

 

—Significan una nueva oportunidad para la felicidad—. Explicó Jean al terminar el beso. —Y yo quiero ser tu felicidad Eren, te pido sólo una oportunidad, por favor—.

.

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.

.

Siete días habían pasado desde que le dio el sí a Jean, sinceramente Eren aún no estaba seguro de haber tomado la decisión correcta. “No te estanques en el recuerdo de Levi” eso le dijo Armin luego de que se enteró de la noticia, y le costaba admitirlo, pero eso fue lo que se mantuvo haciendo todo ese año. Era momento de dejar atrás el pasado y arrancarse a Levi por completo de su alma.

 

Hoy tenía cita con el abogado, se había quedado de ver en una cafetería bastante elegante, eso era demasiado para el gusto de Eren, no le gustaban las cosas demasiado extravagantes, pero al parecer al tipo sí, así que se tenía que acatar a todas sus órdenes.

 

—Mesa número ocho, segundo piso. Señor Jaeger—.

 

El recepcionista lo reconoció de inmediato, ahora solo tenía que subir por elevador para poder resolver ese dichoso problema del plagio. El llevar esmoquin era un poco fastidioso, él prefería la comodidad de unos jeans rotos y una playera holgada, la clara etiqueta de esa noche no se lo permitía, suspiró cansado mientras continuaba subiendo.

 

Al parecer las mesa ocho estaba hasta el fondo del lugar, cerca de unos ventanales que brindaba una hermosa vista a Tourrettes-sur-Loup, aquella ciudad donde amaba tanto vivir. El abogado estaba de espaldas, Eren sólo podía distinguir su oscuro cabello negro, solo eso.

 

—Buenas Noches, mi nombre es Eren Jaeger, un placer conocerlo

 

Al concluir esas palabras pronunciadas se sentó fina silla, sin mirar siquiera a la otra persona frente a él.

 

— ¿Qué formalidades son esas? —.

 

Esa voz con matices graves que acariciaban su rostro al oírle, ese tono de voz sólo le podía pertenecer a alguien. Levantó la mirada y ahí fue donde el esmeralda de sus ojos se perdió en aquel brumoso gris.

 

—Cuanto tiempo sin vernos, mocoso—.

Notas finales:

¿Qué les pareció? Se aceptan sugerencias, golpes, de todo (¿??) XDDDD

Últimamente me he llegado a obsesionar mucho con esta pareja, son demasiado bonis juntos ;____;

¡Muchas gracias por leer!

Hasta la otra actualización, besos~~

P.D: Disculpen por el OoC en los personajes ;__;


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