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Celos navideños por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Casi se me acaba el día, pero tal como lo prometí, aquí tienen mi regalo: ¡un charamen navideño! (Kyuu: O algo así o.O) Siento que no capturé del todo las personalidades de los personajes, pero de todos modos al final me gustó como quedó… Sí, muy contradictorio, culparé a la falta de tiempo y a la desvelada durante la que terminé de escribirlo x.x Más adelante escribiré otro charamen con más calma. Por cierto, podríamos decir que esta historia se ubica después de mi oneshot Girasol, donde se narra cómo fue que estos dos se volvieron pareja (Kyuu: Y se observa por primera vez que a Charasuke no le agrada mucho que Itachi y Menma sean cercanos). Una disculpa por los horrores ortográficos, sólo le di una pequeña revisada, prometo volver a hacerlo con más calma después. Como siempre esperaré sus comentarios con quejas, saludos, golpes, felicitaciones, flores, cebollazos, bombas, amenazas, jitomatazos y demás. Sin más que añadir (al menos que yo recuerde): ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes son propiedad de Kishimoto. La idea surgió luego de retarme a escribir un charamen navideño.

 

Dedicatoria: Para todos mis queridos lectores, como regalo de Navidad :D

CELOS NAVIDEÑOS

 

Navidad es una época para perdonar, compartir con la familia y seres queridos, dejar atrás los rencores y tener sólo pensamientos de amor hacia los demás. Al menos esa es la idea que tratan de venderte, razón por la que Uzumaki Menma, de dieciséis años, no le tiene mucho aprecio a la fecha. La única razón por la que el veinticuatro de Diciembre no se la pasa fuera en alguna misión, o entrenando como si fuera cualquier otro día, son sus padres: Namikaze Minato y Uzumaki Kushina. Especialmente su pelirroja madre ama esa fecha, preparar la cena para su familia y pasar una hermosa noche recordando anécdotas e intercambiando los regalos.

 

Y era precisamente por ella que en esos momentos Menma caminaba por las calles de Konoha llevando algunos encargos. Kushina estaba sumamente entusiasmada porque este año durante la cena tendrían a un invitado “especial”: Uchiha Sasuke, el (desde hacía unos meses atrás) novio de Menma. El joven Uzumaki no creía que eso mereciera algo tan especial esta Navidad, pero sus padres y pareja no opinaban de la misma manera. Sasuke aceptó encantado cuando Kushina lo invitó a la cena y recalcó que era una hermosa fecha para pasar con su familia política. Menma prefería olvidar las respuestas que obtuvo luego de que comentara que no había necesidad de hacer tanto alboroto por una simple cena.

“¡Pero Menma, es Navidad! ¡No puedes ser tan serio y apático en estas fechas! ¿Qué dirán nuestros hijos?”

“¡Cierto, Menma! ¡Mis nietos querrán un festejo en familia y es tu deber concedérselos!”

Afortunadamente su padre les recordó que no existían tales hijos (vamos, que él y Sasuke eran hombres y por obvias razones no podían concebir), así que no había necesidad de tanto alboroto. Benditos sean Minato y su sentido común.

 

Una vez compró los últimos ingredientes que le faltaban para la cena, Menma suspiró y se encaminó a casa. Si por él fuera, estaría aprovechando el tiempo libre entrenando, sin embargo no podía negarle nada a Kushina. Cuando dio vuelta en una calle, se encontró con una escena antes demasiado típica: Sasuke sonreía de manera coqueta mientras lo rodeaba un grupo de cinco hermosas chicas. Algunas se le acercaban demasiado, reían a sus comentarios e incluso halagaban su físico. El ceño de Menma se frunció. Sabía perfectamente lo mujeriego que el ojinegro solía ser, pero ahora eran pareja (luego de toda la insistencia y acoso del Uchiha), de modo que no le hacía gracia presenciar semejante espectáculo. La gota que derramó el vaso fue cuando miró a Sasuke acomodarle un mechón de cabello a una de las chicas, provocando que ésta se sonrojara.

-Ese idiota… -bufó

Justo en ese momento una gran idea le pasó por la mente. Iba a darle una buena lección a ese imbécil coqueto y sinvergüenza que supuestamente tenía por pareja. Oh, sí, Menma conocía una perfecta manera de desquitarse.

 

El veinticuatro de Diciembre, muy temprano por la mañana, Uchiha Sasuke caminaba por la aldea con una enorme sonrisa en el rostro. Le había costado mucho trabajo elegir el regalo ideal para su novio, puesto que Menma era un chico bastante complejo, sin embargo confiaba en que había hecho una magnífica elección. Si era sincero, no esperaba ningún regalo por parte del Uzumaki, pero el hecho de poder estar a su lado, besarlo e incluso permitir que le metiera mano, para él era más que suficiente. Definitivamente jamás dejaría que se supiera lo apasionado que ese chico podía ser en la intimidad.

-Hola, Sasuke –escuchó a sus espaldas

Un escalofrío recorrió la columna del Uchiha. Por un momento imploró que aquello fuese producto de su imaginación, pero la presencia que podía sentir le decía que era demasiado real. Giró para encontrarse cara a cara con Uchiha Itachi, su hermano mayor, quien para no variar vestía la gabardina de ese grupo de mercenarios al que pertenecía.

-¿Qué rayos haces aquí, Itachi?

-A mí también me da gusto verte, Sasuke. Vine a pasar Navidad en la aldea.

-Nuestros padres están fuera de Konoha y yo no recuerdo haberte invitado.

-No, tú no lo hiciste, pero alguien más lo hizo.

Con una pequeña (pero maliciosa) sonrisa, le extendió una nota que claramente mostraba la letra de Menma, quien invitaba cordialmente a Itachi a la cena navideña en su casa, afirmando que extrañaba charlar con él y sería una buena oportunidad para ponerse al día. Sasuke le regresó la nota de mala gana, recordando que durante la infancia, su novio solía admirar mucho a su hermano, e incluso durante un tiempo quiso unirse también a Akatsuki (idea quee en realidad todavía no descartaba del todo).

-¿Por qué Menma te invitaría a su casa?

-Porque me quiere.

-Te estima, que es diferente. Aunque no es raro, después de todo eres su “cuñado” –hizo énfasis en la última palabra

El azabache no se consideraba alguien celoso, excepto con cierto chico de ojos azules. Cuando él estaba involucrado, salía a relucir su lado más posesivo y, por la expresión burlona de Itachi, era evidente que su hermano lo sabía y se estaba divirtiendo sacándolo de sus casillas. Gruñó con fastidio y no le quedó más remedio que soportar la compañía de Itachi, al menos hasta la noche en que fueran a casa de los Uzumaki.

 

Llegó la noche y los hermanos arribaron a su destino. Ambos llevaban varios paquetes en las manos, puesto que Itachi también consiguió regalos para sus anfitriones. Sasuke trataba de ignorar la ligera preocupación de que el regalo del pelilargo fuera a ser más del agrado de Menma que el suyo, pero no por eso pensaba ser relegado a segundo plano. Él era el novio y pensaba dejar clara esa posición.

 

-Bienvenidos, chicos.

El amable y sonriente Minato fue quien los recibió y los guió a la salita de la casa, donde encontraron a Kushina y Menma (obligado) terminando de decorar. La pelirroja exclamó feliz y corrió a saludarlos; los conocía de toda la vida y les tenía un gran cariño. Cuando ella se alejó, acompañada de Minato para traer algo de té, fue el turno de Menma para acercárseles. El joven se sintió triunfante al darse cuenta de la evidente molestia que la presencia de Itachi provocaba en Sasuke. Oh, sí, la venganza era sumamente dulce.

-Kitsune-chan –saludó el Uchiha menor, sonriendo de manera seductora y acercándosele, estableciendo cuál era su territorio

Los otros dos intercambiaron miradas y fue evidente que a ambos les divertía mucho la actitud de Sasuke, pero en silencio acordaron no hacer comentarios al respecto. Itachi ya podía intuir el por qué de la repentina invitación de Menma y que se estuviera comportando de aquella manera.

-Idiota –murmuró el Uzumaki y luego sonrió al de cabello largo-. Es genial que realmente pudieras venir, Itachi.

-No rechazaría una invitación tuya por nada.

Sasuke carraspeó y con una de sus manos rodeó la cintura del chico, no importaba que le lanzara una de sus miradas asesinas, ya era inmune a ellas. Lo que realmente deseaba era alejar a su novio de su hermano. Sí, que se llevaran bien y se entendieran era genial, pero hasta ahí. No necesitaban ser más cercanos.

 

Durante la cena Menma siguió jugando con la paciencia de su pareja, quien se esforzaba por mantener las apariencias debido a la presencia de sus suegros; de lo contrario ya habría golpeado a Itachi y raptado al de ojos claros. Quien se dio cuenta de que algo extraño pasaba, fue Minato, así que cuando terminaron de cenar, entabló una charla con Itachi para así mantenerlo ocupado y darles privacidad a los menores.

 

Sasuke aprovechó la oportunidad y jaló a Menma afuera de la casa para que pudieran hablar. El pelinegro se dejó hacer, bastante satisfecho con su venganza por esa noche.

-¿Tenías que invitar a mi hermano? –fue lo primero que el Uchiha preguntó- Toda la cena estuviste muy al pendiente de él.

-Sabes que yo admiro y respeto a Itachi.

-Pero eso y coquetear con él son cosas distintas –apretó los puños-. ¡Tú eres mi novio!

-Ah, vaya, pues deberías recordarte eso mismo cuando estás rodeado de chicas y decides coquetear con ellas y hasta acomodarles el cabello en gesto seductor.

-¿Qué?

El Uzumaki quiso golpearse por haber soltado ese comentario. ¡No se suponía que Sasuke tuviera que conocer esa parte de la historia! Al ver la expresión del otro, fue obvio que habló de más. Esa sonrisa encantada era prueba de ello.

-Así que… ¿todo esto es porque estabas celoso, kitsune-chan?

-Claro que no –bufó, cruzó los brazos y le dio la espalda-. Simplemente no me agrada que te andes exhibiendo con esas chicas, cuando se supone que sales conmigo.

-No se supone, nosotros somos novios –contestó y, aprovechando la posición en que se encontraban, pasó sus brazos para rodear a Menma por la espalda-. Esa mañana me detuve a hablar con ellas e incluso les coqueteé un poco para que me dejaran en paz rápidamente. Necesitaba ir a ver si tu regalo ya estaba listo y si esas chicas me seguían, se arruinaría la sorpresa.

-¿Regalo?, ¿para mí?

-Claro. Sé que te gusta mucho usar este abrigo que oculta tus encantos, pero últimamente ha hecho bastante frío y creí que necesitabas algo más cálido. Así que copié el diseño de tu abrigo y te mandé a hacer uno más grueso. Me moría de ganas por ver la cara que pondrías cuando abrieras tu regalo, pero si con esto logro detener que le pongas más atención a Itachi que a mí, entonces vale la pena arruinar la sorpresa.

Una ligera sensación de culpa invadió a Menma, pero era demasiado orgulloso para admitirlo. Seguramente Sasuke se dio cuenta de ello, puesto que depositó un beso en la mejilla del Uzumaki, quien se dejó hacer; aunque eso no evitó que comenzara a sentirse avergonzado por tan cursi situación.

-Eres un idiota...

-Yo también te quiero, kitsune-chan.

 

Un rato después, y luego de abrir los regalos, Sasuke se dirigió a su departamento. A medio camino Itachi se despidió de él, afirmando que debía regresar con los otros miembros de Akatsuki y aconsejándole que cuidara bien a su novio. El resto de la velada Menma se había dejado abrazar incluso delante de sus padres (seguro pensaba que debía compensarlo de alguna forma luego de tremendo malentendido), de modo que Sasuke se sentía bastante satisfecho. Al menos eso creyó hasta que abrió la puerta de su departamento.

 

La luz de su habitación estaba encendida y ahí, de pie frente a la cama, se encontraba Menma utilizando el abrigo que acababa de regalarle, pero había un detalle sumamente importante: su cabello era rubio, no negro como desde hacía años lo utilizaba.

-¿Qué…?

-Siempre molestas con que te gusta el color natural de mi cabello –explicó, desviando la mirada-. Así que decidí complacerte con ello sólo por esta noche.

A paso lento Sasuke se acercó a él, delicadamente pasó una mano por esos rubios cabellos y los acarició con gentileza. De pronto, sin poder contenerse más se abalanzó sobre el otro,  besándolo con tanta fuerza que ambos cayeron sobre la cama.

-Es un regalo increíble –murmuró el moreno sin dejar de acariciarle el cabello y sonrió de forma sensual-. Y me encanta que estés vistiendo el abrigo que te di, aunque es una pena que no vayas a usarlo mucho más esta noche.

-… Cállate.

Dicho eso fue el propio Menma quien retomó los besos y caricias. Al menos por esa noche complacería a Sasuke y se dejaría hacer todo lo que quisiera. Ya al día siguiente podría alzar de nuevo la muralla de orgullo y negaría hasta la muerte que volvió a teñir su cabello de rubio sólo para hacer feliz al imbécil que tenía como pareja. Y cuando Sasuke sacara el tema en futuras conversaciones, Menma culparía a las fiestas y a su madre por insistir en que se dejara llevar por la atmósfera navideña.

 

FIN

THE END

OWARI


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