Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Snow meow. {2jae} por minsyboo

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, ¿qué tal? Cinco de la tarde y vengo a subir este noséque. Me gustó como queda como one shot, creo que el final a pesar de ser sonso es bonito, así que. Pero también me gustaría animarme a seguirlo y que sea una historia.

Entonces, si dejan review (y se los agradecería mucho) quisiera que elijan ustedes en qué terminará; si one shot o fanfic.

Disfruten la lectura. <3

Salir de una ruptura nunca es fácil y Youngjae lo sabe. Aunque no siente del todo que su mundo se derrumbará u algo por el estilo como en las novelas de televisión o los libros de amor. Para él no ha sido algo tan duro romper con su ahora ex novia. Desde un principio sabía que no era lo que quería, pero solo pensó “qué más da”, y aceptó salir con ella.

Tampoco es como si le interesaran las niñas. Pero bien, analicemos el caso.

Youngjae tenía solo 16 años y estaba enamorado de su mejor amigo. No sabe cuánto tiempo se mantuvo con la boca cerrada hasta que, por culpa de los buenos ánimos de su amigo Jinyoung terminó confesándose. Lo único que consiguió es que su mejor amigo se alejara de él y jamás le volviese a dirigir la palabra.

¿Cómo podía sentirse? Derrotado y estúpido. Su autoestima estaba por el piso, no podía hacer más nada que lamentarse. Odiarse a sí mismo por gustarle una persona de su mismo sexo. Vamos, no hay muchos niños de 16 años a los cuales les interese otro niño. Youngjae se había tachado por loco.

Unos meses después, apareció Minah. No tardó más de dos semanas en pedirle salir al chico, y con el autoestima por el subsuelo y el anhelo por dejar de sentirse extraño, había respondido que sí. Había sido una relación extraña y poco afectuosa de su parte, no podía sentirse atraído, así que solo habían sido dos años de tortura para poder encajar.

Ahora Youngjae tenía 18 años y se sentía libre, aunque aún extraño. No había tenido más problemas en declararse gay con sus amigos cercanos, los cuales no tuvieron ningún problema, aunque sólo con ellos. Youngjae no podía sentirse más solo. Odiaba cuando Jinyoung, Mark, Bambam, Jackson y hasta Yugyeom salían por las noches y él se quedaba en su cuarto, a pesar de haber sido invitado.

Youngjae es un chico solitario, y todos lo saben. Le gusta desayunar solo y ver televisión solo. Le gusta caminar y volver a casa solo, le da tiempo de pensar. Le gusta leer y escuchar música solo. Pero aunque pasa la mayor parte de sus días solo, sabe que en realidad no le apetece estar solo.

No era bonito ser el, aparentemente, único chico en el país quien quería a alguien de su mismo sexo para ser feliz. Además de Jinyoung y Mark, claro, pero ellos ya se encontraban siendo felices el uno con el otro y Youngjae no tenía derecho a arruinar eso.

Mirarlos a veces le daba envidia, él también quería conocer alguien que lo quisiera y lo hiciera sentir único en el mundo. Pero sólo terminaban por hacerle sentir la mayor mierda del mundo. Y aunque Youngjae es fiel creyente de que no se necesita nada más que uno mismo para ser feliz, estar solo las 24 horas del día en 18 años no era bonito. Porque sí, Youngjae había conseguido vivir solo en un pequeño apartamento con las comodidades necesarias.

Era lunes alrededor de las tres de la tarde, pleno Diciembre, así que nevaba despacio afuera. Decidió aprovechar la situación y salir a caminar por allí, ya que no creía que hubiese demasiada gente en la calle en ese momento y eso lo tranquilizaba. No le gustaba cuando las personas caminaban arrebatadas por la calle, sin fijarse si empujaban a alguien o no, y menos en las fechas del próspero año nuevo donde caminaban más apresurado de lo normal por los locales.

Tal como imaginaba, las calles estaban vacías y tranquilas. Las personas que habían decidido salir a comprar sus cosas para el día de año nuevo lo hicieron en auto, a Youngjae no le gustaba eso. Le gustaba disfrutar del caminar y poder ver las cosas con detenimiento, no entendía a las personas que todo lo hacían con prisa.

El suelo estaba lleno de escarcha y aún caía un poco de nieve desde arriba, así que para el chico y su torpeza, el camino hacia quién-sabe-dónde estaba siendo un poco dificultoso. Pero de todas maneras ya había salido y no tenía ganas de encerrarse en la oscuridad de su departamento a pensar el sinfín de cosas que ha hecho mal durante toda su vida. Porque era así, si Youngjae comenzaba a pensar que algo lo había hecho mal, comenzaría a pensar en todo lo que ha hecho mal en sus dieciocho años de vida. Y no era agradable.

Al final decidió ir hacia una cafetería y pedir un cappuccino para la vuelta a casa, o quizás podría sentarse en el parque a beberlo y luego ir a casa, eso sería un tema para decidir luego de pagar el pedido.

Con su cappuccino ya en mano y dos galletas de regalo por su compra, decide quedarse en el parque un momento. Buscando comodidad se sienta con su espalda golpeando el respaldo del banco, es ahí cuando siente algo detrás de él y da un salto fuera de su asiento, casi derramando el cappuccino y lanzando una maldición por el susto. Su respiración se calma al ver solo a una bola de pelos con cuatro patas y dos orejas puntiagudas. Sólo era un gato.

Vuelve a sentarse pero esta vez posiciona al gato sobre sus piernas y lo tapa con su abrigo. Termina su cappuccino y deja el vaso a un lado hasta que se levante y pueda conseguir un cesto donde tirarlo. Nota al gato husmeando en el bolsillo de su tapado, entonces recuerda que allí guardó las dos galletas de regalo de la cafetería.

La abre y decide que ahora son el regalo de su nuevo amigo. En cuanto el felino acaba de comer se levanta, lo cubre más y se encamina hasta su hogar nuevamente. En el camino arroja el vaso usado y los envoltorios transparentes de las galletas en un cesto. Al llegar a la puerta de su apartamento sacude sus pies para quitar la nieve de los zapatos y se interna en la calidez del lugar con la bola de pelos.

Lo deja en el suelo y cuelga su abrigo en el perchero al lado de la puerta. Enciende el televisor y deja el primer canal que encuentra, mientras tantea el sofá para que el gato se siente al lado de él. Una vez lo hace, mientras lo acaricia, nota por primera vez que el felino lleva un collar con una placa alrededor de su cuello.

-¿Nora? Menudo nombre.

En la parte de atrás de la placa puede ver un número telefónico, así que toma su teléfono de la mesita ratona frente a él y marca el número. No le hace gracia imaginarse la preocupación que en ese momento debe llevar encima la dueña del animal. Pero se sorprende cuando al otro lado de la línea suena la voz de un hombre al parecer joven, no había conocido jamás a un joven que se dedique a criar un gato, pero era un buen punto si llevas chicas a tu casa y quieres ablandar su corazón, piensa. El padre de la bola de pelos agradece y promete llegar rápido a buscarla.

Entonces Youngjae se entera que es una pequeña bola de pelos, una niña, no lo había notado ya que nunca había tenido contacto tan cerca con un felino.

-Oh, deben de extrañarte mucho –dice cuando siente los golpes en su puerta.

Bien, cuando Youngjae imaginó al dueño del gato no era nada parecido al chico que tenía frente a él. Imaginaba a un anciano o un tipo de esos que se sentaban al fondo de la clase con lentes enormes y no hablaban con nadie. Pero este chico podía tener su edad probablemente, era alto, con un rostro encantador y un cabello que pasaba divertidamente de ser castaño claro a naranja. Y Youngjae no sabe cuánto tiempo se ha quedado parado allí como un idiota.

-Buenas tardes, lamento las molestias-dice, y el morocho descubre que su voz también es encantadora.

-No es nada, ¿quieres pasar? Quiero decir, el gato está dormido sobre el sofá y-

-Sí, gracias-habló antes de que Youngjae siguiera balbuceando palabra tras otra.

El más alto entra y corre hacia el gato, quien maúlla al verlo y sube encima de él. Si verdaderamente lo tenía para ablandar el corazón de las chicas, demonios que servía y Youngjae lo acababa de comprobar.

-Gracias, en serio. Ha desaparecido hoy temprano, cuando llegué de trabajar ya no estaba y tuve menudo susto. Me alegra que no se haya ido muy lejos.

-No es problema, nos hemos llevado bien de todos modos. Compartimos galletas de chocolate juntos y todo-dice sonriendo-. Por cierto, soy Youngjae.

-Jaebum. ¿Le has dado galletas de chocolate? Vaya, creo que me la has malcriado, jamás se las había dejado comer.

El rostro de Youngjae se vuelve rojo por la vergüenza y la culpa, pero se tranquiliza al ver a Jaebum reír dando a entender que todo está bien y sonríe también.

-Lo siento-dice avergonzado.

-Todo está bien. Gracias, de nuevo, ya te dejamos tranquilo.

Luego de saludar al gato y a su padre, Youngjae cierra la puerta y suspira. ¿Conocen esa sensación de ver al amor de tu vida en la calle y tener que despedirte sin siquiera haberle hablado porque tomas otro camino? Así se sentía el chico en ese momento. Comienza a preparar la cena, y una vez ya ha cenado y lavado todo, va a descansar a su cuarto. Había sido un día largo. Cuando está a punto de dormirse la luz de su celular se enciende y maldice a Yugyeom por molestarlo a esas horas.

Hey, Youngjae, tu número ha quedado guardado aquí después de la llamada. Nora dice que te extraña, no la dejarás sin que te vea mañana, ¿verdad?

Demonios, le debía una grande a Nora. Y promete al otro día contestar el mensaje temprano y luego buscar en internet la manera en que agradecen los felinos para aprenderlo, porque de verdad necesita agradecérselo.
Notas finales:

Podemos ignorar el echo de que Youngjae tiene una alergia hacia los gatos, ¿verdad? lol. 

Espero que les guste y le den mucho amor. Recuerden que ustedes elijen si sigue o no.

Saludos<3.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).