Unexpected deviation.
Había salido a caminar, escuchando música con mis auriculares. El día estaba nublado pero así me gustaba despejarme. Una campera con capucha, un atado de cigarrillos, mi celular y obviamente no podían faltar los auriculares.
Cada tanto me ponía a pensar en lo que era mi vida ahora ¿Un desastre? Yo no lo llamaría así, pero era algo parecido.
Mi vida desde pequeño había sido ese tipo de vida que no le deseaba a nadie. Mi padre me golpeó hasta los 17 años con la excusa que tenía que dejar de ser tan marica, tan caprichoso, tan odioso.
Yo en verdad era así, un total caprichoso al principio porque sí, era un niño al que dios le había dado todo pero de un segundo a otro también le había quitado otras cosas.
Mi autoestima había bajado demasiado por culpa de mi padre y por otro lado de mi madre que no me defendía para nada, solo seguía órdenes de mi padre.
Había llegado hasta el punto de cortarme queriendo acabar con mi vida pero no lo hice, ni yo sé muy bien porque en ese momento no lo hice. ¿Cobardía? No creía que fuera por eso.
Recuerdo como un día llegué tarde de haber estado con Jonghyun, Taemin, Jinki y Minho, había desfrutado esa noche como ninguna otra, en mi cabeza éramos solo nosotros y nuestra juventud pero no pude disfrutar mucho porque al otro día de haber vuelto me encontraba siendo golpeado nuevamente hasta que ya no lo pude soportar más y no tuve mejor idea que escapar.
Y que buena idea.
Aproveché la ausencia de mis padres para llevarme ropa, comida, dinero y obviamente mis aparatos electrónicos.
Jonghyun, Jinki y Taemin vivían en una casa rodante que encontraron abandonada pero que aún seguía conservando todos sus muebles, ni yo entendía como era que podían mantenerse pero era algo que ahora entendía perfectamente. Robando.
Yo siempre había sido consciente de la mala influencia que era esa amistad con ellos pero aún así me arriesgaba y me sentía más que cómodo con ellos porque eran los únicos que nos habían abierto las puertas de dicha casa rodante a mí y a Minho cuando no teníamos a donde ir.
¿Minho? Ah sí, Choi Minho. Minho era mi amigo desde muy pequeños, nuestros padres se conocían y ahí fue el comienzo de nuestra amistad.
Minho pasaba por la misma situación que yo, hasta peor a veces. Llegaba con marcas que te hacían poner la piel de gallina, totalmente escalofriante.
Y… tener un padre adicto al alcohol no es una cosa muy fácil que digamos. El padre de Minho solo era un hombre hecho y derecho cuando tenía reuniones, cuando hacía negocios… cuando tenía el traje puesto, pero sino, mientras no estaba trabajando se entretenía hiriendo a su hijo.
Obviamente Minho igual se cansó de pasar por todo eso y sin esperar ningún golpe más por su padre pidió un alojamiento en la casa de los chicos, como yo.
La comida que ambos habíamos llevado duró aproximadamente dos meses y después tuvimos que aprender a robar, a cómo era en realidad la vida en la calle.
Nuestra amistad era realmente peligrosa, no existían las reglas, solo los códigos. Con tan solo decirles que Taemin y Jonghyun eran hermanos y aún así se acostaban, se besaban y todo eso.
Todos teníamos vidas difíciles, pasados difíciles pero aquí estábamos manteniéndonos en vida solo por nosotros. Jonghyun y Taemin fueron los primeros en vivir solos ya que sus padres los habían descubierto teniendo sexo, ellos fueron los que consiguieron la casa rodante en donde ahora vivíamos, lo único que pudieron llevarse fue parte de su pertenencia y la camioneta de su madre ya que Jonghyun bastante astuto agarró las llaves a escondidas antes que la madre los echara del todo bruscamente y se fueron escapando con la camioneta para nunca volver.
Y que buena idea había tenido porque ahora esa camioneta, nos servía de mucho.
Jinki por su parte siempre había sido agredido verbalmente, obligado a llevar un uniforme de escuela privada, a ser correcto, a tener buenas calificaciones cosa que nunca tuvo y por eso mismo se fue… no soportaba tener hermanos que eran todo lo contrario a él, a su familia completa diciéndole lo vago que era, lo inútil… lo inservible.
Seguí caminando mientras seguía pensando en los viejos tiempos hasta que sin darme cuenta estaba cerca de la casa rodante, solo me quedaba escalar una pared para ir hacia el otro lado. La escalé saltando hacia el otro lado, ya estaba acostumbrado.
Al acercarme a la casa estaba Minho afuera fumando un cigarrillo solo.
-¿Minho? – Entrecerré los ojos sacándome los auriculares acercándome más. Minho se dio vuelta mirándome.
-¿Dónde has estado? – Le saqué el cigarrillo y fume una pitada devolviéndoselo.
-Caminando, ya sabes. – Minho asintió despacio, sabía que usualmente necesitaba tiempo para mí.
-Me estaba empezando a asustar, está oscureciendo. – Reí y me adentré un poco a la casa mientras Minho seguía fumando pero al instante volví a salir desconcertado.
-¿Y los chicos? – Le pregunté haciéndolo voltear, le dio una última pitada al cigarrillo y lo tiró mirándome.
-Han salido, no me dijeron donde.
Asentí y me adentré esta vez con Minho a la casa, me tire en el sillón grande que teníamos.
Minho suspiró. – Ash tengo unas ganas terribles de tomar.
-Sabes que yo venía pensando en lo mismo mientras venía.
-Mmh ¿Y si vamos a buscar tragos por ahí? – Minho me sonrió pícaramente y yo le correspondí. Estiré mis brazos en señal para que él me levantara lo cual hizo.
Me levanté a buscar una mochila mientras Minho volvía con una campera puesta.
Salimos y tuvimos que cruzar de nuevo el paredón, Minho siempre tenía la costumbre de tirarse primero y agarrarme cuando era mi turno de tirarme, no era necesario pero ya tenía tal habito.
Fuimos a un local no tan cercano con un solo objetivo, robar, como siempre cuando no quedaba ni un solo peso en mi tarjeta, porque sí, el cara dura de mi padre seguía teniendo habilitada mi cuenta.
Entramos a dicho local mientras Minho entretenía al señor que atendía preguntándole el precio de respectivos caramelos o chocolates que se podían ver en el mostrador mientras yo me iba directo a la parte de las heladeras metiendo muchas botellas de alcohol en la mochila la cual alcance a cerrar antes que Minho me agarrara la muñeca brusco y empezáramos a correr.
Mierda, nos habían descubierto, el puto local tenía cámaras.
-¡AGARRENLOS, ESTABAN ROBANDO! – Gritó el señor en plena puerta de su local mientras nosotros corríamos y para nuestra mala suerte estaba la policía cerca, en su auto y pudieron escuchar al señor.
Corrimos con más fuerzas hasta que el auto nos rodeó. Nos hicieron levantar los brazos y nos apegaron brutos al auto revisándonos como también revisando la mochila.
Solo pude mirar a Minho que me miraba divertido. Yo conocía esa sonrisa, algo planeaba. Le correspondí y pasaron breves segundos cuando Minho pateó el miembro del policía que tenía detrás y me sujeto fuerte de la muñeca pegándole otra patada al policía que me tenía a mí. Alcance a agarrar la mochila y corrimos de nuevo, más rápido mientras íbamos riendo.
Por fin llegamos al enorme paredón esquivándolos y Minho se tiró primero al otro lado mientras me esperaba para poder agarrarme.
-Espera, primero tírame la mochila.
-Mas te vale que la agarres Choi porque las botellas son de vidrio. – Minho me sonrió y finalmente agarró con éxito la mochila la cual dejó a un costado mientras me agarraba dejándome lentamente en el piso de nuevo.
Caminamos un poco más hasta llegar a la casa donde por el ruido se podía percibir que los chicos habían llegado, además de que la camioneta de Jonghyun estaba afuera.
Entramos y se escucharon gritos dentro.
-¡WOO! Por fin han llegado, creí que se habían ido a revolcarse por ahí. – Bromeaba Jonghyun haciéndonos reír.
-Miren lo que hemos traído. – Abrí la mochila con cuidado a la expectativa de los demás y sin mas saque todas las botellas de vodka y demás alcohol junto con las latas de cerveza.
-¡¡WOOOHH!! – Gritaron más alto.
-Justamente hay ramen en la heladera, nos viene muy bien. – Sonrió Jinki mientras mando a Taemin a buscar las latas de ramen a la cocina.
-Casi que no llegamos, la policía nos había agarrado. – Minho se sacó el gorro negro que llevaba tirándolo en algún lado del sillón mientras me ayudaba a poner algunas botellas, vasos y latas en la mesa mientras otras las dejábamos en la heladera.
-¡¿QUÉ?! – Preguntaron todos sorprendidos, hasta Taemin que venía de la cocina.
-Sí, así como escuchan... – Me senté en uno de los sillones pequeños al frente del grande y de la pequeña mesita negra donde habíamos dejado todo – Pero Minho repentinamente les pego y bueno acá estamos.
Todos se echaron a reír y le chocaron las manos a Minho en señal de que había hecho las cosas bien.
Empezamos a comer y después de un rato a tomar. Jonghyun había abierto la ventana, la noche estaba hermosa, muy fresca pero hermosa en fin.
Ya eran las cuatro de la mañana cuando el alcohol estaba haciendo su efecto en Taemin, Jonghyun y Jinki. Minho y yo nos reíamos por las estupideces que decían.
-Saben, tengo ganas de proponer algo pero no sé como lo tomarán las personas a las que va dirigido lo que voy a decir. – Jonghyun tomó seco su vaso cerrando sus ojos por lo fuerte que era.
-Dilo nomas, que tanto drama. – Le siguió Jinki.
Jonghyun acomodó a Taemin mejor en su regazo y se dispuso a hablar mientras Taemin servía más vodka en ambos vasos. – Ustedes siempre que tomamos hacen prendas y siempre somos nosotros las que las cumplimos, Jinki a comer cosas asquerosas de las cuales termina vomitando, nosotros besándonos, nosotros toqueteándonos, nosotros diciéndonos cosas cursis pero… ¿Qué hay de ustedes? Minho y Kibum besándose, toqueteándose, quiero ver eso antes de morir.
Minho tosió el humo que acababa de aspirar del cigarrillo, yo reí sorpresivamente a la vez que Taemin y Jinki nos alentaban a hacerlo. Miré a Minho y el solo me guiñó un ojo. Me paré del asiento pequeño en el que estaba y me acerqué sentándome en su regazo mientras escuchábamos gritos de parte de los chicos, alejé un poco el cigarrillo, Minho me miraba embobado como si en verdad hubiera estado esperando por este momento, pero bueno, no me sorprendía de nada, yo le tenía enormes ganas.
Minho desvió su mirada de mí alejándose solo un poquito para dejar el cigarrillo en el cenicero y acomodarme mejor en sus piernas.
No nos quedamos mirando ni pensando, fuimos directo a lo que queríamos.
Minho acercó su boca a la mía y empezamos a besarnos, a enredar nuestras lenguas en una guerra de mordidas, lamidas, extrañamente no nos separábamos para nada. Lo único que escuchábamos era como los chicos gritaban molestándonos.
Me aferré fuerte a su campera apretándola mientras nos besábamos. Yo no era idiota, podía percibir que este beso era un beso con ganas, la manera en que nos comíamos me hacía sentir un caliente de mierda.
Minho apretó mi culo entre sus manos siendo descarado, sin vergüenza alguna y yo en demostración que me había encantado su gesto le mordí sensualmente el labio inferior. Finalmente nos separamos y me quise parar para sentarme donde estaba pero Minho me sujeto fuerte de las caderas obligándome a quedarme sentado allí, en su regazo.
Los chicos no paraban de guiñarnos el ojo mientras seguían tomando haciéndonos reír de vez en cuando, me levanté despacio agarrando de la mesita el cigarro que Minho había dejado abandonado mientras nos estábamos por besar, le di una pitada y lo acerqué a sus labios pero al instante se lo sacó teniéndolo en su mano, me besó la mejilla y siguió fumando.
La atmosfera era extraña, pero me encantaba.
Eran las cinco de la mañana, que rápido se había pasado la hora y cuando creí que nos pararíamos para ordenar e irnos a dormir me obligaron a sentarme de nuevo en las piernas de Minho ya que los únicos que se iban eran ellos.
-¿Se puede saber dónde van y más en ese estado? – Pregunté.
-Por ahí, ustedes hagan lo suyo. – Nos miramos confusos con Minho pero no nos dieron explicaciones y salieron rápidamente de la casa.
Minho prendió un cigarrillo y antes de dejar el atado en la mesa me preguntó. - ¿Quieres uno?
-Sí. – Respondí.
Me pasó uno el cual prendí después que él prendiera el suyo. -¿Te puedo hacer una pregunta? – Dijo de la nada, confundiéndome.
-Sí.
-¿En qué piensas cada vez que caminas?
-En mi vida, en mi pasado.
-¿Aún sigues atado a él?
-¿A qué te refieres?
-En… que si tuvieras la oportunidad de volver con una vida mejor, ¿volverías?
-Realmente… no, no es como llegar a casa y hacer como si nada hubiese pasado porque a mí nadie me paga las heridas que tuve en la cara, los golpes que sentí, la violencia que pasé.
-Te entiendo, conmigo es lo mismo.
-Y pensar que venimos de dos padres exactamente iguales… - Terminé mi cigarrillo y lo apagué en el cenicero, Minho me siguió después.
-¿Te has puesto a pensar por que tu padre no desactiva tu cuenta de la tarjeta? – Suspiré y apoyé mi cabeza en su hombro derecho mientras lo abrazaba.
-No, ni me interesa, solo soy consciente que nos sirve una vez al mes, ya que lo que tiene la tarjeta no es wow, EL dinero. – Minho rió apegándome más a él. – Nunca habíamos tenido tal acercamiento, ni me era incómodo.
-¿Y tú? ¿Extrañas algo?
-No, la vida que deseaba era esta, suena extraño pero así es, sin límites.
-Y pensar que ya casi pasaron dos años en que estamos aquí cuando antes estábamos en mi habitación desahogándonos, llorando en algunos casos, tratando de contener al otro.
-La verdad… que vida de mierda.
-Lo sé, pero ahora todo está un poco mejor ¿No es así? – Me separé de su hombro mientras mis brazos se movían hacia su cuello enredándolo, quedándonos frente a frente, con nuestras narices rozando.
-Mucho…mejor. – Dijo Minho bajito prácticamente en mi boca mientras no sacaba la vista de mis labios. Nos fuimos acercando solo un poco ya que tanta distancia no quedaba y nos besamos, esta vez por si solos, como queríamos y se nos antojaba.
Minho agarró con más seguridad mi cintura mientras yo acariciaba su cuello. Nos besábamos aún más seguros que el beso anterior, nos mordíamos, nos lamiamos mutuamente mientras rozábamos nuestras lenguas en algunas ocasiones suave y otras como si enserio estuviéramos en una guerra.
Mientras fumaba estaba tiritando por el frio que había ya que habían dejado la ventana abierta y yo no tenía ganas de cerrarla pero ahora en los brazos de Minho, siendo besado de esa manera el frio no era nada.
-Min…minho – Me separé solo un poco de sus labios pero Minho no quería escucharme, me seguía besando haciendo sonar nuestros labios de forma húmeda. – Minho, ya escu…mhh – Reí en el beso y Minho al fin se separó solo un poquito sonriéndome, me acerqué rozando su nariz con la mía de forma tierna. - ¿Y si vamos a la habitación? Vamos, antes que lleguen los chicos. – Hice un puchero el cual Minho besó y no perdió oportunidad para alzarme y besarme nuevamente. Al llegar a la habitación nos dimos cuenta que esa ventana igual estaba abierta pero bueno, ni que quisiéramos cerrarla.
Minho me dejó en la cama y se tiró encima mío delicadamente y nos besamos a la vez que nos íbamos desnudando, cada prenda que caía nos hacía sentir más el frio de la habitación pero nos arropábamos con nuestros cuerpos. Minho acariciaba las cicatrices de mis costillas, de mis piernas y así sucesivamente mientras yo me entretenía lamiendo pequeñas heridas que aún seguían muy marcadas en su cuello como igual moretones en sus hombros y parte de sus fuertes brazos que no se les habían ido nunca más desde el día de la golpiza.
-¿Y si hacemos algo mejor? – Interrumpí el beso.
-¿Mmh? – Minho me miró confundido y lo tiré más hacia mí para después quedar encima suyo enredados entre las sábanas.
-Ashmm Kibum que… - Minho estaba muriendo igual que yo por el roce de nuestras erecciones pero no deje que hablara más y bajé hasta su miembro totalmente duro y caliente, lo toqué, lo acaricié y me agaché hasta su altura y besé la punta metiéndomelo todo a la boca.
-¡Dios! Mmhhh. – Minho arqueó la espalda sobre la cama, dios, cuanto amaba verlo así de excitado.
Empecé a hacer mis succiones más fuertes gimiendo con su miembro en mi boca a la vez que Minho también no paraba de gemir, la puta madre, mi erección dolía horrores, escuchar aquellos gemidos roncos no era nada bueno.
Minho se vino en mí y me tragué todo su semen subiendo a su rostro besándolo mientras rozaba descaradamente mi culo contra su pene.
-¿Te gustó? – Pregunté “inocentemente”.
-¿Hay algo que no me guste de ti? –Sonreí besándolo nuevamente agarrándolo de las mejillas mientras sentía las manos de Minho en los huesos de mi cadera apretándome para cambiar de posición.
Ahora yo estaba a cuatro patas ante su penetrante mirada y volvía a provocarlo alzando más mi culo, Minho se me acercó, podía sentir su respiración sobre mi espalda la cual comenzó a marcar.
Me encantaba tanto como era Minho conmigo, me gustaban tanto sus caricias, sus besos, ¿Habría algo de él que no me gustara?
Hasta cuando éramos simples adolescentes de 15 y 16 años le tenía muchas ganas pero en ese entonces no me quedaba otra que ser su amigo porque creía que nunca tendría alguna oportunidad.
Me cuesta creer que aquel amigo que venía a jugar a mi casa cuando éramos aún más pequeños sea el mismo que ahora me estaba haciendo suyo.
Sentí como Minho mordía mi cuello y como sus manos se iban directo a mi culo abriéndolo a su total disposición.
Entró en mi finalmente y ahí comenzó el gran placer que nunca en la vida pensé que viviría.
Minho comenzó despacio sacándome pequeños gemidos pero después sus embestidas se volvieron más rápidas.
-Ahhmm Minho mm así ohh… - Gemía descaradamente, como una perra en celo pero no me importaba.
Minho me acompañaba con sus gemidos roncos y tan excitantes mientras lo único que se escuchaba en esa habitación eran los golpes que daba su pelvis contra mi culo de manera salvaje.
No sé en qué momento fue que Minho estaba desquiciado haciendo de sus embestidas algo erráticas empezando a tocar mi punto, mi punto dulce.
-Ahí ahí Min…ahhm ah ah ommhh. – Trataba de sostenerme fuerte de la cama que sonaba a nuestro ritmo, quejándose.
-Mmh lo sé Kibu… mm lo sé ahh. – Minho trataba de sostenerse como podía de mis caderas mientras se volvía más violento.
Mi vista comenzó a nublarse sabía lo que se venía.
-Dale hermoso, córrete conmigo mhh. – Gemía Minho en mi oído y volteé mi rostro besándolo mordiendo a mi antojo sus labios sin soltarlo.
Minho embistió tres veces más, la última fue muy, demasiado fuerte. Y ahí fue cuando sentimos la presión de mi entrada apresándolo sin querer dejarlo ir, disfrutando del orgasmo.
-AAHMMM POR DIOS. – Casi me desgarré la garganta de lo tanto que me había dejado llevar corriéndome sobre el acolchado a la vez que Minho gemía ronco en mi oído y se corría dentro de mí. No aguante más y me tire a la cama con Minho detrás de mí apoyado de mi espalda a la vez que seguíamos gimiendo, Minho contra mi oído y yo contra las almohadas.
Minho repartió pequeños besos húmedos por mi espalda para después salir de mí abriendo las sábanas de la cama para que nos acostáramos más cómodamente.
-Por dios… no doy más. – me apoyé en su pecho abrazándolo tirando las sabanas hacia nosotros tapándonos a lo que Minho me abrazó aún más acariciándome el cabello.
-¡Vieron! Yo les dije, miren si llegábamos más temprano, los encontrábamos en pleno acto. – Dijo Jonghyun mientras entraba con Jinki y Taemin a la habitación y nosotros nos miramos riendo.
-Como si fuera un crimen idiota, nosotros no decimos nada cuando siempre tenemos que andar escuchando como haces gemir a Taemin. – Devolví su ataque haciéndonos reír a todos.
-Como te cagó Kibum, Jjong. – Jinki no paraba de reírse. – Bueno y ahora díganme ¿van a necesitar una sesión más o podemos dormir?
-Por hoy, esto es demasiado. – Miré culpando a Minho el cual me sonreía muy pícaramente mientras me acariciaba las piernas por debajo las sabanas las mismas que estaban enredadas a su cintura.
Jinki se tiró a la cama con ropa mientras Taemin hacía lo mismo, se veía que no tenian ganas de cambiarse para dormir más cómodamente menos Jonghyun que se había puesto una remera enorme quedándose también con los bóxers que ya tenía puesto. Sí, todos dormíamos en la misma habitación.
Una cama de dos plazas para Minho y yo, otra para Taemin y Jonghyun y una de una plaza para Jinki. Como si el destino hubiera sido adivino de lo que iba a pasar en nuestra amistad peligrosa.
-Vieron yo lo dije, acá se iba a formar otra parejita. – Decía Jonghyun mientras rodeaba con sus brazos a Taemin.
-Y no te equivocabas en nada. – Respondió Minho besándome la frente mientras se acomodaba para dormir conmigo, abrazados.
Y bueno así era mi vida con estos cuatro idiotas. ¿Quién necesitaba límites, autoridad, lujos, dinero y padres cuando nos teníamos a nosotros mismos? al principio me costaba asimilar la vida que llevaba y cómo fue que cambió todo de un segundo a otro pero ahora solo no puedo parar de aplaudirme por la decisión importante que pude tomar. Me sentía orgulloso de no permitir que me golpearan más, que mi propia familia me discriminara, ya no podía más con eso.
Mi visión sobre que mi vida era un desastre había cambiado, solo por ellos, porque ellos me enseñaron que a pesar de que todo en nuestras vidas se derrumbara siempre existía un desvío.
Y nuestro desvío había sido este.
Un desvío que nos cambio la vida, para no hacerla la mejor de todas pero sí hacernos comprender que todo estaría bien. Pronto o no, todo mejoraría, gracias a que nos teníamos a nosotros.