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You changed me (YoonMin) por MintYoongi

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Notas del capitulo:

Hola a tod@s!

Acá el capítulo 19

Disfruten

<3

 

Cap 19

                El Sr.Park había hecho varias llamadas a su casa, pero los empleados y el tipo que ahora estaba a cargo de su antigua propiedad no sabían nada. Ninguno de ellos sabía de Jimin. Su enojo no tardó en llegar cuando aterrizaron y al ir en dirección a su nuevo hogar, el menor no estaba ahí. El tipo que debía encargarse de recogerlo en el aeropuerto y llevarlo a casa temía que lo fueran a despedir, pero ni siquiera el chico había llegado a subir al avión asi que no debía tomarlo como su responsabilidad.

                Su esposa estaba histérica, andaba de un lado al otro haciendo llamadas a todos sus conocidos, pero ninguno sabía nada. Se acercó hasta su marido y se sentó a su lado en un lujoso sillón aterciopelado.

 

-Llamemos a la policía.

 

-No.

 

                El hombre se paró y dio unas vueltas por la sala antes de volver a marcar en su celular.

 

-Iré a buscarlo personalmente.

 

-¿Qué estás diciendo?-la mujer se espantó un poco por el tono de voz de su marido. Se levantó del sillón y se paró a su lado- ¿Ahora mismo?

 

-Sí.-después de marcar unos números puso el aparto en su oreja.-Kim, necesito un vuelo a Corea, cuanto antes mejor…

 

                Era algo inesperado la acción que estaba tomando el Sr.Park, su esposa abrió los ojos sin poder creer que después de haber llegado hacía poco estuviera a punto de volver. Era difícil pensar para ella que su hijo fuera a hacer una gran estupidez como esa, sabía que era bastante rebelde y siempre le costó controlarlo pero eso había ido demasiado lejos. Ahora que habían vendido la casa y planeado una nueva vida en Nueva York, su pequeño Jimin parecía haber empezado todo con el pie izquierdo.

 

-¿Y adónde irás a buscarlo?-Preguntó la mujer mordiendo sus uñas.

 

-Seguro está con su amiguito Taehyung.-Bufó.

 

-No, cariño. Llamé a su madre y no saben nada, incluso hablé con él.

 

                El Sr.Park  dio un fuerte golpe sobre la encimera que tenía a su lado y la mujer se sobresaltó. Nunca había visto a su esposo tan enojado como ahora, incluso tuvo miedo de lo que pudiera llegar a hacerle a Jimin. Era un hombre un poco violento, pero nunca había llegado a más que pegar gritos.

 

-Lo buscaré por donde sea, ya tuve suficiente.- Dio un último golpe y se dirigió hasta su habitación a descansar lo poco que podía antes de volver a marcharse.

 

                Después de haber recibido la llamada de la madre de su amigo, Taehyung estaba alterado y nervioso. Habían vuelto con Hoseok de un paseo y toda la felicidad y alegría que tenían se desplomó en menos de dos segundos. Taehyung estaba obviamente mucho más preocupado que Hoseok. Jimin y él habían discutido por lo que él creía que era una estupidez. A veces su amigo tenía un lado posesivo y armaba escándalos por cualquier cosa.

                En cualquier momento pensaba decirle que él y Hoseok habían empezado a salir, pero sabía por anticipado que Jimin no lo aceptaría. Saldría con alguna de sus teoría de que Hoseok quería conspirar contra su amistad, que lo hacía para separarlos, bla bla bla. Él no iba a aceptar que le hablara de ese modo tan inmaduro, hasta Hoseok había aceptado que Jimin seguramente lo insultaría y diría de todo.

                Se sentó en el borde de la cama y tomó su celular para llamarlo, pero parecía que no tenía señal.

 

-Ya, Tae, no te preocupes.-Le dijo Hoseok acariciando su espalda.- Ya va a aparecer.

 

-Todo es mi culpa-Lo miró apenado-Le dije que si seguía con sus estupideces era mejor que desapareciera de mi vista.

 

                Cuando ocurrió la pelea entre los dos, Hoseok trató de defender al pelinaranja, pero de nada sirvió. Jimin  se había visto traicionado por su mejor amigo.

                Taehyung en un lugar de su mente creía que era culpable. Nunca le había dicho a Jimin que de verdad sentía algo por Hoseok, hacía bastante tiempo. Quizás si le hubiese contando antes, en vez de dejar pasar el tiempo, ahora las cosas no serían así. Pero a pesar de eso sabía muy bien cómo era su amigo de caprichoso y la actitud infantil que tenía. No era la primera vez que se peleaban, pero al no saber por la situación que estaba pasando Jimin porque éste no le había contado nada, lo hizo sentirse aún peor. Jimin ya no confiaba en él y eso lo destrozaba.

                Ahora quién sabe por dónde andaría ese mocoso, vagando por las calles. No tendría ni idea de dónde estaría parado, perdido como un pequeño pichón que abandonó su nido.

 

-No es tu culpa, no digas tontería-Hoseok frunció el ceño-Sabes cómo es de caprichoso, sólo trata de llamar la atención y…

 

-No, Hoseok, no es así-Lo interrumpió-Jimin estuvo pasando un mal momento y nunca me dijo nada, a pesar de que yo sé cómo es su padre con él, nunca imaginé que se irían. ¿Sabes lo duro que es que tu amigo se vaya sin decirte nada? ¿Sin acudir a tu ayuda?

 

                Hoseok agachó la mirada y se tomó la cabeza con las manos alborotándose un poco el cabello. Odiaba profundamente a Jimin y sobretodo odiaba esa actitud de niño de doce años. Él no tenía idea de los problemas del pelinegro pero no podía aguantar ver a Taehyung tan mal, había llorado un rato en su hombro y mientras el tiempo pasaba y las lágrimas caían sobre su camisa, una grieta se le abría bajo sus pies. Era muy duro para él verlo así.

 

-Seguramente haya vuelto a su casa-Trató de calmarlo.

 

-No, ellos vendieron la casa… Y ni siquiera le dijeron.

 

-¿Es broma?-Hoseok se sorprendió por la actitud de los padres de Jimin.

 

-Sí… En verdad nunca me cayeron muy bien, menos su padre-confesó enojado- Sabía que era un patán, pero hacer esas cosas sin hablar con su propio hijo…

 

                El pelinegro rodeó al otro con su brazo y lo acercó hacia él hasta abrazarlo. Acarició sus cabellos e intentó calmarlo. Había notado que en sus ojos las lágrimas estaban por asomarse y no quería verlo llorar otra vez.

 

-Tae…-le susurró-¿Quieres que lo busquemos?

 

-¿Qué?

 

-Sé que estás muy preocupado-suspiró-y no me gusta verte mal.

 

                No era una mala idea  salir a buscarlo, pero el problema era que no sabían dónde podría estar. Taehyung creía que estaría vagando por las calles, perdido y sin rumbo. No tenía alguna otra amistad tan confiable como para ir a pedir ayuda, así que era lo único que podía pensar.

 

-Pero no sé dónde podría estar-negó con la cabeza.

 

-¿No sabes de alguien a quién podríamos preguntar?-acarició su mejilla.

 

-No…-dijo apenado y después se sobresaltó recordando algo-¡Espera, sí!

 

                El pelinaranja se levantó de golpe y el rostro se le iluminó un poco. Tuvo la esperanza de que ese chico supiera algo de Jimin. Tomó la mano de Hoseok y lo obligó a levantarse.

 

-Creo que se de alguien-le sonrió.

 

 

                A pesar del frío, los rayos del sol pegaban fuerte sobre su cara y lo obligaba a cubrirse con la mano. Después de salir corriendo de su casa, la cual ya no le pertenecía, terminó por transitar las calles. Todo lo que lo rodeaba era desconocido, podía jurar que ni siquiera parecía estar en su propia ciudad.

                Más allá de todo el lujo que había en su zona residencial, también había conocido el barrio donde vivía YoonGi, no era de lo peor, pero la diferencia de categoría social era notable.

                Habían pasado quizás unas tres horas desde que salió del apartamento y comenzó a caminar rumbo a ninguna parte, sólo dejando que sus pies lo llevaran. Era como estar metido en un laberinto. Edificios algo viejos, locales de ropa en oferta, tiendas de conveniencia que más bien parecían una junta de alcohólicos… Se había metido en un barrio desconocido. Lo peor era que estaba desolado y abandonado, no había mucha gente por la calle y a medida que avanzaba y se adentraba más el sol parecía esconderse, sumergiendo aquel lugar en las tinieblas.

                Jimin tenía un conflicto mental y emocional. Estaba cansado de haber llorado tanto de sólo pensar lo que quería hacer en ese preciso instante en que escapó. Ahora estaba solo, no tenía a sus padres, no tenía a Taehyung, no tenía a Yoongi. En definitiva no tenía nada.

                Se chocó en su camino con un grupo de mujeres que le insistieron en llevarlo con ellas a pasar un buen rato, con un tipo ebrio que casi le rompe una botella en la cabeza y con otro muy sospechoso que decía vender cosas de calidad. Notó que unas voces le hablaban, pero no sentía su presencia, eran como espíritus a su alrededor vagando y mezclándose con sus pensamientos.

                Sabía que estaba totalmente perdido en ese lugar y no le importaba. A estas alturas ya nada podía ser peor para él. No pensaba volver si su padre lo buscaba porque viviría preso de sus órdenes y nunca podría hacer lo que él quisiera, tenía suficiente con estudiar aquella mugrienta carrera por obligación. No quería ver a Taehyung porque lo había traicionado con el enemigo. No quería ver a Yoongi porque se sintió engañado al verlo con otro.

                La imagen del mayor abrazando a aquel rubio le revolvía el estómago de una manera desagradable, sentía ganas de golpear algo, pero ni siquiera tenía fuerzas para hacerlo, sus pies estaban cansados, no estaba acostumbrado a caminar durante tanto tiempo. Tenía sueño, no había dormido bien. Pero el peor de los dolores era el que sentía en el pecho, cómo cada vez que su corazón daba un latido éste dolía como si le clavasen un clavo oxidado.

                Nunca se imaginó que llegaría a enamorarse de ese modo tan estúpido de alguien, menos de un hombre. A lo mejor era uno de sus otros muchos caprichos que tenía en su vida, ni él mismo lo sabía, pero más de allá de si lo era o no, Jimin lo que tenía por seguro era que cuando Yoongi estaba a su lado no quería irse. A pesar de esa mala actitud que tenía, su presencia era cálida. Algo en ese chico lo hacía sentirse seguro. Aquella vez que se preocupó por él cuando su padre lo había humillado por completo durante su horario de trabajo, supo que Yoongi no era el tipo de persona que se veía en el exterior, ese chico seguramente tenía una coraza cubriéndolo, al igual que él. Pero la coraza de Jimin ahora estaba rota, sólo quedaban pequeños pedazos y creía que en cualquier momento se caerían como hojas en el otoño…

                El sol ya se había escondido del todo y ahora sí, estaba metido en el suburbano, en lo profundo de un lugar desconocido. No tenía miedo, pero estaba preocupado por lo que fuera a encontrarse en medio de las sombras de aquellas calles.

                Por la carretera pasaban pocos autos y cada un largo tiempo. Siguió caminando mientras veía los pocos vehículos marchar de un lado a otro y se detuvo hasta llegar a las puertas de un bar. Miró el cartel, inspeccionó el interior a través de los sucios vidrios y no vio a nadie allí adentro, excepto uno o dos meseros viejos. No iba a entrar, no tenía su dinero así que no podía desahogarse con un poco de alcohol barato y de sabía hacía cuantos años…

                Se quedó sentado contra la pared del local y sólo miró hacia la carretera, contando cuantos pasaban. Se distrajo un poco haciéndolo, pero cuando giró la vista se encontró con tres tipos observándolo y recordaba perfectamente sus rostros. Los desgraciados que le habían robado y golpeado en su último día de trabajo.

 

-Mira quién nos encontramos-dijo el cabecilla sonriendo- El niño rico.

 

                Jimin abrió un poco los ojos, pero luego se mantuvo en calma, los ignoró y siguió con su labor de contar autos.

 

-¡Oye!-gritó otro, el más grande-Nos está ignorando.

 

-¡Yo pensé que habías muerto!-Le dijo otro exaltado agarrándolo del brazo y levantándolo.

 

-Mátame ahora-susurró el pelinegro con la cabeza gacha.

 

                El jefe de la banda lo obligó al otro a soltarlo y lo tomó del hombro mirándolo de arriba abajo, inspeccionando a ver si tenía algo más de valor, pero el menor no se resistía a su agarre, parecía un muñeco de trapo.

 

-¿Quieres otra paliza?

 

                Jimin en ese instante empezó a reírse recordando que ni siquiera le habían dado una paliza, sólo le pegaron con un bate en su estómago, cosa que lo dejó hecho polvo. Pero le pareció divertido reírse de esos tres estúpidos y de sus caras de tarados.

 

-¿De qué se ríe?-preguntó uno curioso-¿Estará drogado?

 

-Yo que sé-se acercó a olerlo- No, sólo se hace el gracioso.

 

-Dame-dijo de repente Jimin, sin parar de reír.

 

-¿Qué?

 

-Eso-señaló una botella de licor que el más grande tenía en su mano-Quiero eso, dame un trago.

 

                El que lo tenía sujetado lo volteó al suelo de un empujón, confundido por su risa. Estaba empezando a enojarse. Jimin quedó de espaldas en el suelo mientras se carcajeaba y sentía que esos tipos estaban a punto de molerlo a palos, y esta vez peor.

                Sintió cómo la bota vieja y sucia del cabecilla le pisoteaba la cara con desprecio como si fuera un insecto, una cucaracha. Le dolía la mejilla y se vio forzado a girar su rostro para sentir menos dolor. Aun así no trató de defenderse.

 

-Dame eso-le dijo el agresor al más grande y le sacó la botella de las manos- ¿Quieres esto?

                Jimin no dijo nada.

 

-Entonces toma un poco.

 

                El tipo empezó a verter sobre Jimin todo el líquido que contenía la botella, empapándolo con un asqueroso y fuerte olor a licor barato. Los tres se carcajearon mientras Jimin se retorcía en el suelo porque un poco del líquido le había entrado por la nariz, sin mencionar que le fue echado, la mayoría, sobre la cara.

 

-Ya no es tan divertido ¿o sí niño rico?-le dijo tirando la botella contra la pared y reventándola.

 

-Quitémosle todo-sugirió el más callado, sonriendo maliciosamente.

 

-¿Y dejarlo en pelotas en medio de la calle?-rio más fuerte- Eso suena divertido.

 

                Los tres levantaron al menor y empezaron a quitarle la chaqueta, seguido las zapatillas. Jimin estaba medio anonadado por el fuerte olor del licor, pero no iba a permitir que esos mal nacidos lo dejaran desnudo con el frío que hacía. Se resistió con todas sus fuerzas. Lanzó un puño al aire sin dirección alguna y acabó por darle en el ojo al más grande. Éste se echó hacia atrás y se tropezó con un poste cayendo de culo al suelo mientras se quejaba del dolor.

 

-¡Asique quieres pelea niño…!

 

                Jimin le dio una patada en la entrepierna tan fuerte que hasta a él le dolió. El tipo cayó al suelo y empezó a llorar, el menor le había dado con todas las ganas. Hacía rato estuvo conteniendo un golpe y con esos tipos logró descargarse.

 

-¡Hijo de perra!-lloró y chilló en el suelo.

 

                En ese momento, el que quedaba en pie se echó hacia atrás para evitar recibir un golpe, pero en ningún momento soltó las zapatillas de Jimin ni la chaqueta. El menor se iba a lanzar hacia él y quitarle sus pertenencias pero en cuanto vio que sacó un arma, salió disparado corriendo como si sus pies echaran chispas. Quería morir, pero no de ese modo.

 

-¡Ven aquí!-le gritó y disparó al aire.

 

-Puta madre, puta madre…-repitió en su mente.

 

                Si no se percataba de aquello, habría sido el último día de su vida porque ese tipo seguramente le habría disparado justo en el pecho, como si supiera que su corazón sufría para acabar con el dolor.

                Corrió con sus pies descalzos, sucio, con olor a licor, con el pelo pegajoso, llorando y suplicando porque su vida no fuera tan desgraciada. Ahora tenía más frío, se pinchó los pies con vidrios que había por el suelo, el cuerpo le tiritaba y su espalda sentía que se quebraba en dos partes. Era el peor día de toda su miserable vida.

 

 

 

 

                

Notas finales:

GRACIAS POR LEER!! <3

Sí, lo sé, pobre Jimin ;__;


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