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You changed me (YoonMin) por MintYoongi

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Notas del capitulo:

Buenas queridos lectores/as

Disfruten de este capítulo <3

Pasó un día entero después de la escena que vivió el Sr.Park. Echado de una casa desconocida, por un tipo desconocido del cual sospechó enseguida sobre la relación que podía tener con Jimin. Era un hombre bastante intuitivo y a pesar de eso, nunca vio venir el que el menor se escapara.

Había llamado a su mujer cuando volvió al hotel, pero de nada sirvió. Ambos tuvieron una larga conversación en la que todo empezó a dar vueltas en su relación como padres. Su esposa, sorpresivamente, le había planteado distanciarse de él durante unos meses, cosa que no le agradó en lo absoluto y, tampoco entendió el por qué de esa propuesta tan drástica sin siquiera darle razones.

Más allá de saber que ahora su matrimonio tenía una pequeñas, o mejor dicho gran crisis, siguió varias horas pensando qué era lo que iba a hacer para, de algún modo, sacar a Jimin de esa casa. Y tras plantearse varias cosas, se decidió a ir a la cafetería nuevamente, en busca de Yesung.

Formalmente vestido, con su elegante traje y corbata, entró sin siquiera tocar la puerta del despacho del que era el hijo de uno de sus mejores amigos.

El joven Yesung no levantó la vista de una enorme montaña de papeles hasta que el Sr.Park golpeó la mesa del escritorio con la palma de su mano.

 

-Yesung, quiero hablar seriamente contigo.-Dijo con un tono imponente.

 

-Sr.Park…-Alzó la vista, sin estar demasiado sorprendido por su presencia.-No lo había visto. Tome asiento por favor.

 

El hombre no aceptó aquella invitación, sólo quedó de pie junto al escritorio, ahora cruzándose de brazos.

 

-Estoy bien así.

 

Yesung presentía algo extraño en aquel hombre, sabía que estaba alterado por el asunto de Jimin, asique podía esperarse cualquier cosa en ese momento. Dejó los papeles a un lado y apoyó sus dos codos sobre la mesa, mirándolo con atención.

 

-¿Resolvió su problema?-Preguntó interesado.

 

-De eso mismo quiero hablarte.- Carraspeó, aclarando su garganta y se decidió a hablarle sobre lo que había pensado.- Ese empleado tuyo…

 

-¿Yoongi?

 

-Sí…

 

-¿Qué es lo que pasa con él?-Yesung estaba presintiendo que nada bueno iba a salir de aquella boca.

 

El Sr.Park cerró sus ojos por un momento y se acercó hasta al asiento que tenía a su lado. Se sentó con total tranquilidad apoyando sus dos codos en el brazo de la silla y juntando ambas manos. Su mirada fue tan penetrante y fría que a Yesung le dio miedo.

 

-Quiero que lo despidas.

 

Yesung echó su cabeza hacia atrás levemente, entrecerrando sus ojos, sin comprender bien lo que acababa de oír.

 

-¿Cómo?¿A Yoongi?-Preguntó sin terminar de creer que le hubiera pedido tal cosa.-¿Por qué?

 

-Ese tipo ha estado escondiendo a mi hijo, eso es algo grave. ¿De verdad crees que es un buen empleado para tu negocio, Yesung?

 

-Yo creo…

 

-No lo es.-Lo interrumpió descaradamente.- Cuando estuvo a cargo me echó del lugar, todos tus clientes vieron lo que pasó, ¿eso quieres? Estoy seguro de que influenció a mi hijo de algún modo para escaparse.

 

-De ninguna manera haré eso.- Le contestó Yesung decidido y firme.-Usted no puede venir a decirme qué es lo que debo y no hacer con mis empleados…Más allá de lo que haya pasado personalmente con ustedes, Yoongi es un excelente empleado y es buen chico, lo sé. Creo que está exagerando un poco con toda la situación.

 

La mandíbula del Sr.Park en menos de dos segundos se tensó, su cuerpo entero lo hizo. Apretó sus puños con fuerza y se levantó del asiento de golpe, haciendo que Yesung lo mirara un poco asustado por esa reacción.

 

-Hace años te conozco.-Se acercó mirándolo molesto.- Ayudé a tu padre a abrir este maldito negocio, ¿recuerdas? Puse mucho dinero en sus manos .-Yesung quedó en silencio, escuchando sus palabras.- Yo ayudé a construir esto y también puedo destruirlo, ¿entiendes?

 

-¿Me está amenazando Sr.Park?-Yesung se levantó de su asiento, poniéndose frente al hombre.-Le diré una cosa. Olvídese de sus chantajes, sé muy bien en lo que ayudó y en lo que no. Mi padre nunca habría aceptado dinero por su parte sabiendo cómo es. No despediré a Yoongi.

 

-Me decepcionas, Yesung.-Le dijo el hombre con aire de superioridad, ignorando las anteriores palabras del joven.-Fue un gran error que tu padre aceptara ese matrimonio tuyo con…

 

-No le permitiré hablar de mi matrimonio, no es de su incumbencia.-Frunció el ceño.-Y el único que decepcionas aquí es usted… Antes de seguir hablando cosas sin sentido será mejor que se marche, no  tiene nada que hacer aquí.

 

Yesung extendió su mano hacia la puerta, indicándole la salida. Se había hartado de escuchar tanta palabrería y descaro, inclusive una amenaza. Sabía que el Sr.Park era un tipo testarudo, que se enojaba muy fácilmente, pero nunca creyó que caería hasta el punto de amenazarlo con cerrarle el negocio por el simple hecho de no cumplir su petición. ¿Quién se creía que era?

El hombre no dijo una palabra, ante su fracasado intento de presionar a Yesung sólo podía marcharse. Pero eso no le iba a impedir rendirse.

Estaba algo perdido en ese momento. Se planteó la posibilidad de dejar las cosas como estaban y seguir con su vida. De todas formas, si trataba de volver a traer a Jimin, lo volvería a desobedecer.

Había planificado el futuro de su hijo nada más que cuando el pequeño cumplió cinco años. Y a partir de ese instante, decidió que lo transformaría en alguien exitoso, como él. Todo un hombre de negocios.

Pero a medida que Jimin iba creciendo, la relación de ambos se distorsionaba. El Sr.Park se había dado cuenta de que a su hijo no le interesaba lo que quería enseñarle y eso lo molestó bastante. Quería crear a alguien perfecto, alguien del que sentirse orgulloso, alguien del que todos hablaran y dijeran “Ese es el hijo del Sr.Park”. En un principio le sonó hasta ridículo… Pero ver que todos sus compañeros de negocios tenían hijos ejemplares que seguían por el mismo camino que su padre, lo habían hecho sentir envidia.

Salió sin decir nada, caminando con paso firme, sin dejar tampoco de perder su postura erguida y formal. Volvería al hotel y allí, seguiría pensando qué hacer. Su mujer no le contestaría el teléfono seguramente si intentaba hablar con ella, parecía que estaba muy enojada con él.

Lo único que le quedaba era esperar.

 

Estornudo tras estornudo, Jimin seguía con una gran manta cubriéndole todo el cuerpo, inclusive su cabeza. Había dejado un pequeño hueco por el que sobresalían sus ojos y su nariz. Estaba sentado sobre la cama, mirando hacia afuera por la pequeña ventana del cuarto. Aunque todo ahí afuera parecía cálido debido a los plenos rayos de sol, en realidad hacía muchísimo frío.

-Jimin, toma esto.

 

Seokjin se había acercado hasta el cuarto para llevarle una taza de té caliente. El pelinegro sacó sus manos hacia afuera para poder tomarla y notó su piel quemarse al tacto de la porcelana caliente.

 

-¡Auch!-Se quejó agitando sus manos rápidamente.

 

-Lo siento, olvidé decirte que estaba muy caliente.-Sonrió el castaño, divertido por la reacción.

 

Jimin hizo un pequeño frunce con sus cejas. ¿A quién se le ocurría darle una taza sin mango? Ese chico castaño era un poco estúpido. Estaba seguro de que no era mal tipo, después de todo, aunque le seguía molestando que fuera tan entrometido y preguntón.

El pequeño resfriado que había invadido su cuerpo era por pura consecuencia de andar descalzo, mojándose bajo la lluvia y también debido a toda la tensión y estrés que sintió. Al menos estaba feliz de poder tener un lugar donde estar y resguardarse de aquel frío invierno.

 

-¿Estarás bien?-Preguntó el castaño algo preocupado mientras se colocaba su abrigo.

 

-Sí.-Sorbió un poco del té, después de soplar.-Yoongi dijo que no tardaría, no te preocupes.

 

-Está bien, nos vemos entonces.-Salió del cuarto con una leve sonrisa en su rostro.

 

Jimin simplemente alzó su mano para despedirse, agitándola levemente.

 

-¡Achissss!

 

Aquel resfriado lo estaba irritando. Le dolía la garganta, tenía algo de fiebre y sus mocos no dejaban de salir. Era consciente de que en pate era su culpa, pero lo de andar descalzo pisando el frío asfalto de las calles no fue su idea. Esperaba que si algún día en su vida volvía a cruzarse con esos delincuentes, los golpearía y les obligaría a devolverle sus cosas, principalmente su celular.

Después de tomar el té y dejarlo sobre la mesa de luz, sus ojos se cerraron y cayó en un profundo sueño.

 

-Jimin…

 

Una mano se había posado sobre su frente, esa calidez y textura fina de la piel la reconocía perfectamente.

Sus ojos se abrieron lentamente, hasta encontrarse con el rostro del peli menta, observándolo con esa típica mirada penetrante, la cual no le decía nada.

 

-Siento haber tardado, te traje un remedio.

 

El mayor sacó de una pequeña bolsa de plástico una cajita la cual contenía en su interior un jarabe. Lo abrió y colocó la cantidad exacta de mml que correspondían según había leído en el papel. Aquel líquido, un tanto espeso, no tenía muy buena pinta y menos por el olor.

Jimin hizo una mueca y abrió la boca al ver que Yoongi le acercaba hasta él ese pequeño recipiente de plástico que contenía al remedio.

Lo tragó rápidamente y seguido sacó su lengua hacia afuera, haciendo un gesto de asco.

 

-Ya, no hagas esa cara.-Dijo Yoongi dejando el pequeño plástico a un lado.-¿Tan mal sabe?

 

-Es asqueroso, nunca en mi vida probé algo más asqueroso que esto.

 

Los labios de Yoongi se curvaron un poco hacia arriba y sólo sonrió. La imagen de Jimin tapado hasta la cabeza, con sus  cachetes de un tono rojizo y esa expresión de niño enojado, le parecía divertido y enternecedor.

 

-Bueno, ya sabes por qué te enfermaste.-Se sentó a su lado, comprobando nuevamente si tenía fiebre.- Parece que estás algo mejor.

 

El pelinegro cerró sus ojos. Se sentía tan bien de tener a alguien que lo cuidara que le parecía hasta irreal que estuviese pasando. De niño, cuando se enfermaba, su madre sólo le daba su remedio y se marchaba. Pero ahora estaba bajo el cuidado de Yoongi. Incluso se había molestado en pedir el día libre en la cafetería para poder cuidarlo, eso era lo que más feliz lo hizo.

 

-Gracias, Yoongi-Le sonrió y después agachó, repentinamente, su cabeza.-Pero no hacía falta que pidieras el día para cuidarme, estoy bien.

 

-No, no lo estás. Y no te preocupes por eso, debo hacerlo.

 

-Yoongi…-Jimin lo miró a los ojos y agarró su mano.-Quédate a mi lado.

 

El mayor asintió y se quedó junto al menor, sentado en el borde de la cama. Nunca había cuidado a alguien de ese modo. Se sentía un poco extraño…

A pesar de que apenas habían empezado algo, Jimin estaba más que contento. Su corazón se había llenado de alegría y lo mejor era que ya no le interesaba nada sobre su padre. Es más, si era posible no volver a verlo por él estaba bien. En cambio, añoraba un poco a su madre. No es que hubiera sido la mejor madre del mundo, pero tampoco fue la peor. Aquella mujer se había dejado influenciar mucho por las palabras de su marido y así, casi transformándose en algo parecido a él.

Jimin sólo esperaba aunque sea poder volver a verla. Todo con su padre ya estaba perdido, asique ya no iba a luchar por tratar de hacerlo entender todo lo que le pasaba. Se había resignado completamente a hacerlo, después de aquel golpe que le dio. Y ahora que estaba con Yoongi, se sentía protegido y reconfortado.

Junto con toda aquella manta que lo cubría, inclinó su cabeza para finalmente apoyarla sobre el hombro del mayor y así, cerrando sus ojos para relajarse.

 

-Me vas a contagiar.-Dijo Yoongi mirándolo de reojo.

 

-Ah, lo siento.-Se alejó un poco sorbiendo su nariz.

 

-Trata de dormir y no hablar tanto.-Bromeó, posando sus manos sobre el menor para que se acostara.

 

-Yo…Yo no hablo tanto.-Protestó pacíficamente mientras se echaba hacia atrás para finalmente quedar acostado.-Es culpa de Seokjin, él me hace hablar.

 

Yoongi soltó una pequeña risa. Sabía que Seokjin era un poco charlatán, o mucho, en ocasiones.

Después de acostar a Jimin, se levantó y abandonó el cuarto para dejar que el menor descansara. Salió al pasillo y caminó hasta la sala. Observó detenidamente aquella maleta negra que yacía ahí hacía unos días y no pudo evitar sentirse algo preocupado por lo que pasaría en el transcurso de la semana, del mes o del año...

Haber presenciado aquella actitud tan agresiva en el padre de Jimin, hizo hervir su sangre. No pudo dejar de recordar aquella cachetada. Sabía que ni siquiera había escuchado las palabras que Jimin quería y necesitaba decirle. Por más que quisiera que todo se arreglara, que Jimin se marchara de su casa y que todo volviera ser cómo fue antes, en ningún momento se arrepintió de haber echado a aquel tipo de su casa y menos de dejar a Jimin quedarse con él.

Si bien lo rechazó un par de veces al pelinegro, después de aquellos días que pasaron simplemente entre la desesperación y lujuria. Yoongi se sintió totalmente atraído por Jimin. Y a pesar de que tuvieron problemas, de que no se soportaban y que tenía ganas de golpearlo, todo había dado un gran giro en su relación.

Creía que podía confiar en él. Haberle contado sobre su pasado ya fue un gran paso. Yoongi no era el tipo de persona la cual le guste contar su vida privada, en realidad odia esas cosas. Ni siquiera se lo había contado a Seokjin, con quien ya convivía durante un año entero, pero eso fue diferente.

En cuanto Jimin apareció en su vida todo se alborotó. No le gustaba meterse en asuntos ajenos y sin quererlo lo acabó haciendo. Se metió en la vida de Jimin, lo escuchó cuando le contó sus problemas y lo contuvo.

No estaba seguro de qué era lo que realmente estaba sintiendo, pero una cosa estaba clara. Le gustaba Jimin y no iba a dejar que ese viejo loco volviera a tratarlo como lo hizo. Si alguien quería sacar al menor de allí, debería ser por encima de él.

 

 

El teléfono volvió a sonar, repetidas veces, incontables… Un ruido de tacos, con pisadas apresuradas se dirigían hacia el aparato que estaba sobre la mesa del salón.

Antes de contestar, un largo suspiro salió de sus labios pintados de rosado, un labial casi imperceptible. Sabía perfectamente quien estaba llamando y lo que quería. Se había dicho  a sí misma no volver a hablar con su esposo, estaba muy enojada, indignada por todo lo que había escuchado salir de Taehyung.

El chico le había contado todo lo que estuvo pasando con Jimin y eso, la hizo sentir terriblemente mal. Nunca se percató de lo mal que estuvo la relación entre padre-hijo. Nunca supo de aquellas situaciones humillantes, de todos los insultos y por mucho que le costara admitir creérselo, que Jimin estudiara por obligación lo que su marido le impuso.

A esas alturas no podía hacer otra cosa que arrepentirse de su actitud, de toda la indiferencia que tuvo hacia Jimin en todos esos años. Se arrepintió de haber confiado en su esposo, en creer en todas sus palabras. Así, olvidándose de su propio hijo, pensando que todo estaba perfectamente en sus vidas.

Agarró el teléfono y contestó, después de un breve silencio.

-¿Diga…?

 

-Espera, no cuelgues, escúchame.-El Sr.Park se apresuró a hablar antes de la mujer le contara la llamada.

 

-Quiero el divorcio…

 

Eso fue lo único que se escuchó, las últimas palabras  de la mujer. Con un gran nudo en la garganta, aguantando sus ganas de romper en llanto por toda la decepción que sentía frente a aquel hombre en quien había confiado durante tanto años.

Colgó inmediatamente y dejó el teléfono sobre la mesa nuevamente. Tapó su boca con ambas manos, dejando caer unas lágrimas por sus ojos, sintiéndose terriblemente mal. No por su marido, si no por Jimin.

 

 

Notas finales:

GRACIAS POR LEER!! <3

El próximo capítulo será un especial <w<)/


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