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You changed me (YoonMin) por MintYoongi

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Notas del capitulo:

Hola! aquí les dejo el capítulo n°33 y... nada, sólo decirles que se va a venir un poco más de drama (UuU)/

Disfruten de la lectura <3

Jimin había encajado perfectamente en su primer día de clase con todos sus compañeros. Eran tan diferentes a cuando estaba en la otra universidad. La mayor parte de sus compañeros fueron totalmente abiertos. Simpáticos, amigables, lo ayudaron en todo lo que no entendía…

Era un comienzo perfecto.

Estando en su casa, junto a su madre, ésta había planeado tener una pequeña cena fuera. Pero a pesar de que a Jimin no le parecía mala idea, no tenía muchas ganas de volver a esa vida de lujos. Añoraba que su madre preparara algo casero, porque a decir verdad, era muy buena cocinera.

Le dijo que prefería quedarse en casa y seguir organizando su agenda de sus nuevas clases y todo lo relacionado a la universidad. Ella aceptó y preparó una pequeña pero riquísima cena para ambos.

Dispuso los platos sobre la mesa y llamó a Jimin para que empezaran a comer. El menor se sentó en la otra punta de la mesa y probó un bocado de la comida que su madre había preparado, estaba delicioso.

 

-¡Wow!-Dijo abriendo sus ojos-Como que extrañaba esto…

 

Ella sonrió un tanto avergonzada. Le gustaba cocinar y tenía la sensación de que hacía muchos años no lo hacía. En realidad dejó de hacerlo después de que Jimin cumplió los diez más o menos…

 

-Me alegra. Pensé que habría perdido la práctica.

 

-Mamá, el sabor es como lo recordaba…-Jimin masticó con paciencia, saboreando la comida como si fuera la última-Este plato lo hiciste cuando tenía ocho años, cuando fue tu cumpleaños, ¿verdad?

 

-Jimin…-la mujer lo miró atónita, sintiendo que su corazón dolía por aquellos recuerdos-¿Cómo puedes acordarte de eso?

 

-Porque ese día estuvimos todos juntos, te regalé un cuadro hecho por mí, lo recuerdo perfectamente. Me abrazaste hasta casi asfixiarme-rió al acordarse.

 

Su madre había dejado de comer, apartando los cubiertos a un lado y trató de contener sus lágrimas. Le resultaba doloroso saber por todo lo que había tenido que pasar su hijo, el saber que en algún momento de su vida la odió como madre y el recordar aquello tan lindo, la hizo emocionarse, de buena y mala manera.

 

-Mamá…¿Estás bien?-Jimin se levantó de la silla para acercarse hasta su madre y darle un abrazo de consuelo.

 

-Sí, estoy bien. Sólo estoy feliz por saber que recuerdas esas cosas y que no me odias…-lo abrazó con fuerza.

 

-Yo nunca te odié. Entiendo lo que pasó contigo y…papá.

 

Jimin nisiquiera se sentía seguro al seguir llamándolo “papá”, le sabía extraño y aparte de eso, le hacía sentir rabia e ira de sólo recordarlo. Ya era más que oficial el que su padre fuera un tipo totalmente detestable e irracional. Hasta su madre lo había admitido, y eso era lo que mejor que podía hacer.

 

-Está bien, basta-se dijo así misma-lo siento… Dejemos de lado a tu padre, ¿si?

 

El menor asintió y después su madre le dio un cálido beso sobre su frente y ambos continuaron su cena. Charlaron de cosas cotidianas, el trabajo, la universidad, los amigos y algún chisme de la tele. La sensación de volver a ser una familia, de poder charlar tranquilamente y reír, era lo mejor, para ambos. Porque los dos habían tenido sus propios problemas y altibajos y ahora, que podían confiar nuevamente de forma recíproca, era todo mucho más reconfortante.

Al terminar la agradable cena entre madre-hijo, ambos limpiaron los trastes y acomodaron todo nuevamente en su lugar. La mujer se fue acostar a su cuarto y Jimin decidió quedarse un rato en la sala viendo a ver qué podía encontrar de interesante en la televisión.

Cambiaba constantemente de canal sin siquiera ver algo. Estaba demasiado perdido en sus pensamientos. Aquella tarde que encontró a Yoongi y ambos fueron a tomar un café, fue perfecta. Sin mencionar que también habían ido tomados de la mano dando un pequeño paseo por una plaza. También habían encontrado un perro con el que entretenerse mientras le tiraban un palo y éste lo buscaba. Entonces, a Jimin se le había antojado adoptar uno.

A Yoongi le gustaban los animales, pero no era la pasión. A Jimin en cambio le fascinaban, perro que se encontraba por la calle, perro al que se acercaba para acariciar. Y el mayor le había advertido que debía tener cuidado con los perros callejeros, no todos eran tan amigables.

Recostó su cabeza hacia atrás y se quedó con los ojos cerrados durante un rato, pensando lo divertido que podría ser otro tipo de compañía. Claro que debería hablar con su madre, ya que era la casa de ambos y necesitaba una aprobación.

Estuvo a punto de dormirse cuando su teléfono empezó a sonar. Abrió los ojos con rapidez y agarró el aparato  para poder contestar. En realidad había recibido un mensaje. Tenía un tono de notificación similar al de las llamadas y ya se había ilusionado un poco.

Miró el mensaje y sonrió al ver que era de Yoongi.

 

<<Jimin, ¿has comido, cenado, lo que sea? Jin me abandonó y me traicionó. Dijo que prepararía algo, que no me preocupara por la comida y acabó yéndose hace más de dos horas…>>

 

<< ¿Me estás diciendo que te sientes solito o que tienes hambres?>>

 

<<Las dos cosas…¿Vienes?>>

 

Jimin estuvo unos minutos pensando qué contestarle. Era tarde, casi las once de la noche y él ya había cenado, pero le sabía mal rechazarlo. Tenía muchísimas ganas de ir pero estaba en piyama, cómodamente tirado en el sillón y calentito bajo una frazada.

 

<<¿Por qué no vienes tú? Es tarde, me da miedo salir a la calle a esta hora>>

 

<<¿Quieres que vaya yo? Está tu madre, me sentiría incómodo. Además…nunca me diste la dirección>>

 

A Jimin no le interesaba en ese momento que estuviese su madre allí, además ella ya había conocido a Yoongi y le había dicho que estaba agradecida por haberlo cuidado, asique no tendría problema que fuera a visitarlo, aunque la hora lo hacía dudar.

Le envió la dirección de su nueva casa a Yoongi en menos de un pestañeo y el otro lo dejó como leído. Seguramente el mayor iría, pero por muy entusiasta que le pareciera a Jimin la idea, sabía que a pesar de que la ciudad era bastante segura, temía por su pelimenta.

 

<<Yoongi, ten cuidado si vas a venir>>

 

No recibió respuesta alguna y eso lo hizo preocuparse. Estuvo esperando, después de que envió ese mensaje, durante una hora más o menos. Sentía ansiedad porque llegara de una vez a su casa, para no pensar que algo le había pasado.

Justamente a las doce y cuarenta de la noche sonó su timbre. Apartó la frazada que tenía puesta y salió disparado a abrir la puerta.

 

-Yoongi, ¿por qué tardaste tanto?-lo miró totalmente aliviado de verlo bien.

 

-Disculpa pero no es que vivas precisamente muy cerca de donde yo vivo-le hizo una mueca y alzó unas bolsas que llevaba en su mano-Traje hamburguesa.

 

 

El menor lo invitó a pasar y con mucho cuidado cerró la puerta con seguro. Yoongi entró a la casa, un poco intimidado por todo el lujo que había. En su vida había visto tantos cuadros, plantas y decoraciones tan sutiles. Le parecía un lugar muy lindo, elegante, a pesar de que esas cosas no iban con él.

 

-No estaba equivocado cuando pensaba que tenían mucho dinero-comentó mirando al menor con una pequeña sonrisa de burla.

 

-Uy, sí, somos millonarios-le dijo el menor haciendo un gesto con sus manos-Anda, dame esa bola.

 

Yoongi le dio la bolsa con la comida y Jimin la dejó sobre la mesada de la cocina. Olía deliciosamente bien, pero era una lástima que ya hubiera cenado. De todos modos, estaba pensando en probar un bocado.

 

-Oye, Yoongi, ¿quieres comer ahora?

 

-Claro, hace unas horas estoy hambriento.

 

El menor sonrió de lado y sacó las hamburguesas de la bolsa, dejándolas sobre la mesa. Se sorprendió al ver que también habían papas fritas y refrescos. No sabía que al mayor le gustara la comida chatarra.

Ambos tomaron asiento y el primero en dar un gran bocado a su hamburguesa de jugosa carne fue Yoongi. En cambio, Jimin estaba demasiado lleno como para siquiera pegar un bocado, pero no quería hacer sentir mal a Yoongi por haberlas comprado para ambos, la cena para él era lo de menos, sólo quería que estuviera ahí.

 

-Vamos, come. He hecho una larga fila en la hamburguesería para comprarlas-le dijo apuntándole con una papa y después llevándosela a la boca.

 

-Lo siento, es que ya cené-dijo encogiéndose de hombros.

 

-¿Y por qué no me dijiste?

 

-Es que si te decía que ya había comido…no vendrías-agachó la cabeza, avergonzado-Y yo quería verte…

 

Yoongi dejó de comer y dejó a un lado sus papas fritas. Miró fijamente al menor desde el otro lado de la mesa y movió su cabeza.

 

-Serás idiota…

 

-Ya… lo siento. No te enojes.

 

-No me enojo-dijo seco y después volvió a comer.

 

Jimin guardó su hamburguesa y demás cosas y esperó a que el mayor terminara de comer. A pesar de que al día siguiente tenía clases no le importaba mucho quedarse hasta tarde. Además parecía que Yoongi se veía despreocupado por si se quedaba ahí hasta las cinco de la mañana.

Al terminar, Yoongi recogió su parte y se quedó mirando un rato más aquella lujosa cocina. Estaba tan impecable, tan reluciente que parecía de juguete.

 

-¿Quieres ver una película?-Jimin se acercó para susurrarle, no quería alzar mucho la voz ya que su madre estaría seguramente durmiendo.

 

-¿Qué clase de película?-le preguntó, susurrando también.

 

-No lo sé, podemos ver qué encontramos.

 

El menor agarró de la mano al peli menta, aunque ahora su pelo se veía desteñido y parecía más bien rubio, lo llevó hasta el gran sillón y ambos se sentaron frente al televisor, el cual seguía prendido. Jimin buscó en algún canal una película interesante para poder ver. No sabía cuál era el gusto de Yoongi respecto a eso. Encontró una de terror, las odiaba, pero decidió dejarla porque a Yoongi parecía interesarle.

Era un chico muy miedoso y asustadizo con esas cosas. Estaba tenso en cada escena de la película, mientras que Yoongi no se inmutaba en lo absoluto, hasta parecía aburrido.

Jimin agarró con fuerza su frazada mientras se tapaba hasta la mitad de la cara. Sabía que en algún momento iba a saltar algo de la pantalla, siempre hacían eso. Las películas de terror eran tan predecibles…

Y cuando efectivamente, apareció aquella escena, Jimin pegó un salto, tapándose la boca para no gritar y despertar a su madre. Después apareció otra aún peor y ese momento sí que pegó un salto y fue directo a abrazar al cuerpo que tenía  a su lado. Escondió su cara en el hombro de Yoongi y lo abrazó con fuerza, como si algo fuera a atacarlo.

 

-¿Qué estás haciendo?-le preguntó Yoongi apresado por sus brazos.

 

-Me da miedo, no quiero ver-habló con su rostro escondido sobre el hombro del otro sin que se le entendiera del todo lo que estaba diciendo.

 

-¿Y por qué la pones?¿Eres masoquista?

 

-No…-Jimin se fue alejando un poco del mayor, pero sin dejar de abrazarlo-Es que pensé que te gustaba, por eso la dejé.-finalizó con un puchero.

 

Yoongi lo observó detenidamente. Estaba pensando apartarlo de su lado por la forma tan exagerada en la que se había aferrado a él, como si de verdad fuera a correr peligro. Pero le parecía algo gracioso ver a Jimin asustado como un niño pequeño, era muy adorable.

 

-¿Es una excusa para abrazarme?-le susurró cerca del oído.

 

-N-no…-Jimin lo miró-¿Por qué haría eso?

 

-No lo sé, sólo preguntaba. Nunca imaginé que te dieran miedo estas películas.

 

-Sí, nunca me gustaron-hizo  de vuelta puchero y volvió a abrazarlo, esta vez más cariñosamente-Además, si quiero abrazarte no necesito excusas. Lo hago y ya, ¿no es así?

 

Yoongi no le dijo nada y le sonrió levemente de costado. Siempre que Jimin lo rodeaba con sus brazos sentía una cierta calidez y bienestar.

Mientras el menor lo seguía abrazando como un niño, Yoongi llevó su mano hasta el mentón del otro, haciendo que levantara su rostro para poder acercarse hasta sus labios y así, plantar un suave beso. Ambos cerraron sus ojos, dejándose llevar hacia otro mundo, sin importar que en aquella película se escucharan unos chillidos desgarradores de alguien que era asesinado.

Jimin se acomodó más cercanamente hacia el cuerpo de Yoongi, posando una mano sobre su muslo y otra en su hombro. Los chasquidos de ambas bocas moviéndose de un lado a otro sólo podían escucharlas ellos. Yoongi no quería propasarse en ese momento, porque sabía que no era el lugar adecuado, pero no pudo evitar un intento de abalanzarse sobre el menor cuando éste metió la lengua en su boca.

Jimin empezó a excitarse demasiado con aquel beso y lo intensificó rápidamente. Yoongi mordió apenas su labio inferior haciendo que el menor soltara un inaudible gemido. Las cosas entre ambos se estaba calentando de más.

Y todo se detuvo cuando oyeron una puerta abrirse a lo lejos. Jimin se separó de inmediato, dejando a Yoongi con las ganas de volver a morderlo.

 

-¿Jimin?

 

La voz de su madre se acercaba hacia la sala. La mujer estaba medio dormida, con un bata color rosa pastel muy abrigada puesta. Vio que la tele estaba encendida y después miró hacia el sillón, encontrándose, para su sorpresa, con dos cabezas.

 

-M-mamá, ¿te despertó el ruido del televisor?-preguntó rápidamente, nervioso.

 

-No…-se acercó hasta el sillón y se quedó de pie, curioseando al chico que estaba sentado al lado de su hijo. -Oh, hola, Yoongi ¿verdad?

 

-Sí-Yoongi se levantó y saludó educadamente a la mujer, aunque no terminaba de confiar con plenitud en ella-Disculpe si molesto.

 

-No, no-negó con sus manos-Por favor, está bien. Me había asustado porque oí un ruido, pero ahora veo que era la película.

 

-Tú sí que me asustaste, mamá-pensó Jimin, aún nervioso.

 

La mujer se acomodó la bata, un poco avergonzada de que el pelimenta la hubiera visto así. Le sorprendía la presencia del chico a tan altas horas de la noche en su casa. Pero sabiendo que había cuidado tan bien de Jimin, al final no importaba demasiado eso.

Miró a su hijo, quien le regaló una risita nerviosa, y después decidió volver a su cuarto, pero no sin antes aprovechar que Yoongi estaba allí y volver agradecerle.

 

-Yoongi, gracias de nuevo-le dijo con una sonrisa sincera. El nombrado no le devolvió ninguna sonrisa, pero sí inclinó su cabeza.- Espero que algún días puedas aceptar una comida como agradecimiento.

 

-¿Una comida?-preguntó el mayor, alzando sus cejas.-No tiene que hacer eso, está bien, señora.

 

-Respeto tu decisión, pero seguiré insistiendo.-sonrió por última vez antes de marcharse de nuevo a su cuarto- Jimin, no te quedes hasta tan tarde, mañana tienes clases.

 

El menor miró hacia un costado, avergonzado porque su madre le hablara así frente a Yoongi, quien se veía totalmente serio.

 

-Lo sé, mamá. Buenas noches.

 

Cuando la madre del menor se marchó nuevamente, Yoongi se levantó del asiento ante la mirada confusa de Jimin. Éste lo agarró del brazo y lo tironeó para que se sentara de nuevo.

 

-Yoongi, no te vayas aún-le rogó, poniéndole ojitos.

 

-Ya, Jimin ¿no piensas dormir acaso?-se volvió a sentar debido a la súplica del pelinegro-Es tarde.

 

-¿Y a quién se le ocurrió venir tan tarde?-dijo con el ceño fruncido, enganchándose a su brazo derecho.

 

-¿A quién se le ocurrió irse a vivir tan lejos?

 

Yoongi intentó pararse, creía que ya era hora de marcharse de aquella casa, por muy cómodo que fuera ese sillón. Seguía sintiéndose un poco incómodo con la presencia de aquella mujer allí, sin contar que casi los veía comiéndose a besos.

 

-Quédate-Jimin lo miró con sus ojos de cachorro, intentando convencerlo, pero el mayor parecía no querer mirarlo-Yoongi…

 

-¿Estás loco?¿qué dirá tu madre?

 

-Agh… Mi madre te adora, ¿no lo notaste?-lo soltó y se sentó sobre sus rodillas-Quiere invitarte a cenar al restaurante más caro de la ciudad, no te dijo nada por estar aquí tan tarde. Te juro que si hubiera sido Tae lo habría echado.

 

El mayor soltó un suspiro y se quedó mirándolo fijamente. Nunca tuvo tanto dolor de cabeza para decidir algo. O se quedaba o se iba. Así de simple era y la verdad es que tenía muchas ganas de volver a besar aquellos carnosos labios que lo provocaban, tan cerca de los suyos.

 

-¿Dormiré en el sillón?

 

Jimin rio y se levantó. Agarró el brazo de Yoongi y después apagó el televisor. Lo encaminó por un pasillo hasta llegar a unas escaleras. Ambos subieron sin hacer ruido y llegaron al que era el cuarto del pelinegro.

La puerta se cerró y Jimin encendió la luz del cuarto. Yoongi lo observó curioso, era muy espacioso, mucho más que el suyo y eso le daba un poco de envidia. Tenía un armario bastante grande, escritorio, laptop, estantería… y una cama que se veía cómoda.

 

-Dormirás conmigo-dijo el menor sonriendo, haciendo notar sus cachetes.

 

-No tengo ropa para dormir.

 

-No te preocupes por eso, puedo prestarte un piyama-se acercó hasta su armario e inspeccionó a ver qué podía darle al mayor.

 

-No quiero nada con dibujitos-dijo bromeando, acercándose a Jimin por detrás.

 

-Ah, que gracioso… Te daré un piyama de mi madre, entonces.-se volteó para encontrarse frente a frente con una mirada gatuna que lo estaba inquietando.

 

-Si eso te excita…

 

Yoongi se acercó con una sonrisa burlona y agarró al menor de sus caderas con fuerza. Lo besó con las ganas que se le habían quedado de antes y Jimin, obviamente lo agarró desesperado de su nuca. No iba a dejar que nada los interrumpiera. Necesitaba a Yoongi así como él a Jimin.

Las manos de Yoongi subieron hasta la camisa del piyama del menor y trató de quitársela, pero Jimin hizo un gesto con su cara, arrugando su frente.

 

-Tienes las manos heladas, joder.

 

Yoongi rodó los ojos y relamió sus labios.

 

-Eres tan quejoso, Park Jimin-le susurró sobre los labios-Me importa un carajo si tienes frío.

 

-Y tú eres un grosero, Min Yoongi, pero aun así te quiero.

 

Eso hizo que el mayor sonriera y se detuviera a pensar. No le había dicho que lo amaba y eso le resultó un alivio, porque no podía devolverle esas palabras tan fuerte, pero en cambio éstas sí.

 

-Yo también, te quiero…

 

Y eso fue totalmente sincero.

 

Notas finales:

GRACIAS POR LEER!!<3

Nos vemos en el próximo ^^


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