A veces, lo último que queremos, es lo que recibimos primero. A veces, lo primero que queremos nunca lo recibimos. Pero, esperar es lo único que podemos hacer.
A veces...
En este caso, algo así fue lo que ocurrió.
La sensación tan esperada del vacío en el estomago fue abruptamente por un dolor no tan fuerte. Se había golpeado contra la casa a causa de la fuerza de la casi caída, claro, a Yusei le dolió aún más debido a que la axila le había quedado justo en la fisura del techo por lo que se quejó de dolor pero no soltó al castaño. Apretó el agarre de su muñeca. De ninguna manera lo soltaría.
—Y... Yusei—dijo mirando hacia arriba. Hacia el chico que se negaba a soltarle y empezaba a jalar hacia sí para sacarlo de aquella situación—Suéltame...—el de cabellos negros negó. Claro que no iba a hacerlo. Siguió insistiendo en sacarlo de allí. Pero sus fuerzas eran insuficientes, necesitaba la ayuda del castaño para ello.—Yusei suéltame—dijo un poco más fuerte. El castaño lo ignoró, mientras que lograba alzarlo un poco y por un pequeñísimo margen de diferencia casi logra quedar de rodillas para seguir alzando y jalando al castaño, pero resbaló y se pegó abruptamente contra el techo, casi que parte una teja.—¡Suéltame ya Yusei!
—¡No lo haré!—gritó a modo de respuesta. El silencio era únicamente interrumpido por la fuerte respiración del de los ojos azules que seguía intentando que el castaño volviera a estar a salvo.—No lo haré...
—Es inútil...—dijo Jaden. Una extraña sonrisa salió de sus labios.—incluso si me logras subir, volveré a lanzarme al vacío—soltó una risita—Déjame ya caer... No valgo la pena.—dijo con voz rota mientras volvían a caer lágrimas al vacío.
—¡Me niego a soltarte!—dijo ignorando lo último. Lo miro directo a los ojos, y al ver aquella agua a deslizarse por esos ojos cafés su determinación creció al 1000%. No le iba a importar todo lo que dijera Jaden, no le importaría si era inútil, incluso si tenía que tirarse con él, de ese techo no saldría vivo si no es con el castaño.
—¿Por qué? ¡¿Por qué te niegas a soltar algo que sólo es un peso muerto?!—gritó, odiaba tanto aquello. Lo odiaba a él. Pero en verdad y muy pero muy en el fondo, todas esas preguntas, eran para saber su respuesta, y, tal vez solo tal vez lo harían cambiar de opinión.
—¡Deja de resistirte!—gritó. Hacia un esfuerzo masivo por no responder. No quería dejar salir aquellos sentimientos. No ahora. No era el momento. Primero tenía que hacer que estuviera a salvo.
—¡Suéltame Yusei! ¡Déjame caer!—Gritó ya con desespero. Si no iba a obtener respuestas, bien, no las tendría. Pero solo tenía que dejarlo caer, ¿es que no podía dejar que está carga innecesaria sucumbiera por fin a su inevitable destino? ¡¿No podía hacer aquello?! ¿Por qué? ¿Por qué tenía que hacer que siguiera sufriendo?—¡No valgo la pena! ¡Por qué sigues insistiendo en alguien que nadie recordará!—gritó aún más fuerte y sin medir siquiera sus palabras.
—¡¿Acaso crees que nadie te aprecia?!—gritó molesto Yusei mientras volvía a intentar a subirlo.—¡¿Crees que Haou no te aprecia?! ¡¿Crees que yo no te aprecio?!—dijo mientras volvía a mirarle a los ojos. El aludido bajó la cabeza.
—Eso creo...—dijo en un murmuro. Pero fue tan tenue que Yusei no alcanzó a escucharlo.
—¡¿Acaso vas a dejar que aquellos idiotas que no te valoran ganen?!—gritó en rabia ante el aparente silencio de Jaden.—¡Tú veles la pena! ¡Vales más que cualquiera de esos odiosos!
—Pero.. Yo soy... Inútil—dijo de manera automática. No lo pudo evitar siquiera. Y esta vez, Yusei lo escucho.
Y ese, había sido su punto de quiebre.
—¡¡No eres un inútil!!—gritó. Jaden se estremeció. Tembló un poco, y sintió su rostro empaparse más.—Jaden, ¿acaso estás escuchando las cosas que dices?—El aludido se quedó callado. Yusei negó, no sabía qué hacer exactamente. Solo pensaba en "Jaden, Jaden, Jaden". En un incansable intento volvió a hacer fuerza para intentar subir a al castaño.—¿Cuántas personas crees que pueden resolver un problema de arquitectura como tú lo hiciste cuanto tenía el problema en mi casa? ¿Cuántas personas crees que pueden dibujar como tú? ¡¿Cuántas personas pueden si quiera tener tu disciplina para algo como tú?! ¡Tú no eres un inútil! ¡Jamás lo has sido! ¡Jamás lo serás! ¡Eres la mejor persona que he conocido en mi vida!—Gritó si saber ya que más decir. El miedo lo estaba consumiendo de a poco.—Se que... Hay veces que es difícil seguir pero... Caer no es la solución... Todos nosotros te queremos y te apoyaremos en lo que necesites, no soportaríamos perderte. Yo no soportaría perderte Jaden... Por favor, no te dejes caer. No sé qué haría sin ti...—bajó la cabeza como última obvios, no sabía qué hacer más hacer ya. No iba a soltar ese agarre. Pero francamente, sus manos empezaban a resbalarse por el intenso sudor que desprendía por el esfuerzo. Solo era cuestión de tiempo, antes que el deseo de caer se hiciera realidad.
Y el fuerte agarre fue sentido por el brazo de Yusei, ahora, eran un equipo. Jaden había agarrado al brazo del peli negro para decirle "está bien, subiré contigo". Con la yudo de Jaden, ahora todo se hacía 10 veces más sencillo.
Durante el trayecto del castaño a la seguridad pasó algo crítico. Apenas se llegó al borde del techo, una teja falló. El vacío se sintió en sus pies por unos horrorosos instantes. Pero, la rápida reacción lo salvó. Yusei y sus jalones de brazo lo salvaron. Y así, con los corazones agitados y las respiraciones fuertes, sus pechos se unieron. Con miedo a que el otro desapareciera de la nada, ese, había sido de los abrazos más reconfortantes que habían sentido en sus vidas.
—Lamento mucho hacerte dejado...—dijo con voz suave una vez estuvieron algo más calmados.—de verdad que no quería dejarte pero... Mis padres querían que conociera su ciudad natal, allá... No hay señal, de ninguna forma, no tienes idea de todo lo que intenté solo para tener una sola barra de señal y llamarte... Intenté mandarte una carta física pero... No había oficina postal... Y aunque hice todo lo posible para poder avisarte...—explicó suavemente mientras palabra a palabra lo apretaba solo un poco más.—no puede hacer nada hasta hoy. Conseguí que un amigo me trajera hasta aquí. Jaden... De verdad lo lamento tanto, yo no quería hacer esto, jamás quise que esto pasara...
—No me vuelvas a dejar...—respondió Jaden mientras se fundía en el pelo negro de su amigo.—No sé qué haría sin ti...
—No te volveré a abandonar, no otra vez—dijo el peli negro.—Te lo prometo.
Ahora, más que nunca, deseaba decírselo. Ya no lo aguantaba. De verdad que si que confiaba en él. Su cabeza habló, sentenció el silencio. Pero su corazón ya había ganado la batalla. Y el suave, tenue, dulce y entendible murmuro salió de la boca del castaño hasta retumbar en los oídos ajenos.
—Me gustas Yusei—abrió los ojos. Empezó a temblar. Tenía miedo. El corazón en ese instante se disparó a latir a millón. Apretó a Yusei y se preparó para lo peor. Sintió como una enorme sonrisa se formaba en la cara del de los ojos azules.
—Tu también me gustas Jaden—dijo con voz suave y firme. De repente, agarró los hombros del castaño e hizo que quedara en frente suyo.—Yo te amo Jaden...—con esa paneras y sin dejarlo responder siquiera le beso. Directamente en aquellos cálidos y deseables labios. El aludido por su parte solo se limitó a cerrar los ojos y seguirle el juego sin ninguna objeción. Lo amaba después de todos.
Desde la ventana, unos ojos amarillos los miraban, tenía la mirada afilada y fija en el peli negro, con teléfono en mano y listo para llamar a una ambulancia. La verdad no confiaba tanto en el, pero Jaden si, así que lo tendría más que vigilado y le haría pagar por haberle hecho esperar al castaño durante tanto tiempo sin señales de vida.
—Más te vale no romper con tu promesa, Yusei Fudo.—murmuró para sus adentros mientras se retenían a de allí y dejaba el teléfono fijo en el lugar de siempre.
Quizás, al final, caer si haya sido la solución.